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Biblioteca Teosófica
¿Es la Teosofía una Religión?
H.P. BLAVATSKY
¿Es la Teosofía una Religión
"La religión es la mejor armadura que un ser pueda tener, sin embargo es la peor capa." —Bunyan
No es una hipérbole decir que jamás existió, por lo menos durante este siglo, un movimiento social o religioso, tan terriblemente o mejor dicho, tan absurdamente mal comprendido o tergiversado como la Teosofía; ya sea que se considere teóricamente como código ético o prácticamente en su expresión objetiva: la Sociedad Teosófica.
Año tras año y día tras día, nuestros oficiales y miembros tuvieron que interrumpir e impugnar, de manera más o menos enfática, a las personas que hablaban acerca de la teosofía como si fuera una «religión» y de la Sociedad Teosófica como si fuera una suerte de iglesia o ente religioso. ¡Lo que es aún peor, es que a menudo se menciona como si fuera una «nueva secta»! ¿Es este un prejuicio pertinaz, un error o ambos? La última hipótesis es la más probable. La gente con una mentalidad muy estrecha y notoriamente inicua, aún necesita un pretexto plausible para encontrar un blanco hacia el cual dirigir sus observaciones poco caritativas y sus calumnias expresadas inocentemente. Para tal propósito, ¿cuál blanco es más sólido y conveniente que un «ismo» o una «secta»? A la gran mayoría no le gustaría ser desengañada, obligándola, finalmente, a aceptar el hecho de que la teosofía no es ni una «religión» ni una «secta.» El nombre colinda con sus ideas distorsionadas y fingen no saber que es inadecuado. Sin embargo, existen otras personas, más o menos simpatizantes, que están sinceramente influenciadas por la misma ilusión. A éstas les decimos: seguramente, hasta la fecha, el mundo ya ha sufrido suficientemente bajo la acción de factores capaces de aletargar el intelecto: los credos dogmáticos ¡para que les inflijamos una nueva forma de fe! Un número muy nutrido de individuos lleva puesta su fe según las palabras de Shakespeare: «como la moda de un sombrero,» cambiándolo siempre «en la próxima estación.» Además la verdadera razón de ser de la Sociedad Teosófica consistía, desde sus albores, en una protesta estentórea y en una batalla abierta contra el dogma o cualquier creencia basada en la fe ciega.
Podrá parecer extraño y paradójico, sin embargo es verdadero decir que, hasta la fecha, los trabajadores más expertos en la teosofía práctica y sus miembros más devotos, se han reclutado de los rangos de los agnósticos y aún de los materialistas. Jamás se encontrará a un sincero y genuino buscador de la verdad entre los creyentes fanáticos en la «Palabra Divina,» cualquiera que sea su procedencia: Alá, Brahma, Jehová o sus respectivos Corán, Purana y Biblia; ya que «la Fe no es el fruto de la razón, sino de su reposo.»
Aquel que cree en su religión por fe considerará, aquella ajena, como una mentira, odiándola en virtud de esa misma fe. Además, a menos que se supedite la razón y se cieguen completamente nuestras percepciones de cualquier cosa que salga de nuestra fe particular, ésta última no es fe del todo; sino una creencia temporal, la ilusión bajo la cual trabajamos en algún momento particular. Además, recurriendo a la definición perspicaz de Coleridge: «la fe sin principios es simplemente una frase lisonjera que encierra un dogmatismo obstinado o unas sensaciones corporales fanáticas.»
Entonces, ¿qué es la Teosofía? y ¿cómo podríamos definirla en su presentación más reciente en la parte final del siglo XIX?
Nosotros decimos que la Teosofía no es una Religión.
Sin embargo, como todo el mundo sabe, el público en general ha empezado a considerar como «Teosofía» ciertas creencias filosóficas, religiosas y científicas, que en los últimos años han sido estrechamente asociadas con ella. Además, sentimos decir que los Fundadores, según cuya declaración: la Teosofía no es una Religión, son los que han presentado, explicado y defendido estas creencias. Por lo tanto nos preguntan: ¿Cuál es la explicación de
esta contradicción aparente? ¿Cómo es posible que un cierto acopio de creencias y enseñanzas, en realidad una doctrina elaborada, pueda etiquetarse como «Teosofía» y que nueve décimos de los miembros de la Sociedad Teosófica la acepte tácitamente si la Teosofía no es una Religión?
La presente protesta se propone elucidar estos puntos.
En primer lugar, quizá sea preciso decir que la afirmación según la cual: «la Teosofía no es una Religión,» no excluye, en lo más mínimo, el hecho de que la «Teosofía es la Religión» misma. Según el verdadero y único significado correcto del término, una religión es un vínculo que une a los seres humanos entre ellos y no un conjunto particular de dogmas y creencias. Ahora bien, esencialmente, la Religión, en su acepción más amplia, es lo que vincula, en un gran entero único, no sólo a todo el género humano; sino a todos los seres y las cosas en el Universo. Esta es nuestra definición teosófica de religión; sin embargo, la misma definición cambia con cada credo y país y no hay dos cristianos que la consideren de manera análoga. Esto se constata en más de un eminente autor. En efecto, Carlyle definió la Religión Protestante de sus días con un discernimiento altamente profético, expresando un sentimiento que actualmente está en continuo ascenso:
Por lo general, es un sentimiento sabio y prudente que estriba en el mero cálculo, una cuestión de conveniencia y de utilidad, que hoy se refleja en todas las demás y mediante la cual una diminuta cantidad de goce terrenal, puede trocarse por una porción mucho más amplia y de placer celestial. Así, aún la religión es provechosa, un trabajo con fines lucrativos, no es reverencia; sino esperanza o pavores vulgares.
A su vez, la señora Stowe, ya sea consciente o inconscientemente, daba la impresión de pensar en el Catolicismo Romano en lugar del Protestantismo, cuando, hablando de su heroina, dijo:
Ella consideraba la religión como un boleto (con el exacto número de indulgencias compradas y sufragadas), el cual, una vez adquirido y colocado cómodamente en la cartera, debe presentarse en la puerta celestial, asegurándose así la admisión al paraíso […]
Sin embargo, los Teósofos, (aquellos auténticos), que no aceptan ninguna mediación por terceros, ninguna salvación a través del derramamiento de sangre inocente y ni pensarían «trabajar con fines lucrativos» en la religión Universal Una, podrán concurrir y aceptar en su integridad, sólo la definición de Miller, el cual la describe de forma verdadera y teosófica mostrando que:
La verdadera Religión es siempre suave, propicia y humilde; No asume el rol de tirana y no planta ninguna fe en la sangre, Ni las ruedas de su carro conllevan destrucción; Sino más bien, se inclina para refinar, socorrer y remediar, Y erige su grandeza sobre el bien de todos.
Esta es una correcta definición de lo que es, o debería ser, la verdadera teosofía. (Entre los credos, sólo el Buddhismo es una filosofía que une verdaderamente el corazón y los seres humanos; ya que no es una religión dogmática.). Bajo este punto de vista y considerando que es el deber y la tarea de cada teósofo genuino, aceptar y actualizar estos principios, podemos decir que la Teosofía es Religión y la Sociedad—su Iglesia Universal Unica— el Templo de la Sabiduría de Salomón1 para cuya construcción «no se necesitó martillo ni hacha y durante su erección no se oyó en la casa ningún ruido de utensilios de hierro» (Reyes, vi). Ya que «este templo» no es el fruto de ningún trabajo manual humano, ni se edifica en ninguna localidad terrenal; sino que se eleva sólo en el santuario del corazón humano, el único sitio donde reina el alma despierta.
Por lo tanto, la Teosofía no es una Religión; sino la Religión misma, el único vínculo de unidad que es tan universal y omnímodo que no puede omitir de su luz a ningún ser humano y a ningún fragmento: desde los dioses y los mortales, hasta los animales, la hoja de hierba y el átomo. Por lo tanto, cualquier organización o conjunto con ese nombre debe necesariamente, ser una Hermandad Universal.
Si no fuese así, la Teosofía sería simplemente una palabra añadida a la constelación de otras muy altisonantes, pretenciosas y vacuas. Desde un punto de vista filosófico, la Teosofía es, al ponerse en práctica, el alambique del alquimista medioeval. Transmuta el metal, aparentemente burdo de cada credo ritualístico y dogmático, (Cristianismo incluso), en el oro del hecho y de la verdad, produciendo entonces una panacea universal para los males de la humanidad. Esta es la razón por la cual, a nadie que solicite su admisión en la Sociedad Teosófica, se le pregunta a cuál religión pertenece, ni cuáles son sus opiniones acerca de la divinidad. Estas son su propiedad privada y no tienen ninguna atingencia con la Sociedad; ya que el cristiano o el pagano, el judío o el gentil, el agnóstico o el materialista o aún el ateo, pueden practicar la Teosofía siempre que ninguno de ellos sea un fanático radical refractario en reconocer, como hermano o hermana, a cada ser que no comparta su credo o creencia particular. El Conde Leon N. Tolstoy no cree en la Biblia, en la Iglesia y ni en la divinidad de Cristo; sin embargo, ningún cristiano lo eclipsa en la realización práctica de los principios que, según se afirma, fueron predicados en la Montaña. Estos principios son aquellos de la Teosofía, no porque el Cristo Cristiano los expresó, sino por ser éticas universales predicadas por Buddha, Confucio, Krishna y todos los grandes sabios, millares de años antes de la recopilación del Sermón de la Montaña. Por lo tanto, una vez que vivimos en armonía con este tipo de teosofía, ésta se convierte, en realidad, en una panacea universal; ya que sana las heridas infligidas por las burdas asperezas de los «ismos» eclesiásticos en el alma sensible de cada ser naturalmente religioso. ¿Cuántos de ellos, catapultados fuera de la estrecha área de la creencia ciega y caídos en los rangos del escepticismo árido por la reacción impulsiva de la decepción, han sido llevados otra vez a nutrir una aspiración esperanzadora, simplemente uniéndose a nuestra Hermandad, no obstante su imperfección?
Si a fin de equilibrar el asunto, se nos recuerda que diversos miembros prominentes han dejado la Sociedad, decepcionados de la teosofía, como les aconteció en otras asociaciones, esto no puede desanimarnos ni mínimamente; ya que, en los albores de las actividades de la Sociedad Teosófica, sólo en rarísimas excepciones se alejaron porque discernieron que en la Organización General no se practicaba el misticismo como según ellos lo entendían; o porque «los líderes carecían de Espiritualidad, eran antiteosóficos y por lo tanto infieles a las reglas»; mientras que la mayoría de ellos abandonó la Sociedad debido a su apatía o presunción, considerándose una iglesia y un dogma infalible en sí mismos. Además, algunos se distanciaron valiéndose de pretextos muy superficiales según los cuales: «nuestras revistas trataban al Cristianismo (más bien al Cristianismo fanático o postizo) de manera demasiado cáustica, ¡cómo si reserváramos un mejor tratamiento o amparáramos, las otras religiones fanáticas! Por lo tanto, todos los que se fueron hicieron bien y nunca los hemos lamentado.
Además, debemos agregar que: el número de las personas que se fueron es incomparable con el de las que encontraron en la Teosofía todo lo que esperaban hallar. Si estudiamos seriamente sus doctrinas, éstas estimulan los poderes razonadores y despiertan el ser interior en el hombre animal, evocando en nosotros todo poder, hasta la fecha latente y también la percepción de lo verdadero y de lo real, en lugar de lo falso y de lo irreal. La Teosofía científica, versada en la hermenéutica del simbolismo perspicaz de las edades, descorre firmemente el espeso velo de la interpretación literal con el cual se encubrían todas las antiguas escrituras religiosas y revela, al escarnecedor de la antigua sabiduría, el origen de las fes y ciencias del mundo. Abre nuevos panoramas más allá de los antiguos horizontes de las fes cristalizadas, inmóviles y déspotas, transmutando la creencia ciega en un conocimiento razonado basado en leyes matemáticas, la única ciencia exacta y le demuestra, recurriendo a aspectos más profundos y filosóficos, la existencia de lo que él había abandonado desde hace mucho tiempo, considerándolo como una fábula y rehusándolo por la cristalización de su forma literal. A todo hombre o mujer de cualquier nivel social, cultural e intelectual, le imparte un objetivo claro y bien definido, un ideal por el cual vivir. La Teosofía práctica no es una Ciencia, sin embargo, abraza toda ciencia en la vida moral y física. En pocas palabras, podríamos considerarla como el «entrenador» universal, un preceptor de un conocimiento y experiencia globales, con una erudición que no sólo asiste y guía a sus alumnos hacia un examen exitoso en vista de cada servicio científico y moral en la vida terrenal; sino que les equipa para las vidas futuras si sólo estudiasen el universo y sus misterios en sí mismos, sin examinarlos a través de los cristales de la ciencia y de las religiones ortodoxas.
Que ningún lector interprete erróneamente tales declaraciones. Esta omniciencia se proclama en favor de la Teosofía misma y de ningún miembro individual de la Sociedad o aún Teósofo. No se debe confundir el binomio: Teosofía y Sociedad Teosófica, la primera es el recipiente el cual contiene la segunda, la olla podrida. La Teosofía, como ideal, es la Sabiduría divina, la perfección misma, mientras la Sociedad Teosófica es una pobre cosa imperfecta que trata de caminar bajo, si no dentro, de la sombra que la Teosofía refleja en la tierra. Ningún ser humano es perfecto, entonces ¿por qué deberíamos esperar que algún miembro de la Sociedad Teosófica sea un modelo de toda virtud humana? ¿Y por qué se debería criticar y culpar a la organización entera por las limitaciones, tanto reales como imaginarias, de algunos de sus «Miembros» o aún de sus Líderes? Jamás la Sociedad, como asociación concreta, ni ninguno de sus miembros, fueron exentos de culpas o pecados; ya que errar es humano. Por lo tanto, se debería más bien culpar a estos miembros, la mayoría de los cuales no están guiados por la teosofía, que es el alma de la Sociedad Teosófica, mientras esta última es su cuerpo burdo e imperfecto. Por lo tanto, antes de que estos Salomones modernos, dispuestos a sentarse en el Asiento del Juicio y a dictaminar acerca de lo que ignoran,
denigren la teosofía o a algún teósofo, les invitamos a familiarizarse primero con ambos, en lugar de llamar, ignorantemente, a la primera una «profusión abigarrada de creencias insensatas» y la segunda una «secta de embusteros y lunáticos.»
No obstante todo esto, los amigos y los enemigos de la Teosofía hablan de ella como si fuera una religión, cuando no la definen como una secta. Veamos cómo, las particulares creencias, que con el tiempo se han asociado a la Teosofía, alcanzaron tal posición y cómo es que les corresponde, de buen derecho, al punto que ninguno de los líderes de la Sociedad homóloga, jamás pensó en desconocer sus doctrinas.
Hemos dicho que creemos en la unidad absoluta de la naturaleza. La unidad implica la posibilidad, para un ente de un plano, de entrar en contacto con otro ente sobre otro plano o procedente de otro plano. Esta es nuestra creencia.
La Doctrina Secreta, recientemente publicada, mostrará cuales eran las ideas de toda la antigüedad en lo que atañe a los instructores primitivos de la primera humanidad y de sus tres razas anteriores. El génesis de esa Religión- Sabiduría, en el cual todos los teósofos creen, se remonta a ese período. El origen de lo que llamamos «Ocultismo» o más bien Ciencia Esotérica, debe reconducirse a esos Seres que, guiados por el Karma, se han encarnado en nuestra humanidad, impartiendo la tónica de tal Ciencia secreta que, desde entonces, en cada edad, innumerables generaciones de adeptos subsiguientes han ampliado, mientras verificaban sus doctrinas recurriendo a la observación y a la experiencia personal. El conjunto de este conocimiento, que ningún ser humano es capaz de poseer en su totalidad, constituye lo que hoy llamamos Teosofía o «conocimiento divino.» Seres de otros mundos más elevados podrían ser los depositarios de su versión integral, sin embargo, nosotros, lo somos sólo de aquella parcial.
Por lo tanto, la unidad del todo en el universo implica y justifica nuestra creencia en la existencia de un conocimiento al mismo tiempo: científico, filosófico y religioso, que muestra la necesidad y la realidad de la conexión recíproca entre el ser humano y todas las cosas en el universo. Desde luego, tal conocimiento se convierte, esencialmente, en Religión y se le debe llamar en su integridad y universalidad, con el nombre distintivo de Religión-Sabiduría.
Esta Religión-Sabiduría es la fuente de la cual emanan todas las variadas y (erróneamente llamadas) «Religiones» individuales, las cuales, a su turno, forman retoños, ramas y también todos los credos menores, cuyas bases y orígenes descansaban en alguna experiencia personal en psicología. Cada una de estas religiones o ramas religiosas, ya sea considerada ortodoxa y herética, sabia o insensata, empezó, originalmente, de la Fuente Madre como un flujo claro y prístino. El hecho de que, con el tiempo, cada una fue desvirtuada por las especulaciones y aún las invenciones puramente humanas por fines de lucro, no refuta el origen inmaculado de todas. Existen ciertos credos que no deberíamos llamar religiones en cuanto están constelados del elemento humano que los ha hecho irreconocibles; mientras otros recién empiezan a mostrar las primeras señales de decaimiento. Ninguno se ha sustraído a la mano del tiempo. Sin embargo, cada uno de ellos es de origen divino; ya que procede de una fuente natural y verdadera. Lo anterior vale para el Mazdeismo, el Brahmanismo, el Buddhismo y el Cristianismo. Los dogmas y el elemento humano de éste último han conducido, directamente, al espiritismo moderno.
Obviamente, se provocaría una subversión por ambos lados si dijéramos que el Espiritismo moderno en sí, desintoxicado de las especulaciones desatinadas, basadas en las declaraciones de dos jovencitas y sus desconfiables «Espíritus» es, sin embargo, mucho más filosófico que cualquier dogma eclesiástico. Ahora, el Espiritismo Carnalizado está segando su Karma. Sus primeras innovadoras: «las dos jovencitas» de Rochester, la Meca del Espiritismo moderno, han crecido y han alcanzado la ancianidad desde que produjeron sus primeros golpes, abriendo completamente las puertas entre este mundo y el otro. Su atestación «inocente» originó y orquestó el esquema elaborado de una «Tierra Estival» (Summer-land), poblada de «Espíritus» astrales activos, siempre al borde entre su «Tierra Silenciosa» y la nuestra petulante y gárrula. Ahora, las dos Mahomas femeninas del Espiritismo moderno, han negado sus propias teorías, traicionando la «filosofía» que crearon y desertando a las filas enemigas. Expusieron y denunciaron el Espiritismo práctico como el engaño de las edades. Los espiritistas, (salvo algunas nobles excepciones), se han regocijado y se han reunido con nuestros enemigos y detractores, cuando éstos, que jamás habían sido Teósofos, nos traicionaron, mostrando su débil naturaleza al acusar a los Fundadores de la Sociedad Teosófica como impostores y embusteros. ¿Deberían, los Teósofos, a su vez reirse, ahora que las «reveladoras» originales del Espiritismo se han tornado en sus «denigradoras»? ¡Jamás! Ya que los fenómenos espiritistas son hechos y la traición perpetrada por las «chicas Fox,» simplemente nos hace sentir lástima hacia todos los mediums y avala, ante el mundo entero, nuestra declaración constante según la cual, ninguno es confiable entre ellos. Ningún teósofo auténtico se burlará jamás o aún menos se regocijaría de la derrota ajena, ni siquiera de un oponente, simplemente porque:
Tanto hoy como siempre, sabemos que seres de otros mundos más elevados se confabulaban con algunos mortales electos; aunque actualmente, esto se haya convertido en algo más atípico que en la antigüedad ya que la humanidad, en cada generación más civilizada, se degrada en cada aspecto.
Quizá, un día la Teosofía pronuncie la última palabra sobre el Espiritismo y los «Espíritus» que aún no ha proferido; debido, en realidad, a la concitación de todos los espiritistas europeos y americanos contra las primeras frases que contradecían la idea de que toda inteligencia comunicadora fuera, necesariamente, el Espíritu de algún ex-mortal de esta tierra. Entretanto, una humilde servidora de la teosofía, la editora, declara, una vez más, su creencia en Seres más grandiosos, más sabios y más nobles que algún Dios personal, los cuales trascienden cualquier «Espíritu de muertos,» Santos y Angeles alados, quienes, sin embargo, en cada edad, se dignan a inspirar, ocasionalmente, a unos pocos sensitivos, a menudo totalmente desvinculados de la Iglesia, del Espiritismo o aún de la Teosofía. Por lo tanto, la editora, creyendo en Seres Espirituales elevados y santos, debe también creer en la existencia de su antítesis: «espíritus» inferiores, buenos, malos e indiferentes. Entonces, cree en el espiritismo y en sus fenómenos, algunos de los cuales le provocan una profunda repulsión.
Esto lo presentamos como una observación casual y un escarceo, con el fin de mostrar que la Teosofía incluye al Espiritismo, como debería ser y no como es, entre sus ciencias que estriban en el conocimiento y la experiencia de inconmensurables edades. No existe religión digna de tal nombre cuyo origen no se remonte a estas visitas de Seres de planos superiores.
Esta es la manera en la cual nacieron todas las religiones prehistóricas e históricas: Mazdeismo, Brahmanismo, Buddhismo, Cristianismo, Judaismo, Gnosticismo y Mahometanismo, en pocas palabras, cada «ismo» más o menos exitoso. Todos son verídicos en su esencia y falsos en su aspecto superficial. El Revelador, el artista quien imprimió una porción de la Verdad en el cerebro del Vidente, era siempre un artista auténtico que divulgaba verdades genuinas, sin embargo, el instrumento resultó ser siempre y sólo un ser humano. Inviten a Rubenstein y pídanle que toque una sonata de Beethoven en un piano dejado a sus propios recursos: desafinado, con la mitad del teclado en parálisis crónica y las cuerdas sueltas y vean si, no obstante el genio del artista, podrán reconocer la sonata. La moraleja de la fábula es que un ser humano, ya sea el medium o el vidente más grande, es simplemente un hombre, quien, dejado a sus recursos y especulaciones, debe estar en disonancia con la verdad absoluta aun cuando recoja algunos de sus fragmentos. Desde luego, el Hombre es meramente un Angel caído, un dios en su interior, sin embargo, teniendo un cerebro animal en su cabeza y compartiendo la compañía de otros hombres en la tierra, está más sujeto al frío y a los vapores del vino, que a la recepción exacta de las revelaciones divinas.
De aquí derivan los dogmas policromos de las iglesias, también las llamadas mil y una «filosofías» (algunas contradictorias, teorías teosóficas incluidas), las misceláneas «Ciencias» y esquemas, Espiritual, Mental, Cristiano, Secular, el sectarismo y el fanatismo y, especialmente, la vanidad personal y la presunción de casi todo «Innovador» desde las edades medioevales. Cada uno de ellos ha oscurecido y ocultado la verdadera existencia de la Verdad, la raíz común de todas. Quizá nuestros críticos imaginen que omitimos las enseñanzas teosóficas de esta nomenclatura. Absolutamente no. Aunque las doctrinas esotéricas que la Sociedad Teosófica promulgó y todavía promulga, no son impresiones mentales o espirituales procedentes de algún «desconocido de arriba«; sino el fruto de enseñanzas que nos impartieron hombres vivientes. Aún, exceptuando lo que esos mismos Maestros de la Sabiduría dictaron y recopilaron, estas doctrinas podrían ser, en muchos casos, tan incompletas e imperfectas como cada uno de nuestros opositores lo desee. La Doctrina Secreta, obra que expone todo lo divulgable en este siglo, es un conato para presentar, de forma parcial, la base y la herencia comunes en todos los esquemas religiosos y filosóficos grandes y pequeños. Se consideró indispensable desconchar toda esta masa de concepciones erróneas y prejuicios cristalizados que ahora oculta el tronco padre de (a) todas las grandes religiones del mundo; (b) de las sectas menores y (c) de la Teosofía en su versión actual, a pesar del velo que nosotros y nuestro conocimiento limitado arrojan sobre la Verdad. La capa del error que alguna mano colocó es espesa y ya que nosotros hemos tratado personalmente de remover una parte de ésta, el esfuerzo se convirtió en el regaño incumbente contra todos los escritores teosóficos y aún la homóloga Sociedad. Nuestras tentativas de exponer el error en las revistas Theosophist y Lucifer, raramente no han sido calificadas, por nuestros amigos y lectores, como «ataques muy severos contra el cristianismo, asaltos antiteosóficos,» etc., etc. Sin embargo, éstos son muy necesarios, más bien, indispensables, si queremos sacar a relucir, por lo menos, las verdades aproximativas. Debemos presentar las cosas escuetas y, como siempre, estamos listos a sufrir por esto. Es vano prometer divulgar la verdad y luego dejarla constelada de errores debido a nuestra cobardía. Está claramente demostrado que el resultado de tal actitud sólo podría enturbiar el flujo de los hechos. Después de doce años de trabajo y lucha incesante con enemigos esparcidos sobre todo el globo terráqueo, no obstante nuestras cuatro revistas teosóficas mensuales: el Theosophist, el Path, el Lucifer y el Lotus francés, con nuestras protestas insípidas y dóciles, nuestras declaraciones tímidas, nuestra «táctica magistral de inactividad» y nuestro juego de escondite en la sombra de la metafísica monótona, simplemente han inducido a la gente a considerar seriamente a la Teosofía como una secta religiosa. Por la centésima vez nos preguntan: «¿Qué bien está haciendo la Teosofía?» y «¡Ved qué buen trabajo están llevando a cabo las Iglesias!»
Sin embargo es un hecho incontrovertible que la moralidad humana no ha dado un paso adelante y, bajo algunos puntos de vista, su condición es diez veces peor que aquella vigente en el período pagano. Además, en los últimos cincuenta años del siglo, desde que el Libre Pensamiento y la Ciencia se adelantaron sobre las iglesias, cada año las filas del cristianismo están perdiendo muchos más adherentes en las clases cultivadas, en comparación con los prosélitos que adquiere en el nivel inferior, las escorias del paganismo. Al mismo tiempo, la Teosofía ha rescatado del Materialismo y de la desesperación más profunda, a más de un individuo que la iglesia había perdido a causa del dogma, el ejercicio de la fe y de la tiranía, conduciéndolo, nuevamente, a una creencia, (basada en la lógica y la evidencia), en el Ser divino del individuo y en la inmortalidad de este último. Si se puede probar que la Teosofía rescata una persona entre las millares de las que la iglesia ha perdido, ¿no es esto un factor más positivo que todos los misioneros perdidos?
La teosofía, según declaran sus miembros y oficiales en la prensa y a viva voz, sigue líneas diametralmente opuestas a las que recorre la iglesia y rechaza los métodos de la ciencia; ya que su procedimiento inductivo puede únicamente conducir al craso materialismo. En efecto, la Teosofía afirma ser «Religión» y «Ciencia»; pues es el meollo de ambas. Por lo tanto, la Sociedad Teosófica, inducida por el amor de las dos abstracciones divinas: la religión y la ciencia teosóficas, se ha convertido en un basurero voluntario: tanto de la religión ortodoxa como de la ciencia moderna y también en el Némesis incesante de aquellos que han degradado las dos nobles verdades por propósitos y fines personales, separándolas violentamente aunque las dos sean y deban ser, una. Este artículo se propone, entre otros fines, probar esto.
El Materialista moderno insiste en la existencia de una laguna infranqueable entre las dos, apuntando que el «Conflicto entre Religión y Ciencia» ha desembocado en el triunfo de esta última y la capitulación de la primera. Sin embargo, el teósofo moderno rehusa ver cualquier laguna. Si el binomio Iglesia y Ciencia pregona que persigue la verdad y nada más que la verdad entonces, una de las dos o ambas se equivoca y acepta la mistificación por la verdad. Cualquier otro obstáculo hacia su reconciliación debe considerarse puramente ficticio. La verdad es una, aunque se busque o se persiga por dos diferentes extremos. Así, la Teosofía proclama reconciliar a las dos enemigas sentando la premisa que la religión cristiana auténtica, espiritual y primitiva es la luz de la Verdad, «la vida y la luz de la humanidad,» análogamente a las otras grandes filosofías más antiguas que la antecedieron.
Sin embargo, lo mismo vale para la auténtica luz de la ciencia. Por lo tanto, como los dogmas de una hermenéutica obnubilada por las supersticiones fruto de una elaboración superficial de las iglesias, oscurecen la religión, difícilmente esta luz podrá penetrar y conjugarse con su rayo gemelo: la ciencia, la cual está igualmente constelada de telarañas en la forma de paradojas y sofismos materialistas de la edad. Las enseñanzas de ambas son incompatibles y no podrán concordar mientras que la filosofía Religiosa y la Ciencia de la naturaleza física y externa, (que para la filosofía es falsa), insistan en la infalibilidad de sus respectivas doctrinas aleatorias. Las dos luces, dotadas de rayos de la misma extensión en la cuestión de deducciones falsas, pueden, simplemente anularse, produciendo una oscuridad aún peor. Sin embargo, es posible reconciliarlas siempre que ambas limpien sus casas; una: desembarazándose de las escorias de las edades y la otra: de la horrible excrecencia del materialismo y del ateísmo moderno. Como ambas rehusan emprender este camino, el procedimiento mejor y más meritorio es precisamente el que sólo la Teosofía puede efectuar y quiere efectuar: mostrar a los inocentes atenazados en las entrañas de las dos acechadoras, en realidad dos dragones de antaño: uno que devora los intelectos y el otro las almas humanas, que el presunto abismo es simplemente una ilusión óptica, un inmenso montón de basura que las dos enemigas erigieron como baluarte contra las recíprocas acometidas.
Por lo tanto, la teosofía demostrará que es la salvadora de la humanidad aunque se limitara a indicar y a llamar seriamente la atención mundial al hecho de que la presunta discrepancia entre la religión y la ciencia está condicionada, por un lado: por los materialistas inteligentes quienes concitan contra los absurdos dogmas humanos y por el otro: por los fanáticos ciegos y los eclesiásticos interesados, quienes, en lugar de propugnar por las almas humanas, luchan de manera encarnizada en favor de su sustento y autoridad.
Esperamos haber mostrado lo que es la Teosofía real y lo que son sus adherentes. La primera es la Ciencia divina y un código Etico tan sublime que ningún teósofo puede poner, completamente, en práctica; los otros son individuos débiles pero sinceros. Entonces, ¿por qué juzgar a la Teosofía conforme a las limitaciones personales de algún líder o miembro de sus 150 sucursales? Uno podría trabajar para ella con lo mejor de su habilidad y aún, nunca elevarse a la cumbre de su llamado y aspiración. Esta es su desdicha y jamás la culpa de la Teosofía o de la organización general. Los Fundadores de la Sociedad Teosófica no reivindican ningún mérito, salvo el de haber activado el engranaje. Si se deben juzgar, que se haga con arreglo al trabajo que han realizado y no valiéndose de lo que sus amigos puedan pensar o sus enemigos puedan decir de ellos. En un trabajo como el nuestro, no hay espacio para las personalidades y, si es necesario, todos deben estar preparados, como lo están los Fundadores, para que la carreta de Jaggennath los embista individualmente para el bien colectivo. Sólo en el lejano futuro, cuando la muerte haya puesto su mano glacial sobre los desafortunados Fundadores, terminando su actividad, se deberá pesar, en la Balanza de la Posteridad, sus respectivos méritos y deméritos, sus acciones buenas y malas y su trabajo teosófico.
Sólo cuando los dos platillos con sus contrapesos, hayan alcanzado el equilibrio y el carácter del resultado neto haya llegado a ser evidente a todos en su valor intrínseco total, entonces, la naturaleza del veredicto emitido será determinada con alguna justicia. Actualmente, exceptuando la India, estos resultados están excesivamente diseminados en la superficie terrestre y demasiado circunscritos a un puñado de individuos para que sean fácilmente juzgables. Ahora bien, estos resultados son casi imperceptibles e inaudibles entre el bullicio y el fragor que la constelación de nuestros enemigos y sus dispuestos émulos—los indiferentes, producen. Sin embargo, por pequeños que sean los resultados, si una vez se probara su positividad, aún ahora, todo ser en cuyo corazón resida el interés para el progreso moral de la humanidad, deberá su gratitud a la Teosofía. Cómo la Teosofía fue avivada y presentada al mundo por sus servidores indignos: los «Fundadores,» si su trabajo fue útil, éste debe ser su único defensor, a pesar del presente estado del saldo en las pequeñas cuentas de caja Kármica donde la «respetabilidad» social representa las entradas.
Lucifer, Noviembre de 1888 Nota
4 Cuyas 700 mujeres y 300 concubinas son, dicho sea de paso, simplemente las personificaciones de los atributos, los sentimientos, las pasiones y los varios poderes ocultos humanos. Los números cabalísticos 7 y 3 lo muestran claramente. Además, el mismo Salomón, siendo simplemente el emblema del Sol: el «Iniciado Solar» o el Cristo Sol, es una variante del «Vikarttana» hindú (el Sol), privado de sus rayos por Viswakarma, su Hierofante Iniciador, el cual remueve el fulgor áureo del candidato-Chrestos para la iniciación, coronándolo con una aureola oscura y ennegrecida: la «corona de espinas,» (Para una explicación completa, consultar La Doctrina Secreta. Salomón nunca fue un hombre viviente. Su vida y sus obras descritas en «Reyes» son una alegoría sobre las pruebas y la gloria de la Iniciación.
¿PUEDEN LOS MAESTROS SER EGOISTAS?
H.P. BLAVATSKY
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En varios escritos sobre temas ocultos, se encuentra la declaración que el altruismo es una condición imprescindible para tener éxito en ocultismo o podríamos decir, de forma más correcta, que el desarrollo de un sentimiento altruista es, en sí, la disciplina primaria que conlleva «el conocimiento que es poder», como accesorio necesario. Por lo tanto, el ocultista no trabaja para el «conocimiento» comúnmente entendido, sino que le llega por haber descorrido el velo que ocultaba el verdadero saber de su vista. La base del conocimiento existe por dondequiera, dado que el mundo fenómenico proporciona o mejor dicho, abunda con hechos, cuyas causas deben descubrirse, Nosotros vemos sólo los efectos en el mundo fenoménico; ya que cada causa en ese mundo es, en sí, el efecto de alguna otra causa y así sucesivamente. Entonces, el verdadero conocimiento consiste en penetrar en la raíz de todos los fenómenos, llegando así, a una correcta comprensión de la causa primaria, la «raíz sin raíz», que, en su turno, no es un efecto.
A fin de percibir algo correctamente, se pueden usar sólo esos sentidos o instrumentos que corresponden con la naturaleza de dicho objeto. Por lo tanto: para comprender al nóumeno, se necesita un sentido nouménico; mientras los fenómenos transitoriosson perceptibles mediante los sentidos que corresponden con la naturaleza de tales fenómenos. La Filosofía Oculta nos enseña que la única Realidad eterna es el séptimo principio, mientras los restantes, perteneciendo al impermanente «mundo de las formas», son ilusorios en el sentido que son transitorios. El radio de acción de ellos se limita al mundo fenoménico, conocible mediante los sentidos correspondientes
con la naturaleza de esos seis principios. Quedará claro que sólo el séptimo sentido, que pertenece al mundo nouménico, es capaz de comprender a la Realidad Abstracta que está en la base de todos los fenómenos. Como este séptimo principio es omnipenetrante, existe potencialmente en todos nosotros y aquél que quiere llegar al verdadero saber, debe desarrollar este sentido en sí o mejor dicho: debe descorrer los velos que le ocultan su manifestación. Todo sentido de personalidad se circunscribe sólo a estos seis principios inferiores, los cuales se relacionan, únicamente, con el «mundo de las formas.» Por lo tanto, el verdadero «conocimiento» es obtenible sólo desgarrando todas las cortinas de Maya que el sentido de personalidad interpuso ante el Atma impersonal. Sólo en esa personalidad se centra el egoísmo o mejor dicho: el egoísmo crea la personalidad y viceversa; ya que ambos actúan y repercuten mutuamente. El egoísmo es ese sentimiento que busca la exaltación de la propia personalidad egoísta, excluyendo a los demás. Por lo tanto: si el egoísmo nos limita en personalidades estrechas, es imposible alcanzar el conocimiento absoluto sin haberse liberado del egoísmo. Sin embargo, mientras que vivimos en este mundo fenoménico, no podemos estar completamente exentos de algún sentido personal, a pesar de lo elevado que ese sentimiento pueda ser, es decir: que no deba quedar ningún sentimiento de exaltación o ambición personales. Nuestra constitución y estado evolutivo nos colocan en el «Mundo de la Relatividad»; pero cuando discernamos que la impersonalidad y la no-dualidad es el fin último de la evolución cósmica, deberemos esforzarnos para trabajar con la naturaleza, sin oponernos a su impulso inherente, que al final debe imponerse. Antagonizarlo implica el sufrimiento; ya que una fuerza más débil en su egoísmo, trata de oponerse a una ley universal.
Todo lo que el ocultista hace, es acelerar este proceso, permitiendo a su Voluntad actuar al unísono con la Voluntad Cósmica o la Mente del Demiurgo. Esto es factible mediante el control exitoso del conato vano de la personalidad de imponerse, contrastando la Voluntad Cósmica. Dado que el Mahatma es simplemente un ocultista adelantado, que hasta la fecha ha controlado su «yo» inferior, avasallándolo, de forma más o menos completa, al impulso Cósmico, en la naturaleza de las cosas le es imposible actuar egoístamente. Tan pronto como deja que el «yo personal» se imponga, cesa de ser un Mahatma.
Por lo tanto: los que, aún enmarañados en la madeja de los sentidos engañadores de la personalidad, acusan a los Mahatmas de ser «egoístas» por detener el «conocimiento», no saben de lo que están hablando. La Ley de evolución Cósmica opera constantemente para alcanzar su propósito de la unidad última y para transportar el plano fenoménico en el nouménico; además: los Mahatmas, que están en relación con tal plano, dan su asistencia para que dicho propósito se realice. Entonces, ellos son los que saben muy bien cuál conocimiento es mejor para la humanidad en un particular estado de su evolución y nadie más es competente para juzgar este asunto; ya que sólo ellos tienen el conocimiento básico para poder determinar el curso correcto y ejercer el discernimiento adecuado.
Por lo tanto, cuando nosotros, que aun estamos luchando en la telaraña de los sentidos ilusorios, queremos dictar cuál conocimiento los Mahatmas deberían impartirnos y cómo deberían actuar, es como si un chamaco de la calle presumiera enseñar la ciencia al profesor Huxley o la política a Gladstone.
Es evidente que, tan pronto como el sentido más leve de egoísmo trata de imponerse, la visión del sentido espiritual, que es la única percepción del Mahatma, se opaca y él pierde el «poder» que sólo el «conocimiento» abstracto puede entregar.
Por eso hay que ejercer un control constante de la «Voluntad» para prevenir que nuestra naturaleza inferior aflore, como acontece en nuestro estado actual no desarrollado. Por lo tanto, la condición esencial con que el estudiante debe empezar, es un extremo esfuerzo activo y no la pasividad. En primer lugar: su actividad se dirigirá a tener en jaque a la influencia antagónica del «yo inferior»; una vez realizado esto, su Voluntad libre de fluir y centrada en su «yo» superior (real), sigue trabajando de forma muy eficiente y activa al unísono con la ideación cósmica en la «Mente Divina.»
Publicado en “The Theosophist” de Agosto 1884
¿QUE ES LA TEOSOFIA?
H.P. BLAVATSKY
(What is Theosophy?, The Theosophist, oct. 1879) [Artículo por H. P. Blavatsky]
Esta pregunta es tan consuetudinaria y las ideas erróneas al respecto son tan prevalecientes, que los editores de una revista dedicada a la divulgación de la Teosofía en el mundo serían negligentes, si en el primer número publicado, no consideraran estas cuestiones. Sin embargo, el título implica dos interrogantes más, a las cuales contestaremos debidamente, éstas son: ¿Qué es la Sociedad Teosófica? y ¿Qué son los Teósofos?
Según los lexicógrafos: al término theosophia lo componen dos palabras griegas: theos, «dios» y sophos, «sabio.» Hasta aquí está correcto. Sin embargo, las siguientes explicaciones distan mucho de impartir una idea clara de la Teosofía. Webster la define de manera muy original como: «una presunta relación con Dios y los espíritus superiores, permitiendo, entonces, el alcance del conocimiento superhumano mediante procesos físicos, véase las operaciones teúrgicas de algunos antiguos platónicos o los procesos químicos de los filósofos del fuego alemanes.»
Esta es, en pocas palabras, una explicación insuficiente e impertinente. Atribuir tales ideas a seres como Ammonius Saccas, Plotino, Jamblico, Porfirio y Proclo, implica una interpretación errónea intencional o la ignorancia de Webster en lo que concierne a la filosofía y a los motivos de los genios más grandes de la Escuela alejandrina más reciente. Al achacar un propósito de desarrollar sus percepciones psicológicas y espirituales mediante «procesos físicos,» a aquellos que, tanto sus contemporáneos como la posteridad, definieron «theodidaktoi,» instruídos por dios, implica considerarlos unos materialistas. En lo que concierne al golpe final asestado a los filósofos del fuego, ésto rebota de ellos para repercutir entre nuestros científicos más eminentes, aquellos en cuyas bocas el Reverendo James Martineau coloca la siguiente frase jactanciosa: «todo lo que queremos es la materia, danos exclusivamente átomos y explicaremos el universo.»
La siguiente definición de Vaughan es mejor y más filosófica: «Un Teósofo es aquel que presenta una teoría de Dios o de las obras de Dios, destituida de revelación, en cuanto estriba en una inspiración propia.» Según este punto de vista, cada gran pensador y filósofo, especialmente todo fundador de una nueva religión, escuela de filosofía o secta es, necesariamente, un Teósofo. Por lo tanto, el binomio Teosofía y Teósofos existió desde que la primera vislumbre de pensamiento incipiente indujo al ser humano a buscar, instintivamente, los medios para expresar sus opiniones independientes.
Los Teósofos anteceden a la era cristiana, a pesar de que los escritores cristianos atribuyen el desarrollo del sistema teosófico Ecléctico al primer período del tercer siglo de su Era. Diógenes Laetius hace remontar la Teosofía a una época anterior a la dinastía de los Ptolomeos y menciona como su fundador a un Hierofante egipcio llamado Pot-Amum, patronímico copto que significa un sacerdote consagrado a Amun, el dios de la Sabiduría. Sin embargo, la historia muestra que, Ammonius Saccas, el fundador de la escuela neoplatónica, fue el revividor de la Teosofía. El y sus discípulos se denominaron «Philalethian,» amantes de la verdad, mientras otros los llamaban «Analogistas,» debido a su método interpretativo empleado en todas las leyendas sagradas, los mitos y los misterios simbólicos, el cual se basaba en la analogía y la correspondencia. Por lo tanto, los eventos ocurridos en el mundo externo los consideraban como la expresión de las operaciones y de las experiencias del alma humana. Ammonius se proponía reconciliar todas las sectas, la gente y las naciones bajo una fe común: una creencia en un Poder Supremo, Eterno, Incognoscible e Innominado, que gobernaba el Universo por medio de leyes inmutables y eternas. Su objetivo consistía en probar un sistema teosófico primitivo que, en sus albores, era esencialmente similar en todos los países, inducir a cada ser a abandonar sus altercados y disputas, uniéndose en propósito y pensamiento como los niños de una misma madre y purificar las antiguas religiones, paulatinamente corrompidas y opacadas por la escoria del elemento humano, ensamblándolas y explicándolas recurriendo a principios puramente filosóficos. Por lo tanto, en la Escuela Teosófica Ecléctica, se enseñaban los sistemas buddhistas, vedánticos, de los magos o zoroastrianos, en concomitancia con todas las filosofías griegas, razón por la cual entre los antiguos teósofos alejandrinos se denotan las características, preeminentemente buddhistas e hindúes, del respeto hacia los padres y los ancianos, un cariño fraterno para toda la raza humana y aún un sentimiento compasivo en favor de todos los animales. Ammonius, mientras trataba de establecer un sistema de disciplina moral que infundiera en la gente el deber de vivir conforme a las leyes de sus respectivos países, fomentando sus mentes mediante la búsqueda y la contemplación de la Verdad Absoluta única, su objetivo principal, que según creía, hubiera facilitado el alcance de los demás, consistía en educir, de las varias enseñanzas religiosas, como de un instrumento multicuerda, una completa armonía melodiosa que resonara en cada corazón amante de la verdad.
Por lo tanto, la Teosofía es la arcaica Religión-Sabiduría, la doctrina esotérica un tiempo familiar en todo país antiguo considerado civil. Según nos muestran todas las escrituras antiguas, esta «Sabiduría» era una emanación del Principio divino cuya clara comprensión está representada en nombres como el hindú Buddh, el babilonio Nebo, el egipcio Thoth, el griego Hermes y también en los patronímicos de algunas diosas: Metis, Neitha, Atena, la Sophia gnóstica y finalmente los Vedas, cuyo nombre deriva del verbo «conocer.» Todos los antiguos filósofos orientales y occidentales, los hierofantes egipcios, los rishis de Aryavarta y los theodidaktoi griegos incluían, bajo esta designación, el conocimiento completo de las cosas ocultas y esencialmente divinas. Al Mercavah de los Rabinos judíos, las series seculares y populares, se le designaba simplemente como el vehículo, el recipiente externo que contenía el conocimiento esotérico. Los Magos de Zoroastro recibían su instrucción e iniciación en las cuevas y en las logias secretas de Bactria, los hierofantes egipcios y griegos tenían sus apporrheta o discursos secretos durante los cuales el Mysta llegaba a ser un Epopta: un Vidente.
Según la idea central de la Teosofía Ecléctica: existe una única Esencia Suprema, Desconocida e Incognoscible. Desde luego: «¿cómo puede uno conocer al conocedor?» pregunta el Brihadaranyaka Upanishad. Tres aspectos distintos caracterizaban el sistema de la Teosofía Ecléctica: la teoría de la Esencia susodicha, la doctrina del alma humana, una emanación de la primera, compartiendo con ella la misma naturaleza y su teurgia, ciencia que ha contribuido, en nuestra era de ciencia materialista, a la interpretación tan errónea de los neoplatónicos. La teurgia es, esencialmente, el arte de aplicar los poderes divinos humanos a fin de subordinar las fuerzas ciegas de la naturaleza; por lo tanto, sus devotos fueron objeto de burla, tildándolos, en primer lugar, de magos, una distorsión del término «Magh» que significa sabio o erudito. Los escépticos del siglo pasado se hubieran equivocado de manera análoga si hubiesen escarnecido la idea de un fonógrafo o de un telégrafo. Por lo general, los seres ridiculizados y motejados como «infieles» de una generación, se convierten en los sabios y los santos de la siguiente.
En lo que concierne a la esencia Divina y a la naturaleza del alma y del espíritu, la creencia de la Teosofía moderna corresponde a la creencia de la Teosofía de antaño. El Diu popular de las naciones arianas era idéntico al Iao caldeo, hasta al Júpiter del romano menos erudito y filosófico, al Jahve de los samaritanos, al Tiu o «Tiusco» de los nórdicos, al Duw de los bretaños
y a Zeus de los tracios. En lo que atañe a la Esencia Absoluta, el Uno y el todo, ésta nos conducirá al mismo resultado ya que se acepte, al respecto, la filosofía pitagórica griega, caldea cabalística o la ariana. La Mónada Primordial del sistema pitagórico, la cual se retira a la oscuridad y es Oscuridad (para el intelecto humano), constituye el cimiento de todas las cosas; idea ésta que es posible encontrar en los sistemas filosóficos de Leibnitz y Spinoza en su integridad. Por lo tanto, si un teósofo concuerda con cualquiera de los siguientes conceptos, éstos nos pueden conducir a la Teosofía pura y absoluta. Nombraremos la Cábala que, hablando de En-Soph, somete la interrogante: ¿quién puede comprenderlo dado que es informe e Inexistente?» Incluiremos el magnífico himno del Rig Veda (número 129, Libro 10):
«¿Quién sabe de donde emergió esta gran creación? Si su voluntad la creó o se quedó silenciosa. El lo sabe o tal vez, tampoco El lo sepa.»
Mencionaremos la concepción vedántica de Brahma, cuya representación en los Upanishads es «sin vida, sin mente, puro» e inconsciente, ya que Brahma es «Conciencia Absoluta» y, al final, citaremos los Svabhâvikas de Nepal según los cuales hay únicamente «Svabhâvâta» (substancia o naturaleza) que existe por sí sola sin ningún creador. Esta es la Teosofía que instó a hombres como Hegel, Fichte y Spinoza a estudiar las obras de los antiguos filósofos griegos y a especular sobre la Substancia Unica, la Deidad, el Todo Divino procedente de la Sabiduría Divina que toda filosofía moderna o religiosa consideró incomprensible, desconocido e innominado, excepción hecha por el cristianismo y el mahometismo. Entonces, cada teósofo, ateniéndose a una teoría de la Deidad “desprovista de revelación y cuya base es una inspiración propia,» puede aceptar cualquiera de las definiciones anteriores o pertenecer a cualquiera de estas religiones, permaneciendo en las lindes de la Teosofía, ya que ésta es la creencia en la Deidad como Todo, la fuente de toda existencia, el infinito que no puede comprenderse ni conocerse, únicamente el universo Lo revela, mientras algunos prefieren decir «revela a El,» atribuyéndole entonces un pronombre masculino personal, antropomorfizándolo, lo cual es una blasfemia. En verdad, la teosofía rehuye la materialización brutal prefiriendo creer que el Espíritu de la Deidad, recogido en sí desde la eternidad, no desea ni crea. Sin embargo, lo que produce todas las cosas visibles e invisibles irradiando de la efulgencia infinita del Gran Centro, es simplemente un Rayo que contiene en sí el poder generador y conceptivo que, a su vez, produce lo que los griegos llamaban Macrocosmos, los cabalistas Tikkun o Adam Karmon, el hombre arquetipo y los arianos Purusha, El Brahm manifestado o el Macho Divino. La teosofía cree también en la Anastasis o existencia permanente y en la transmigración (evolución) o una serie de cambios en el alma,1 abogables y explicables valiéndose de principios filosóficos rigurosos; y sólo distinguiendo entre Paramâtma (alma transcendental suprema) y Jivâtmâ (alma animal o consciente) de los vedantinos.
A fin de dar una definición exhaustiva de la Teosofía, debemos considerarla bajo cada uno de sus aspectos. El mundo interior no ha sido ocultado a todos por una obscuridad impenetrable. Algunas veces, en cada era y en cada país, el ser humano ha podido percibir las cosas en el mundo interior o invisible mediante esa intuición superior adquirida por la Teosofía o la sapiencia de Dios, la cual trasladaba la mente del mundo de la forma a aquel del espíritu informe. Por lo tanto, aunque el «Samadhi» o Dyan Yog Samadhi de los ascéticos hindúes, el «Daimonion- photi» o iluminación espiritual de los neo-platónicos, la «confabulación sideral del alma» de los rosacruces o filósofos del fuego y los trances extáticos de los místicos y de los mesmeristas y espiritistas modernos, varíen en su manifestación, son idénticos en naturaleza. La búsqueda del «ser» más divino en el hombre, que a menudo se ha interpretado tan erróneamente como una comunión individual con un Dios personal, era el objetivo de todo místico. Además, creer en su posibilidad parece remontarse al génesis de la humanidad, aunque cada pueblo le ha dado un nombre diferente. Así, Platón y Plotino llaman «trabajo Noético» lo que el Yogui y el Shrotiya definen Vidya. Según los griegos: «Mediante la reflexión, el autoconocimiento y la disciplina intelectual, el alma puede elevarse a la visión de la verdad, la bondad y la belleza eternas, o sea la Visión de Dios, ésta es epopteia.» Porfirio dice: «A fin de unir el alma con el Alma Universal, es menester sólo una mente perfectamente pura. A través de la autocontemplación, la castidad perfecta y la pureza del cuerpo, podemos acercarnos más a Ella, recibiendo, en ese estado, el verdadero conocimiento y una iluminación maravillosa. Swami Dayanand Saraswati, un profundo erudito védico que no ha leído a Porfirio ni a otros autores griegos, en su Veda Bháshya (opasna prakaru ank. 9), dice: «Para obtener Diksh (la iniciación más elevada) y Yog, se debe practicar en conformidad con las reglas […] El alma en el cuerpo humano puede ejecutar los milagros más grandes conociendo al Espíritu Universal (o Dios) y familiarizándose con todas las propiedades y las cualidades (ocultas) de cada cosa en el universo. Así, un ser humano (un Dikshit o un iniciado), puede adquirir un poder de ver y oír a larga distancia.» Finalmente, Alfred R. Wallace, F.R.S., (Miembro de la Sociedad Regia), un espiritista y también un gran naturalista declarado, con impávido candor dice: «Es únicamente el ‘espíritu’ que siente, percibe, piensa, adquiere conocimiento, razona y aspira […] no es atípico que en individuos dotados de cierta constitución, el espíritu pueda percibir independientemente de los órganos de los sentidos corporales o sea capaz, completa o parcialmente, de abandonar su cuerpo por un momento, volviendo a éste después […]; el espíritu […] se comunica más fácilmente con el espíritu que con la materia.» Actualmente, podemos ver como, después de un lapso de millares de años entre la edad de los gimnosofistas2 y nuestra era, altamente civilizada, más de veinte millones de personas creen en esos mismos poderes espirituales, si bien bajo una forma distinta de la que creían los Yoguis y los pitagóricos hace casi tres mil años. Quizá esto dependa de tal iluminación que infunde su luz radiante en los reinos tanto psicológicos como físicos de la naturaleza. Por ende, al igual que el místico ariano alegaba poseer el poder de solucionar todos los problemas de la vida y de la muerte, una vez obtenida la habilidad de actuar independientemente de su cuerpo a través de Atmân «ser» o «alma» y los antiguos griegos buscaban a Atmu, el Escondido o el Alma-Dios del ser humano con el espejo simbólico de los misterios Themosforianos, los espiritistas actuales creen en la facultad de los espíritus o de las almas de las personas desencarnadas de comunicarse, visible y tangiblemente, con sus seres queridos en la tierra. Todos éstos: los yoguis arianos, los filósofos griegos y los espiritistas modernos, afirman esa posibilidad apoyándose en el hecho de que el alma encarnada y su espíritu que nunca se encarna, el ser real, jamás están separados del Alma Universal o de otros espíritus por el espacio; sino simplemente por la diferenciación de sus cualidades; ya que en la interminable expansión del universo no puede haber ninguna limitación. Tal unión entre espíritus encarnados y desencarnados llega a ser posible sólo cuando se elimina esta diferencia que, según los griegos y los arianos, es viable mediante la contemplación abstracta, produciendo la liberación temporal del alma encarcelada; mientras, según los espiritistas, es mediante la mediumnidad. Razón por la cual los yoguis de Patanjali seguidos por Plotino, Porfirio y otros neo-platónicos, sostenían que varias veces en su vida, durante la hora de extasis, se habían unido con Dios o más bien, se convirtieron uno con El. Como una profusión de grandes filósofos afirmó y afirma esta idea, no se puede arrinconar considerándola totalmente quimérica, no obstante su aparente aspecto erróneo al aplicarla al Espíritu Universal. En el caso de los Theodidaktoi, el único punto controvertible, la mancha lóbrega en esta filosofía extremadamente mística, consistía en su pretensión de incluir lo que es simplemente iluminación extática en la percepción sensoria. Mientras en el caso de los yoguis, la lógica cabal de Kapila refutó sus afirmaciones según las cuales tenían la habilidad de ver Iswara «cara a cara.» En lo que concierne a la declaración similar expresada por sus seguidores griegos, por una larga serie de extáticos cristianos y finalmente, en los últimos cien años, por Jacob Böhme y Swedenborg que afirmaban «ver a Dios,» tal pretensión se hubiera podido y se hubiera debido cuestionar filosófica y lógicamente, si algunos de nuestros grandes científicos, que son espiritistas, se hubiesen interesado más en la filosofía que en los meros fenómenos del espiritismo.
Los teósofos alejandrinos se dividían en neófitos, iniciados y maestros o hierofantes. Sus reglas se habían copiado de los antiguos Misterios de Orfeo; el cual, según Herodoto, las había traído de la India. Ammonio obligaba a sus discípulos, bajo juramento, a no divulgar sus doctrinas superiores, exceptuando a aquellos que habían demostrado ser muy dignos e iniciados y que habían aprendido a considerar a los dioses, los ángeles y los demonios de los otros pueblos, según la hyponia esotérica o el significado oculto. Epicuro dice: «Los dioses existen, sin embargo, no son lo que la multitud ignorante supone que sean. Un ateo no es aquel que niega la existencia de los dioses que las masas adoran; sino es aquel que atribuye a estos dioses las opiniones de la multitud.» En su momento Aristóteles declara: «Como la Esencia Divina permea todo el mundo de la naturaleza, a lo que se le define como dioses son simplemente los primeros principios.»
Plotino, el discípulo de Ammonio: «aquel que Dios instruyó,» nos dice que la gnosis secreta o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e iluminación. «Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la percepción, del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual está subordinada la razón. La intuición es el conocimiento absoluto que se cimienta en la identificación de la mente con el objeto conocido.» Podríamos decir que la teosofía es la ciencia exacta de la psicología. Su relación con la mediumnidad natural, no cultivada, es análoga a la relación que subsiste entre el conocimiento de Tyndall y aquel de un simple estudiante de física. Esta desarrolla en el ser humano una visión directa que Schelling denomina: «una realización de la identidad entre el sujeto y el objeto en el individuo.» Por lo tanto, bajo la influencia y el conocimiento de hyponia, el ser contempla pensamientos divinos, ve todas las cosas en su aspecto real y termina «convirtiéndose en el depositario del Alma del Mundo,» usando una de las expresiones más hermosas de Emerson, el cual, en su espléndido ensayo sobre El Alma Universal, afirma: «Yo, el imperfecto, adoro lo perfecto que yo soy.» Además de este estado psicológico o anímico, la teosofía cultivaba cada rama de las ciencias y de las artes. Estaba profundamente familiarizada con lo que hoy se conoce comúnmente con término mesmerismo. Los teósofos descartaron la teurgia práctica o la «magia ceremonial» que a menudo el clero católico romano emplea en sus exorcismos. Unicamente Jamblicus agregó a la Teosofía la doctrina de la Teurgia, trascendiendo, entonces, a los demás Eclécticos. Cuando el ser humano, ignorando el verdadero significado de los símbolos esotéricos de la naturaleza, propende a calcular erróneamente los poderes de su alma y en lugar de comulgar espiritual y mentalmente con los seres celestiales superiores, los espíritus buenos, (los dioses de los teurgos de la escuela platónica), evoca los poderes malvados y tenebrosos que están latentes en la humanidad, las creaciones macabras de crímenes y de vicios humanos, puede caer de la teurgia (magia blanca) en la goetia (magia negra, hechicería). Sin embargo, el binomio magia blanca y negra no es lo que la superstición popular entiende con estos términos. La posibilidad de «evocar los espíritus» según la clave de Salomón, es el ápice de la superstición y de la ignorancia. Sólo la pureza en la acción y en el pensamiento puede elevarnos a interactuar «con los dioses» y permitirnos el alcance de la meta deseada. La Alquimia, que según muchos había sido una filosofía tanto espiritual como física, perteneció a las enseñanzas de la escuela teosófica.
Es notorio que Zoroastro, Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, y Ammonio Sacas no escribieron nada. La razón de ésto es obvia. La Teosofía es un arma de doble filo e inadecuada para el ignorante o el egoísta. Análogamente a cada filosofía antigua, tiene sus defensores entre los modernos; sin embargo, hasta recientemente, sus discípulos eran un grupo muy exiguo y procedían de las sectas y opiniones más variadas. «Eran completamente especulativos y aunque no fundaron ninguna escuela, lograron ejercer una influencia silenciosa en la filosofía. Indudablemente, en el momento propicio, muchas ideas así tácitamente propagadas, podrán impartir nuevas direcciones al pensamiento humano.» Esta observación es de Kenneth R. H. Mackenzie IX, un teósofo y místico, el cual la inserta en su extensa y valiosa obra: La Enciclopedia Masónica Real (artículos: «La Sociedad Teosófica de Nueva York» y «La Teosofía,» pag. 731).3 Desde los períodos de los filósofos del fuego, jamás se ensamblaron en sociedades; ya que hasta el siglo pasado el clero cristiano los perseguía como fieras salvajes y, a menudo, ser teósofo equivalía a una sentencia de muerte. Según las estadísticas: en un lapso de 150 años, en Europa se condenaron a las piras a no menos de 90 mil hombres y mujeres por presunta hechicería. En la Gran Bretaña solamente, desde 1640 hasta 1660, 20 años, se aniquilaron tres mil personas por haber sellado un pacto con el «Diablo.» Sólo recientemente, en la última parte de este siglo: en 1875, algunos místicos y espiritistas adelantados, insatisfechos por las teorías y explicaciones que los feligreses del espiritismo originaron y discerniendo su gran deficiencia en cubrir el campo completo de la amplia gama de fenómenos, formaron, en Nueva York, América, una asociación que ahora se le conoce mundialmente como la Sociedad Teosófica. Ahora bien, después de haber explicado lo que es la Teosofía, en otro artículo dilucidaremos cuál es la naturaleza de nuestra Sociedad, llamada también la «Hermandad Universal de la Humanidad.»
Theosophist, Octubre de 1879 Notas
1 En una serie de artículos titulados «Los Grandes Teósofos del Mundo,» nos proponemos mostrar que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de la India, hasta nuestros filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en la metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimentario que se considere el sistema de los espiritistas.
2 Muchos escritores griegos y romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco, Cicero (Tusculano), Plinio, etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando Gimnosofistas a los Yoguis hindúes.
3 La Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor es Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de la Logia de Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706 Broadway, 1877.
¿QUÉ ES PRIMERO: EL HUEVO Ó LA GALLINA?
H.P. BLAVATSKY
RUEGO presentar mi más calida gratitud al Sr. William Simpson, F.R.G.S., el artista y anticuario distinguido que el año pasado extendió sus investigaciones al valle de Peshawur y en otros lados, y de este modo enriqueció el Museo de Lahore, por presentarme amablemente una copia de su muy valioso documento, «Arquitectura budista: Jellalabad», enriquecido con siete ilustraciones. Nuestras gracias no son de ningun modo menos debido a que con el Sr. Simpson en un punto, y en uno muy importante, no podemos estar de acuerdo con sus conclusiones, tanto nuestra Sociedad como yo. La característica sobresaliente del interesante y versado documento del Sr. Simpson es, y para citar las palabras del Sr. James Fergusson, F.R.G.S., pasado Vicepresidente, que cada «forma de arte se importó en India, y nada alguna vez salió de ella». El Sr. Simpson construye sus apresuradas conclusiones en el hecho de que la mayoría de los capiteles de las columnas y pilastras en las ruinas del valle del río de Kabul, son Corintios, y «las bases y molduras generalmente son como la mayoría, derivadas, inequívocamente, del lejano oeste», y finalmente que «numerosos capitales con forma de campana, con animales dobles por encima que parecen una reminiscencia de los pilares de Persepolis», también se encuentra en las cuevas de Karli, y otras cuevas de India, así como en el valle de Peshawur.
Yo no limitaré mi protesta en este caso a apuntar meramente a las palabras de Sr. Fergusson que cautamente comenta que «la similitud es, sin embargo, tan remota que es argumento escasamente suficiente para sostener la aserción del Sr. Simpson de que cada forma de arte se importó en India, y nada alguna vez salió de ella «.Pero yo sugeriré humildemente que en un país como India, cuya historia pasada es un espacio en blanco total, cada esfuerzo por decidir la edad de los monumentos, o si su estilo era original o prestado, es ahora una pregunta sin respuesta, como lo era hace un siglo. Un nuevo descubrimiento puede cualquier día aniquilar la teoría del día anterior. Falta de espacio me prohíbe que entre más detalladamente en la discusión. Por consiguiente, sólo me permitiré decir que la «aserción» presente de Sr. Simpson permanece tan hipotética como antes . Por otra parte, nosotros tendríamos que decidir á priori, si India o Grecia pidieron prestado del otro en otros casos importantes que están pendientes. Además de los «pilares corintios» y los «animales dobles», alguna vez tan estimados a los Persepolitanos, nosotros tenemos aquí, la estirpe solar del Hari-Kula (la familia del Sol) cuyas escrituras deben de haber sido una copia de, o el modelo para, las de Hercules, el Dios-Sol Griego. No menos es un materia para la consideración de filólogos y arqueólogos, cualquiera de los dos, que la Esfinge egipcia, llamada por ellos Harimukh, o Har-M-Kho (el Sol en su lugar de descanso) o las elevadas cimas del Himâlaya, también llamadas Harimukh (la boca del Sol) a la altura del norte de Cashmir, deben su nombre al otro.
H.P .B.
¿Qué Son Los Teósofos?
H.P. BLAVATSKY
(What Are the Theosophists?, Lucifer, oct. 1879) [Artículo por H. P. Blavatsky]
¿Son lo que afirman ser: estudiantes de la ley natural, de la filosofía antigua y moderna y aún de la ciencia exacta? ¿Son deistas, ateos, socialistas, materialistas, idealistas o son simplemente un cisma del espiritismo moderno, meros visionarios? ¿Se les puede otorgar alguna consideración en cuanto a capacidad de discusión sobre la filosofía y promoción de la ciencia auténtica o se les debería tratar con la tolerancia compasiva que se proporciona a los «entusiastas inofensivos?» A menudo, a la Sociedad Teosófica se le ha imputado el profesar una creencia en los «milagros, su producción» y tener un objetivo político secreto, como los Carbonarios. Se le ha acusado de ser espía de un Zar autocrático, de predicar doctrinas socialistas y nihilistas y, sorprendentemente, de tener un tácito acuerdo con los jesuitas franceses a fin de debelar el espiritismo moderno para recabar pingües ganancias! Los positivistas americanos, imbuídos por el mismo paroxismo, los han motejado de soñadores; mientras la prensa newyorquina los ha definido como adoradores de fetiches. Los espiritistas los han acusado de querer resucitar «supersticiones anticuadas,» la iglesia cristiana los considera infieles emisarios de Satán, el profesor W. B. Carpenter, miembro de la Real Academia, los califica como los auténticos cazamoscas. En fin, la imputación más absurda procede de los oponentes hindúes los cuales, queriendo depauperar su influencia, los acusan, rotundamente, de recurrir a los demonios para efectuar ciertos fenómenos. De esta carnucopia abigarrada de opiniones se yergue claramente un hecho: a la Sociedad, a sus miembros y a sus ideas se les otorga la suficiente importancia para considerarles como tema de discusión y denuncia; ya que los seres humanos detractan sólo a aquellos que odian o temen.
Sin embargo, aunque la Sociedad Teosófica haya tenido sus enemigos y detractores, cuenta también con amigos y defensores. A cada improperio le corresponde una palabra lisonjera. Empezó con un grupo de casi doce hombres y mujeres dedicados; después de un mes, el incremento de sus miembros fue tan considerable que se necesitó alquilar una sala pública para sus reuniones. En el transcurso de dos años, constaba de sucursales operativas en países europeos. Enseguida, se alió con la Arya Samaj de la India, encabezada por el docto Pandit Dayanand Saraswati Swami y con los buddhistas de Ceilán, guiados por el erudito H. Summangala, el Alto sacerdote de Adam’s Peak y Presidente de la Universidad Widyodaya en Colombo.
Aquel a quien le guste tratar de sondear, seriamente, las ciencias psicológicas, debe acudir a la sagrada tierra de la antigua Aryâvarta. No existe lugar más antiguo en lo que atañe a sabiduría esotérica y a la civilización, a pesar de lo degradado que pueda ser su pobre sombra: la India moderna. Como consideramos a este país la caudalosa cuna de la cual provinieron los siguientes sistemas filosóficos, una porción de nuestra Sociedad ha acudido a esta fuente de toda sicología y filosofía para aprender su antigua sabiduría, pidiendo la impartición de sus extraños secretos. El adelanto de la filología es ya considerable para que, actualmente, necesite una demostración del hecho según el cual Aryâvarta fue la nacionalidad primogénita. Las hipótesis no probadas y preconcebidas de la cronología moderna, no merecen ninguna consideración y se desdibujarán en el tiempo, análogamente a otras teorías no terminantes. La línea de la herencia filosófica: de Kapila a través de Epicuro y hasta James Mill, de Patanjali a través de Plotino y hasta Jacob Böhme, es trazable como el curso de un río a lo largo de un paisaje. Uno de los objetivos de la organización de la Sociedad consistía en examinar las ideas demasiado trascendentales de los espiritistas con respecto a los poderes de los espíritus desencarnados. En seguida, después de haberle comunicado lo que, según nosotros, una parte de sus fenómenos no son, nos corresponde mostrarles lo que son. Es tan evidente que la llave de los presuntos fenómenos «sobrenaturales» debe buscarse en oriente y especialmente en la India, que recientemente, también lo ha admitido el Pioneer de Allahabad (11 de Agosto de 1879), un periódico anglo-indo cuya reputación es la de ser muy franco. El rotativo, inculpando a los científicos por haberse «dedicado al descubrimiento físico durante algunas generaciones, descuidando la investigación super-física,» menciona «la nueva ola de escepticismo» (el espiritismo), la cual «recientemente ha estorbado esta convicción.» Dirigiéndose a un amplio número de personas, incluyendo a muchos eruditos y doctos, agrega: «Nuevamente, lo sobrenatural se ha impuesto como un tópico adecuado para el análisis y la pesquisa. Además, existen hipótesis plausibles en favor de la idea según la cual: entre los ‘sabios’ orientales se encuentra una profusión de vestigios de tales peculiaridades personales, sean las que sean, necesarias como condición antecedente al evento de un fenómeno sobrenatural, mientras entre los habitantes modernizados del occidente, tales peculiaridades decrecen.» El escritor del editorial, ignorando que la causa que ampara es uno de los propósitos y objetivos principales de nuestra Sociedad, hace notar que: «nos parece que es la única dirección hacia la cual los esfuerzos de los Teósofos en la India puedan ser útiles. Se sabe que los miembros guías de la Sociedad Teosófica en la India son ya estudiantes muy adelantados de los fenómenos ocultos y esperamos que su interés profesado en la filosofía oriental […] pueda cubrir una intención reservada de explorar el género de cosas que indicamos.»
Como ya observamos, entre nuestros numerosos objetivos, uno de los más importantes consiste en resucitar la obra de Ammonio Saccas y hacerle recordar a muchas naciones que son la progenie de «una madre.» En lo que concierne al aspecto transcendental de la Teosofía antigua, ha llegado el momento en que la Sociedad Teosófica lo explique. ¿En qué medida la Sociedad concuerda con la ciencia de los antiguos místicos arios y griegos, propensa a investigar a la naturaleza y a Dios y con los poderes de la mediumnidad espiritual moderna? Completamente, respondemos. Sin embargo, si nos preguntan: en qué cree, contestaremos que: «como grupo, en Nada.» La Sociedad, como conjunto no tiene ningún credo ya que éstos son simplemente el recipiente del conocimiento espiritual mismo, el verdadero meollo de la investigación filosófica y teísta. La representante visible de la Teosofía Universal, no puede ser más sectaria que una Sociedad Geográfica, la cual simboliza la exploración geográfica universal sin interesarse en el credo de sus exploradores. La religión de la Sociedad es una ecuación algebráica en la cual, mientras no se omita el signo de igualdad (=), cada miembro puede sustituir cantidades propias que mejor colinden con las exigencias climáticas y de su tierra natal, con las idiosincrasias de su pueblo o aún las suyas propias. Como nuestra Sociedad no tiene ningún credo aceptado, está muy dispuesta a dar y recibir, aprender y enseñar, valiéndose de la experimentación práctica, la antítesis de una aceptación simplemente pasiva y crédula de un dogma impuesto. Está abierta a aceptar cualquier resultado que alguna de las anteriores escuelas o sistemas afirme, siempre que pueda demostrarse lógica y experimentalmente. Por lo tanto: no puede acoger nada, basándose en la simple fe, no importando quién lo proponga.
Sin embargo, el asunto cambia al considerarnos individualmente. Los miembros de la Sociedad representan las nacionalidades y razas más heteróclitas. Además, nacieron y se educaron en los credos y condiciones sociales más disímiles. Algunos creen en una cosa otros en otra. Algunos se inclinan hacia la magia antigua o la sabiduría secreta que se enseñaba en los santuarios, la verdadera antítesis del culto a lo sabrenatural y lo diabólico. Otros están interesados en el espiritismo moderno o la relación con los espíritus de los fallecidos. Otros más propenden hacia el mesmerismo o el magnetismo animal o sólo la fuerza oculta dinámica en la
naturaleza. Un cierto número aún no ha adquirido una creencia terminante; sin embargo, se encuentra en un estado de atenta espera. Hay también aquellos que, en un cierto sentido, se llaman materialistas. La Sociedad no incluye a ateos ni a fanáticos sectarios de ninguna religión; ya que el simple hecho de ser parte de ella, implica una búsqueda hacia la verdad final en lo que concierne a la esencia última de las cosas. Si un ateo especulativo existiese, cosa que los filósofos pueden negar, debería rechazar el binomio causa y efecto, tanto en este mundo material como en aquel espiritual. Puede haber miembros que, análogamente al poeta Shelley, han dejado que su imaginación se elevara a una sucesión de causas infinitas; ya que cada una, por turno, se convertía, lógicamente, en un resultado que necesitaba una causa previa, hasta que han enrarecido al Eterno en una escueta neblina. Sin embargo, aún ellos, no son ateos en el sentido especulativo; ya sea que identifiquen las fuerzas materiales del universo con las funciones que los teístas atribuyen a su Dios, o no. En cuanto, una vez que no pueden emanciparse de la concepción del ideal abstracto del poder, de la causa, de la necesidad y del efecto, pueden considerarse ateos sólo con respecto a un Dios personal y no al Alma Universal del panteísta. En cambio, el fanático sectario, atrincherado en su credo, en cuya estacada se lee el aviso: «se prohibe el tránsito,» no puede salir de su baluarte para unirse a la Sociedad Teosófica y aunque pudiera, ella no tendría espacio para aquel cuya religión le veda todo examen. La verdadera idea eje de la Sociedad es una investigación libre e intrépida.
La Sociedad Teosófica, como grupo, considera que los Teósofos, propiamente dichos, fueron y son, todos los pensadores e investigadores originales del lado oculto de la naturaleza; ya sean materialistas: los que encuentran en la materia «la promesa y la potencia de la vida terrestre completa» o espiritualistas: aquellos que disciernen en el espíritu la fuente de toda energía y materia. Desde luego, para ser un teósofo, no es menester reconocer la existencia de algún Dios o deidad particular. Simplemente hay que adorar el espíritu de la naturaleza viviente y tratar de identificarse con ésto. Se debe respetar esa Presencia: la Causa invisible que está siempre manifestándose en sus resultados incesantes, el Proteo intangible, omnipotente y omnipresente que, siendo indivisible en su Esencia, elude la forma, aún apareciendo bajo cada una de éstas. Se encuentra aquí y allá, por todas partes y en ninguna, es el Todo y la Nada, ubicuo, mas sin embargo uno, la Esencia que llena, vincula, deslinda y contiene el todo y está contenida en el todo. Por lo tanto, es evidente que estos hombres, a cualquier clase que pertenezcan: teístas, panteistas o ateos, son equiparables con el resto. Sea como fuere, una vez que el estudiante abandona el antiguo y transitado sendero de la rutina y entra en el camino solitario del pensamiento independiente hacia Dios, es un Teósofo, un pensador original, un buscador de la verdad eterna con una «inspiración propia» para desenmarañar los problemas universales.
La Teosofía es la aliada de todo individuo que busca independientemente y con ahínco, un conocimiento del Principio Divino, las relaciones humanas con éste y sus manifestaciones en la naturaleza. Es análogamente, la aliada de la ciencia honrada para distinguirla de la gran cantidad que pasa por ciencia física exacta, siempre que ésta no incursione en los reinos de la sicología y de la metafísica.
Es también la aliada de toda religión íntegra: una religión dispuesta a ser juzgada conforme los mismos parámetros que implementa para las demás. Según la Teosofía: los libros que contienen la verdad más evidente son inspirados y (no revelados). Sin embargo, a causa del elemento humano que encierran, los considera inferiores al Libro de la Naturaleza, cuya lectura y comprensión correcta implica el necesario desarrollo elevado de los poderes innatos del alma. Sólo las facultades intuitivas pueden percibir las leyes ideales, las cuales trascienden el campo de la argumentación y de la dialéctica y nadie puede comprenderlas o apreciarlas correctamente mediante las explicaciones de una mente ajena, aunque ésta afirme tener una revelación directa. Además, la Sociedad en cuestión, que permite la más amplia investigación en los campos del ideal puro, sostiene una actitud igualmente firme en la esfera de los hechos. Así, su respeto por la ciencia moderna y sus justos representantes es sincero; no obstante que carezcan de una intuición espiritual superior, el mundo les debe mucho. Por lo tanto, la Sociedad ampara de corazón la protesta noble e indignada del Reverendo O. B. Frothingham, predicador dotado y elocuente, el cual pugna contra aquellos que procuran menospreciar los servicios de nuestros grandes naturistas. En una reciente conferencia presentada en Nueva York exclamó: «Habláis de la ciencia como si fuera irreligiosa y atea. La Ciencia está creando una idea de Dios viviente. Si en el futuro no llegamos a ser ateos bajo los efectos exacerbantes del Protestantismo, será gracias a la ciencia; ya que está emancipándonos de las horribles ilusiones que nos importunan y nos confunden, colocándonos, entonces, en el estado que nos enseña como razonar acerca de las cosas visibles […]»
Al mismo tiempo, gracias a la obra incesante de orientalistas como W. Jones, Max Müller, Burnouf, Colebrooke, Haug, St. Hilaire y muchos más, la Sociedad, como grupo, siente un respeto y una veneración equiparable hacia las antiguas religiones del mundo, véase el Vedanta, el Buddhismo, el Zoroastrianismo y otras y un sentimiento fraterno hacia sus miembros hindúes, singaleses, parsis, jainos, hebreos y cristianos, como estudiantes individuales del «ser,» de la naturaleza y de lo divino en ella.
La Sociedad, nacida en los Estados Unidos de América, fue constituida según el modelo de su tierra madre, cuyas leyes otorgan absoluta igualdad a todas las religiones, omitiendo el nombre de Dios de su constitución para que no se proporcione el pretexto que un día se establezca una religión de estado. El estado las sostiene y las protege a todas. La Sociedad, plasmada según tal constitución, puede ser llamada justamente: una «República de la Conciencia.»
Pensamos que ahora hemos dilucidado por qué nuestros miembros, como individuos, son libres de participar o no en cualquier credo que les plazca, siempre que no pretendan ser los únicos que gozan del privilegio de la conciencia, imponiendo sus opiniones a los demás. En este respecto, las Reglas de la Sociedad son muy rígidas y trata de implementar la sabiduría del antiguo axioma buddhista: «Honra tu fe y no denigres la fe ajena,» que reverbera, en nuestro siglo, en la «Declaración de Principios» del Brahmo Samaj, cuya noble afirmación dice: «ninguna secta será objeto de denigración, burla u odio.» La sexta Sección de las Reglas Revisadas de la Sociedad Teosófica, recientemente adoptadas en el Concilio General en Bombay, ordena:
Ningún oficial de la Sociedad Madre tiene el derecho de expresar, oral o físicamente, hostilidad o preferencia hacia alguna sección (división sectaria o grupo dentro de la Sociedad), más bien que a otra. A todas se les debe considerar y tratar de manera ecuánime según los objetivos de la solicitud y ejercicio de la Sociedad. Todas tienen igual derecho de presentar los aspectos esenciales de su creencia religiosa frente de un tribunal o de un mundo imparcial.
Cuando los miembros son el blanco de ataques, ocasionalmente pueden, en su capacidad individual, infringir esta Regla; sin embargo, como oficiales deben reprimir esta violación y durante las reuniones la Regla se implementa rígidamente; ya que la Teosofía, en su sentido abstracto, se yergue sobre todas las sectas humanas. La Teosofía es demasiado extensa para que algunas de ellas la contengan, sin embargo puede, fácilmente, contener a ellas.
Concluyendo, podemos afirmar que sus ideas son mucho más amplias y universales que alguna Sociedad científica existente. Además, incluye algo que la ciencia no contempla: una
creencia en toda posibilidad y una voluntad determinada para penetrar en esas regiones espirituales desconocidas que, según la ciencia exacta: sus miembros no tienen ninguna razón para explorar. También tiene una cualidad más que cualquier religión; ya que no fomenta ninguna diferencia entre los Gentiles, los Judíos y los Cristianos. Este es el espíritu con el cual se ha establecido la Sociedad estribándose en la Hermandad Universal.
La Sociedad, desinteresada en la política, hostil hacia los sueños insensatos del socialismo y del comunismo, al que detesta, siendo ambos simplemente conspiraciones solapadas de fuerza brutal e indolencia contra los laboradores honestos, no reza mucho con la guía del aspecto humano externo del mundo material. Todas sus aspiraciones están dirigidas hacia las verdades ocultas de las esferas visibles e invisibles. Vivir bajo un régimen imperial o republicano, circunscribe simplemente al individuo objetivo. Su cuerpo puede encontrarse en esclavitud, sin embargo, en lo que concierne a su alma, tiene el derecho de contestar a sus regentes reverberando la orgullosa respuesta que Sócrates dió a sus jueces. Ellos no tienen ningún control sobre el ser interior.
Entonces, esta es la Sociedad Teosófica, sus principios, sus metas polifacéticas y sus objetivos. Por lo tanto, las pasadas ideas erróneas del público en general y la palanca que el enemigo ha logrado ejercer para rebajarla en la estima pública, no nos sorprenden. El verdadero estudiante ha sido siempre un recluso, un ser silencioso y meditabundo. Sus hábitos y sus intereses tienen muy poco en común con el mundo en constante actividad, por lo tanto, mientras él estudia, sus enemigos y detractores gozan de oortunidades imperturbadas. Sin embargo, el tiempo sana todo y las mentiras son, simplemente, efímeras. Unicamente la Verdad es eterna.
Enseguida, hablaremos acerca de algunos miembros de la Sociedad que han efectuado grandes descubrimientos científicos y otros más hacia los cuales los psicólogos y los biólogos deben mucho por la nueva luz irradiada en los problemas más recónditos del ser interno. Actualmente, nos proponíamos probar al lector que la Teosofía no es una «nueva doctrina,» ni una conspiración política y ni una de esas sociedades de entusiastas que nacen hoy y desaparecen mañana. Las dos grandes Divisiones: oriental y occidental, en que se ha organizado la Sociedad, demuestran que no todos sus miembros pueden pensar de manera análoga. El sector occidental está dividido en numerosas secciones según las razas y las ideas religiosas. El pensamiento de un individuo, a pesar de sus manifestaciones, infinitamente multiformes, no lo abarca todo y, siendo limitado, necesariamente especula en una sola dirección. Una vez trascendidos los lindes del conocimiento humano exacto, debe errar y vagar; ya que las ramificaciones de la Verdad Central y absoluta son infinitas. Por lo tanto, de vez en cuando, discernimos que aún los filósofos más grandes se pierden en los laberintos de las especulaciones; provocando, entonces, la crítica de la posteridad. Sin embargo, como todos trabajan para el único mismo objetivo: la liberación del pensamiento humano, la eliminación de las supersticiones y el descubrimiento de la verdad, los acogemos calurosamente. Todos concordarán que para mejor alcanzar y asimilar estos objetivos, es menester convencer a la razón y fomentar el entusiasmo de la generación de mentes nuevas y frescas, las cuales están madurando y preparándose para sustituir a sus padres con ideas preconcebidas y conservadoras. Como cada ser, tanto los grandes como los pequeños, ha recorrido el camino maestro hacia el conocimiento, los escuchamos a todos y los aceptamos como miembros, ya sean los grandes o los pequeños. Desde luego, ningún buscador honesto regresa con las manos vacías y aún cuando el favor popular ha sido parco con un individuo, él puede, por lo menos, colocar su óbolo en el único altar de la Verdad.
Theosophist, Octubre de 1879
¿Son los Chelas, «Mediums»
H.P. BLAVATSKY
(Are Chela “Mediums”?, The Theosophist, junio 1884) [Artículo por H. P. Blavatsky]
Según la edición más reciente del Diccionario Imperial de John Ogilvie, L.L.D.: «Un médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se manifiesta o se transmite por medio del magnetismo animal o: es una persona a través de la cual se producen, según se afirma, manifestaciones espirituales; pero es, especialmente, alguien quien, según se supone, es capaz de comunicarse con los espíritus de los fallecidos.»
Los Ocultistas, no creyendo en ninguna comunicación con los «espíritus de los difuntos,» en la acepción ordinaria del término, por la simple razón de que ellos saben que los espíritus de los «muertos» no pueden descender a comunicarse con nosotros, ni descienden; y visto que, si el editor del Diccionario Imperial fuese un Ocultista, hubiera modificado la expresión: «por medio del magnetismo animal, » tomaremos en consideración sólo la primera parte de la definición de la palabra «Médium,» esto es: «un Médium es una persona a través de la cual, se dice que, la acción de otro ser se manifiesta o se transmite«; sin embargo, nos gustaría poder agregar: «por conducto de la voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser en cuestión.«
Sería extremadamente difícil encontrar en la tierra un ser humano que permanezca más o menos impermeable a la influencia del «magnetismo animal» o de la Voluntad activa (la cual emite ese «Magnetismo») de otro. Si el amado General, cabalgando al frente de su batallón se lanza a la batalla, los soldados llenos de entusiasmo lo seguirán, convertidos todos en «Médiums«; lo seguirán sin temor, precipitándose muchos de ellos hacia la muerte. A todos los anima un impulso común, cada uno se convierte en el «Médium» del otro, los cobardes se empapan de heroísmo y sólo aquél que no es un médium para nada y por lo tanto es inmune a las epidémicas o endémicas influencias morales, constituirá la excepción, entonces, afirmará su independencia y escapará.
El «predicador» que, desde el púlpito, expresa las incongruencias más absurdas, coordinará todo con acciones y lamentos suficientemente impresionantes para producir «un cambio de actitud» entre, por lo menos, la parte femenina de su congregación y si es un hombre poderoso, aun los escépticos «que participan por mofarse de él, se quedarán rezando.» La gente va al teatro y solloza o se desternilla de la risa, según si la representación es una pantomima, una tragedia o una farsa. No existe ningún ser humano, excepto aquél que es un verdadero estúpido, cuyas emociones y, consecuentemente, cuyas acciones, no puedan ser influenciadas de una forma u otra y, por lo tanto: la acción ajena se manifiesta y se transmite a través de él. Entonces, todos los hombres, las mujeres y los niños son Médiums y, quien no lo es, es un monstruo, un fracaso de la naturaleza; porque está fuera de los parámetros de la humanidad.
La definición del Diccionario Imperial no se puede considerar suficiente para expresar el sentido del término «Médium» en su acepción popular, si no le agregamos algunas palabras: «Según se dice, un médium es una persona a través de la cual la acción de otro ser se manifiesta y se transmite, en grado anormal, por medio de la voluntad consciente o inconscientemente activa del otro ser.» Esto reduce el número de «Médiums» en el mundo a un grado proporcional al espacio alrededor del cual trazamos la línea entre lo normal y lo anormal y sería también difícil establecer quién es un médium y quién no lo es; ya que esto implicaría decir dónde la
cordura termina y la insensatez empieza. Todo ser humano tiene sus pequeñas «debilidades» y cada individuo su pequeña «mediumnidad»; esto es: algún punto vulnerable mediante el cual se le puede coger desprevenido. Ciertamente: el primero no puede definirse un verdadero orate, ni el otro puede llamarse un «médium.» A menudo, las opiniones difieren en determinar si uno es un loco o no; lo mismo se puede decir acerca de su mediumnidad. Ahora bien, en la vida práctica, una persona puede ser estrafalaria, pero no se considera una demente hasta que su insensatez alcanza el grado en que no sabe lo que hace y, por lo tanto, es incapaz de cuidarse a sí misma o cumplir con sus compromisos.
Podemos extender la misma línea de razonamiento a los Médiums, diciendo que son médiums sólo los que permiten a otros seres que los influencien en la manera descrita, al grado que pierden su autocontrol y no tienen el poder o voluntad propia para regular sus acciones. Abandonar el autocontrol puede ser activo o pasivo, consciente o inconsciente, voluntario o involuntario y difiere según la naturaleza de los seres que ejercen dicha influencia activa sobre el médium.
Una persona puede someter, consciente y voluntariamente, su voluntad a otro ser, convirtiéndose en su esclavo. Es posible que este otro ser sea una persona y, entonces, el médium será su servidor obediente, el cual puede ser usado para el bien o el mal. En el caso de que este otro «ser» sea una idea, por ejemplo: el amor, la codicia, el odio, los celos, la avaricia o alguna otra pasión, el efecto en el médium será proporcional a la fuerza de la idea y al grado de autocontrol dejado en él. Es posible que este «otro ser» sea un elementario o un elemental y el pobre médium se convertirá en un epiléptico, un maníaco o un criminal. Si este «otro ser» es el principio superior del ser humano, ya sea a solas o relacionado con otro rayo del principio colectivo universal espiritual, entonces, el médium será un gran genio, un escritor, un poeta, un artista, un músico, un inventor y así sucesivamente. Es posible que este «otro ser» sea uno de esos seres sublimes llamados Mahatmas y al médium consciente y voluntario se le llamará su «Chela.»
Aunque una persona jamás haya oído en su vida la palabra «Médium,» puede serlo de forma muy poderosa a pesar de que esté inconsciente del hecho. Es posible que su medio ambiente visible o invisible influencie, más o menos, sus acciones. puede convertirse en una víctima de los Elementarios y de los Elementales, aun desconociendo el sentido de estas palabras y, consecuentemente, puede llegar a ser un ladrón, un asesino, un violador, un borracho y un degollador. A menudo, ha sido comprobado que los crímenes se convierten, frecuentemente, en epidemias. Además, mediante ciertas influencias invisibles, él puede ejecutar acciones totalmente incompatibles con su carácter previo: si es un gran mentiroso, alguna influencia invisible puede inducirlo, por una vez, a decir la verdad; si es una persona miedosa, en alguna gran ocasión y espontáneamente, puede ejecutar un acto heroico; si es un ladrón de la calle, un vagabundo, de repente puede actuar generosamente, etc.
Además, un médium puede conocer o no las fuentes de las cuales la influencia procede o en términos más explícitos: «la naturaleza del ser cuyas acciones se transmiten a través de él.» Es posible que esté bajo la influencia de su séptimo principio y se imagine que está comunicándose con un Jesucristo personal o un santo. Podría estar en relación con el rayo «intelectual» de Shakespeare y escribir poesía shakespeariana y, al mismo tiempo, imaginar que el espíritu personal del gran poeta escribe a través de él. Además: el simple hecho de que crea o no en esto, no influenciaría la calidad de su poesía. Algún Adepto podría influir sobre él para que escribiera un profundo tratado científico, mientras que él desconoce, completamente, la fuente de su inspiración o quizá se imagine que fue el «espíritu» de Faraday o Lord Bacon, el que estuvo
escribiendo a través de é, mientras en realidad, había estado actuando siempre como un «Chela,» sin saberlo.
Consecuentemente: el ejercicio de la mediumnidad consiste en el abandono, más o menos completo, del autocontrol. Lo que determina si este ejercicio es bueno o malo, es el uso al cual se aplica y el propósito con el cual se hace. Esto depende, nuevamente, del grado de conocimiento que la persona mediúmnica posee con respecto a la naturaleza del ser a cuyo cuidado entrega, voluntaria o involuntariamente y por un cierto lapso, la tutela de sus poderes físicos o intelectuales. Una persona que encomienda, indistintamente, esas facultades a la influencia de cada poder desconocido, es, indudablemente, un «chiflado»; y no puede considerarse menos insensato del que entregara su dinero y cosas de valor al primer desconocido o vagabundo que se lo pidiera. De vez en cuando encontramos personas del género, aunque son relativamente raras y reconocibles por su mirada fija, idiota y el fanatismo con que se aferran a su ignorancia. Hay que sentir lástima por ellas sin culparlas y, si fuese posible, se debería desengañarlas en lo referente al albur que corren. Después de una debida consideración de lo antedicho, al lector le corresponderá, decidir, independientemente, si puede considerarse como un «Médium,» en el sentido vulgar del término, a un Chela que consciente y voluntariamente presta, por un lapso, sus facultades mentales a un ser superior que conoce y en cuya pureza de intención, honestidad de propósito, inteligencia, sabiduría y poder, confía plenamente.
¿SON LOS SUEÑOS SOLO VISIONES INÚTILES?
H.P. BLAVATSKY
La naturaleza humana es un abismo, el cual la psicología y la ciencia humana en general, han sondeado menos de lo que algunos que nunca han oído pronunciar la palabra psicología. Nunca están más perplejos los eminentes censores de las Sociedades Científicas, que cuando son llevados cara a cara con ese misterio insoluble, la naturaleza interior del hombre. Sin embargo, la clave de esto, está en el ser dual del hombre. Es la clave que ellos rehúsan usar, bien conscientes de que una vez echada por tierra la puerta del adytum, ellos estarán forzados a dejar caer una a una sus acariciadas teorías y conclusiones finales –habiéndose probado más de una vez que no habían sido nada mejor que falsos pasatiempos, como todo lo construido sobre, y comenzado desde premisas falsas e incompletas. Si debemos quedarnos satisfechos con las medias explicaciones de la psicología en lo referente a los sueños sin sentido, ¿Cómo explicar en tal caso los numerosos hechos de sueños verificados? El decir que el hombre es un ser dual; que en el hombre –para usar las palabras de Pablo– “Hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual” y que, por lo tanto, el debe, por necesidad, tener un doble conjunto de sentidos– es equivalente en la opinión del escéptico educado, a pronunciar una falacia imperdonable, y de lo más acientífica. Sin embargo, tiene que ser pronunciada– a despecho de la ciencia.
El hombre está innegablemente dotado de un doble conjunto: con sentidos naturales o físicos –y que dejamos bajo la protección de la fisiología para que los estudie; y, con sentidos sub–naturales o espirituales, los cuales pertenecen enteramente al dominio de la ciencia psicológica. Que quede bien entendido, que la palabra Latina “sub”, se usa aquí en el sentido diametralmente opuesto al que, por ejemplo, se le da en química. En nuestro caso no es una preposición, sino un prefijo como en “subatómico”. En efecto, así como se ha demostrado que el sonido agregado de la naturaleza es un sólo tono definido, una nota tónica que vibra desde y a través de la eternidad; y que tiene per se una existencia innegable, aunque posea un tono que sólo puede ser apreciado por el oído refinadamente agudo”1 –de la misma manera la precisa armonía o disonancia de la naturaleza externa del hombre es vista por el observador, que depende enteramente del carácter y de la nota tónica tocada para el hombre exterior por el interior .Es el EGO espiritual o Centro de conciencia Espiritual el que sirve como base fundamental, determinando el tono de toda la vida del hombre –ese instrumento, el más caprichoso, incierto y variable de todos, y el cual, más que ningún otro necesita de una afinación constante; es solamente su voz, la cual como los registros graves del pedal de un órgano está por debajo de la melodía de toda su vida –ya sea que sus tonos sean dulces o desagradables, armónicos o desenfrenados legado o pizzicato .
Por lo tanto, nosotros decimos, que el hombre, además del cerebro físico tiene también un cerebro espiritual. Sí el grado de receptividad del primero depende totalmente de su propia estructura física y desarrollo, por otro lado, está completamente subordinado al segundo, en tanto que es sólo el Ego Espiritual el que puede impresionar más o menos vívidamente al cerebro exterior, con la percepción de las cosas puramente espirituales o inmateriales, ya sea que el Ego se incline más hacia sus dos principios más elevados, o hacia su concha física. De aquí que dependa de la agudeza de los sentimientos mentales del Ego interior, del
grado de espiritualidad de sus facultades, el que pueda transferir la impresión de las escenas que percibe su cerebro semimaterial, las palabras que escucha y lo que siente, al cerebro del hombre exterior. Mientras más fuerte sea la espiritualidad de las facultades del cerebro semiespiritual, lo más fácil será para el Ego el despertar los hemisferios dormidos, mover a la actividad a los ganglios sensores y al cerebelo, y grabar en el cerebro físico, –siempre en completa inactividad y descanso durante el sueño profundo del hombre– la vívida imagen del asunto así transferido. En un hombre sensual, no espiritual, en uno cuyo modo de vida, propensiones y pasiones animales han desconectado completamente su Ego animal, astral de su “Alma Espiritual” superior; lo mismo que en aquél cuya dura labor física ha desgastado de tal manera al cuerpo material, haciéndolo temporalmente insensible a la voz y al tacto del Alma Astral, –durante el sueño los cerebros de ambos hombres permanecen en un estado completo de anemia o completa inactividad. Tales personas rara vez, o quizás jamás en su vida, tendrán algún sueño, y menos aún “visiones que lleguen a ocurrir”. En el primer caso, al acercarse el tiempo para despertar, y el sueño se hace más ligero, comienzan a ocurrir cambios mentales, que constituyen los sueños en los cuales la inteligencia no jugará parte alguna; su cerebro semidespierto sólo sugerirá imágenes que únicamente serán grotescas reproducciones borrosas de sus hábitos desenfrenados de vida; mientras que en el segundo caso –al menos que esté fuertemente preocupado con algún pensamiento excepcional– su instinto siempre presente de hábitos activos lo despertará al instante a la completa vigilia, sin ningún interludio, y sin permitirle permanecer en ese estado semidormido, durante el cual, al comenzar a regresar la conciencia, vemos sueños de varias clases. Por otro lado, mientras más espiritual sea un hombre, lo más activa será su fantasía, y tendrá mayores probabilidades de recibir en visión, las correctas impresiones que le sean comunicadas por su Ego que todo lo ve y que siempre se encuentra despierto. Los sentidos espirituales de éste último al no estar impedidos por la interferencia de los sentidos físicos, están en intimidad directa con su principio espiritual supremo; y éste último, aunque per se sea una parte cuasi inconsciente de lo completamente inconsciente, debido a que es totalmente lo Absoluto 2 inmaterial –tiene sin embargo en sí mismo capacidades inherentes de Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia las cuales, tan pronto como la esencia pura llega en contacto con la materia pura sublimada, y (para nosotros) imponderable– imparte hasta cierto punto estos atributos al Ego Astral en la medida de su pureza. De aquí que las personas altamente espirituales verán visiones y sueños cuando están durmiendo y aún en sus horas de vigilia; esos son los sensitivos, los videntes nacidos naturalmente, ahora vagamente denominados “mediums espirituales”, sin que se haga ninguna distinción entre un vidente subjetivo, un sujeto neurypnológico, y un adepto, alguien que se ha hecho independiente de sus idiosincrasias fisiológicas y que ha sojuzgado enteramente al hombre exterior por medio del interior .Aquellos espiritualmente menos dotados, verán tales sueños pero a muy contados intervalos, dependiendo la precisión de esos últimos, de la intensidad de su sentimiento en relación al objeto percibido.
Es así como, en este tema de la verificación de los sueños, así como en muchos otros, la ciencia se encuentra ante un problema no resuelto, cuya naturaleza insoluble ha sido creada por su propia terquedad materialista, y su sistema rutinario acariciado por largo tiempo. Porque, o bien, el hombre es un ser dual, con un Ego interior en él, siendo este Ego el “hombre real”, distinto de, e independiente del hombre exterior en proporción a la preponderancia o debilidad del cuerpo material; un Ego el alcance de cuyos sentidos se extiende mucho más allá del límite otorgado a los sentidos físicos del hombre; un Ego que
sobrevive al deterioro de su cubierta exterior –al menos por un tiempo, aún cuando un mal rumbo de vida lo haya hecho fracasar en lograr una unión perfecta con su Centro Superior de Conciencia espiritual, esto es el unir su individualidad con Âtma , (en cada caso desvaneciéndose la personalidad); o bien– el testimonio de millones de hombres abarcando varios miles de años; la evidencia proporcionada en nuestro propio siglo por cientos de los hombres más educados –frecuentemente por las luminarias más grandes de la ciencia– toda esta evidencia, decimos, no valdría nada. Con la excepción de un puñado de autoridades científicas, rodeadas por una ansiosa multitud de escépticos y semisabios con conocimientos superficiales que nunca han visto algo, y por lo tanto demandan el derecho a negar todo, –¡el mundo se encuentra condenado como si fuese un gigantesco Manicomio! Tiene sin embargo un departamento especial, y está reservado para aquellos, que. habiendo probado estar en su cabal juicio, por necesidad, deben ser considerados como IMPOSTORES Y MENTIROSOS.
¿Pero, es que el fenómeno de los sueños ha sido entonces estudiado tan a fondo por la ciencia materialista, que ella ya no tiene nada más que aprender, dado que habla en tonos tan autoritarios sobre esta materia? Nosotros decimos que de ninguna manera.
Los fenómenos de la sensación y la volición, del intelecto y del instinto, se manifiestan todos ellos desde luego a través de los canales de los centros nerviosos, siendo el cerebro el más importante de ellos. Respecto a la peculiar substancia a través de la cual tienen lugar estas acciones– una substancia cuyas dos formas son la vesicular y la fibrosa, se considera que ésta última es simplemente el propagador de las impresiones enviadas hacia y desde la materia vesicular. Sin embargo aunque la ciencia distingue esta función fisiológica, o es dividida en tres clases –la motora, sensoria y conectora– la misteriosa operación del intelecto permanece tan misteriosa e incomprensible para los grandes fisiólogos como lo era en los días de Hipócrates. La sugerencia científica de que podría haber una cuarta serie asociada con las operaciones del pensamiento no ha ayudado a solucionar el problema, ha fracasado en arrojar el más mínimo rayo de luz sobre el insondable misterio. Ni jamás lo podrán sondear al menos que nuestros hombres de Ciencia acepten la hipótesis del HOMBRE DUAL .
NOTAS
1 Los especialistas consideran que ese tono es el Fa intermedio, del piano.– Ed. del Theosophist .[H.P.B.].
2 Respecto a estas enseñanzas, los Teistas argüirán toda clase de salvedades y los Espiritistas darán lugar a varias objeciones. Es evidente que no se puede esperar de nosotros el que demos, dentro de los estrechos límites de un corto artículo, una explicación completa de esta doctrina sumamente abstrusa y esotérica. El decir que la Conciencia Absoluta sea inconsciente de su conciencia, y que por tanto deba ser inconciencia Absoluta para el intelecto limitado del hombre, puede parecer como estar hablando de un triángulo cuadrado.– Ed. de Theosophist [H.P.B.]
¿SUPERCHERÍA O MAGIA?
H.P. BLAVATSKY
Sentencia sabia es la que afirma que el que trata de probar demasiado, no llega al fin a probar nada. El profesor W. B. Carpenter, F. R. S. (1) (y con otros adornos alfabéticos además) , nos da un ejemplo evidente en su contienda con hombres que valen más que él. Sus ataques acumulan rencores con cada nuevo periódico que hace órgano suyo, y a medida que aumenta sus injurias, sus argumentos pierden fuerza y evidencia. ¡Y, sin embargo, sermonea a sus antagonistas por su falta de calma en la discusión, como si él no fuese el mismísimo tipo de la nitroglicerina en controversia! Abalanzándose contra ellos con sus pruebas, que son incontrovertibles sólo en su propia opinión, él mismo se hace coger más de una vez. De una de tales cogidas pienso aprovecharme hoy citando algunas experiencias curiosas mías.
Mi objeto al escribir lo presente está muy lejos de ser el de tomar parte alguna en esta embestida a las reputaciones. Los Sres. Wallace y Crookes pueden muy bien defenderse. Cada uno de ellos ha contribuido, dentro de su propia especialidad, al verdadero progreso de los conocimientos útiles, más que el Dr. Carpenter en la suya. Ambos han adquirido gloria por valiosas investigaciones y descubrimientos originales, mientras que su acusador ha sido tachado con frecuencia de no ser otra cosa más que un compilador muy hábil de las ideas de otros hombres. Después de leer las hábiles
réplicas de los acusados y la destructora revista del aplastante profesor Buchanan, todos, excepto sus amigos los psicofobistas, pueden ver que el Dr. Carpenter está completamente por los suelos. Está tan muerto como el clavo de puerta tradicional (doornail) .
En el suplemento de Diciembre de The Popular Science Monthley, aparece (Pág. 116) la interesante concesión de que un pobre juglar indo puede ejecutar una suerte que ¡casi le corta la respiración al profesor! Comparados con ella los fenómenos mediumnísticos de Miss Nichol (Mrs. Guppy) no son nada. Dice el Dr. Carpenter:
La célebre suerte del árbol –que la mayoría de las personas que han estado mucho tiempo en la india han visto – según la describen varios de nuestros funcionarios civiles y científicos más distinguidos, es verdaderamente la maravilla mayor que he oído hasta ahora. Que un mangle crezca de un golpe, primero a la altura de seis pulgadas en un trozo de terreno cubierto de hierba, no visitado antes por los exorcistas, debajo de un cesto cilíndrico invertido, después de haberse adquirido la certeza de que estaba vacío, y que este árbol parezca crecer en el transcurso de media hora, desde seis pulgadas hasta seis pies, bajo una sucesión de cestos más y más grandes, es cosa que deja pequeñita a Miss Nichol.
Ciertamente que sí. En todo caso, pone fuera de combate todo cuanto cualquier F. R. S. (miembro de la Real Academia) pueda enseñar a la luz del día, o en la obscuridad, en la Institución Real, o en otra parte cualquiera. ¿No debería suponerse que semejante fenómeno atestiguado de tal modo, y teniendo lugar en condiciones que excluyen toda superchería, provocaría la investigación científica? De no ser así, ¿qué otra cosa podía promoverla? Pero obsérvese de qué modo un F. R. S. se escapa entre los dedos. Pregunta irónicamente el profesor:
¿Atribuye Mr. Wallace esto a una causa espiritual?¿O cómo el mundo en general (por supuesto, refiriéndose al mundo que la ciencia ha creado, y al que vigoriza Mr. Carpenter) y los actores en el consabido juego de manos en particular, lo atribuye él a una habilísima superchería?
Dejando a Mr. Wallace, si es que sobrevive a este fulminante rayo joviano, que conteste por sí mismo, tengo que decir por parte de los actores que éstos contestarían con un No enfático a ambas preguntas. Los juglares indos no tienen la pretensión de que intervengan en sus operaciones agentes espirituales, ni conceden que sean juegos de manos hábiles. Lo que sostienen es que los fenómenos son producidos por ciertos poderes inherentes al hombre mismo, quien los puede usar con fines malos o buenos. Y lo que yo sostengo, siguiendo humildemente a aquellos cuyas opiniones están basadas en experimentos psicológicos y en conocimientos realmente exactos, es que ni el Dr. Carpenter, ni su séquito de hombres científicos, por más que sus títulos se extiendan tras de sus nombres como la cola tras de una cometa, tienen todavía la menor idea de estos poderes. Para adquirir, aunque no sea más que un conocimiento superficial de ellos, tienen que cambiar sus procedimientos científicos y filosóficos. Siguiendo a Wallace y a Crookes, tienen que comenzar con el A B C del espiritismo, al cual Mr. Carpenter –queriendo ser muy desdeñoso – denomina “el centro de la ilustración y del progreso ”. Tienen que tomar sus lecciones no solamente de los fenómenos verdaderos, sino también de los falsos, de los que su autoridad suprema (la de Monsieur Carpenter, el archi –sacerdote de la nueva religión) clasifica debidamente como “engaños, absurdos y supercherías ”. Después de estudiar todo esto como ha tenido que hacerlo todo investigador inteligente, puede que se obtenga algún vislumbre de la verdad. Es tan útil saber lo que no son los fenómenos, como averiguar lo que son.
Mr. Carpenter tiene dos llaves de patente garantizadas para abrir todas las puertas secretas de los gabinetes mediumnísticos, las cuales tienen por rótulo expectación y preocupación. La mayoría de los hombres de ciencia tienen alguna llave maestra por el estilo. Pero no tienen aplicación para la suerte del árbol; pues ni sus distinguidos funcionarios civiles, ni los científicos , podían suponer que habían de llegar a ver a un indo fornido desnudo, en un terreno que le era extraño, haciendo crecer a un mangle desde la semilla hasta la altura de seis pies en el espacio de media hora, pues sus preocupaciones estarían todas en contra de tal hecho. No puede ser la causa espiritual; tiene que ser prestidigitación . Ahora bien, Maskelyne y Crooke, dos hábiles prestidigitadores ingleses, han tenido abiertos los Ojos y bocas de toda la población de los llama para que le expliquen esta hábil juego de manos, y hacer que los Sres. Wallace y Crookes se pongan rojos de vergüenza ante su propio idiotismo? Todas las triquiñuelas del arte les son familiares: ¿dónde podría encontrar la ciencia mejor ayuda? Pero tenemos que hacer hincapié en que las condiciones sean idénticas. La suerte del árbol no debe ejecutarse a la luz del gas en el escenario de ninguna sala de espectáculos, ni con los actores vestidos de rigurosa etiqueta. Tiene que ser a la luz del día, en un terreno que les sea del todo extraño, y que no hayan visitado antes. No debe haber maquinarias ni ayudantes; la corbata y el frac tienen que dejarse a un lado, y los campeones ingleses aparecer en la primitiva vestimenta de Adán y Eva: un vestido de
piel estrechamente ajustado, con el sólo aditamento de un dhoti o de unos calzones de siete pulgadas de largo. Los indos lo hacen así, y sólo exigimos una justa igualdad. Si en estas circunstancias hacen desarrollar un renuevo de mangle, el Dr. Carpenter se hallará en perfecta libertad para hacer saltar con él los últimos restos de los sesos de cualquier chiflado espiritista que halle a mano. Pero hasta entonces, cuanto menos hable acerca de los juglares indos, tanto mejor para su reputación científica.
No hay que negar que en la India, en China y en otras partes de Oriente, hay verdaderos juglares que hacen juegos de manos. Es igualmente verdad que algunos de ellos sobrepujan en sus habilidades a todo lo que conocen las gentes de Occidente.
Pero éstos no son ni faquires ni los que llevan a cabo la maravilla del mangle, según la describe el Dr. Carpenter. Esta última suele ser imitada por adeptos indos y orientales, por habilidad de manos, pero bajo condiciones totalmente diferentes. Siguiendo modestamente a retaguardia a los distinguidos funcionarios civiles y científicos, voy a relatar algo que he visto con mis propios ojos.
Hallándome en Caroupur de camino para Benarés, la ciudad santa, le robaron a una señora, compañera mía de viaje, todo lo que llevaba en un pequeño baúl. Joyas, vestidos y hasta su libro de notas, que contenía un diario que venía escribiendo con cuidado hacía más de tres meses, habían desaparecido misteriosamente, sin que la cerradura del baúl hubiese sido forzada. Habían pasado horas, quizás una noche y un día, desde el robo, pues habíamos salido al amanecer para visitar unas ruinas próximas, relacionadas recientemente con las represiones de Nana Sahib contra los ingleses. El primer pensamiento de mi compañera fue acudir a las autoridades locales; el mío recurrir a la ayuda de algún gossain indígena (un santo hombre a quien se atribuye que lo sabe todo) , o por lo menos a un Jadugar o conjurador. Pero las ideas de la civilización prevalecieron y se perdió una semana en visitas inútiles a la chabutara (casa de la policía) y en entrevistas con el Kotwal, su jefe. Desesperada ya, se recurrió por fin a mi idea y se buscó a un gossain . Ocupábamos un pequeño bungalow al extremo de uno de los barrios en la orilla derecha del Ganges, desde cuya terraza se descubría una completa vista del río, que en este sitio era muy estrecho.
Nuestro experimento se verificó en esta verandah en presencia de la familia de
nuestro huésped –un portugués mestizo del sur –, de mí y de mi amiga, y de dos
franceses recientemente llegados, que se habían reído ofensivamente de nuestra superstición. Eran las tres de la tarde. El calor era sofocante, pero sin embargo, el santo hombre –un esqueleto viviente color café – pidió que se suspendiera el movimiento del pankah (abanico suspendido que se movía por una cuerda) . No dijo la razón, pero era porque la agitación del aire influye sobre todos los experimentos magnéticos delicados. Todos habíamos oído hablar de la marmita rotatoria como agente para el descubrimiento del robo en la India: una marmita común de hierro, la cual, bajo la
influencia de un conjurador indo, rueda por su propio impulso, sin que nadie la toque, hasta el punto mismo en que los objetos robados se hallan ocultos. El gossain procedió de un modo distinto. En primer lugar, pidió algún objeto que hubiese estado
últimamente en contacto Con el contenido del baúl, y se le dio un par de guantes. Los estrujó entre sus delgadas manos, y dándoles vueltas una y otra vez, los dejó caer al suelo y procedió a dar lentamente una vuelta sobre sí mismo, con los brazos y los dedos extendidos, como si estuviese buscando la dirección en donde se encontraba lo robado. De repente se detuvo con un sacudimiento, se dejó caer gradualmente al suelo y permaneció inmóvil, sentado con las piernas cruzadas y con los brazos siempre extendidos en la misma dirección, como si estuviese sumido en un estado cataléptico. Esto duró más de una hora, la que en aquella atmósfera sofocante fue para nosotros una prolongada tortura. De repente nuestro huésped saltó de su silla a la balaustrada, y comenzó a mirar fijamente hacia el río, en cuya dirección todos volvimos la vista también. De dónde y cómo venía, no podíamos decirlo; pero allí, sobre el agua y cerca de su superficie, se aproximaba un objeto oscuro. Tampoco podíamos descubrir lo que era; pero aquella masa parecía impelida por alguna fuerza interna a dar vueltas, primero con lentitud y luego más y más rápidamente, a medida que se aproximaba. Parecía como sostenida por un pavimento invisible, y su curso era en línea recta al modo que vuela la abeja. Llegó a la orilla y desapareció de nuevo entre la espesa vegetación, y presto, rebotando con fuerza al saltar sobre la baja pared del jardín, voló más bien que rodó hacia la verandah y cayó pesadamente en las manos extendidas del gossain . Un temblor convulsivo y violento se apoderó del anciano, al abrir, dando un profundo suspiro, sus ojos medio cerrados. Todos estábamos asombrados, pero los franceses miraban espantados el envoltorio con una expresión de terror idiota en sus Ojos. El
santo hombre se levantó del suelo, desenvolvió la cubierta de lona embreada y dentro
se hallaron todos los objetos robados, sin faltar la menor cosa. Sin decir una palabra, ni esperar a que le dieran las gracias, hizo un profundo salaam (saludo) a la reunión y desapareció por la puerta antes de que hubiésemos vuelto de nuestra sorpresa. Tuvimos que correr tras él largo trecho antes que pudiésemos obligarle a aceptar una docena de rupias, las cuales recibió en su cuenco de madera.
Esta historia parecerá sorprendente e increíble a los europeos y americanos que no
han estado nunca en la india. Pero tenemos la autoridad de Mr. Carpenter que nos
avala, pues sus amigos, distinguidos funcionarios civiles y científicos, tan poco a propósito para sorber nada místico con sus narices aristocráticas, como el Dr. Carpenter para verlo en Inglaterra con sus ojos telescópicos, microscópicos y científicos de doble aumento, han presenciado el juego de manos del árbol que es todavía más maravilloso. Si lo uno es hábil prestidigitación, lo otro también. ¿Querrán los señores de corbata blanca y chaqueta con cola de la sala de espectáculos tener a bien enseñar a la Sociedad Real cómo se hace uno y otro?
NOTAS
(1) Miembro de la Academia Real ó de Ciencias.
¿TEOSOFÍA O JESUITISMO?
H.P. BLAVATSKY
“Escoge en este día a quien quieres servir; o a los dioses a quienes sirvieron nuestros padres, los que permanecieron al otro lado de las aguas, o a los dioses de los Amoritas…”
(Josué, XXIV, 15)
«El núm. 13 del Lotus, órgano reconocido de la Teosofía, entre muchos artículos de innegable interés, contiene uno de Mad. Blavatsky en contestación al Abbé Roca. La eminente escritora, que es ciertamente la más sabia de todas cuantas mujeres conocemos (1) , diserta sobre la siguiente cuestión: ¿Ha existido Jesús? (2) Ella destruye la leyenda cristiana en sus detalles, al menos con textos irrecusables que no son generalmente consultados por los historiadores religiosos.
»Este artículo está produciendo una sensación profunda en el vacilante edificio Católico y Judeo-Católico. Lo cual no nos sorprende; pues los argumentos de la escritora son de tal naturaleza, que es difícil sean destruidos aun por los que están hechos a las bizantinas discusiones teológicas.»
(París, periódico de la tarde: Mayo 12, 1888)
La serie de artículos a uno de los cuales se refiere la anterior cita de un periódico francés muy conocido, fue en su origen motivada por un artículo del Abbé Roca, que apareció en el Lotus, y que fue traducido y publicado en el número de Junio de Lucifer. Estos artículos, según parece, han despertado muchas animosidades dormidas. Muy particularmente han herido en lo vivo al partido jesuita de Francia. Varias personas han escrito llamando la atención hacia el peligro a que se exponen los teósofos, al excitar en contra suya enemigos tan virulentos y poderosos. Algunos de nuestros amigos deseaban que guardásemos silencio respecto de estas cuestiones. No es ni será, sin embargo, ésta la conducta del Lucifer. Por tanto, se aprovecha la oportunidad presente para sentar una vez por todas, las opiniones que teósofos y ocultistas sostienen con relación a la Compañía de Jesús. Al mismo tiempo, a todos aquellos que persiguen, a través del árido desierto de vanos y pasajeros placeres y huecos convencionalismos, un ideal digno por sí mismo de la vida, se les ofrece la elección entre los dos renacientes
poderes -Alpha y Omega- y polos opuestos de la esfera de la existencia perturbadora y frívola.
TEOSOFÍA Y JESUITISMO
En el campo de las investigaciones religiosas é intelectuales, son los dos únicos faros; las estrellas buena y mala que de nuevo brillan débilmente tras las nieblas del pasado, y ascienden en el horizonte de las actividades mentales. Ellos son los dos únicos poderes capaces hoy día de arrancar al que está sediento por la vida intelectual, del viscoso cieno del charco estancado que se llama Sociedad Moderna, cristalizada en su hipocresía árida y monótona, y en sus movimientos de ardilla en torno de la rueda de la moda. Teosofía y Jesuitismo son los dos polos opuestos: la una muy por encima, y el otro muy por debajo aún de aquella laguna pantanosa. Ambos ofrecen poder: aquélla al Ego espiritual del hombre; éste al Ego psíquico é intelectual. La primera es “la sabiduría de arriba. . . pura, pacífica, bondadosa. . . llena de misericordia y de buenos frutos, ni juzgadora ni fingida”, mientras que el segundo es “la sabiduría que no ha descendido de arriba, sino que es terrena, sensual, DIABÓLICA”. (3)
La una es el poder de la Luz, el otro el de las Tinieblas.
Seguramente habrá quien haga esta pregunta: ¿Por qué hay que escoger entre los dos? ¿Acaso no se puede permanecer en el mundo siendo un buen cristiano de cualquiera de las iglesias, sin gravitar hacia ninguno de estos dos polos? Es de todo punto indudable que puede hacerse así, pero sólo durante muy pocos de los años por venir. El ciclo se aproxima rápidamente al último límite de su punto de cambio. Una de las tres grandes Iglesias del Cristianismo se halla dividida en sectas atómicas cuyo número aumenta todos los años; y una colectividad dividida contra sí misma, como lo está la iglesia protestante, DEBE CAER. La tercera, la Católica Romana, la única que ha logrado hasta ahora, en apariencia, conservar toda su integridad, se encuentra en rápida decadencia interna. Está hecha una criba carcomida, y los voraces microbios engendrados por Loyola, la devoran.
No es hoy superior a aquel fruto del Mar Muerto, hermoso a la vista de algunos, pero llano en su interior de la podredumbre de la decadencia y da la muerte. El catolicismo romano es tan sólo un nombre. Como iglesia, es un fantasma del pasado y una máscara. Está en absoluto é indisolublemente ligada y encadenada por la Sociedad de Ignacio de Loyola; porque, como exactamente dijo Lord Robert Montagu: “La Iglesia Católica Romana es (hoy) la mayor Sociedad Secreta que existe en el mundo, a cuyo lado la francmasonería es sólo un pigmeo”. El protestantismo se ve inficionado de latinismo de modo tan seguro como lento e insidioso, de lo cual son prueba innegable las nuevas sectas ritualistas de la alta Iglesia, y hombres de su clero tales como el Padre Rivington. A este paso, dentro de cincuenta años, teniendo en cuenta el buen éxito del latinismo entre los “diez superiores”, la aristocracia inglesa habrá vuelto a la fe del Rey Carlos II, y su servil imitadora, la clase media, la habrá seguido.
Entonces los jesuitas empezarán a reinar solos y sin obstáculo sobre todas las parcialidades cristianas del globo, pues ya se han deslizado hasta dentro de la Iglesia griega.
Vano es argüir y pretender que existe diferencia entre el jesuitismo y el catolicismo romano propiamente dicho; pues el último está en la actualidad absorbido por el primero, é inseparablemente amalgamado con él. De ello es pública afirmación la pastoral del obispo de Cambrai de 1876. “Clericalismo, ultramontanismo y jesuitismo, son una y misma cosa, o lo que es igual, catolicismo romano; y las distinciones entre ellos han sido forjadas por los enemigos de la Religión”-dice la “Pastoral”.-
“Hubo un tiempo” -añade Monseñor el Cardenal- “en que era general en Francia cierta opinión teológica relativa a la autoridad del Papa. . . Estaba limitada a nuestra nación, y era de origen reciente. El poder civil impuso por espacio de siglo y medio la instrucción oficial. Los que defendían esta medida, eran llamados galicanos; y los que protestaban de ella ultramontanos, porque tenían su centro doctrinal más allá de los Alpes, en Roma. Hoy la distinción entre ambas escuelas no es ya admisible. El galicanismo teológico no puede existir desde el momento en que esta opinión ha dejado de ser tolerada por la Iglesia. Ha sido solemnemente condenada sin apelación por el Concilio Ecuménico del Vaticano. NO SE PUEDE EN LA ACTUALIDAD SER CATÓLICO SIN SER ULTRAMONTANO Y JESUITA.”
Afirmación clara y tan fría como clara. Hizo la pastoral cierto ruido en Francia y en el mundo católico, raro pronto fue olvidada. y como han pasado dos siglos desde que se hizo una exposición de los infames principios de los jesuitas (de lo cual hablaremos pronto), la “negra milicia” de Loyola ha tenido tiempo sobrado do mentir ampliamente, negando los justos cargos; pero aun sancionadas brillantemente por el Papa actual las palabras del arzobispo de Cambrai, los católicos romanos con dificultad querrán confesar una cosa semejante. ¡Extraña manifestación de la infalibilidad de los Papas! El “infalible” Papa Clemente XIV (Ganganelli), suprimió los jesuitas en 23 de Julio de 1773, y sin embargo, volvieron de nuevo a la vida; el “infalible” Papa Pío VII, los restableció el 7 de Agosto de 1814. El Papa infalible Pío IX, en lo referente a la cuestión de los jesuitas, anduvo durante todo su largo pontificado, entre Scila y Caribdis, sirviéndole de muy poco su infalibilidad. y ahora el “infalible” León XIII (¡fatales números!), eleva a los jesuitas de nuevo al más alto pináculo de su siniestra y desagradable gloria.
El reciente Breve del Papa (hace escasamente dos años) fechado el 13 (el mismo número fatal) de Julio de 1886, es un suceso cuya importancia nunca será bien ponderada. Empieza con las palabras Dolemus inter alia, y devuelve a los jesuitas todos los derechos de la Orden de que habían sido privados. Fue un manifiesto y un ruidoso y provocativo insulto a todas las naciones cristianas del viejo y del nuevo mundo. Por un artículo de Louis Lambert inserto en Le Gaulois (Agosto 18, 1886), sabemos que “en 1750 existían 40.000 jesuitas en el mundo; en 1800, oficialmente eran sólo considerados en número de 1.000; en 1886 se contaban unos 7 u 8.000”. Este último y modesto número puede muy bien ponerse en duda, porque verdaderamente ahora, “cuando os encontráis con un hombre que cree en la saludable naturaleza de los embustes, o en la divina autoridad de cosas dudosas, y que piensa que para servir la buena causa tiene que llamar al diablo en su auxilio, hete aquí con un secuaz del anti-santo Ignacio” -dice Carlyle- y añade acerca de aquella negra milicia, de Ignacio, que: “Ellos han dado un nuevo sustantivo a los modernos lenguajes.” La palabra jesuitismo hoy día, en todos los países, expresa una idea para la cual no existía antes en la Naturaleza ningún prototipo. Hasta estos dos últimos siglos no había el alma humana engendrado todavía tal abominación, ni había necesitado nombrarla. La verdad es que se han hecho grandes cosas en el mundo, y que el resultado general obtenido por ellos puede llamarse estupendo.”
En la actualidad, desde el momento en que han sido reinstalados en Alemania y en otras partes, obtendrán resultados todavía mayores y más estupendos, pues el porvenir puede preverse mejor por el pasado. Desgraciadamente en este año del Jubileo del Papa, las civilizadas porciones de la Humanidad -hasta las mismas protestantes- parecen haber olvidado por completo aquel pasado. Inclínense en buen hora los que desprecian a la Teosofía, a la hermosa hija del primitivo pensamiento Ario y del neo-platonismo alejandrino, ante el monstruoso demonio de la época, pero procuren no olvidar al mismo tiempo su historia.
Es curioso observar con cuánta persistencia ha atacado la Orden desde sus primeros tiempos a todo lo que huele a Ocultismo, y asimismo a la Teosofía desde la fundación de su última Sociedad, que es la nuestra.
Los moros y los judíos de España sintieron el peso de la mano opresora del Oscurantismo, no menos que los kabalistas y alquimistas de los tiempos medios. ¿Habrá por esto de creerse que la filosofía Esotérica, y especialmente las Artes Ocultas o Magia, eran una abominación para estos buenos y santos padres? Así en verdad quisieran ellos hacerlo creer al mundo. Pero cuando se estudia la historia y las obras de sus propios escritores, publicadas con el imprimatur de la Orden, ¿qué es lo que se encuentra ? ¡Que los jesuitas han practicado, no solamente el Ocultismo, sino la MAGIA NEGRA en, sus peores formas (4), más que ninguna otra colectividad de hombres, y que a ello deben en gran parte su poder é influencia!
Para refrescar la memoria de nuestros lectores y de todos aquellos a quienes pueda convenir, puede intentarse de nuevo presentar un corto sumario de los dichos y hechos de nuestros buenos amigos. Para los que se sienten inclinados a reirse y a negar los procedimientos subterráneos y verdaderamente infernales usados por la “negra milicia” de Ignacio, expondremos hechos.
En Isis Unveiled se ha dicho acerca de esta santa Fraternidad que: “apenas establecida de 1535 a 1540, se levantó contra ella, en 1555, un grito de protesta general” y en otra parte: “aquella alma sin conciencia, astuta, ilustrada y terrible del jesuitismo, está aprovechándose lenta pero seguramente, dentro del cuerpo de la Iglesia romana, de todo el prestigio y poder espiritual que a ésta van unidos. . . ¿En dónde, en qué país a través de la antigüedad entera, podrá encontrarse algo parecido a esta Orden, o algo que siquiera se le aproxime?.. El grito de la moral pública ultrajada se levantó contra ella desde su nacimiento mismo. Escasamente habían pasado quince años desde la promulgación de la bula que aprobaba su constitución, cuando sus miembros empezaron a ser arrojados de un lugar a otro. Portugal y los Países Bajos se libraron de ellos en 1578; Francia en 1594; Venecia en 1606, y Nápoles en 1622. De San Petersburgo fueron expulsados en 1815, y de toda Rusia en 1820.
Debe observarse que las frases que preceden, escritas en 1875, son admirablemente aplicables, y aun con más razón, en 1888. También debe advertirse que todas las citas que siguen a continuación, pueden comprobarse, y que los principios (principii) de los jesuitas que se exponen, han sido sacados de manuscritos auténticos o de documentos impresos por varios de los mismos miembros de esta muy distinguida corporación. Por tanto, podrá hacerse el correspondiente cotejo en el Museo Británico y en la biblioteca Bodleiana. Muchos de estos datos están sacados del gran in cuarto coleccionado, comprobado y publicado por los comisionados del Parlamento francés. Las aseveraciones en él contenidas, fueron presentadas al Rey, con objeto de que, como el “Arret du Parlement du 5 Marz 1762” (5) lo expresa, “el hijo mayor de la Iglesia pueda hacerse cargo de la perversidad de su doctrina. . . Una doctrina que autoriza el robo, la mentira, el perjurio, la impureza y toda pasión y crimen; que enseña el homicidio, el parricidio y el regicidio; que destruye la religión con objeto de sustituirla con supersticiones que favorecen la hechicería, la blasfemia, la irreligión y la idolatría. . . . etc.” Examinemos, pues, las ideas de los jesuitas acerca de la magia, aquella magia que se complacen en llamar diabólica y .satánica cuando la estudian los teósofos. Tratando de este asunto en sus instrucciones secretas, Antonio Escobar (6) dice:
“ES LÍCITO… HACER USO DE LA CIENCIA ADQUIRIDA POR MEDIO DEL AUXILIO DEL DIABLO, CON TAL QUE LA CONSERVACIÓN Y EL USO DE AQUEL CONOCIMIENTO NO DEPENDA DEL DIABLO, PORQUE EL CONOCIMIENTO ES BUENO EN SI MISMO, Y EL PECADO MEDIANTE EL CUAL HA SIIJO LOGRADO, HA DESAPARECIDO» (7).
A la verdad, ¿por qué no ha de engañar un jesuita al diablo, así como engaña a los laicos?
Los astrólogos y adivinos están o no obligados a devolver el precio de sus adivinaciones, según que el suceso tenga o no tenga lugar. Yo mismo -observa el buen Padre Escobar- “digo que la tal opinión no me gusta del todo, porque cuando el astrólogo o adivino ha ejercitado toda la diligencia en el arte diabólico que es esencial para su objeto, ha cumplido con su deber, sea cual fuese el resultado. Así como el médico no está obligado a la devolución de sus honorarios. . . si el paciente muriese, del mismo modo no está el astrólogo obligado a devolverlos.. . excepto cuando noha hecho esfuerzo alguno o es ignorante en su diabólico arte; porque cuando ha hecho todo lo posible por cumplir, no ha engañado» (8).
Busembanm y Lacroix, en Theologia Moralis (9) dicen:
“LA QUIROMANCIA PUEDE CONSIDERARSE LÍCITA, SI POR LAS LÍNEAS Y DIVISIONES DE LAS MANOS PUEDE AVERIGUAR LA DISPOSICIÓN DEL CUERPO, Y CONJETURAR, CON PROBABILIDAD, LAS PROPENSIONES Y AFECCIONES DEL ALMA» (10).
Ha sido suficientemente demostrado que esta noble fraternidad es secreta, a pesar de haberlo negado últimamente tantos predicadores. Las constituciones fueron traducidas al latín por el jesuita Polancus, e impresas en el Colegio de la Sociedad en Roma, en 1558. Fueron celosamente guardadas en secreto; conociendo la mayor parte de los jesuitas solo extractos de ellas (11). No fueron dadas a luz hasta 1761, al publicarse por orden del Parlamento francés en 1761 y 1762, a propósito del famoso proceso del Padre Lavalette.”
Los jesuitas cuentan entre las mayores glorias de su Orden, el que Loyola apoyase, en un memorial ad hoc dirigido al Papa, una petición encaminada a reorganizar el abominable y aborrecido instrumento de carnicería en grande escala: el infame tribunal de la Inquisición.
La Orden de los jesuitas es ahora omnipotente en Roma. Han sido reinstalados en la Congregación de los asuntos eclesiásticos extraordinarios, en el departamento de la Secretaría de Estado, y en el Ministerio de Negocios Extranjeros. El Gobierno Pontificio, durante los años anteriores a la ocupación de Roma por Víctor Manuel, estaba enteramente en sus manos… Isis, Vol. II, pág. 355 y siguientes, 1876.
¿Cuál fue el origen de esta orden? Puede decirse en pocas palabras: El 16 de Agosto de 1534, un ex oficial y “Caballero de la Virgen”, de las provincias Vascongadas, propietario de una magnífica Casa Solariega, Ignacio de Loyola (12), vino a ser el héroe del siguiente suceso. En la capilla subterránea de la Iglesia de Montmartre, rodeado de unos pocos sacerdotes y estudiantes de Teología, les recibió juramento de dedicar sus vidas por completo a la difusión del Catolicismo romano, por todos los medios, ya fuesen buenos o malos, y de este modo pudo establecer una nueva Orden. Loyola propuso a sus seis principales compañeros, que su Orden fuese militante, con objeto de combatir en pro de los intereses del Santo solio del Catolicismo Romano. Se adoptaron dos medios que respondiesen al objeto: la educación do la juventud y el proselitismo (apostolado). Esto tuvo lugar durante el pontificado del Papa Pablo III, que simpatizó por completo con el nuevo proyecto. A consecuencia de esto, publicóse en 1540 la famosa bula papal -Regimini militantis Ecclesiae- después de lo cual empezó la orden a crecer rápidamente en número y en poder.
A la muerte de Loyola, contábanse en la sociedad más de 1000 Jesuitas, aunque la admisión en sus filas estaba, como se pretendía, rodeada de dificultades extraordinarias. Publicóse por el Papa Julio III, en 1552, otra bula célebre y sin precedentes, que puso a la Compañía de Jesús en una situación eminente, favoreciendo su rápido crecimiento; pues la colocó fuera y más allá de la jurisdicción de la autoridad eclesiástica local, concediendo a la Orden leyes propias, y permitiéndola no reconocer más que una suprema autoridad: la de su general, que residía entonces en Roma.
Los resultados de semejante proceder fueron fatales a la Iglesia Secular.
Vióse con frecuencia a cardenales y prelados temblar ante un simple subordinado de la Compañía de Jesús. Sus generales han gozado siempre de la mayor influencia en Roma, y han poseído la confianza ilimitada de los Papas, los cuales, por esta causa, han sido muchas veces instrumentos de la, Orden. y por razón natural, en aquellos días en que el poder político era uno de los derechos de los» Vice-gerentes de Dios», la fuerza de la astuta sociedad llegó a ser sencillamente tremenda.
En nombre de los Papas, concediéronse los jesuitas a sí mismos privilegios nunca oídos hasta entonces, de los cuales gozaron sin limitación alguna hasta el año 1772. En aquel año, el Papa Clemente XIV publicó una nueva bula Dominus ac Redemptor aboliendo la famosa Orden.
Pero los Papas demostraron su impotencia ante este nuevo Frankenstein, el demonio evocado por uno de los “Vicarios de Dios”. La Sociedad continuó existiendo secretamente, no obstante las persecuciones, así de los Papas como de las autoridades civiles de todos los países; y en 1801, bajo el nuevo alias de la «Congregación del Sacré Coeur de Jésus», había ya penetrado y era tolerada en Rusia y en Sicilia.
En 1814, como se ha dicho antes, una nueva bula de Pío VII resucitó a la Compañía de Jesús, aunque sin otorgarla sus últimos privilegios, ni aun los que disfrutaba el clero secular. La autoridad civil, tanto en Francia como en otros puntos, se vió obligada desde entonces a tolerar a los jesuitas y a contar con ellos. Todo lo más que pudo hacerse, fue negarles privilegios especiales, y sujetar los miembros de la Sociedad a las leyes del país, al igual de los demás eclesiásticos. Pero gradual e imperceptiblemente, lograron los jesuitas la concesión de favores especiales hasta de la autoridad civil. Napoleón III les concedió permiso para establecer colegios, de los cuales sólo en París abrieron siete, para la educación de la juventud, exigiéndoles como obligación única, el que estos colegios estuviesen bajo la autoridad y vigilancia de los obispos locales.
Pero apenas habían sido abiertos los establecimientos, quebrantaron los jesuitas la ley. Lo que pasó con el arzobispo Darboy, es bien conocido.
Deseando éste visitar el colegio jesuita de la Rue de la Poste (París), se le negó la entrada, cerrándosele las puertas por orden del Superior. Alzóse en queja el obispo al Vaticano, pero la contestación fue aplazada por tan largo tiempo, que los jesuitas permanecieron virtualmente dueños de la situación y fuera de toda jurisdicción distinta de la suya propia.
Y ahora veamos lo que Lord R. Montagli dice de sus hechos en la protestante Inglaterra, y júzguese:
» La Sociedad de los jesuitas, con sus adláteres los nihilistas de Rusia, con sus aliados los socialistas de Alemania, los fenianos y nacionalistas de Irlanda, cómplices y esclavos de su poder .. . ¿qué pensáis de una Sociedad que no ha tenido el menor escrúpulo en producir las más sangrientas guerras entre las naciones, con objeto de avanzar en sus propósitos, y que, sin embargo, es capaz de abstenerse de destruir a un solo hombre, porque conoce sus secretos y no quiere ser su esclavo? . .. ¿Qué pensáis
de una Sociedad que pregona tan diabólico sistema para envanecerse después de él? Decid si no se exige una energía desesperada de nuestra parte… Si hubieseis permanecido detrás del escenario… todavía habrías tenido que desenredar todo cuanto ha hecho nuestro Gobierno, y romper el tejido de mentiras que ocultan sus actos. Experiencias repetidas os habrán enseñado que no existe un solo hombre público en quien podáis confiar. Porque como Inglaterra se halla en la actualidad entre la muela superior y la inferior, sólo adictos o esclavos son los que ahora avanzan; y es racional que los jesuitas, que han ido tan lejos, hayan preparado nuevas ruedas de molino para cuando las actuales estén ya gastadas;y aun para el porvenir, otras muelas más jóvenes que ejerzan el poder de la nación.» (Sucesos Recientes y una Clave para su Solución, pág. 76.)
En Francia, los asuntos de los hijos de Loyola marcharon en estado floreciente, hasta el día en que el Ministerio de Jules Ferry les obligó a retirarse del campo de batalla.
Muchos recuerdan todavía la inutilidad de las medidas adoptadas por la policía, y la habilidad de las escenas dramáticas representadas por los jesuítas. Mas todo ello sirvió únicamente para hacerles populares entre ciertas clases. Se granjearon la aureola del martirio y las simpatías de las mujeres necias y beatas.
Y ahora que el Papa León XIII ha devuelto una vez más a los buenos padres jesuitas todos los derechos y privilegios concedidos a sus predecesores, ¿qué podrá esperar en último resultado el público de Europa y América? A juzgar por la bula, la Negra Milicia tiene asegurado el dominio completo, tanto moral como físico, sobre los países en que existen Católicos Romanos. Porque en esta bula confiesa el Papa que de todas cuantas congregaciones religiosas existen hoy día, la de los jesuitas es la más querida de su corazón. Fáltanle palabras suficientemente expresivas para demostrar el ardiente amor que siente por ellos. Así están seguros del completo apoyo del Vaticano. Y como son ellos quienes le guían, vemos a Su Santidad coqueteando con todos los grandes potentadoseuropeos, desde Bismarck hasta las testas coronadas del Continente e Islas. Considerada la influencia moral y política de León XIII, siempre en aumento, tal seguridad no es cosa de poca importancia liara los jesuitas.
Para más detalles, consúltese a Lord Robert Montagu, y a escritores del Continente tan conocidos como Eduardo Quinet, l’ U lt’l’amontanisme, Michelet: le Petre, la Femme et la Famille; Paul Bert: Les Semites; Friedrich Nippold: Handbuch der Nenester Kirchengeschichte, y Welche Wege führen nach Rome.
Mientras tanto, recordemos los avisos de un antiguo teósofo, el Dr. Kenneth Mackenzie, el cual, hablando de los jesuitas, dice:
“Sus espías están en todas partes, pertenecen a todas las clases sociales, y pueden aparecer ilustrados y sabios o simples y tontos, según sean sus instrucciones. Existen jesuitas de ambos sexos y de todas edades; y es un hecho bien conocido el de que individuos de la Orden, pertenecientes a familias de alto rango, y acostumbrados a los refinamientos de la vida, sirvan de criados a familias protestantes, y se dediquen a otros oficios de análoga naturaleza, para cooperar a los fines de la Sociedad. Por mucho que procuremos estar en guardia, no estaremos nunca lo bastante; porque fundada la Compañía sobre una ley de inflexible obediencia, puede dirigir su fuerza de modo que ejerza su acción en un punto dado, con precisión fatal é infalible» (13).
Los jesuitas sostienen que “la Compañía de Jesús” no ha sido inventada por los hombres, sino que procede de aquél cuyo nombre lleva. Porque Jesús mismo trazó la regla de vida que la Sociedad sigue, primero con su ejemplo y después con sus palabras» (14).
Oigan, pues, todos los cristianos piadosos, y entérense de esta pretendida “regla de vida” y de estos preceptos de su Dios, tal como los presentan los jesuitas. Pedro Alagona (St. Thomae-Aquinatis Summae Theologiae Compendium), dice: “Por mandato de Dios, es lícito matar a una persona inocente, hurtar. . . (Ex mandato Dei licet occidere inocentem, furari, fornicari), porque él es Señor de vidas y muertes y de todas las cosas, y “se le debe el cumplimiento de lo que manda.”(Ex prima secundae Quaest, 94.)
“El individuo de una Orden religiosa que por corto tiempo abandone su hábito con propósito pecaminoso, está libre de pecado abominable, y no incurre en pena de excomunión.” (Lib. III, secc. 2. Probl. 41, número 212) (15). (Isis Unveiled, vol. II.) Juan Bautista Taberna (Synopsis Theologiae Practicae) propone la siguiente cuestión: «¿Está un juez obligado a devolver el precio que ha recibido por dar una sentencia?» Contestación: «Si ha recibido el precio por dar una sentencia injusta, es probable pueda guardarlo. . . Esta opinión es sostenida y defendida por cincuenta y ocho doctores» (jesuitas) (16) .
Debemos abstenernos por ahora de ir más lejos. Tan repugnantes, licenciosos, hipócritas y desmoralizadores son casi todos estos preceptos, que se ha considerado imposible el dar a la prensa muchos de ellos, como no fuera en latín (17) .
¡Cuál será el porvenir de la Humanidad, dominada de palabra y de hecho por esta vil Compañía! ¡Qué puede esperarse de unos tiempos en que las gentes, conociendo la existencia de los cargos antes mencionados, y sabiendo que no hay exageración en ellos, sino que son del dominio de los hechos históricos, todavía toleran, cuando no reverencian a los jesuitas, uniéndose a ellos, mientras que por otra parte están siempre dispuestas a señalar despreciativamente con el dedo a teósofos y ocultistas! La Teosofía es perseguida con la calumnia y el ridículo, a instigación de estos mismos jesuitas; y son muchos los que, por temor a la opinión, no se atreven a confesar su creencia en la filosofía de los Arhats.
Y, sin embargo, ¡ninguna Sociedad Teosófica ha sido jamás, para la especie humana, una amenaza de decadencia moral, patrocinando el libre ejercicio de los siete pecados capitales, con máscara de santidad y bajo la supuesta dirección de Jesús! Ni son sus reglas secretas, sino abiertas a todos, porque vive a la plena luz del día, de la verdad y de la sinceridad. ¿y cómo proceden los jesuitas en este sentido ?
“Los jesuítas que pertenecen a la categoría más elevada” -dice además Lonis Lambert- “tienen plena y absoluta libertad de acción, hasta para el asesinato y el incendio. Por otra parte, los jesuitas reconocidos como reos de la más ligera tentativa de dañar o comprometer a la Compañía de Jesús, son castigados sin piedad. Se les permite escribir los libros más heréticos, con tal que no expongan los secretos de la Orden.”
Estos secretos son de la más terrible y peligrosa naturaleza. Compárense algunos de los preceptos y reglas cristianas para el ingreso en esta Sociedad de divino origen, según pretenden, con las leyes que regulaban las admisiones en las sociedades secretas (misterios del templo) de los paganos.
“Un hermano jesuita tiene el derecho de matar a cualquiera que muestre ser un peligro para el Jesuitismo.”
“Los cristianos y católicos” -dice Esteban Fagúndez- “pueden acusar a sus padres del delito de herejía, si desean apartarlos de la fe, aunque sepan que sus padres han de ser condenados a muerte y quemados por ello, como Tolet enseña. . . Y no sólo pueden privarles de alimento. . . sino también matarlos justamente» (18).
Es bien sabido que el emperador Nerón jamás se atrevió a pretender la iniciación en los Misterios Paganos, a causa del asesinato de Agripina.
Bajo el título Sección XIV, de los Principios de los jesuitas, encontramos, acerca del homicidio, la siguiente moral cristiana, inculcada por el Padre Enrique Enríquez, en Summae Theologiae Moralis, tomus I, venetiis 1.600 (Ed. Coll. Sion): «Si un adúltero, aunque sea eclesiástico…, atacado por el marido, mata a su agresor…, no es considerado irregular: non videtur irregularis.» (Lib. XIV, de Irregularitate, cap. X, pár. 3).
“Si un padre fuera perjudicial al Estado (estando en destierro) y a la Sociedad en general, y no hubiese otros medios de evitar semejante calamidad, entonces yo aprobaría esto: que un hijo pueda matar a su padre”, dice la lecc. XV, sobre Parricidio y Homicidio (19).
“Será lícito a un eclesiástico o religioso de una Orden cualquiera, matar a un calumniador que amenace propalar acusaciones atroces contra él o su religión” (20); es regla sentada por el jesuita Francisco Amicus.
Uno de los obstáculos insuperables para la iniciación, tanto entre los egipcios como entre los griegos, era el asesinato en cualquier grado, y aun la simple impureza.
Son éstos «enemigos de la especie humana», que así han sido llamados los que han obtenido una vez más sus antiguos privilegios para trabajar en la oscuridad y para sobrepujar y destruir todo obstáculo que encuentren en su camino, con impunidad absoluta. Pero «un aviso preventivo, equivale a ponerse en guardia». Los que estudian el Ocultismo, deben saber que, al paso que los jesuitas han logrado hacer creer al
mundo en general, y a los ingleses en particular, que no existe la MAGIA, estos astutos y solapados conspiradores tienen círculos magnéticos, y forman cadenas magnéticas por medio de la concentración de su voluntad colectiva, cuando tratan de lograr algún objeto especial o de influir a determinada persona importante. Hacen además uso prolijo de sus riquezas, para llevar a cabo sus proyectos. Su fortuna es enorme. Cuando recientemente fueron expulsados de Francia, se llevaron consigo tanto dinero, que convirtiendo parte de él en fondos ingleses, pusieron éstos inmediatamente a la par, lo cual el Daily Telegraph indicó a su tiempo.
Ellos han logrado su objeto. La Iglesia es de aquí en adelante un mecanismo inerte, y el Papa un pobre y débil instrumento en las manos de esta Orden. ¿Pero hasta cuándo? Puede llegar el día en que sus riquezas les sean arrebatadas, y ellos mismos destruidos sin piedad en medio de la general execración, y con el aplauso de todas las naciones. Existe una Némesis -KARMA- que con frecuencia permite que el Mal y el pecado triunfen durante siglos.
A pesar de todo, serán vanas sus amenazas contra los teósofos, sus enemigos implacables. Estos últimos constituyen, quizás, la única colectividad del mundo entero que no tiene por qué temerles. Podrán los jesuitas intentar y conseguir quizás aplastar a determinadas individualidades aisladamente. Pero sería inútil que intentasen levantar su mano, aun fuerte y poderosa como es, para atacar a la Sociedad. Los teósofos se hallan bien protegidos; mejor que ellos mismos. Al hombre de la ciencia moderna, a los que nada saben, ni tampoco creen lo que oyen sobre magia BLANCA y NEGRA, parecerá esto cosa sin sentido. Sea así, pero pronto comenzará Europa a experimentar, como ya ha comenzado a sentir, la pesada mano de la última.
Los teósofos son calumniados y envilecidos por los jesuitas y sus secuaces en todas partes. Son acusados de idolatría y de superstición; y, sin embargo, leemos en los mismos Principios de los Padres jesuitas:
“La más verídica opinión es que todas las cosas inanimadas é irracionales pueden ser legítimamente adoradas”- dice el Padre Gabriel Vázquez, ocupándose de la Idolatría. “Si la doctrina que hemos sentado es debidamente comprendida, no sólo una imagen pintada y toda cosa santa expuesta por autoridad pública puede ser adorada con Dios, como imagen suya, sino que además puede serlo también cualquier otra cosa de este mundo, ya sea inanimada é irracional, ya racional en su naturaleza” (21).
Esto es Catolicismo Romano, idéntico y de hoy en adelante uno con el Jesuitismo, como queda demostrado por la Pastoral del cardenal obispo de Cambrai y por el Papa León. El precepto anterior, haga o no honor a la Iglesia Cristiana., puede al menos ser citado con provecho por un indio, un japonés o cualquier otro teosofista «pagano» que no haya abandonado todavía las creencias de su niñez.
Pero debemos concluir. Existe una profecía en el Oriente pagano acerca del Occidente cristiano, la cual, traducida en lengua comprensible, dice así: “Cuando los conquistadores de todas las naciones antiguas sean a su vez conquistados por un ejército de negros dragones, engendrados por sus pecados. y nacidos de su degeneración, sonará la hora de la liberación para las primeras. Fácil es ver quienes son los “negros dragones”.
Y éstos verán a su vez su poder contenido por las legiones liberadas, quienes le pondrán fin. Entonces quizás se verifique una nueva invasión de otro Atila del remoto Oriente. Día llegará en que los enjambres de paganos y musulmanes de China y Mongolia, provistos de todas las armas mortíferas inventadas por la civilización, é impuestas a todo el Oriente por su infernal espíritu de comercio de Occidente, y organizados a la perfección por cristianos destructores de los hombres, inunden como torrente irresistible a la decaída Europa. Este será resultado de la obra de los jesuitas, los cuales esperamos que sean las primeras víctimas.
Publicado en “Lucifer” 1888 Digitalizado por Biblioteca Upasika, febrero 2004 www.upasika.tk
NOTAS
(1) La humilde personalidad que lleva aquel nombre, da las gracias al editor del París, no tanto por la demasiada indulgente opinión expresada, como por la rara sorpresa de encontrar el nombre de “Blavatsky” no precedido ni seguido de ninguno de los acostumbrados epítetos y adjetivos insultantes con que los muy ilustrados periódicos ingleses y americanos y sus caballerosos editores, se muestran tan aficionados a unir el nombre citado. – E. D.
(2) La cuestión es más bien: ¿Ha existido en algún tiempo el “histórico” Jesús? – E. D. (3) Epístola católica de Santiago, Cap. III, págs. 15-17.
(4) El Mesmerismo o HIPNOTISMO es un prominente factor en Ocultismo; es magia. Los jesuitas lo conocían y practicaban mucho tiempo antes qne Mesmer y Charcot.-E.D. (5) Extractos de este «Arret» fueron compilados en una obra en 4o, vol. 12, la cual apareció en París en 1762, y era conocida como Extraits des Assertions, etc. En una obra titulada Reponse aux Assertions, se hizo una tentativa por los jesuitas para desacreditar los hechos coleccionados por los comisionados del Parlamento francés en 1762, como maliciosas invenciones en su mayor parte. Para averiguar la validez de esta acusación -dice el autor de Los principios de los jesuitas- las librerías de las dos Universidades, la del Museo Británico y la del Colegio de Lyon, han sido registradas por los autores citados; y en cada caso en que el volumen era encontrado, la corrección de la cita era establecida.
(6) Theologia Moralis, tomo IV, Lugduni, 1663.
(7) Tomo IV, lib. XXVIII, secu, I de Proecept. I, cap, 20, núm, 181.
(8) Ibid, sec. 2 de Proecept I, probl. 113, núm. 586.
(9) TheologiaMoralis suma pluribus partibus aucta, a R, P, Claudio Lacroix. Societatis Jesu Coloniae, 1757.-Ed. Mm. Brit.
(10) Tom. II, lib.III, pár. I, fr. I, cap. I, club. 2, resol VIII. ¡Qué lástima que el Consejo de defensa no haya pensado en citar esta ortodoxa legalización de “engañar por medio de la quiromancia y otros recursos, en la reciente persecución científico-religiosa del Medium Slade, en Londres!
(11) Nicolini: Historia de los Jesuitas .
(12) V. «S. Iñigo el Vascongado» , su nombre en realidad.
(13) Royal Masonic Cyclopaedia, pág. 369.
(14) Imago: Primi Seculi Societatis Jesu, lib. I, cap. III, pág., 63.
(15) Antonio Escobar: Universae Theologia Moralis receptiore absque lite sententiae, etc. Tomo. I. Lugduni, 1652. (Ed. Bibl. -Acad. Cant.)
(16) Pars. II, tra. 2, cap. XXXI.
(17) Véanse “Principios de los Jesuitas desarrollados en una colección de extractos de sus propios autores”, London, 1839.
(18) In Precepta Decalogui. (Edit. Lib. Sion). Tomo I, lib. IV: cap. II, núm. 78.
(19) Opinión de Juan Dicastille, Lec. XV. De Institia et Jure, etc., cem., págs. 319 y 320.
(20) Cursus Theologici. Tomus V, Dnaci, 1642. Disp. 36, Sect. 5, núm. 118. (21) De Cultu Adorationis, Libri Tres, lib. III. Disp. 1, cap. II.
¿Y los Fenómenos?
H.P.BLAVATSKY
(What of Phenomena?, Lucifer, feb. 1888) [Artículo por H. P. Blavatsky]
A los editores de la revista «Lucifer»:
«Me valgo de vuestra invitación a los corresponsales, para someterles una pregunta.
¿Por qué, actualmente, no se oye hablar más de las señales y de las maravillas que acompañaron al advenimiento de la Neo-teosofía? ¿Quizá, la ‘edad de los milagros,’ ya haya tenido su final en la Sociedad?
«Con Respeto»
«O»
Aparentemente, nuestro corresponsal se refiere a los «fenómenos ocultos,» los cuales no lograron producir el efecto deseado, sin embargo no eran, en ninguna acepción del término, «milagros.» Se supuso que las personas inteligentes, especialmente los científicos, hubieran, al menos, reconocido la existencia de un campo inédito y profundamente interesante de investigación y pesquisa, una vez que presenciaran efectos físicos producidos voluntariamente y para ellos inexplicables. Se supuso que los teólogos hubieran acogido bien la prueba que tan tristemente necesitan en estos días agnósticos, según la cual el alma y el espíritu no son simples creaciones de su fantasía por ignorar la constitución septenaria del ser humano; sino entidades tan reales como el cuerpo y mucho más importantes. Estas expectaciones no se realizaron. A los fenómenos se les comprendió y se les interpretó erróneamente, tanto en su naturaleza como en su propósito.
La explicación de esta circunstancia desafortunada no está muy distante si consideramos la luz que la experiencia ha irradiado actualmente sobre el tema. El binomio ciencia y religión no reconoce la existencia de lo Oculto ni de los poderes y posibilidades latentes en el ser humano. Con el término Oculto indicamos el sentido y el empleo que tiene en teosofía, es decir: una región sobrematerial, sin embargo no sobrenatural, gobernada por la ley. La religión atribuye cualquier interferencia con la rutina diaria del mundo material, a la voluntad arbitraria de un autócrata, bueno o malo, que reside en una región sobrenatural, inaccesible al ser humano y relevado de toda clase de ley, ya sea en sus acciones o constitución. Mientras, para conocer sus ideas y deseos, los mortales dependen totalmente de comunicaciones inspiradas, entregadas por un mensajero acreditado. El poder de efectuar los llamados milagros se ha calificado siempre como la credencial suficiente y adecuada de un mensajero celestial y la costumbre mental de considerar algún poder oculto con esta óptica sigue tan arraigada que, a cualquier ejercicio de tal poder se le considera «milagroso» o así se define. Es superfluo decir que: ver los acontecimientos extraordinarios de esta forma es directamente antitético con el espíritu científico de la edad y no es la posición en la que actualmente se afinca el segmento más inteligente de la humanidad. Hoy en día, presenciar los milagros no provoca, en la mente de la gente, un sentimiento de veneración y reverencia; sino de curiosidad.
La producción de los fenómenos se efectuó esperando despertar y emplear este espíritu de curiosidad. Se creyó que dicha manipulación de las fuerzas de la naturaleza que yacen bajo la superficie de las cosas que la ciencia moderna, rasga y picotea con celo y orgullo, hubiera
conducido a la investigación en la naturaleza y en las leyes de esas fuerzas, que la ciencia ignora, mientras el ocultismo conoce perfectamente. Es cierto que los fenómenos suscitaron la curiosidad en las mentes de las personas que los presenciaron; pero desafortunadamente, en la mayoría de los casos, resultó ser una curiosidad infructífera. La mayoría de testigos desarrolló un apetito insaciable sólo por los fenómenos, sin pensar mínimamente en estudiar la filosofía o la ciencia cuyos fenómenos eran simplemente las ilustraciones triviales y, por así decirlo, accidentales, de su verdad y poder. Sólo en pocos casos la curiosidad despertada desembocó en el serio deseo de estudiar la filosofía y la ciencia por su valor intrínseco.
La experiencia ha enseñado a los líderes del movimiento que la condición y la actitud mental de la vasta mayoría de los cristianos profesantes, el corolario de siglos de enseñanzas supersticiosas, les impide, absolutamente, un examen imparcial de los fenómenos en su aspecto de acontecimientos naturales gobernados por la ley. La iglesia católica romana, fiel a sus tradiciones, se abstiene de examinar cualquier fenómeno oculto con el pretexto de que es, necesariamente, la obra del Diablo cuando esto ocurre fuera de su esfera; ya que tiene un monopolio legal del negocio de milagros legítimos. La iglesia protestante niega la intervención personal del Maligno en el plano material. Sin embargo, no habiendo jamás incursionado en el negocio de milagros, parece un poco dudoso que sea capaz de discernir un milagro auténtico si lo viese. No pudiendo, análogamente a su hermana mayor, concebir la extensión del reino de la ley más allá de los límites de la materia y de la fuerza, como las conocemos en nuestro actual estado de conciencia, se abstiene del estudio de los fenómenos ocultos bajo el pretexto de que yacen en el área de la ciencia más bien que de la religión.
Sin embargo, también la ciencia tiene sus milagros como la iglesia romana; pero, dependiendo enteramente del artífice del instrumento de la producción de tales milagros y pretendiendo ser la poseedora de la última palabra conocida en lo que concierne a las leyes de la naturaleza, no cabe duda que no habría aceptado cortésmente los «milagros» de cuyo aparato productivo fue omitida. Además, afirma que ilustran la operación de fuerzas y leyes que desconoce. En la vertiente de la investigación oculta, el trabajo de la ciencia moderna está sujeto a impedimentos tan engorrosos como los de la religión; ya que, mientras la religión no puede aprehender la idea de la ley natural en su aplicación al universo suprasensible, la ciencia no reconoce, rotundamente, la existencia de este último, al cual podría extenderse el reino de la ley y ni puede concebir la posibilidad de algún otro estado de conciencia que no sea aquello terrenal presente. En tal coyuntura, difícilmente podíamos esperar que la ciencia emprendiera la hazaña que le correspondía efectuar con mucho ahínco y entusiasmo. En realidad, aparentemente percibió el hecho de que su deber consistía en tratar los fenómenos del ocultismo de la misma forma poco caballerosa que reservó a los milagros divinos. Así, los denigró con sosiego y cuando se vio obligada a dictaminar algo al respeto, no vaciló en atribuirlos a artificios fraudulentos, cables, trampas y así sucesivamente. Alcanzó este veredicto basándose en rumores y sin examinar el asunto.
Los guías del movimiento, cuyo esfuerzo consistía en llamar la atención del mundo sobre el gran campo desconocido de la investigación científica y religiosa que yace en el confín entre la materia y el espíritu, se encontraron en una situación difícil al descubrir que se les motejaba de emisarios de su Majestad Satánica o de grandes adeptos en la ciencia de la charlatanería. Sin embargo, el golpe más duro fue asestado por un grupo de personas cuyas experiencias, si correctamente entendidas, debían haberles enseñado algo mejor. Los espiritistas pregonaban que sus queridos fallecidos eran los artífices de los fenómenos ocultos, calificando a los líderes teosóficos como seres un poco inferiores a los mediums disfrazados.
Jamás se presentaron los fenómenos bajo una luz que no fuese aquella de la ejemplarización de un poder sobre fuerzas perfectamente naturales aunque no reconocidas y, de paso, sobre la materia. Los poseedores de tal poder eran ciertos individuos versados en un conocimiento del universo más extenso y más elevado que aquel de los científicos y los teólogos y que jamás ellos alcanzarán, si consideramos los caminos que ambos están recorriendo. Sin embargo, dicho poder están latente en todos los seres humanos y con el tiempo, cualquier individuo dispuesto a cultivar el conocimiento y conformarse con las condiciones necesarias para su desarrollo, lo ejercerá. Pero, exceptuando algunos ejemplos aislados y honorables, se acogió siempre como pseudomilagro o como la obra del Diablo, como trucos vulgares o divertidas trampas o como la actuación de esos «fantasmas» peligrosos, que se enmascaran en las sesiones espiritistas alimentándose con las energías vitales de los mediums y los concurrentes. Así, la teosofía y los teósofos, fueron el blanco de acometidas cortantes y rencorosas que procedían de todos lados, las cuales soslayaban completamente el hecho y la lógica. Se destacaban por su malicia, odio y crueldad, que serían sumamente inconcebibles si la historia religiosa no nos hubiese enseñado en qué clase de animales protervos e irrazonables se convierten los individuos ignorantes cuando perciben que una amenaza aletea sobre sus amados prejuicios y si la historia de la búsqueda científica no nos hubiera enseñado, en su turno, que, cuando la veracidad de las teorías de un erudito es puesta en entredicho, su comportamiento es análogo al de un ser ignorante.
Un ocultista puede producir los fenómenos, sin embargo, no puede proporcionar al mundo las capacidades cerebrales, la inteligencia y ni la buena fe necesarias para comprenderlos y apreciarlos. Por lo tanto, no es una sorpresa que se nos aconsejara abandonar los fenómenos dejando que las ideas teosóficas se sostuviesen por sus méritos intrínsecos.
«El día que comprendí que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar»
Poesía Purépecha «MEXICA TEAHUI»
«En la vida ni se gana ni se pierde,
ni se fracasa
ni se triunfa.
En la vida se aprende,
se crece,
se descubre,
se escribe,
se borra.
Y se reescribe otra vez,
se hila,
se deshila y
se vuelve a hilar.
El día que comprendí
que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar».
Poesía Purépecha «MEXICA TEAHUI»
«Las Leyes de la Vida», Dalai Lama
En muchos casos, el amor y la compasión que uno siente hacia los amigos es en realidad apego. Ese sentimiento no se basa en la comprensión de que todos los seres tienen el mismo derecho a ser felices y a vencer el dolor. Se basa, en cambio, en la idea de que algo es «mío», «mi amigo» o algo bueno para «mí». Eso es apego. Así, cuando la actitud de esa persona hacia uno cambia, nuestro sentimiento de cercanía desaparece inmediatamente. Con la otra actitud, uno desarrolla algún tipo de interés con independencia de la actitud de la otra persona hacia uno, simplemente porque esa persona también es un ser humano y tiene todo el derecho a superar el dolor. Si se vuelve neutral con uno o incluso llega a ser nuestro enemigo, nuestro interés debería seguir siendo el mismo para respetar sus derechos. Ésa es la principal diferencia. La auténtica compasión es mucho más sana; es imparcial y se basa en la razón. Por contraste, el apego es intolerante y parcial.
«Las Leyes de la Vida», Dalai Lama
«Somos uno» – explicacion cientifica, Dr. Manuel Sans Segarra
Somos uno, todos somos universo y pertenecemos al universo según el Doctor Manuel Sans Segarra en esta entrevista y ponencia en el Congreso Vida después de la Vida
El Dr. Manuel Sans Segarra es Especialista en Cirugía
General y Digestivo Profesor de Cirugía de la UB.
Según su amplia experiencia en medicina, así como su dedicación y estudio antropológico, todos somos uno, somos energía.
Somos energia, todo es energia y todo forma parte del todo, del universo.
El doctor Sagarra nos hace una demostración, basándose en estudios científicos publicados en materia de física cuántica. GRacias a la física cuántica, podemos encontrar respuestas a algunas de las grandes preguntas de la humanidad ¿Qué somos?
Somos energía y la energía no empieza ni acaba, se transforma, por lo que somos eternos. El ser humano es cocreador del universo, somos capaces ce transformar energía a partir de la materia. La consciencia no local es, según el Doctor Segarra, un tipo de Energía sutil, es nuestra verdadera identidad.
No eres tu mente, eres la consciencia que se aloja tras ella, esa es tu identidad real, donde encontramos la intuición y la creatividad.
La ciencia y en concreto la física cuántica están acercándose mas y dando explicación a términos que hasta ahora solo se utilizaban en la espiritualidad.
Espiritualidad y ciencia van de la mano y asi nos lo explica el doctor Manuel sanas en esta entrevista.
Despierta
Wake up!
Gracias Rafa Campillo por tu trabajo y por permitirnos formar parte de tu labor en el congreso Vida después de la Vida.
“¿Qué es la Verdad?” – H. P. Blavatsky]
“¿Qué es la Verdad?”
(“What is Truth?”, Lucifer, oct. 1888)
[Artículo por H. P. Blavatsky]
La Verdad es la voz de la Naturaleza y del Tiempo,
La Verdad es el consejero asombroso dentro de nosotros,
Nada está destituido de ella, procede de las estrellas,
Del áureo sol y de toda brisa que sopla […]
—W. Thompson Bacon
El sol inmortal de la Hermosa Verdad
A veces se esconde en las nubes, no porque su luz
Sea, en sí, defectuosa; sino que la oscurecen
Mi débil prejuicio, la fe imperfecta
Y todas las millares de causas que obstaculizan
El crecimiento de la bondad […]
—Hannah More
«¿Qué es la Verdad,?» preguntó Pilatos a uno que debía conocerla, si las pretensiones de la
Iglesia Cristiana son, aún aproximadamente, correctas. Sin embargo, él permaneció en silencio.
Así, la verdad que no divulgó, se quedó sin revelarse tanto para sus seguidores como para el
gobernante romano. El silencio de Jesús en esta y en otras ocasiones, no impide a sus actuales
acólitos actuar como si hubiesen recibido la Verdad última y absoluta y de ignorar el hecho de
que se les proporcionó ciertas Palabras de Sabiduría que contenían una porción de la verdad, la
cual se ocultaba en parábolas y dichos hermosos aunque obscuros. 1
Esta actitud condujo, gradualmente, al dogmatismo y a la afirmación. Dogmatismo en las
iglesias, en la ciencia y en todas partes. Las verdades posibles, vagamente percibidas en el
mundo de la abstracción, análogamente a aquellas inferidas mediante la observación y el
experimento en el mundo de la materia, se imponen, bajo la forma de revelación Divina y
autoridad Científica, a las muchedumbres profanas, excesivamente atareadas para pensar con su
propia cabeza. Sin embargo, la misma pregunta quedó en suspenso desde los días de Sócrates y
Pilatos, hasta nuestra edad de negación completa. ¿Existe algo de verdad absoluta en las manos
de algún grupo o de algún ser humano? La razón responde: «que no puede ser posible.» En un
mundo tan finito y condicionado como es el del ser humano, no hay espacio para la verdad
absoluta tocante a ningún tema. Sin embargo, existen verdades relativas y debemos libar de ellas
lo mejor que podamos.
En cada edad han habido Sabios que han dominado el absoluto; pero sólo podían enseñar
verdades relativas; ya que, aún, ninguna prole de mujer mortal, en nuestra raza, ha divulgado, ni
pudo haber divulgado, la verdad completa y final a otro ser humano, en cuanto todo individuo
debe encontrar este conocimiento final en sí mismo. Como no hay dos mentes absolutamente
idénticas, cada una debe recibir la iluminación suprema mediante sus esfuerzos, en consonancia
con sus capacidades y no por conducto de una luz humana. La cantidad de Verdad Universal que
el sumo adepto viviente puede revelar, depende de la capacidad asimilativa de la mente a la que
está imprimiendo, la cual no puede ir más allá de su habilidad receptiva. Tantos hombres, tantas
afirmaciones, es una verdad inmortal. El sol es uno; sin embargo, sus rayos son incontables y los
efectos producidos son benéficos o maléficos según la naturaleza y la constitución de los objetos
sobre los cuales brilla. La polaridad es universal, pero el polarizador yace en nuestra conciencia.
Nosotros, los seres humanos, asimilamos la verdad suprema de manera más o menos absoluta, en
proporción al ascenso de nuestra conciencia hacia ella. Todavía, la conciencia humana es
simplemente el girasol de la tierra. La planta, añorando los rayos cálidos, sólo puede dirigirse
hacia el sol y circunvalar a su alrededor siguiendo la trayectoria de la estrella inasequible: sus
raíces la mantienen anclada al suelo y mitad de su vida transcurre en la sombra […]
Sin embargo, cada uno de nosotros puede alcanzar, relativamente, el Sol de la Verdad aún
en esta tierra y asimilar sus rayos más cálidos y directos a pesar del estado diferenciado en que
puedan tornarse después de su largo viaje a través de las partículas físicas del espacio. A fin de
alcanzar esto, existen dos métodos. En el plano físico podemos usar nuestro polariscopio mental
y, analizando las propiedades de cada rayo, escoger el más prístino. Para arribar al Sol de la
Verdad, en el plano de la espiritualidad, debemos trabajar con ahínco para el desarrollo de
nuestra naturaleza superior. Sabemos que, al paralizar, gradualmente, dentro de nosotros, los
apetitos de la personalidad inferior, sofocando, entonces, la voz de la mente puramente
fisiológica, la cual depende y es inseparable de su medio o vehículo: el cerebro orgánico; el ser
animal en nosotros puede hacer espacio a lo espiritual y, una vez levantado de su estado latente,
los sentidos y las percepciones espirituales más elevadas crecen y se desarrollan en nosotros, en
proporción y pari passu con el «ser divino.» Esto es lo que los grandes adeptos, yogis orientales,
místicos occidentales, han hecho siempre y aún continúan haciendo.
Además, sabemos que, salvo pocas excepciones, ningún hombre de mundo, ni ningún
materialista, creerá jamás en la existencia de tales adeptos o aún en la posibilidad de este
desarrollo espiritual o psíquico. «El incauto del pasado, en su corazón pronunció que no existe
ningún Dios,» el individuo moderno dice: «No hay adeptos en la tierra, éstos son simplemente el
producto de vuestra imaginación desquiciada.» Al estar conscientes de esto, nos apresuramos a
reafirmar a nuestros lectores Santo Tomases. Les rogamos que se dediquen a la lectura de otros
artículos de esta revista más compatibles con sus intereses: los misceláneos ensayos sobre el
Hilo-Idealismo por varios autores.2
Desde luego, la revista Lucifer trata de satisfacer a sus lectores de cualquier «escuela de
pensamiento,» demostrándose igualmente imparcial hacia el teísta y el ateo, el místico y el
agnóstico, el cristiano y el gentil. Nuestros artículos de fondo, los Comentarios relativos a La Luz
en el Sendero, etc., no se dirigen a los materialistas; sino a los teósofos o a esos lectores
conscientes, en su corazón, de la verdadera existencia de los Maestros de Sabiduría. Y si bien la
verdad absoluta no se alberga en la tierra y se debe buscar en regiones más elevadas, aún en este
irrisorio y pequeño globo rotante existen ciertas cosas que la filosofía occidental aún no ha, ni
siquiera, imaginado.
Volviendo a nuestro tema: sigue que aunque «la verdad abstracta general, es la bendición
más preciosa,» por el momento, igualmente para muchos de nosotros como para Rousseau,
tenemos que satisfacernos con verdades relativas. En realidad, en la mejor hipótesis, somos un
pobre grupo de mortales que siempre siente pavor aún frente a una verdad relativa, en cuanto
podría devorarnos junto a nuestros preconceptos anodinos. En la vertiente de una verdad
absoluta, la mayoría de nosotros no logra verla, así como no alcanza a llegar a la luna en
bicicleta. En primer lugar, porque la verdad absoluta es tan inconmovible como la montaña de
Mahoma, la cual rehusó molestarse para el profeta, el cual tuvo que ir a ella. Debemos seguir su
ejemplo si queremos acercarnos a ésta aún a distancia. En segundo lugar, porque el reino de la
verdad absoluta no es de este mundo; y nosotros estamos demasiado identificados con éste. Y,
finalmente, porque a pesar de que en la fantasía del poeta, el ser humano es:
[…] El abstracto
De toda perfección, que la obra
Del cielo ha modelado […],
en realidad es una triste mezcla de anomalías y paradojas, un globo inflado con su propia
importancia, con todo tipo de opiniones contradictorias y con facilidad aceptadas. Es a la vez una
criatura arrogante y débil; quien, y si bien en un constante temor de alguna autoridad terrenal o
celestial
[…] como un mono iracundo
Juega tales trucos fantásticos delante del Cielo elevado
Que hace sollozar a los ángeles.
Ahora bien, como la verdad es una joya polifacética, cuyos aspectos son imposibles de
percibir todos a la vez y como no existen dos hombres, a pesar de su ansia por discernir la
verdad, capaces de ver, siquiera una de estas facetas de manera similar, ¿qué podemos hacer para
ayudarlos a percibirla? Visto que el ser físico, cuyas ilusiones lo limitan y obstaculizan por todos
lados, no puede alcanzar la verdad mediante la luz de sus percepciones terrenales, os decimos
que desarrolléis vuestro conocimiento interno. Desde el período en el cual el oráculo délfico dijo
al investigador: «Hombre, conócete a ti mismo,» no se ha enseñado una verdad más grande o más
importante. Sin tal percepción, el ser humano permanecerá, para siempre, ciego a muchas
verdades relativas por no mencionar la absoluta. El hombre debe conocerse a sí mismo: adquirir
las percepciones interiores que nunca engañan, antes de que domine alguna verdad absoluta. La
verdad absoluta es el símbolo de la Eternidad y ninguna mente finita podrá jamás asir lo eterno.
Por lo tanto, ninguna verdad podrá descender a ella en su totalidad. Para alcanzar el estado
durante el cual el ser humano la ve y la percibe, debemos paralizar los sentidos del hombre
externo de arcilla. Se nos dirá que ésta es una tarea complicada y, en tal coyuntura, la mayoría de
las personas preferirá, indudablemente, satisfacerse con verdades relativas. Sin embargo, aún el
acercarse a las verdades terrenales exige, en primer lugar, amor hacia la verdad por la verdad
misma, de otra manera no se le podrá reconocer. ¿Quién ama a la verdad, en esta edad, por la
verdad misma? ¿Cuántos, entre nosotros, están preparados a buscarla, aceptarla y ponerla en
práctica, en una sociedad en que cualquier cosa que tenga éxito debe construirse en las
apariencias y no en la realidad, en el egocentrismo y no en el valor intrínseco? Estamos
completamente conscientes de las dificultades que se interponen en el camino para recibir la
verdad. La doncella de belleza celestial desciende sólo al terreno que le conviene, el suelo de una
mente imparcial, sin prejuicios e iluminada por la pura Conciencia Espiritual y ambos son raros
habitantes en las tierras civilizadas. En nuestro siglo de vapor y de electricidad, en el que el ser
humano vive a una velocidad febril, dejándole muy poco tiempo para la reflexión, por lo general
se deja ir a la deriva, de la cuna a la tumba, clavado a la cama de Procuste de las usanzas y
convencionalidades. Ahora bien, el convencionalismo puro y simple es una mentira congénita,
ya que, en cada caso, es una «simulación de los sentimientos según un patrón recibido»
(definición de F. W. Robertson) y donde hay alguna simulación, no puede haber ninguna verdad.
Aquellos obligados a vivir en la atmósfera sofocante del convencionalismo social y que, aún
cuando deseen y añoren aprender, no osan aceptar las verdades que anhelan por temor al Moloch
feroz llamado sociedad, saben muy bien cuán honda es la observación de Byron según el cual:
«la verdad es una joya que se encuentra en una gran profundidad, mientras, en la superficie de
este mundo, se sopesan todas las cosas mediante las falsas escalas de la costumbre.»
Que el lector mire a su alrededor; que estudie los relatos de viajeros de fama mundial, que
tenga presente las observaciones conjuntas de pensadores literarios, los datos científicos y
estadísticos. Que elabore, en su vista mental, un esbozo general de la imagen de la sociedad, de
la política, de la religión y de la vida moderna. Que recuerde las usanzas y las costumbres de
todas las razas cultas y naciones bajo el sol. Que observe el comportamiento y la actitud moral de
la gente en los centros civilizados europeos y americanos y hasta del lejano oriente y de las
colonias, en cualquier lugar donde el hombre blanco ha transportado los «beneficios» de la
llamada civilización. Ahora bien, después de haber pasado revista a todo esto, que se detenga y
reflexione y luego que nombre, si puede, aquel El Dorado bendito, aquel lugar excepcional en el
globo, donde la Verdad es la invitada de honor, mientras la Mentira y el Engaño son los
marginados so pena de ostracismo; y constatará que no puede. Pero nadie podrá, a menos que
esté preparado y determinado a agregar su fragmento a la masa de falsedades que reina suprema
en cada departamento de la vida nacional y social. «¡La Verdad!» clamó Carlyle, «la verdad, a
pesar de que los cielos me aplasten por seguirla y no la falsedad, no obstante que todo el reino
celestial fuese el premio de la Apostasía.» Estas son nobles palabras. Sin embargo, ¿cuántos
piensan y osarían hablar como Carlyle, en nuestro siglo XIX? ¿Acaso no prefiere, la gigantesca
y pasmosa mayoría, el «paraíso de los perezosos,» el país del egoísmo cruel? Esta es la mayoría
que se retira llena de pánico ante el esbozo más nebuloso de cada nueva verdad impopular,
inducida por un simple miedo cobarde, no sea que el señor Harris denunciara y la señora Grundy
condenara a sus paladines a la tortura infligida por su lengua asesina, la cual desmenuza
gradualmente.
El Egoísmo es el primogénito de la Ignorancia y el fruto de la enseñanza según la cual: por
cada recién nacido se «crea» una nueva alma, separada y distinta del Alma Universal. Este
Egoísmo es la pared inexpugnable entre el Ser personal y la Verdad. Es la madre prolífica de
todos los vicios humanos, la mentira nace de la necesidad de disimular, mientras la hipocresía
procede del deseo de encubrir la mentira. Es el hongo que crece y se refuerza con la edad en cada
corazón humano en el cual ha devorado todos los mejores sentimientos. El egoísmo mata todo
impulso noble en nuestras naturalezas y es la deidad que no teme, por parte de sus acólitos, la
falta de fe o la deserción. Por lo tanto, vemos que reina supremo en el mundo y en la llamada
sociedad de rango. Consecuentemente, vivimos, nos movemos y existimos en esta deidad de la
oscuridad bajo su aspecto trinitario de Engaño, Hipocresía y Falsedad, llamado
RESPECTABILIDAD.
¿Es esto Verdad de Hecho o es calumnia? Podéis dirigiros hacia cualquier dirección y
discerniréis que, desde el escaño más alto de la escala social hasta el más bajo, el engaño y la
hipocresía operan para beneficio del querido Ego en toda nación y en cada individuo. Sin
embargo, las naciones, por acuerdo tácito, han determinado que los motivos políticos egoístas
deberían llamarse: «noble aspiración nacional, patriotismo», etc.; mientras el ciudadano los
considera, en su círculo familiar, como «virtud doméstica.» A pesar de todo, el Egoísmo, que
alimenta el deseo de extensión territorial o la competencia comercial a expensas del prójimo,
jamás se podrá considerar como una virtud. Vemos que al Engaño perpetrado con panegíricos y a
Fuerza Bruta, el Jachin y el Boaz de todo Templo Internacional de Salomón, se le llama
Diplomacia, mientras nosotros les damos su nombre adecuado. ¿Deberíamos aplaudir al
diplomático que, postrándose ante estas dos columnas de gloria nacional y de política, pone su
simbolismo masónico en práctica diariamente: «esta casa mía se establecerá a la fuerza (astuta)»
y obtiene, con el engaño, lo que no puede alcanzar a la fuerza? La siguiente calificación del
diplomático: «destreza o habilidad en asegurarse las ventajas» para su propio país a expensas de
otros, no puede alcanzarse diciendo la verdad; sino hablando de manera astuta y engañosa. Por lo
tanto, la revista Lucifer llama a esta acción una Mentira viviente y ostensible.
Sin embargo, no es solamente en la política donde, la costumbre y el egoísmo han avenido
a llamar virtud al engaño y a la patraña, recompensando a aquel que sabe mentir mejor en
público. Cada una de las clases, en la sociedad vive en la MENTIRA y se derrumbaría sin ella.
La aristocracia culta y temerosa de Dios, estando prendada del fruto prohibido como cualquier
plebeyo, se ve obligada a mentir constantemente a fin de encubrir lo que le gusta llamar sus
«pecadillos,» al paso que la Verdad los considera inmoralidad burda. La sociedad de la clase
media rebosa de falsas sonrisas, palabras mentirosas y engaños mutuos. Para la mayoría, la
religión se ha convertido en un sutil velo arrojado sobre el cadáver de la fe espiritual. El patrón
va a la iglesia para engañar sus sirvientes; el cura hambriento, predicando lo que ya ha cesado de
creer, embauca a su obispo, el cual, a su vez, burla a su Dios. Diarios políticos y sociales podrían
adoptar como lema, la pregunta inmortal de George Dandin, y aún beneficiarse: Lequel de nous
deux trompe-t-on ici? «A quiénes de nosotros dos engañamos?—»Aún la ciencia, en un tiempo la
tabla de salvación de la Verdad, ha cesado de ser el templo del Hecho escueto. Casi todos los
científicos se esfuerzan sólo para imponer a sus colegas y al público, la aceptación de alguna
idea personal predilecta, de alguna teoría recién elaborada, que dará lustre y fama a su nombre.
Un científico está tan pronto a suprimir evidencias que podrían dañar una hipótesis científica
corriente, como un misionero en tierras paganas o un predicador en su patria, persuade a su
congregación de que la geología moderna es una mentira y la evolución es puramente una
vanidad y una aberración del espíritu.
Esta es la situación en el año 1888. ¡Aún, ciertos periódicos nos atacan por verlo en colores
más tétricos!
La mentira se ha extendido a tal extremo—apoyada por costumbres y
convencionalismos—que hasta la cronología obliga a la gente a mentir. Los sufijos A.C. y D.C.,
añadidos después de las fechas por los hebreos y los paganos, en tierras de Europa y Asia, así
como por materialistas y agnósticos o como por cristianos en casa, son—una mentira usada para
sancionar otra Mentira.
Entonces, ¿dónde podemos encontrar, siquiera, la verdad relativa? Si ya en el lejano siglo
de Demócrito le apareció bajo la forma de una diosa que yacía en el fondo de un pozo tan
profundo que daba poca esperanza para su liberación; en las actuales circunstancias tenemos
cierto derecho a creer que se esconda por lo menos, en un lugar tan lejos, como el lado siempre
invisible y oscuro de la luna. Quizá ésta sea la razón por la cual, a todos los defensores de las
verdades ocultas se les tilda de lunáticos. Pase lo que pase, en ningún caso y bajo ninguna
amenaza, la revista Lucifer jamás será obligada a gratificar alguna mentira universal, tácitamente
reconocida y universalmente practicada, pero se atendrá al hecho puro y simple, tratando de
pregonar la verdad dondequiera que se encuentre y bajo ninguna máscara de cobardía. El
fanatismo y la intolerancia podrán considerarse actitudes ortodoxas y congruentes, mientras el
fomentar los prejuicios sociales y las predilecciones personales a expensas de la verdad, podrán
reputarse como un comportamiento sabio a seguir a fin de asegurarse el éxito de una publicación.
Que así sea. Los editores del Lucifer son Teósofos y su apotegma ya se escogió: Vera pro gratiis
(La verdad sobre todo).
Están muy conscientes de que las libaciones y los sacrificios del Lucifer a la diosa Verdad
no dejan un humo dulce y rico en el olfato de los señores de la prensa, ni el brillante «Hijo de la
Mañana,» emite un dulce aroma en sus orificios nasales. Se le ignora, cuando no se abusa; ya que
veritas odium paret. Hasta sus amigos están empezando a detectar faltas. No entienden por qué
no puede ser una revista puramente teosófica o, en substancia, por qué se niega a ser dogmática
y fanática. En lugar de dedicar cada línea de sus columnas a las enseñanzas teosóficas y ocultas,
abre sus páginas «a la publicación de los más grotescos, herogéneos elementos y doctrinas
conflictivas.» Esta es la acusación principal, a la cual contestamos ¿y por qué no? La teosofía es
conocimiento divino y el conocimiento es verdad. Por lo tanto, cada hecho verdadero, cada
palabra sincera, es parte integrante de la teosofía. La persona versada en la alquimia divina o que
haya alcanzado sólo un vislumbre de la verdad, encontrará y extraerá esta última, tanto de una
declaración errónea como de una correcta. A pesar de lo pequeño que sea un fragmento de oro en
un montón de basura, es siempre el noble metal y vale la pena rescatarlo aun cuando se requiera
un poco de trabajo adicional. Como se ha dicho, a menudo es tan útil saber lo que una cosa no es
como aprender lo que es. El lector común difícilmente podrá esperar encontrar algún hecho en
una publicación sectaria bajo todos sus aspectos, en favor y en contra, ya que, de una forma u
otra, su presentación ha de ser, seguramente, influenciada y las escalas tenderán a inclinarse
hacia el lado al cual se dirige la proclividad del editor. Por lo tanto, quizá una revista teosófica
sea la única publicación donde se pueda esperar encontrar, al menos, la verdad y los hechos
imparciales, aún siendo aproximativos. La verdad escueta se refleja en Lucifer bajo sus múltiples
aspectos; ya que de sus páginas no se excluye a ninguna filosofía y a ninguna concepción
religiosa. Además, como toda filosofía y religión, a pesar de lo incompleto, lo inadecuado y
hasta de lo insensato que ocasionalmente algunas de ellas pueden ser, debe estribar en alguna
verdad y en algún hecho, el lector tiene la oportunidad de comparar, analizar y escoger, entre las
varias filosofías que aquí se discuten. Lucifer ofrece tantas facetas de la Unica joya universal en
conformidad con su espacio limitado y dice a sus lectores: «Escoged, en este día, a quien
serviréis: ¿ya sea a los dioses que estaban del otro lado de la inundación que sumergió a los
poderes del razonamiento humano y al conocimiento divino, o a los dioses de los Amorites de la
costumbre y de la falsedad social o aún, al Señor del Ser (superior), el brillante destructor de los
poderes lóbregos de la ilusión? Seguramente, la mejor filosofía es aquella que tiende a disminuir
en lugar de incrementar, el total de la miseria humana.
De todos modos, hay posibilidad de elección que es el único motivo por el cual hemos
abierto nuestras páginas a todo género de colaboradores, por lo tanto: se encuentran los
conceptos de un clérigo cristiano quien cree en su Dios y en el Cristo; pero rechaza las
interpretaciones malignas y los dogmas impuestos de su iglesia ambiciosa y orgullosa, en
concomitancia con las doctrinas del hilo-idealista que niega a Dios, al alma y a la inmortalidad,
no creyendo en nada salvo en sí mismo. Los materialistas más empedernidos encontrarán
hospitalidad en nuestra revista; sí, hasta aquellos que no tuvieron ningún escrúpulo en llenar las
páginas con escarnios y observaciones personales sobre nosotros, abusando las doctrinas
teosóficas que tanto queremos. Cuando una revista de libre pensamiento, editada por un ateo,
inserte un artículo de un místico o de un teósofo en el cual se elogien sus conceptos ocultos y el
misterio de Parabrahman aunque el editor se limite a expresar sólo algunas observaciones
casuales, diremos que el Lucifer ha encontrado un rival. Cuando un periódico cristiano o de los
misioneros, acepte un artículo de un libre pensador que se burle de la creencia en Adán y su
costilla, acogiendo la crítica al cristianismo—la fe de su editor—en manso silencio, entonces,
habrá alcanzado un nivel digno del Lucifer y se podrá decir que ha arribado al grado de
tolerancia donde se puede equiparar con alguna publicación teosófica.
Sin embargo, mientras que ninguno de dichos órganos cumpla con esto, son todos
sectarios, fanáticos, intolerantes y jamás podrán tener una idea de la verdad y de la justicia.
Pueden lanzar alusiones contra el Lucifer y sus editores, sin afectar a ninguno de los dos. En
realidad, los editores de tal revista están orgullosos de dicha crítica y acusación ya que atestiguan
la ausencia absoluta de fanatismo o arrogancia de algún tipo en la teosofía, el resultado de la
belleza divina de las doctrinas que predica. Desde luego, como se ha dicho, la teosofía concede
una audiencia y una justa oportunidad a todos. Considera que ninguna concepción, si es sincera,
está completamente exenta de verdad. Respeta a los hombres pensantes, sin importar a la clase
de pensamiento que puedan pertenecer. Está siempre dispuesta a impugnar las ideas y las
concepciones capaces de crear simplemente confusión sin beneficiar la filosofía, deja a sus
divulgadores libres de creer, personalmente, en lo que quieran y rinde justicia a sus ideas cuando
son buenas. De hecho, las conclusiones o las deducciones de un escritor filosófico, pueden ser
totalmente antitéticas a las nuestras y a las enseñanzas que exponemos. A pesar de esto, sus
premisas y afirmaciones pueden ser muy correctas y cabe que otras personas se beneficien de la
filosofía opuesta, aun cuando nosotros la rechazamos, creyendo que tenemos algo más elevado y
más próximo. En todo caso, ahora se ha clarificado nuestra profesión de fe y todo lo que se ha
dicho en las páginas anteriores justifica y explica nuestra conducta editorial.
Al resumir la idea concerniente a la verdad absoluta y relativa, cabe repetir sólo lo que ya
hemos dicho. Fuera de cierto estado mental altamente elevado y espiritual durante el cual el
Hombre es Uno con la Mente Universal—lo más que él podrá captar en cualquier religión o
filosofía serán verdad o verdades relativas. Aun cuando la diosa que se alberga en el fondo del
pozo, saliera de su lugar de cautiverio, no podría transmitir al ser humano más de lo que él puede
asimilar. Entretanto, todos nosotros podemos sentarnos en las inmediaciones del pozo, cuyo
nombre es Conocimiento y, atisbando en las profundidades, esperar ver, al menos, el reflejo de la
hermosa imagen de la Verdad en las aguas oscuras. Sin embargo, según la observación de
Richter, esto presenta un cierto peligro. Por supuesto, de vez en cuando, alguna verdad puede
reflejarse, como en un espejo, en el sitio donde estamos observando, recompensando, entonces,
al paciente estudiante. Pero el pensador alemán agrega: «He oído que algunos filósofos en pos de
la Verdad, a fin de tributarle un homenaje, han visto su propia imagen en el agua, acabando por
adorar a ésta en lugar de la verdad.»[…]
A fin de evitar tal calamidad, la cual se ha abatido sobre todo fundador de escuela religiosa
o filosófica, los editores se dedican, con esmero, a no ofrecer al lector sólo esas verdades que
encuentran reflejadas en sus cerebros personales. Entregan al público una amplia gama de
elección y rechazan mostrar fanatismo e intolerancia, que son las indicaciones principales a lo
largo de la senda del sectarismo. A la par que dejamos el margen más extenso posible para el
cotejo, nuestros oponentes no pueden esperar encontrar sus caras reflejadas en las aguas prístinas
de nuestro Lucifer, sin que las acompañen ciertas observaciones o una justa crítica referente a los
aspectos prominentes de sus doctrinas, si contrastan con las concepciones teosóficas.
Sin embargo, todo esto se circunfiere dentro de la revista pública y abarca sólo el aspecto
meramente intelectual de las verdades filosóficas. En lo que concierne a las creencias más
espirituales y casi podríamos decir religiosas, ningún verdadero teósofo debería degradarlas
sometiéndolas a la discusión públicas, sino que debería atesorarlas y esconderlas en las
reconditeces del santuario más interno de su alma. Tales creencias y doctrinas no deberían
exponerse imprudentemente porque corren el riesgo inevitable de que las personas indiferentes y
críticas las traten de forma áspera, profanándolas. Ni deberían incorporarse a ninguna
publicación excepto como hipótesis ofrecidas a la consideración del público pensante. Las
verdades teosóficas, una vez que transcienden un cierto límite de especulación, es mejor que
permanezcan escondidas al público; ya que «la prueba de las cosas no vistas» no es una prueba
salvo para aquel que la ve, la oye y la percibe. No debe arrastrarse fuera del «Sanctum
Sanctorum,» el templo del Ego divino e impersonal o el Yo que se alberga dentro; ya que,
mientras la percepción de todo hecho externo puede ser, como ya hemos demostrado, en la mejor
de las hipótesis, sólo una verdad relativa, un rayo de la verdad absoluta puede reflejarse
únicamente en el espejo inmaculado de su propia llama, nuestra Conciencia Espiritual superior.
¿Cómo puede, la oscuridad (de la ilusión), comprender la Luz que brilla dentro de ella?
Lucifer, Octubre de 1888
Notas
1 Jesús dice a los «Doce»: «A vosotros se os da el misterio del Reino de Dios, sin embargo, para
ellos que están fuera, todas las cosas se les expresan en parábolas, » etc. (Marcos iV. II.)
2 Véase el breve artículo «Autoconcentrismo» tocante a la misma «filosofía,» o el ápice de la
pirámide Hilo-Idealista en este número. Es una carta de protesta que el erudito Fundador de la
Escuela en cuestión nos envió para impugnar un error nuestro. Se queja por el hecho de que
«acopiamos» su nombre con los de Spencer, Darwin, Huxley y otros, en lo concerniente al asunto
del ateísmo y del materialismo; ya que el Doctor Lewins considera estas luces de las ciencias
psicológicas y físicas excesivamente fatuas, «transigentes» y débiles para merecerse el honorable
título de ateos o aún agnósticos.
NAOMI HASSON, RESPONSABLE DE «GETXO ZUREKIN» NOS DA LAS CLAVES DE LA INICIATIVA «ACTIVA TU COMUNIDAD» PIONERA EN EUSKADI
euskadilagunkoia.net
Naomi Hasson, responsable del proyecto Getxo Zurekin, es una mujer inspiradora. De profesión enfermera, lleva 21 años viviendo en Euskadi. Inquieta, solidaria y con grandes dotes comunicativas, esta irlandesa de mirada viva nos explica en un perfecto castellano, las razones que le han llevado a impulsar el proyecto «Activa tu Comunidad» iniciativa surgida en Madrid de mano de su creadora, Rosa Jiménez.
Quiero comenzar la entrevista felicitándote. Getxo Zurekin está dando grandes pasos y así lo demuestra la presentación que acabáis de realizar.
El proyecto es fruto de la solidaridad. Getxo Zurekin tiene muchas iniciativas que intentan cubrir carencias que van surgiendo en el municipio.
¿Cómo y cuándo surge la iniciativa?
En 2019 realizamos el curso de cuidados paliativos para personas que están cuidando a sus familiares en casa. Normalmente son mujeres, aunque también hay hombres. Me quedé muy impactada con sus vivencias, con lo solas que se sentían, así como invisibles e ignoradas, sus historias me llegaron al alma.
Ahora hemos formado un grupo y yo las llamo las “Superheroínas”; sin la entrega de estas personas muchos casos de atención dependiente serían insostenibles.
En estos cursos nos dimos cuenta de otra situación: una de las mujeres decía «he cuidado de mis padres, de mi marido, y ahora, ¿quién cuida de mí?» ver que existe esta necesidad hizo que empezáramos a investigar las posibles soluciones.
¿Cuál es el objetivo de Getxo Zurekin?
Getxo Zurekin, con el proyecto «Comunidad Compasiva» busca acompañar a las personas que se encuentran en situación de dependencia, enfermedad avanzada, cuidados paliativos, muerte y/o duelo.
Llevamos 4 años trabajando y hemos hecho el mapeo de las asociaciones locales. Estamos haciendo un proyecto de escucha en la comunidad de Getxo, mediante conversaciones individuales, talleres, charlas… para saber qué es lo que está ocurriendo aquí y saber qué es lo que necesitamos.
Este proyecto en concreto lo hemos puesto en marcha con un enfoque de co-creación con la comunidad de Getxo donde participamos alrededor de 40 personas: asociaciones, personas individuales, enfermeras y médicos, de empresa… perfiles muy distintos, con el acompañamiento de Agirre Lehendakari Center, expertos en innovación social.
Todo el mundo está viendo que desde la sociedad nos tenemos que activar y ayudarnos entre nosotros.
Foto: Grupo de trabajo de «Getxo Zurekin»
Esto se une con la filosofía de las Ciudades Compasivas
Así es. Alan Kellehear y Julian Abel, padres del movimiento de los comunidades compasivas, dicen que el cuidado es tarea de todos. Por ejemplo, las personas que están en situación de enfermedad avanzada, ven a los médicos sólo el 5% del tiempo ¿y qué ocurre el resto del tiempo? ¡Muchos están solos! Por lo tanto, ¿qué podemos hacer como sociedad para acompañar a estas personas durante el 95% del tiempo restante?
Como comunidades compasivas debemos observar qué es lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y ver cómo cuidar y acompañar al otro.
¿Cómo crees que podría funcionar en Euskadi?
Algo que caracteriza a los vascos es la solidaridad y el acogimiento. La familia es o ha sido un pilar muy importante en Euskadi, pero está yendo a menos, porque son cada vez más pequeñas, los hijos se marchan, o los hijos se mueren antes que los padres, y entonces ¿cómo nos cuidamos?
En Euskadi, el tipo de vivienda nos beneficia porque vivimos en bloques. Tomando este punto como referencia, me encontré con el proyecto de «La Escalera» de Rosa Jiménez, y pensé que era una maravilla, es un proyecto muy completo. Nosotros nos hemos sentido inspirados por el proyecto que lleva más de 5 años en marcha en Madrid.
Es un proyecto de innovación social que además funciona como antena social.
Foto: Rosa Jiménez, Fundadora del proyecto «La Escalera»
Para dar visibilidad a la iniciativa habéis publicado un vídeo con una historia muy emotiva
En nuestro vídeo hemos tratado la historia de Maru e Iñaki, sus nombres son ficticios, pero su historia es real. Conocimos a Maru en una formación para mujeres cuidadoras y su historia nos impactó. Se trata de una persona mayor que tienen que cuidar de su esposo dependiente.
En la mayoría de los casos son mujeres cuidadoras, que tienen que hacer frente a situaciones muy duras, como tener que lavar a su pareja a las 4 de la mañana, casi sin fuerzas y sintiendo que están muy solas. Pero, además, lo triste es que están solas, pero a la vez, rodeadas de vecinas y vecinos que podrían ayudar en momentos puntuales.
La historia que cuentas es una realidad que cada vez ocurre más…
Desde hace unos años se escuchan historias cada vez más terribles. Por esa razón, queremos desde la comunidad, acompañar en el sufrimiento evitable, con pequeños gestos. A través de Maru e Iñaki empezamos a pensar cómo hacer este trabajo.
Una vez hecha la presentación, ¿Cuál ha sido la respuesta obtenida?
Ayer me llamaron 4 personas individuales interesadas en la iniciativa. Normalmente, son personas que no tenían claro si llamar o no la puerta de sus vecinos y esto les ha ayudado a dar el paso. Ese primer acercamiento es el más difícil, pero la respuesta puede ser fabulosa e increíble.
Sólo con el buzoneo, la ciudadanía se activa. Cuando recibas el folleto, párate y piensa. Todos pasaremos por esta situación. ¿qué es lo que yo puedo hacer? Si conseguimos abrir la mirada, ya es un éxito. Y si de ahí conseguimos que la gente lo ponga en marcha y conseguir un efecto contagio, sería excepcional.
Lo que intentamos es que la gente se adhiera de manera natural y que lo pongan en marcha en su propio portal, que se sientan empoderados.
Foto: Naomi Hasson, en la presentación de «Getxo Zurekin»
¿Este movimiento es sólo para personas mayores?
Hay mucha gente que lo piensa, pero no es así. Fíjate, hay un montón de personas mayores que están cuidando de sus hijos; personas jóvenes que están atravesando un momento de enfermedad avanzada, que se encuentran en una situación límite… En realidad, esta iniciativa está pensada para personas de todas las edades.
Cicely Saunder, madre del los cuidados paliativos decía “Tú importas porque eres tú”. Esto se aplica a todas las edades.
Con esta iniciativa el beneficio es mutuo y además es contagioso.
Yo no dispongo de mucho tiempo, ¿Cómo podría ayudar?
Todo el mundo piensa que no tiene tiempo y que no puede hacer voluntariado. Pero en este caso, se trata de pequeños gestos, acordarte de ese vecino que se encuentra solo o sola.
Cada portal trabaja de una manera distinta. Algunos ponen su número de teléfono en un cartelito, otros se organizan haciendo un zoom, también hay grupos de WhatsApp. Lo importante es ayudar y sabe qué hacer si detectan una situación de riesgo.
Cuando ayudamos, nosotros también nos sentimos bien.
También ofrecéis asesoramiento, ¿en qué consiste y cómo lo hacéis?
Yo me encargo de dar el asesoramiento; por ahora es por teléfono y correo electrónico. A mí me gusta hablar y luego vamos poco a poco encajando las características de su portal, su experiencia…
¿Cómo ha sido la colaboración con la escritora Karmele Jaio?
A karmele le ha gustado mucho el proyecto. Para nosotras es muy importante que una persona prestigiosa participe y nos ayude. Vamos a hacer de las casas pequeñas, una casa grande.
Naomi, ¿te gustaría añadir algo más?
Me gustaría terminar la entrevista citando a Eduardo Galiano “Personas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.
Foto: Naomi Hasson, Responsable del Proyecto «Getxo Zurekin»
ACCIÓN EN EL PRESENTE INMEDIATO
N.Sri Ram
TheTheosophist, marzo 197O
Es un hecho extraño el que la vida exista solamente en ese momento fugaz que es el presente, no en el pasado ni en el futuro. El futuro es en realidad un pensamiento donde el punto de vista del presente y el pasado, incluso el acontecer del instante pasado, es sólo un recuerdo. Pero entre ambos está ese momento intangible y apenas discernible que llamamos presente. Si el futuro y el pasado se representan como dos áreas contiguas en un mapa, coloreadas de distinto modo, digamos una oscura y otra clara, la línea que separa el uno del otro es lo que constituye el presente. La línea es tan fina que no constituye en absoluto ninguna división del tiempo. La línea es como un punto, carece de dimensión, excepto como extensión.
Si la vida existe sólo en ese momento que es como un punto sin dimensión, una nada en términos de tiempo, entonces debe existir de instante a instante; lógicamente no puede ser de otro modo. Si continúa por espacio de dos instantes, el primero se convierte en el pasado en relación con el segundo, y la vida no existe en el pasado, La vida, obviamente, es una energía, pero una energía extraordinaria y misteriosa, y no procede del pasado sino que surge en un presente siempre nuevo, aunque efímero. La vida en sí nunca conlleva un pasado.
Es la mente, la que, harto misteriosamente implicada en la vida como parte de la misma, rastrea un pasado y proyecta un futuro. Hay muchos fenómenos relacionados con la vida; ella es incesantemente activa y origina cambios; no obstante, todos sus movimientos parecen tener lugar en ese punto sin dimensión o a lo largo de esa la más fina de las líneas que avanza firmemente desde el pasado hacia el futuro. Obviamente, hay mucho más por comprender de lo que nosotros somos capaces, aunque parezca una cosa tan simple cuando se presenta. Nosotros la damos por sentada y la destruimos con la conciencia tranquila según se presenta en diversas formas; sin embargo, no conocemos el misterio de su naturaleza, sólo sabemos que es una energía.
¿ Cómo puede surgir la vida de instante en instante, desde un campo casi inexistente ?.No es cuestión de tiempo; tal vez contenga en sí misma — aparte de lo que la rodea — una naturaleza atemporal, el carácter de eternidad. La eternidad no es el tiempo infinito, el tiempo que se prolonga por billones de años. A ése período se le llama a veces eternidad , pero todo depende del sentido en que se emplee el vocablo. Si la eternidad no es el tiempo infinito, sino lo atemporal, puede decirse que está en el polo opuesto del tiempo. Pero los dos no pueden considerarse como opuestos; porque en un estado atemporal no puede haber reacción en el tiempo, ni relación con él, mientras que los opuestos están siempre relacionados. Hemos de profundizar mucho en la naturaleza de la vida tal como es en ese momento que es el presente, no como nosotros la concebimos, para penetrar en su misterio. Sólo la conocemos superficialmente en su estado condicionado, no tal cual es, o en sus
profundidades, y no vanagloriamos de ese conocimiento superficial.
H.P.B. dice que la vida fluye desde alturas extraordinarias, o sea, desde un origen muy elevado que va más allá de las limitaciones en la que penetra. En ese estado incondicionado tiene que ser completamente distinta de lo que aparece en el mundo del tiempo. la vida, en cualquier forma individual, aparece como un movimiento continuo; como un onda que se esparce desde el pasado hacia el futuro . Una idea factible es que la vida es en realidad un movimiento; a cada momento causa un impacto en el estado de cosas existentes, y ese impacto produce un cambio. No existe forma ni organismo viviente en el cual no se opere un cambio en cada punto, en cada segundo o fracción de segundo. Este es un hecho científico comprobado. Es como si hubiese un viento soplando continuamente a través de todo el organismo, a través de cada célula y de cada partícula, y que fuera un viento de cambio…( – )…H.P.B. presenta el punto de vista arcaico de la eternidad de la vida,… el movimiento incesante es su atributo absoluto . Por eso tal vez el concepto correcto es que la vida es una energía siempre existente que se manifiesta como movimiento en el campo de la materia, y donde está , ES EL PRESENTE INMEDIATO DEL TIEMPO. Pero en su propia naturaleza es misteriosa, y nosotros no tenemos la suficiente comprensión, o mejor dicho, la agudeza de inteligencia, la necesaria penetración para sondear sus profundidades, para palpar su verdadero carácter.
Por todos lados, en la Naturaleza se observa una sucesión de acontecimientos, y la mente, en su actividad, abarca un dominio que incluye un reflejo en forma de memoria, de lo que es el pasado, y un futuro supuesto o inventado por ella, tal es su capacidad de invención. De esta manera, es la mente la que por la propia acción se involucra en las relaciones del tiempo, mientras la misma vida, de la cual la mente es un instrumento, no tiene ese problema y no está condicionada por el tiempo.
La conciencia, que es inseparable de la naturaleza misma de la vida, puede experimentar su estado atemporal. Pero la mente, por naturaleza , tiene una libertad que le permite apartarse de ese presente inmediato que refleja el verdadero carácter de la vida, y se involucra en las complicaciones del tiempo, sometiéndose a sí misma en un estado de espanto que, estrictamente considerado, es del todo innecesario.
La libertad incluye la libertad de descarriarse, de pensar cualquier cosa, buena o mala, y es esta libertad de la mente la que le permite alejarse de la verdad de las cosas e inventar ideas que son gratas a sí misma, o bien se amoldan a una situación creada por ella. De este modo, la mente se convierte en una criatura de ilusiones. Tiene memoria de ciertas experiencias a las que se apega y bajo la tensión de las fuerzas involucradas en ese apego, proyecta un futuro, y estas fuerzas aparecen como deseos, de diversas clases. Hay un impulso hacia la experiencia agradable y un alejamiento de del desagradable. La mente es agitada por estas fuerzas. Teme que algo que sucedió en el pasado y que fue doloroso, pueda volver a suceder y ansiosamente quiere que lo que fue agradable se repita, y se esfuerza por lograrlo.
Estas impresiones mentales del pasado, al igual que del futuro, son necesarias para los movimientos de la mente. Todo pensamiento tiene por
base la memoria y la posibilidad de suscitar un futuro. ¿ Qué es lo que sucede cuando pensamos?. Existen diversas impresiones o imágenes, todas presentes y están prestas para ser movidas, construidas, manipuladas, en el proceso de pensar. Todas representan el pasado, pertenecen a esa área del tiempo que el movimiento de la vida ha dejado atrás. Estas imágenes e impresiones son ficheros que se colocan en posiciones distintas como en el traslado de los términos de una ecuación por medio de los cuales el matemático obtiene el resultado que busca. Este agrupa ciertos términos, los separa o los mueve, también inventa temporalmente símbolos como x o y, cuyos valores se determinan más tarde estos símbolos corresponden a las suposiciones que nosotros formulamos en nuestro pensamiento con respecto al futuro. De este modo, el matemático llega a una conclusión o cifra de valor práctico para él. Aparte de la construcción de imágenes ¿ no es el pensamiento exactamente de esta naturaleza?. Necesita disponer de todas las fichas para manejarlas y éstas han de estar sobre una tabla invisible ante ella.
El pensar requiere un determinado terreno que está cultivado o modulado de manera diferentes, tales como el pasado, el presente, el pretérito perfecto, el futuro, el condicional, y así sucesivamente todos los tiempos de la gramática. Mediante el uso de los diferentes tiempos, y no sólo del presente, es cuando el pensamiento se realiza.
La actividad de la mente tiene lugar en el presente, pero se extiende sobre un área que se divide de distintos modos e incluye toda la sucesión y todas las relaciones del tiempo. Esta extensión se realiza en una esfera creada por la mente mientras está activa en el presente. Si en el campo de la conciencia no ha de haber ninguna acción que no abarque el pasado ni proyecte el futuro, si no han de considerarse posibilidades, ni entregarse a la especulación, ni usar la imaginación ni la facultad de suposición e de invención, entonces todo lo que queda de acción posible es lo que puede tener lugar en esa línea fina que es el presente. ¿Qué clase de movimiento es posible en ella?.
Vivimos en ese momento que es aquí y ahora, y somos conscientes de ello. Todo lo que la vida y la conciencia contienen de potencialidad está expresado en él y entra en juego mediante él. El pasado esta muerto y ha desaparecido, el futuro todavía no ha llegado, pero la acción que tiene lugar en el presente tiene un significado que se escapa, porque no podemos asirnos a ese punto preciso sin desviarnos.
¿ Qué implica ser consciente?. Ante todo, implica percepción en contraposición con el pensamiento. Usted percibe un objeto, por ejemplo un árbol u otra persona en este momento, el presente. Cuando más estrictamente excluya usted el pasado y el futuro de esta actividad del presente, mejor percibe. Esa percepción está fuera del tiempo, porque llega directa e inmediatamente; no es un movimiento que ocupa un área del tiempo. Cuando percibimos una cosa, una hermosa flor, un atardecer, un árbol, un animal, un rostro humano, la percepción de su totalidad es instantánea si la conciencia está totalmente despierta y alerta y no dormida; si no ha sido alterada ya de diversas maneras, de modo que no puede actuar a plenitud, sino sólo con una parte de sí misma. Una mente torpe puede decir : » Sí percibo «, pero su
percepción es superficial, inapropiada, débil a causa de su misma torpeza. La mente que está sujeta a diversas fuerzas de atracción y repulsión se fracciona de varias maneras, y aunque las partes se ajusten y se junten, sólo puede funcionar con una fracción de la energía que podría desarrollar de no haber estado sometida a ese proceso. Eso es lo que sucede con una mente que se ha vuelto insensible, como la de una persona narcotizada. El placer que experimentamos en muchas formas viene a ser como una droga cuando nos apegamos a él y tratamos de satisfacerlo una y otra vez.
Si la naturaleza de la conciencia humana no ha sido modificada, si ha retenido su pureza, su sensibilidad y su lozanía, puede percibir en un instante la totalidad del objeto de percepción y también puede responder a la naturaleza de esa totalidad. Si usted mira un objeto hermoso, no puede percibir su belleza a menos que capte la totalidad al instante. Si no vemos la totalidad de un hermoso rostro, si no sólo una pequeña porción de la nariz, de la mejilla, un aspecto de la frente, etc., o sea si no vemos esa belleza completa sino fragmentada, no podemos conocerla, aunque incluso un fragmento de la misma sea bello de por sí. la belleza depende de la percepción de un todo, y está presente cuando ese todo incorpora un determinado orden que no es mecánico, sino un orden que posee la cualidad de la armonía. Todo esto es posible en ese momento que es el presente.
Aunque la inteligencia que actúa en ese momento no parece tener la latitud que posee su hermana la mente pensante, moviéndose de un punto a otro,… sí tiene la capacidad de percibir lo que es instantáneamente, de captar su belleza y de responder a ella, con ese aspecto que asociamos con la palabra » corazón..». Pueden existir innumerables formas de belleza, y la palabra » amor » puede abarcar diversos movimientos inefables del corazón que son como la música. La palabra bello no debe entenderse solamente respecto a la belleza física, sino también, y mucho más, con relación a la belleza de pensamiento, imaginación, actitud, acción, relación, belleza del alma, todo el espectro de la belleza. La belleza en cualquier cosa que sea se percibe en un acto instantáneo.
El amor también es en el presente; no es el apego que involucra el pasado. Uno se apega a lo que ha conocido o experimentado.
Pero existe la posibilidad de entregar el corazón a algo bello sin desea retenerlo o poseerlo. La naturaleza del amor consiste esencialmente en dar, no en apropiarse, en retener. Piense, en algo que usted no pueda poseer, por ejemplo una hermosa puesta de sol, o el movimiento alado de un pájaro. No cabe la esperanza ni la posibilidad de poseerlo y, sin embargo, usted puede sentir su maravilla que puede producir en usted un impacto extraordinario. La belleza de la música, o de un rostro, puede llenar el alma. Lo que sale del corazón sin retorno al yo puede llamarse amor, que es una fuerza como el deseo, pero que no es deseo. Hay una relación natural entre la inteligencia que percibe y el objeto de belleza. Esta relación es como una atracción, pero es mecánica como las atracciones en el reino de la materia. No puede tener ímpetu si es en el instante, si surge súbitamente. La relación consiste no sólo en la percepción sino también en una respuesta que parte de la totalidad del ser de la persona. Es una respuesta natural de la propia naturaleza si ésta no está viciada, corrupta, endurecida, y por lo tanto, susceptible. Cuando está falseada o condicionada, se puede imaginar lo feo como bello, puede gustar lo feo o lo vulgar por algunas razones. El gusto es diferente del amor; a uno le gusta una cosa por el placer que le proporciona, y ese placer, cuando llega a ser ansia, corrompe la mente. También puede haber la acción del propio corazón, o del ser total, que no es una respuesta a una cosa externa, sino iniciada desde lo interno.
Lo que en realidad es bello no es necesariamente lo que se cree que es bello; es preciso percatarse de esa diferencia. Todos hemos de sentirnos libres para pensar o para sentir respecto a la belleza, o a la falta de ella en lo que vemos. Hay muchas personas que cuando los demás dicen que una cosa es bella se sienten obligados a sentir o a pensar de la misma manera. Están dominados por los juicios ajenos, o por lo que otros puedan pensar de sí mismos; o bien piensan que algo falta en ellos. Por eso se sienten obligados a pensar que una cosa es bella, cuando en realidad no lo creen así. La mente es un instrumento delicado y toda compulsión la perjudica o la desvía. En realidad no importa que los demás le digan a uno que es un filisteo. Aunque muchas personas afirmen que una pieza de arte es bella, si uno cree que es más bien un desatino, tiene que sentirse libre para adherirse a su opinión por lo que vale, hasta que pueda ver mejor o encontrar alguna razón para cambiarla.
En toda relación entre la belleza en cualquier forma y el corazón que la percibe y reacciona ante ella, la respuesta surge natural y libremente. La percepción que depende del nivel físico de la recepción de impresiones o vibraciones, requiere una condición negativa, pero la respuesta es una forma de acción, la cual es positiva. El amor es también acción, y de una naturaleza que siempre es bella. Toda belleza que se pueda observar en cualquier parte también existe en nuestro corazón o en nuestro ser. La expresión de esta belleza, aunque no necesariamente por medio de ninguna acción o signo externo también tiene lugar en el presente inmediato.
La conciencia, como expresión de la vida-energía, incluye la acción de la voluntad, y ésta acción puede ser instantánea. Pero existe la clase de voluntad que no surge al instante, sino que es el resultado de fuerzas que tienen su origen en el pasado y van dirigidas hacia un futuro. Lo que se llama voluntad puede ser la arremetida ciega de esas fuerzas inmersas en uno mismo; pueden ser de tal naturaleza que uno no puede actuar enseguida y tiene que llegar lentamente a una decisión. Si la voluntad que surge en el instante. pero en la condición en que todo lo que sucede surge del presente inmediato, querer es proceder, y no hay en tal acción ingrediente alguno de demora , de aplazamiento o de pereza.
El sentimiento como aspecto de la conciencia también surge en el momento inmediato. Con frecuencia se utiliza la palabra «sentimiento» para indicar la acción de determinadas fuerzas que ya existen en nuestra naturaleza, reacciones generadas en el pasado y que continúan en el presente. Si tengo una rencilla contra alguien que creo que se ha ofendido, este sentimiento no pertenece a la energía pura de la vida que surge en el presente, sino que es la acción de la memoria que ingiere del pasado.
Al recordar el pasado lo hacemos, por supuesto en el presente. Toda acción, incluso el recuerdo, es en el presente, o bien acción del dominio de la mente que abarca memorias del pasado y las viejas respuestas a ellas. Cualquier acción de nuestra naturaleza que represente el pasado, es como terreno endurecido; porque el pasado es fijo, no se puede alterar. La misma vida, al surgir espontáneamente en el presente, es siempre nueva, pero la mente con sus memorias puede endurecerse, puede llegar, para todo propósito, hasta convertirse en un agente del pasado. La palabra sentimiento puede emplearse para expresar un modo de conocimiento puro; puede significar el sentimiento de la naturaleza de todo lo que se le ofrezca.
Por lo tanto, podemos ver que toda acción que se realiza en el presente inmediato debe tener una cualidad de lozanía y de espontaneidad. Esta acción incluye la percepción, la gama total de respuestas a la belleza y al amor. No conocemos la naturaleza de todo lo que puede tener lugar en ese presente, pero sea como sea, nunca será rancio. Lo rancio es lo que continúa del asado. En la vida, a medida que surge, siempre hay lozanía una agudeza maravillosa, una cualidad que es atemporal. Pero para que la vida manifieste su verdadera naturaleza, su belleza inherente, nuestra naturaleza debe ser pura, infantil, flexible. La conciencia que corresponde a la naturaleza incondicionada de la vida, aunque surja de un punto no dimensional, puede ampliarse hasta un punto que abarque muchas cosas o puede convertirse en una esfera de armonía. La vida incluso en la forma física, se manifiesta en una variedad de movimiento que son armónicos entre sí. La conciencia del hombre en este nivel puede dar lugar a innumerables formas de armonía, todas implícitas en la misma naturaleza de la vida.
Podemos formar un concepto erróneo de lo que se entiende por acción en el presente inmediato. Puede hacer algo que sea un mero capricho, proceder bajo el impulso del momento, ceder fácilmente a lo que se llama tentación y puedo pensar que estoy actuando en el presente inmediato. Hay personas que se llaman a sí mismas existencialistas, que viven en el presente de esa manera. Pero ésa es la existencia que ha sido condicionada de diferentes modos; el presente inmediato, en tal caso, no representa la riqueza de la vida, sino sólo las reacciones mecánicas resultantes de una existencia superficial mariposeante. En realidad, para actuar en el presente es preciso poseer una naturaleza que sea capaz de tal acción; uno debe provocar en sí mismo ese cambio mediante el cual todo lo que se arrastra del pasado, con sus rigideces, el cieno en el fondo, la acumulación, las impurezas, etc., queda completamente liquidado. Entonces, nuestra naturaleza viene a ser como agua pura y cristalina que mana y brilla, y en todo momento es capaz de actuar con la totalidad de sí misma, completamente libre de obstáculos. En esa acción hay percepción, hay amor y hay belleza.
Café y pastas con la muerte
-EL DIARIO VASCO-
Aumentan en España las quedadas en cafeterías y pubs para charlar sobre el final de la vida
El café de la muerte gusta. Escrito así podría parecer una broma tétrica sobre algo que resulta demasiado solemne. Pero no lo es, en absoluto. Desde hace unos años, la muerte se vive en muchas cafeterías y pubs de España como una forma de celebrar la vida. Un grupo de personas se reúne en torno a una mesa a media tarde y, entre pastas y café, habla de forma distendida sobre sus muy diversas experiencias con la parca. El movimiento ha alcanzado tal desarrollo que Euskadi prepara para el próximo mes de marzo la primera Semana Vasca del Café de la Muerte. Andalucía y Cataluña son otras dos de las comunidades donde mayor respuesta ha tenido hasta la fecha este movimiento, que sorbo a sorbo ha comenzado a extenderse por toda España.
El primer café de la muerte se organizó en 2004 en la ciudad suiza de Vissoie, inspirado en la fiesta católica del Día de los Muertos, que se celebra en México. La idea, promovida por el sociólogo Bernard Crettaz, tuvo una enorme repercusión popular. Fuera de Suiza, la tertulia cafetera se estrenó en París seis años después, en 2010. Un londinense, Jon Underwood, quedó fascinado por el encuentro y acabó por dar el impulso definitivo a este movimiento, que rápidamente se extendió primero por la capital británica y luego por el resto del mundo. Más de 70 países dan eco hoy a esta iniciativa.
Reunión entre amigos
Las sesiones se celebran siempre en locales públicos, por lo general cafeterías y pubs, a la vista de todo el mundo y en horarios de máxima afluencia. No hay nada que esconder. Los asistentes, como mucho quince personas para que sea un reunión dinámica, se sientan en torno a una mesa, con un café, un té y algo de bollería, y hablan de sus experiencias con la muerte. No se trata de un grupo de duelo, ni de ningún ritual extraño. Todo es de lo más normal. La conversación fluye en el tono más positivo posible, abordando el final de la vida desde todos los puntos de vista que cabe imaginar.
«Tampoco es éste un tema de viejos que tienen miedo a la muerte que se les viene encima», explica el médico Jesús Sánchez Echániz, especialista en Cuidados Paliativos a niños. «Se trata más bien de una reunión amigos, que se desarrolla en un tono tan vitalista que muchas veces pienso que deberíamos llamarla ‘Live cafe’ (café de la vida)», afirma el experto, que dinamiza un grupo en el centro de Bilbao.
Euskadi, Cataluña y Andalucía son las comunidades donde más grupos de ‘Death Cafe’ se han organizado, pero los hay por toda España
«La muerte ha sido utilizada en nuestra cultura como algo terrible. Por eso hoy, muchos viven de espaldas a ella y otros en cambio la festejan»
Los primeros encuentros en España comenzaron a organizarse hace unos tres años en el País Vasco, Cataluña y Andalucía, donde el movimiento tiene más desarrollo, aunque ya se programan sesiones en prácticamente todo el territorio nacional. ¿ Qué explica este interés por compartir a menudo con desconocidos las vivencias más íntimas sobre algo tan personal como la muerte? El psicólogo madrileño Luis Muiño, autor del podcast ‘Enciende tu mente’, tiene una explicación.
Niños entre cadáveres
Durante siglos, la muerte, según razona, ha sido utilizada en nuestra cultura judeocristiana como un arma de miedo social. No sólo porque la pena máxima a la que podía ser condenado un reo era la ejecución, sino sobre todo porque era vista «como algo terrible, incluso tóxico», el paso a la gloria o al fuego eterno del infierno. Como consecuencia de esta visión secular, conviven hoy dos tendencias sociales en una especie de «guerra cultural». Por un lado están quienes prefieren vivir de espaldas a la muerte y, por otro, quienes la asumen y festejan como parte de una vida que hay que disfrutar hasta el final.
«Es un concepto que puede resultar muy sanador, por lo que tiene de desmitificador», considera el terapeuta. «Hubo un tiempo en que los niños caminaban entre los cadáveres por la calle. Ahora, los cementerios están lejos de las ciudades y nadie muere en casa. En medio de una y otra realidad, surge el ‘Death Cafe’».
Más de 400 personas de una veintena de localidades se estima que participarán en la Semana Vasca del Café de la Muerte, la primera que se convoca en España, prevista entre los días 24 y 27 de marzo. Al frente de la iniciativa figura la enfermera irlandesa Naomi Hasson, de la Fundación Doble Sonrisa. «La magia del ‘Death Cafe’ –concluye– es que es algo muy fácil de realizar, donde lo invisible se hace visible a través de lo mejor del ser humano, que son los sentimientos».
Cómo Vivir la Teosofía
Marcos Resende
La palabra Teosofía tiene su origen etimológico en los vocablos griegos theos y sophia. Sophia significa literalmente “sabiduría”. La palabra theos puede traducirse, más apropiadamente, por “divina”.
Debemos tener claro que la palabra nunca es el objeto descrito. Es un símbolo, compuesto de letras, que intenta apuntar a algo. La palabra es el medio, nunca el fin. Sin embargo, muchas veces nos embrollamos con las palabras, y perdemos el sentido del fin que se busca con ellas. La palabra “dios” no es realmente “Dios”, sino un conjunto de cuatro letras que intenta señalar algo. Sin embargo, como casi todo el mundo tiene alguna idea o concepto de Dios, al usar esta palabra, uno evoca el contenido de la comprensión personal propia, y, a menudo, se queda enredado en ella. Del mismo modo, la palabra “amor” no siempre indica el significado que se intenta transmitir. En un sentido extremo, se usa, incluso, para justificar celos y pasión, que hacen imposible el amor real. Se usa incluso con fines comerciales, que no tienen nada que ver con su sentido intrínseco—es una expresión deformada fácilmente.
También debemos considerar que la humanidad y las civilizaciones crean patrones mentales rígidos en torno a palabras e ideas, que, a su vez, se convierten en dogmas, que lleva mucho tiempo desmontar. Hasta hace cinco siglos, se creía que la tierra era plana y que el sol giraba alrededor de ella. Fue necesario que los estudiosos desafiaran este arraigado concepto, afirmando que la tierra es redonda/esférica y gira alrededor del sol. Muchos fueron perseguidos en esa época, obligados a renegar de sus descubrimientos, y algunos, incluso, quemados vivos.
La palabra “teosofía” se emplea por primera vez en el siglo tercero DC en la ciudad de Alejandría en Egipto. Un grupo de estudiosos, llamados Neoplatónicos, fundó la Escuela Ecléctica Teosófica, afirmando que los líderes de las diferentes religiones no deberían pelearse, pues, en esencia, las enseñanzas, que llamaron religión de la sabiduría o Teosofía, eran las mismas. En 1875, en Nueva York, un grupo de diecisiete personas fundó la Sociedad Teosófica (ST) moderna.
Helena P. Blavatsky, una de los fundadores de la ST, al definir la palabra “Teosofía”, en su libro la Clave de la Teosofía, la llama la “sabiduría de los dioses”, afirmando que el universo está empapado/impregnado de conciencia, que actúa según las leyes universales, y no regido por un dios, como se creía en el siglo XIX.
Marcos L. B. de Resende es miembro del Consejo General de la Sociedad Teosófica y el anterior Secretario General de la Sección Brasileña.
La Sabiduría tiene que ser fruto de la experiencia, y no un mero concepto teórico o intelectual. N. Sri Ram, quinto Presidente Internacional de la ST, decía que la sabiduría sin acción, es pseudo sabiduría. Así que, la sabiduría tiene que ser una presencia creciente en la vida diaria de una persona; de otro modo, sería un mero ejercicio intelectual sin valor.
Sabiduría no es sinónimo de conocimiento. Una persona puede ser analfabeta, y, sin embargo, en cada situación de la vida, sabe lo que es justo, equilibrado, armonioso, unificador y beneficioso, y, actúa, por tanto, sabiamente. Otra persona puede tener una elevada educación intelectual, pero siendo díscolo/turbulento y desgraciado, crea conflictos y rompe la armonía, donde quiera que vaya. La Sabiduría tiene que ser fruto de la experiencia, de otro modo es pseudo-sabiduría.
Yo considero que la Teosofía es un océano de conciencia universal, que es profundamente sabia. No es difícil entender que, la conciencia impregna todas las cosas, tanto en el mundo objetivo, como en el subjetivo. Nos resulta difícil percibir la conciencia en el mundo mineral. Sin embargo, examinándolo atentamente, podemos percibir la existencia de transformación y evolución en este reino, al darnos cuenta que las piedras preciosas y los metales tienen, generalmente, características típicas, más evolucionadas que otros minerales. En el reino vegetal, la conciencia se hace algo más perceptible. El libro la Vida Secreta de las Plantas muestra la existencia de conciencia en estas. En el reino animal podemos percibir que la conciencia está más evolucionada, con manifestaciones claras de afecto, miedo, agresividad y otras
La física cuántica ha demostrado que el observador interfiere en el comportamiento de las partículas subatómicas. De este modo, podemos ver que la conciencia está presente en todo, desde los átomos y las moléculas a sus infinitas combinaciones y propiedades en los elementos químicos. En las células que constituyen los seres con vida orgánica, y en las diversificadas funciones de los órganos de estos seres. No es difícil observar que existe conciencia impregnando todo, desde los movimientos de las estrellas, planetas, galaxias y constelaciones hasta el nivel subatómico.
Mucha gente identifica la palabra Teosofía con la vasta literatura editada por la ST, así como con algunas enseñanzas de las grandes religiones y descubrimientos científicos. Sin embargo, esta idea reduce la sabiduría—que pertenece al Universo y a la Naturaleza—a una biblioteca, como si la sabiduría estuviera en los libros, lo que restringiría y limitaría lo que por definición es infinito. La Sabiduría no está en los libros; con o sin ayuda de los libros, uno puede descubrir por sí mismo las verdades a las que apuntan los libros o los errores cometidos por sus autores. La Verdad o la sabiduría tiene que encontrarse en la capacidad para discernir.
La vasta literatura, disponible en la ST es invalorable/invaluable. Puede ayudar a abrir vastos horizontes de comprensión/entendimiento. Sin embargo, si nos apegamos a ella, podemos crear otro patrón mental, basado en conceptos como reencarnación, evolución, karma, siete rayos, Maestros de Sabiduría, etc. Podemos estar repitiendo cosas que no sabemos, o que conocemos muy superficialmente, actuando mecánicamente, sin la vitalidad, que, solo la verdad viva, procedente de nuestro propio descubrimiento, puede proporcionar. Al crear un nuevo patrón mental, estamos diseñando una prisión para nosotros mismos. La vida, en todas sus dimensiones subjetiva y objetiva, va más allá de cualquier patrón mental en el que podamos acomodarnos.
Ahora, volvamos a la cuestión original, que estamos investigando. ¿Cómo vivir la Teosofía? Como ya dijimos, un teósofo es un buscador, un descubridor de caminos, en el territorio de la Verdad. Lo primero que tenemos que saber, es que no sabemos, y cuando pensamos que sabemos, ya estamos limitados, perdiendo la humildad y la capacidad de investigar.
Debemos tener claro que la Verdad no puede poseerse. Puede descubrirse en cualquier momento, pero no puede ser nunca un patrón mental. Es la fusión de la conciencia con la visión y comprensión de las cosas tal como son, con sus significados intrínsecos. La propia naturaleza de la Verdad la hace imposible para el dogmatismo, no puede ser degradada ni impuesta. Por su naturaleza, debe ser siempre cuestionada, de modo que vuelva a mostrarse claramente. Cuando uno está muy próximo a la Verdad, lo más importante es darse cuenta que uno puede equivocarse. Así que con cuidado, libertad y determinación, el territorio de la Verdad—que es infinito—puede abrirse y la conciencia despertar también en un progreso infinito. Por increíble que parezca, cuanto más uno descubre, más percibe uno, con humildad y olvido de sí mismo, la grandeza de todo cuanto existe.
Blavatsky decía que, la ética es el alma de la Teosofía. De modo que no hay forma de concebir la sabiduría como algo que no sea fruto de la experiencia y que esté disociado de nuestras relaciones diarias. La Ética se convierte en una forma de vida, con respeto y consideración para nuestros vecinos, y las acciones orientadas al bien común, donde uno no hace a los demás lo que no quiere para sí mismo.
De mis lecturas, he llegado a comprender que el altruismo es la esencia de la Teosofía. Sin embargo, la condición natural del ser humano, en el estado actual de evolución de la humanidad, es el egoísmo. Vivimos prácticamente todo el tiempo para nuestros propios intereses, el de nuestras familias, o grupos de amigos, y otros afines. Raramente dedicamos tiempo a algo que no sea de interés propio, bien financiero, promoción personal, búsqueda de prestigio o satisfacción física. Si estamos verdaderamente interesados en la Verdad, no podemos engañarnos a nosotros mismos. Tenemos que ver nuestro egoísmo, tal como es, sin crear conflicto, ni cualquier tipo de imagen idealizada, que se separa de lo que realmente es. Si pretendemos llevar a cabo acciones altruistas, sin darnos cuenta de nuestro propio egoísmo, y de las sutiles y disimuladas formas del ego, podemos, sin saberlo, estar generando más confusión aun en el mundo.
Por lo tanto, el camino para la transformación de centros de egoísmo, en centros de amor, amabilidad y servicio inegoísta, es infinito. No existe punto de llegada. Cada paso debe darse desde donde estamos, siendo sinceros/veraces con nosotros mismos y con los demás. En cualquier momento podemos desechar tendencias egoístas en pequeñas cosas de la vida cotidiana, percibiendo siempre nuestros hábitos egocéntricos, de modo que gradualmente vayan desapareciendo. La renuncia tiene que ser espontánea, viniendo siempre de dentro, y si fuera artificial, producida por una mente astuta, que se engaña a sí misma, negando lo que realmente es, solo serviría para crear más confusión en la vida personal y en el mundo en general.
El sendero espiritual para nosotros, seres humanos egoístas, es volvernos del revés, transformando las energías, que están centradas en uno mismo, en polos que irradian amor, sabiduría y armonía. Esta apertura y auto transformación llega con el auto conocimiento, que es la auto percepción de la vida y las relaciones, tal como son, sin la distorsión causada por nuestra auto imagen, ideas, prejuicios o intereses.
Para transformar el mundo, tenemos que transformarnos a nosotros mismos, aprendiendo y también enseñando. El día en que, un pequeño grupo de gente se transformen a sí mismos de centros de egoísmo en polos irradiando amor, una gran transformación tendría lugar en el mundo, y la vida sobre la Tierra podría ser más como es en los planos superiores de la Naturaleza.
Vivir la Teosofía significa un despertar de la conciencia en crecimiento permanente hacia dimensiones superiores. No es una tarea fácil; requiere un trabajo diario de observación de nosotros mismos y de la vida como un todo, de modo que las densas energías del egoísmo, enraizadas en nuestro carácter, se transformen gradualmente en energías más sutiles y armoniosas. Esta transformación necesitará, sin duda, muchas existencias, pero esto no quita la importancia del trabajo que tenemos que hacer ahora, en nuestro interior.
Vivir la Teosofía es descubrir lo sagrado en todas las cosas y en todos los seres. Para ello, es necesaria la renuncia del ego, con sus infinitas demandas, para que pueda producirse el florecimiento espontáneo del amor y de la compasión.
El panorama que ofrece la llamada literatura teosófica, puede ampliar nuestros horizontes de comprensión de forma extraordinaria, pero también puede convertirse en una traba si nos apegamos a detalles referentes a descripciones de cosas, muy alejadas de nuestra vida diaria, olvidando la transformación esencial, que debe producirse permanentemente en nuestro modo de vida.
La Teosofía en el siglo XXI tiene que ser mucho más que literatura. Tiene que ser una fuerza para el servicio a los otros, en la vida de todos los que aspiran a la transformación, que quieren aprender y comprender las enseñanzas, que anhelan despertar, y que, de forma natural, trae la luz que libera la conciencia y cura el sufrimiento de la humanidad.
Mata en ti todo recuerdo de experiencias pasadas. No mires hacia atrás o estarás perdido.
H. P. Blavatsky
La Voz del Silencio
The Theosophist, July 2018
LA REALIDAD
ETIMOLOGÍA: Del latín “RES”: Cosa u Objeto;
Inglés-“Thing”-; Alemán-“Bedingen”- CONDICIONADO.
Todo lo que nos rodea está CONDICIONADO; es el resultado de “causas y condiciones”,en términos Budistas.
Pero, a su vez, la percepción de nuestro entorno, la forma en que “vemos” lo que nos rodea, la imagen que nos dan nuestros sentidos, no se parece en nada a como son en sí mismas las cosas.
Lo que percibimos como sólido y compacto, es, de hecho, un espacio prácticamente vacío, tanto el Macrocosmos–el Universo–, como a nivel microscópico—los átomos–. La impresión de solidez e impenetrabilidad de la materia, nos la dan nuestros sentidos.
Todo es energía vibratoria, y, en cierto modo, podríamos decir que la materia es energía cristalizada. Por eso hay tradiciones—idealismo-– que postulan que, el mundo exterior es únicamente producto de nuestra imaginación, lo cual es cierto en cuanto a la forma en que lo percibimos, si bien, tiene una realidad material propia, muy distinta, como hoy confirma la Física Cuántica.
Por otro lado, el mundo que percibimos es efímero, y sujeto a la Ley de los Ciclos, periodos de Manifestación o Existencia– Manvantaras o Días de Brahma—y periodos de Reposo o Caos—Pralayas o Noches de Brahma–. Por eso las filosofías Orientales se refieren al mundo exterior como “MAYA”, o mundo ilusorio, en total contraposición con el concepto común de realidad, que nos parece tan sólida y real.
En conclusión: la realidad o mundo exterior puede considerarse como “mayávico” o ilusorio, por dos razones claras: a) su realidad propia no se parece en nada a las imágenes que percibimos a través de nuestros sentidos, y además está prácticamente vacío, pues el espacio ocupado por la materia de los átomos—núcleo y órbitas de electrones–que lo constituyen es absolutamente ínfimo; b) es efímero y no permanente; se manifiesta y desaparece, siguiendo la Ley de los Ciclos. Es decir, lo que consideramos la realidad exterior, es, por naturaleza, todo lo contrario del significado común de la palabra realidad.
Obviamente, nuestra corporeidad también es Maya, pues nuestra personalidad—cuaternario inferior o yo—es tan efímero e irreal como todo lo demás.
Pero existe otra REALIDAD, la del SER UNO y OMNIABARCANTE, que engloba todo cuanto ES y Existe. ES se refiere aquí al “nous o noumeno” de todas las cosas, su esencia espiritual y eterna, y Existe, a su manifestación temporal y cíclica.
Esa REALIDAD ÚLTIMA—SEIDAD—a la que las distintas tradiciones esotéricas se han referido desde siempre como Aquello, el Gran Todo, el UNO (Plotino), etc impregna todo cuanto existe, en los periodos de Manifestación, y le da VIDA—NO EXISTE LA NATURALEZA MUERTA—con su propia Esencia.
Así que, TODO tiene VIDA y consciencia propia—adecuada a su estado de evolución—al estar impregnado por un rayo de la Consciencia Universal, que es lo UNICO REAL, o REALIDAD propiamente dicha.
Este rayo, en su casi eterno peregrinaje, su viaje de ida y vuelta a la Consciencia Universal, como en la parábola del hijo prodigo, común a tantas tradiciones, desciende inicialmente, involucionando hacia las profundidades de la materia más densa, para iniciar luego el retorno “al hogar”, a través de todos los Reinos de la Naturaleza, que culminan con su etapa humana, a lo largo de muchas, muchas vidas, en la que esta consciencia en evolución debe alcanzar el nivel del Alma del Mundo—Buddhi–, o Consciencia Universal, para reintegrarse de nuevo en ella, como la gota de lluvia regresa al Océano del que partió, alcanzando el NIRVANA—o renunciando a él, para servir como Boddhisattva—y conservando, para siempre, su propia identidad, lograda mediante su experiencia a lo largo de su larguíiiiisimo Peregrinaje.
Más allá de la etapa humana, una vez superada la quinta Iniciación, como Maestro de Sabiduría y Compasión, la evolución continúa abierta a diversas posibilidades, dentro o fuera del Sistema Solar.
El Hombre es dueño absoluto de su Destino, cuya evolución y esplendor no tienen límites.
Luz en el Sendero. Mabel Collins
LA TEOSOFÍA Y LAS NACIONES UNIDAS
Algunos de nuestros líderes de la ST, incluyendo a los Presidentes C. Jinârajadâsa y N. Sri Ram, fueron grandes defensores de las Naciones Unidas. Durante los últimos 60 años muchos teósofos de todo el mundo han servido en esa organización como voluntarios.
Como evidencia de lo anterior, en 1948 la siguiente Resolución fue aprobada por el Consejo General de la Sociedad Teosófica en Adyar. Aunque la Resolución no era de obligado cumplimiento, sino informativa, puntualiza la defensa y el compromiso de la ST. He aquí el texto de la Resolución:
“Como todos los miembros de la Sociedad Teosófica desean ardientemente establecer la Paz Mundial como una consecución para la Fraternidad Universal, el Consejo General de la Sociedad Teosófica recomienda a todas la Ramas de todo el mundo que informen acerca del trabajo de las Naciones Unidas. El Consejo también sugiere que se dedique una reunión anual a describir el trabajo de las Naciones Unidas para la consecución de una era de Paz Mundial y Fraternidad”.
Para cumplir con el espíritu de la Resolución, la revista de la OTS en Canadá informará periódicamente acerca de noticias y artículos relativos al trabajo de las Naciones Unidas y sus agencias especializadas.
ORDEN TEOSÓFICA DE SERVICIO-OTS
«La mejor forma de encontrarse a sí mismo, es disolverse uno mismo en la ayuda a los demás. » Mahatma Gandhi
VOLUNTARIADO TEOSÓFICO
https://voluntariadoteosofico-ots.com/wp-content/uploads/2022/11/LA-OTS-1.docx
ACCIÓN PSÍQUICA Y NOÉTICA – [Lucifer, Vol. VII, No. 38, octubre, 1890, pp. 89-98]
ACCIÓN PSÍQUICA Y NOÉTICA
[Lucifer, Vol. VII, No. 38, octubre, 1890, pp. 89-98]». . . . . .
Hice [al hombre] justo y correcto,
Suficiente para haberse mantenido en pie, aunque libre para caer
Así creé todos los Poderes Etéreos
Y los Espíritus, tanto los que se mantuvieron como los que fracasaron,
libres fueron los unos para sostenerse, los otros para caer«.
-MILTON, Paraíso Perdido, Libro III, líneas 98-108″.
. . . . La suposición de que la mente es un ser real, sobre el que puede actuar el cerebro, y que puede actuar sobre el cuerpo a través del cerebro, es la única compatible con todos los hechos de la experiencia.
–GEORGET. LADD, Elementos de Psicología Fisiológica, p. 667.
Una nueva influencia, un soplo, un sonido – «como de un viento poderoso que se precipita»- se ha extendido repentinamente sobre algunas cabezas teosóficas.
Una idea, vaga al principio, se convirtió con el tiempo en una forma muy definida, y ahora parece estar trabajando muy activamente en las mentes de algunos de nuestros miembros. Es esta: si queremos hacer conversos, las pocas enseñanzas ex-ocultas, que están destinadas a ver la luz de la publicidad, deben estar, en lo sucesivo, más subordinadas, si no totalmente en armonía con la ciencia moderna. Se insiste en que la llamada Cosmogonía Esotérica*[1] (o esotérica tardía), la antropología, la etnología, la geología -la psicología y, sobre todo, la metafísica-, tras haber sido adaptadas para rendir pleitesía al pensamiento moderno (por tanto, materialista), no deben nunca contradecir (en todo caso, no abiertamente) la «filosofía científica». Esta última, suponemos, significa los puntos de vista fundamentales y aceptados de las grandes escuelas alemanas, o de Mr. Herbert Spencer y algunas otras estrellas inglesas de menor magnitud; y no sólo éstos, sino también las deducciones que pueden extraer de ellos sus discípulos más o menos instruidos.
Una gran empresa, en verdad; y, además, una en perfecta conformidad con la política de los casuistas medievales, que distorsionaban la verdad e incluso la suprimían, si chocaba con la Revelación Divina.
Es inútil decir que rechazamos el compromiso. Es muy posible -más aún, probable y casi inevitable- que «los errores cometidos» en la interpretación de Principios metafísicos tan abstrusos como los contenidos en el Ocultismo oriental sean «frecuentes y a menudo importantes». Pero, entonces, todos esos errores se deben atribuir a los intérpretes, no al sistema mismo. Deben corregirse sobre la autoridad de la misma Doctrina, verificados por las enseñanzas cultivadas en el rico y firme suelo del Gupta Vidya, no por las especulaciones que florecen hoy, para morir mañana – en las arenas movedizas de las conjeturas científicas modernas, especialmente en todo lo que se refiere a la psicología y los fenómenos mentales.
Manteniendo nuestro lema, «No hay Religión más elevada que la Verdad», nos negamos decididamente a complacer a la ciencia física. Sin embargo, podemos decir lo siguiente: Si las llamadas ciencias exactas limitasen su actividad únicamente al ámbito físico de la naturaleza; si se ocupasen estrictamente de la cirugía, de la química -hasta sus límites legítimos- y de la fisiología, en la medida en que ésta se relaciona con la estructura de nuestro armazón corpóreo, los ocultistas serían los primeros en buscar ayuda en las ciencias modernas, por muchos que fuesen sus errores y equivocaciones. Pero una vez que los fisiólogos de la escuela «animalista»[2] moderna, sobrepasando la naturaleza material, pretenden inmiscuirse en las funciones y los fenómenos superiores de la Mente y dictarlos ex cátedra, diciendo que un análisis cuidadoso les lleva a la firme convicción de que el hombre no es más que un agente libre, y mucho menos responsable, que el animal, entonces el Ocultista tiene mucho más derecho que el «idealista» moderno medio a protestar.
Y el Ocultista afirma que ningún materialista -un testigo con prejuicios y parcial en el mejor de los casos- puede reclamar ninguna autoridad en la cuestión de la fisiología mental, o de lo que ahora él llama la fisiología del alma. La palabra «alma» no puede tener tal nombre, a menos que por alma se entienda solamente la mente inferior y psíquica, o la que se desarrolla en el hombre (proporcionalmente a la perfección de su cerebro) en intelecto, y en el animal en un instinto superior. Pero desde que el gran Charles Darwin enseñó que «nuestras ideas son movimientos animales del órgano de los sentidos», todo se vuelve posible para el fisiólogo moderno. Así, para gran aflicción de nuestros compañeros científicamente inclinados, es una vez más el deber de Lucifer ((La Revista de ese nombre)) mostrar hasta qué punto estamos en desacuerdo con la ciencia exacta, o digamos, hasta qué punto las conclusiones de esa ciencia se están alejando de la verdad y los hechos.
Por «ciencia» entendemos, por supuesto, la mayoría de los hombres de ciencia; la mejor minoría, nos complace decir, está de nuestro lado, al menos en lo que se refiere al libre albedrío en el hombre y a la inmaterialidad de la Mente. El estudio de la «Fisiología» del Alma, de la Voluntad en el hombre y de su Conciencia superior desde el punto de vista del genio y de sus facultades manifiestas, no puede nunca resumirse en un sistema de ideas generales representadas por breves fórmulas; no más que la psicología de la naturaleza material puede tener sus múltiples misterios resueltos por el mero análisis de sus fenómenos físicos. No existe un órgano especial de la voluntad, como tampoco existe una base física para las actividades de la autoconciencia.
Pero si se insiste en la cuestión de la base física de las actividades de la autoconciencia, no se puede dar ni siquiera sugerir una respuesta. Por su propia naturaleza, ese maravilloso actus verificador de la mente en el que se reconoce a sí misma como sujeto de sus propios estados, y también reconoce los estados como propios, no puede tener un sustrato material análogo o correspondiente. Es imposible especificar cualquier proceso fisiológico que represente este actus unificador; es incluso imposible imaginar cómo la descripción de cualquier proceso de este tipo podría ponerse en relación inteligible con este poder mental único.*[3]
Así, todo el cónclave de psico-fisiólogos puede ser desafiado a definir correctamente la Conciencia, y seguramente fracasarán porque la Conciencia del Ser pertenece únicamente al hombre y procede del YO, el Manas superior. Sólo que, mientras que el elemento psíquico (o Kama-manas)†[4] es común tanto al animal como al ser humano -el grado mucho más alto de su desarrollo en este último descansa meramente en la gran perfección y sensibilidad de sus células cerebrales- ningún fisiólogo, ni siquiera el más inteligente, podrá jamás resolver el misterio de la mente humana, en su más alta manifestación espiritual, o en su doble aspecto de lo psíquico y lo noético (o lo manásico[5]), o incluso comprender las complejidades de la primera en el plano puramente material, a menos que conozca algo de, y esté preparado para admitir la presencia de este elemento dual. Esto significa que tendría que admitir una mente inferior (animal), y una superior (o divina) en el hombre, o lo que se conoce en el ocultismo como los Egos «personal» e «impersonal». Pues entre lo psíquico y lo noético, entre la Personalidad y la Individualidad, existe el mismo abismo que entre un «Jack el Destripador» y un santo Buda. A menos que el fisiólogo acepte todo esto, decimos, siempre será llevado a un atolladero. Nos proponemos demostrarlo.
Como todos saben, la gran mayoría de nuestros doctos «Didymi» rechazan la idea del libre albedrío. Ahora bien, esta cuestión es un problema que ha ocupado las mentes de los pensadores desde hace mucho tiempo; cada escuela de pensamiento la ha abordado a su vez y la ha dejado tan lejos de la solución como siempre. Sin embargo, los modernos «psico-fisiólogos», que se encuentran en la cima de los dilemas filosóficos, pretenden, de la manera más fría y sorprendente, haber cortado el nudo gordiano para siempre. Para ellos el sentimiento de libre albedrío personal es un error, una ilusión, «la alucinación colectiva de la humanidad». Esta convicción parte del principio de que ninguna actividad mental es posible sin un cerebro, y que no puede haber un cerebro sin un cuerpo. Como este último está, además, sometido a las leyes generales de un mundo material en el que todo se basa en la necesidad, y en el que no hay espontaneidad, nuestro moderno psico-fisiólogo tiene nolens volens que repudiar toda auto-espontaneidad en la acción humana. Aquí tenemos, por ejemplo, a un profesor de fisiología de Lausana, A. A. Herzen*[6], para quien la pretensión del libre albedrío en el hombre aparece como el más anticientífico de los absurdos. Dice este oráculo:
–En el ilimitado laboratorio físico y químico que rodea al hombre, la vida orgánica representa un grupo de fenómenos bastante poco importante; y entre estos últimos, el lugar que ocupa la vida que ha llegado al estadio de la conciencia, es tan ínfimo que es absurdo excluir al hombre de la esfera de acción de una ley general, para permitir en él la existencia de una espontaneidad subjetiva o de un libre albedrío que se sitúe fuera de esa ley.
Para el ocultista que conoce la diferencia entre los elementos psíquicos y los noéticos en el hombre, esto es pura basura, a pesar de su sólida base científica. Pues cuando el autor plantea la pregunta -si los fenómenos psíquicos no representan los resultados de una acción de carácter molecular, ¿dónde desaparece entonces el movimiento después de alcanzar los centros sensoriales?- respondemos que nunca hemos negado el hecho. ¿Pero qué tiene esto que ver con el libre albedrío? Que todo fenómeno en el Universo visible tiene su génesis en el movimiento, es un viejo axioma en el Ocultismo; ni dudamos que el psico-fisiólogo se pondría en desacuerdo con todo el cónclave de científicos exactos si permitiera la idea de que en un momento dado toda una serie de fenómenos físicos puede desaparecer en el vacío. Por lo tanto, cuando el autor de la obra citada sostiene que dicha fuerza no desaparece al llegar a los centros nerviosos más elevados, sino que se transforma inmediatamente en otra serie, a saber, la de las manifestaciones psíquicas, en pensamiento, sentimiento y conciencia, del mismo modo que esta misma fuerza psíquica, cuando se aplica para producir algún trabajo de carácter físico (por ejemplo, muscular), se transforma en este último, el ocultismo le apoya, pues es el primero en decir que toda actividad psíquica, desde sus manifestaciones más bajas hasta las más elevadas, no es «más que… movimiento».
Sí, es el movimiento, pero no todo el movimiento «molecular», como el autor quiere hacernos creer. El movimiento como el GRAN RESPIRO (Vide La Doctrina Secreta, Vol. I, sub voce) –ergo «sonido» al mismo tiempo– es el sustrato del Movimiento Kósmico. No tiene principio ni fin, es la única vida eterna, la base y la génesis del universo subjetivo y objetivo; porque la VIDA (o el Ser) es la fons et origo de la existencia o del ser. Pero el movimiento molecular es la más baja y material de sus manifestaciones finitas. Y si la Ley general de la conservación de la energía lleva a la ciencia moderna a la conclusión de que la actividad psíquica sólo representa una forma especial de movimiento, esta misma Ley, que guía a los Ocultistas, les lleva también a la misma convicción, y a algo más, que la psico-fisiología deja totalmente fuera de toda consideración. Si esta última no ha descubierto hasta este siglo que la acción psíquica (decimos incluso espiritual) está sujeta a las mismas leyes generales e inmutables del movimiento que cualquier otro fenómeno manifestado en el reino objetivo del Kosmos, y que tanto en el mundo orgánico como en el inorgánico (…) toda manifestación, ya sea consciente o inconsciente, no representa sino el resultado de una colectividad de causas, entonces en la filosofía oculta esto representa simplemente el A B C de su ciencia. «Todo el mundo está en el Swara; el Swara es el Espíritu mismo», la VIDA ÚNICA o el Movimiento, dicen los antiguos libros de la filosofía oculta hindú. «La traducción correcta de la palabra Swara es la corriente de la onda vital», dice el autor de «Nature’s Finer Forces»,*[7] y continúa explicando:
Ese Movimiento ondulante es la causa de la evolución de la Materia Cósmica Indiferenciada hacia el Universo diferenciado… . ¿De dónde viene este Movimiento? Este Movimiento es el Espíritu mismo. La palabra Âtma [Alma Universal] utilizada en el libro [vide infra], lleva en sí misma la idea de Movimiento Eterno, viniendo como viene de la raíz at, movimiento eterno; y, puede observarse significativamente, que la raíz at está conectada con, es de hecho simplemente otra forma de, la raíz ah, aliento, y as, ser. Todas estas raíces tienen como origen el sonido producido por el aliento de los animales [seres vivos]… La corriente primitiva de la onda vital es entonces la misma que asume en el hombre la forma del movimiento inspiratorio y espiratorio de los pulmones, y ésta es la fuente omnipresente de la evolución e involución del universo. . .
Tanto sobre el movimiento y la «conservación de la energía» de los viejos libros de magia escritos y enseñados siglos antes del nacimiento de la ciencia moderna inductiva y exacta. Pues qué dice esta última más que estos libros al hablar, por ejemplo, del mecanismo animal, cuando dice:
Desde el átomo invisible hasta el cuerpo celeste perdido en el Espacio, todo está sujeto al Movimiento… mantenidas a una distancia definida unas de otras, en proporción al movimiento que las anima, las moléculas presentan relaciones constantes, que sólo pierden por la adición o la sustracción de una cierta cantidad de movimiento.[8]
Pero el ocultismo dice más que esto. Mientras que hace del Movimiento en el plano material y de la conservación de la energía, dos leyes fundamentales, o más bien dos aspectos de la misma Ley Omnipresente -Swara-, niega a bocajarro que éstas tengan algo que ver con el libre albedrío del hombre, que pertenece a un plano muy diferente. El autor de Psycho-physiologie Générale, al tratar de su descubrimiento de que la acción psíquica no es más que un movimiento, y el resultado de una colectividad de causas, señala que como es así, no puede haber más discusión sobre la espontaneidad, en el sentido de cualquier propensión interna nativa creada por el organismo humano, y añade que lo anterior pone fin a toda pretensión de libre albedrío. El ocultista niega la conclusión. El hecho real de la individualidad psíquica (decimos Manásica o Noética) del hombre es una garantía suficiente contra la suposición; porque en el caso de que esta conclusión fuera correcta, o fuera de hecho, como el autor lo expresa, la alucinación colectiva de toda la humanidad a través de las edades, habría un fin también a la individualidad psíquica. Ahora bien, por individualidad «psíquica» queremos decir ese Poder auto-determinante que permite al hombre superar las circunstancias. Coloca a media docena de animales de la misma especie en las mismas circunstancias, y sus acciones, aunque no sean idénticas, serán muy similares; coloca a media docena de hombres en las mismas circunstancias y sus acciones serán tan diferentes como sus caracteres, es decir, su individualidad psíquica. Pero si en lugar de «psíquica» la llamamos voluntad superior autoconsciente, habiendo demostrado la propia ciencia de la psico-fisiología que la voluntad no tiene ningún órgano especial, ¿cómo van a relacionarla los materialistas con el movimiento «molecular»? Como dice el profesor George T. Ladd:
Los fenómenos de la Conciencia Humana deben ser considerados como actividades de alguna otra forma de Ser Real que las moléculas móviles del cerebro. Requieren un sujeto o base que es, en su naturaleza, diferente de las grasas fosforescentes de las masas centrales, las fibras nerviosas agregadas y las células nerviosas de la corteza cerebral. Este Ser Real que se manifiesta inmediatamente a sí mismo en los fenómenos de la C onciencia, e indirectamente a los demás a través de los cambios corporales, es la Mente [manas]. A ella hay que atribuir los fenómenos mentales, ya que muestra lo que es por lo que hace. Las llamadas «facultades» mentales son sólo los modos de comportamiento en la conciencia de este ser real. Encontramos realmente, por el único método disponible, que este ser real llamado Mente se comporta en ciertos modos perpetuamente recurrentes: por lo tanto, le atribuimos ciertas facultades. Las facultades mentales, pues, no son entidades que tengan una existencia por sí mismas… . Son los modos del comportamiento, en conciencia, de la mente. Y la naturaleza misma de los actos clasificatorios que llevan a distinguirlas sólo es explicable bajo el supuesto de que un ser real llamado mente existe, y debe distinguirse de los seres reales conocidos como las moléculas físicas de la masa nerviosa del cerebro.*[9] [p. 606.]
Y habiendo demostrado que tenemos que considerar la conciencia como una unidad (otra proposición oculta) el autor añade:
Concluimos entonces, a partir de la consideración anterior: el sujeto de todos los estados de Conciencia es una Unidad-Ser Real, llamada Mente; que es de naturaleza no material, y actúa y se desarrolla según leyes propias, pero está especialmente correlacionada con ciertas moléculas y masas materiales que forman la sustancia del Cerebro.†[10] [p. 613.]
Esta «Mente» es Manas, o más bien su reflejo inferior, que cuando se desconecta, por el momento, con kama, se convierte en la guía de las facultades mentales más elevadas, y es el órgano del libre albedrío en el hombre físico. Por lo tanto, esta suposición de la más reciente psico-fisiología es improcedente, y la aparente imposibilidad de conciliar la existencia del libre albedrío con la ley de la conservación de la energía es una pura falacia. Esto fue bien mostrado en las «Cartas Científicas» de «Elpay» en una crítica de la obra. Pero para demostrarlo definitivamente y poner toda la cuestión en su sitio, no hace falta ni siquiera una interferencia tan alta (alta para nosotros, en todo caso) como las leyes ocultas, sino simplemente un poco de sentido común. Analicemos la cuestión desapasionadamente. Un hombre, presumiblemente un científico, postula que debido a que «la acción psíquica se encuentra sujeta a las leyes generales e inmutables del movimiento, no hay, por lo tanto, libre albedrío en el hombre.» El «método analítico de las ciencias exactas» lo ha demostrado, y los científicos materialistas han decretado «aprobar la resolución» de que el hecho debe ser aceptado así por sus seguidores. Pero hay otros y mucho más grandes científicos que pensaron de manera diferente. Por ejemplo, Sir William Lawrence, el eminente cirujano, declaró en sus conferencias*[11] que:
––. . la doctrina teológica del alma, y su existencia separada, no tiene nada que ver con esta cuestión fisiológica, sino que descansa en una especie de prueba totalmente diferente. Estos sublimes dogmas nunca podrían haber sido sacados a la luz por los trabajos del anatomista y del fisiólogo. Un ser inmaterial y espiritual no podría haber sido descubierto entre la sangre y la suciedad de la sala de disección….
Examinemos ahora, según el testimonio del materialista, cómo se aplica en este caso especial ese disolvente universal llamado «método analítico». El autor de la Psico-fisiología descompone la actividad psíquica en sus elementos compuestos, los remonta al movimiento y, al no encontrar en ellos la menor huella de libre albedrío o de espontaneidad, salta a la conclusión de que estos últimos no tienen existencia en general, ni se encuentran en esa actividad psíquica que acaba de descomponer. «¿No son evidentes la falacia y el error de un procedimiento tan poco científico?», pregunta su crítico; y luego argumenta muy correctamente que:
— A este paso, y partiendo del punto de vista de este método analítico, se tendría igual derecho a negar todos los fenómenos de la naturaleza desde el primero hasta el último. Pues el sonido y la luz, el calor y la electricidad, como todos los demás procesos químicos, una vez descompuestos en sus elementos respectivos, ¿no conducen al experimentador de nuevo al mismo movimiento, en el que todas las peculiaridades de los elementos dados desaparecen dejando tras de sí sólo «las vibraciones de las moléculas»? Pero, ¿se deduce necesariamente que por todo ello, el calor, la luz, la electricidad… no son más que ilusiones en lugar de las manifestaciones reales de las peculiaridades de nuestro mundo real. Tales peculiaridades no se encuentran, por supuesto, en los elementos compuestos, simplemente porque no podemos esperar que una parte contenga, de principio a fin, las propiedades del todo. ¿Qué diríamos de un químico que, habiendo descompuesto el agua en sus compuestos, hidrógeno y oxígeno, sin encontrar en ellos las características especiales del agua, sostuviera que éstas no existían en absoluto ni podían encontrarse en el agua? ¿Y qué decir de un anticuario que, al examinar los tipos distribuidos y no encontrar ningún sentido en cada una de las letras, afirmara que no existe ningún sentido en ningún documento impreso? ¿Y acaso el autor de la Psico-fisiología no actúa de la misma manera cuando niega la existencia del libre albedrío o de la auto-espontaneidad en el hombre, sobre la base de que esta facultad distintiva de la actividad psíquica más elevada está ausente de esos elementos compuestos que ha analizado?
Es innegable que ningún trozo de ladrillo, de madera o de hierro, que haya formado parte de un edificio ahora en ruinas, puede conservar la menor huella de la arquitectura de ese edificio, en manos de un químico, por lo menos; aunque sí en las de un psicómetro, facultad por cierto, que demuestra mucho más poderosamente la ley de la conservación de la energía que cualquier ciencia física, y la muestra actuando tanto en los mundos subjetivos o psíquicos como en los planos objetivos y materiales. La génesis del sonido, en este plano, tiene que remontarse al mismo movimiento, y la misma correlación de fuerzas está en juego durante el fenómeno como en el caso de cualquier otra manifestación. ¿El físico, entonces, que descompone el sonido en su elemento compuesto de vibraciones y no encuentra en ellas ninguna armonía o melodía especial, negará la existencia de éstas? ¿Y no demuestra esto que el método analítico, al tener que ocuparse exclusivamente de los elementos y nada de sus combinaciones, lleva al físico a hablar con mucha ligereza del movimiento, de la vibración y de lo que no, y a hacerle perder de vista por completo la armonía producida por ciertas combinaciones de ese movimiento o la «armonía de las vibraciones»? La crítica, pues, tiene razón al acusar a la psico-fisiología materialista de descuidar estas distinciones tan importantes; al sostener que si la observación cuidadosa de los hechos es un deber en los fenómenos físicos más simples, ¿cuánto más debería serlo cuando se aplica a cuestiones tan complejas e importantes como la fuerza y las facultades psíquicas? Y, sin embargo, en la mayoría de los casos se pasan por alto todas esas diferencias esenciales, y el método analítico se aplica de la manera más arbitraria y prejuiciosa. Qué maravilla, entonces, si, al retrotraer la acción psíquica a sus elementos básicos de movimiento, el psico-fisiólogo, privándola durante el proceso de todas sus características esenciales, la destruye; y habiéndola destruido, sólo es razonable que sea incapaz de encontrar lo que ya no existe en ella. Olvida, en definitiva, o más bien ignora a propósito, que aunque, como todos los demás fenómenos del plano material, las manifestaciones psíquicas deben relacionarse en su análisis final con el mundo de la vibración (siendo el «sonido» el sustrato del Akasa Universal), sin embargo, en su origen, pertenecen a un Mundo de ARMONÍA diferente y superior. Elpay tiene algunas frases severas contra las suposiciones de los que él llama «físico-biólogos» que son dignas de mención.
Inconscientes de su error, los psico-fisiólogos identifican los elementos compuestos de la actividad psíquica con esa actividad misma: de ahí la conclusión, desde el punto de vista del método analítico, de que la más alta especialidad distintiva del alma humana -el libre albedrío, la espontaneidad- es una ilusión, y ninguna realidad psíquica. Pero como acabamos de mostrar, tal identificación no sólo no tiene nada en común con la ciencia exacta, sino que es sencillamente inadmisible, ya que choca con todas las leyes fundamentales de la lógica, en consecuencia de lo cual todas estas deducciones llamadas físico-biológicas que emanan de dicha identificación se desvanecen en el aire. Así pues, trazar la acción psíquica principalmente al movimiento, no significa en absoluto probar la «ilusión del libre albedrío». Y, como en el caso del agua, cuyas cualidades específicas no pueden ser privadas de su realidad aunque no se encuentren en sus gases compuestos, lo mismo ocurre con la propiedad específica de la acción psíquica: su espontaneidad no puede ser negada a la realidad psíquica, aunque esta propiedad no esté contenida en esos elementos finitos en los que el psicofisiólogo desmembra la actividad en cuestión bajo su bisturí mental.
Este método es «un rasgo distintivo de la ciencia moderna en su esfuerzo por satisfacer la indagación de la naturaleza de los objetos de su investigación mediante una descripción detallada de su desarrollo», dice G. T. Ladd. Y el autor de los Elementos de Psicología Fisiológica, añade:
— En efecto, el proceso universal del «Devenir» ha sido casi personificado y divinizado para convertirlo en el verdadero fundamento de toda existencia finita y concreta. . . . . . Se intenta referir todo el llamado desarrollo de la mente a la evolución de la sustancia del cerebro, bajo causas puramente físicas y mecánicas. Este intento, entonces, niega que cualquier unidad-ser real llamada Mente necesite ser asumida como experimentando un proceso de desarrollo de acuerdo a leyes propias. . . . . Por otra parte, todos los intentos de explicar el aumento ordenado de la complejidad y la amplitud de los fenómenos mentales mediante el seguimiento de la evolución física del cerebro son totalmente insatisfactorios para muchas mentes. Nosotros no dudamos en incluirnos en este grupo. Los hechos de la experiencia que muestran una correspondencia en el orden del desarrollo del cuerpo y de la mente, e incluso una cierta dependencia necesaria de la segunda respecto de la primera, deben ser admitidos, por supuesto, pero son igualmente compatibles con otro punto de vista del desarrollo de la mente. Este otro punto de vista tiene la ventaja adicional de que da cabida a muchos otros hechos de la experiencia que son muy difíciles de reconciliar con cualquier teoría materialista. En general, la historia de las experiencias de cada individuo es tal que requiere la suposición de que un ser-unidad real (una Mente) está experimentando un proceso de desarrollo, en relación con la condición cambiante o la evolución del cerebro, y sin embargo de acuerdo con una naturaleza y leyes propias [pp. 614-16].
La proximidad de este último «supuesto» de la ciencia con las enseñanzas de la filosofía oculta se mostrará en la segunda parte de este artículo. Mientras tanto, podemos terminar con una respuesta a la última falacia materialista, que puede resumirse en pocas palabras. Como toda acción psíquica tiene por sustrato los elementos nerviosos cuya existencia postula, y fuera de los cuales no puede actuar; como la actividad de los elementos nerviosos no son más que movimientos moleculares, no hay pues necesidad de inventar una Fuerza especial y psíquica para la explicación de nuestro trabajo cerebral. El Libre Albedrío obligaría a la Ciencia a postular un Libre Albedrío invisible, un creador de esa Fuerza especial. Estamos de acuerdo: «ni la más mínima necesidad» de un creador de «esa Fuerza especial» o de cualquier otra. Tampoco nadie ha afirmado nunca tal absurdo. Pero entre crear y guiar, hay una diferencia, y esta última no implica en absoluto ninguna creación de la energía del movimiento, o, de hecho, de cualquier energía especial. La mente psíquica (a diferencia de la Mente Manásica o Noética) sólo transforma esta energía del «ser-unidad» según «una naturaleza y unas leyes propias», según la feliz expresión de Ladd. El «ser-unidad» no crea nada, sino que sólo provoca una correlación natural de acuerdo con las leyes físicas y las leyes propias; al tener que utilizar la Fuerza, guía su dirección, eligiendo los caminos por los que procederá y estimulándola a la acción. Y, como su actividad es sui generis, e independiente, lleva esta energía desde este mundo de desarmonía a su propia esfera de armonía. Si no fuera independiente, no podría hacerlo. Tal como es, la libertad de la voluntad del hombre está más allá de toda duda o cavilación. Por lo tanto, como ya se ha observado, no se trata de crear, sino simplemente de guiar. Porque el marinero en el timón no crea el vapor en la máquina, ¿diremos que no dirige el barco? Y, porque nos negamos a aceptar las falacias de algunos psico-fisiólogos como la última palabra de la ciencia, ¿proporcionamos así una nueva prueba de que el libre albedrío es una alucinación? Nos burlamos de la idea animalista. Cuánto más científica y lógica, además de ser tan poética como grandiosa, es la enseñanza del Kathopanishad, que, en una bella y descriptiva metáfora, dice que: «Los sentidos son los caballos, el cuerpo es el carro, la mente (kama-manas) es las riendas y el intelecto (o libre albedrío) el auricular ((Auriga))». Verdaderamente, hay más ciencia exacta en el menos importante de los Upanishads, compuesto hace miles de años, que en todos los desvaríos materialistas de la «físico-biología» y la «psico-fisiología» modernas juntas.
[Lucifer, Vol. VII, No. 39, noviembre, 1890, pp. 177-185]».
. . . El conocimiento del pasado, del presente y del futuro, está encarnado en Kshetrajña (el ‘Yo’) .»-Axiomas Ocultos.
Habiendo explicado en qué particularidades y por qué, como Ocultistas, estamos en desacuerdo con la psicología fisiológica materialista, podemos ahora proceder a señalar la diferencia entre las funciones mentales psíquicas y noéticas, no siendo la Noética reconocida por la ciencia oficial. Además, nosotros, los Teósofos, entendemos los términos «psíquico» y «psiquismo» de manera algo diferente al público de la edad media, a la ciencia, e incluso a la teología, dándole esta última un significado que tanto la ciencia como la Teosofía rechazan, y el público en general permanece con una concepción muy nebulosa de lo que realmente se quiere decir con los términos. Para muchos, hay poca diferencia, si es que hay alguna, entre «psíquico» y «psicológico», ambas palabras relacionadas de alguna manera con el Alma Humana. Algunos metafísicos modernos han acordado sabiamente desconectar la palabra Mente (Pneuma) del Alma (psychê), siendo una la parte racional, espiritual, y la otra -psychê- el principio vivo en el hombre, el aliento que lo anima (de anima, alma). Sin embargo, si esto es así, ¿cómo en este caso negar un alma a los animales? Estos están, no menos que el hombre, informados con el mismo principio de vida sensible, el Nephesh del 2º capítulo del Génesis.
El Alma no es en absoluto la Mente, ni un idiota, desprovisto de esta última, puede ser llamado un ser «sin alma». Describir, como lo hacen los fisiólogos, el Alma humana en sus relaciones con los sentidos y los apetitos, los deseos y las pasiones, comunes al hombre y al bruto, y luego dotarla de un intelecto semejante al de Dios, de facultades espirituales y racionales que sólo pueden tener su origen en un mundo supersensible, es arrojar para siempre el velo de un misterio impenetrable sobre el tema.
Sin embargo, en la ciencia moderna, la «psicología» y el «psiquismo» sólo se relacionan con las condiciones del sistema nervioso, y los fenómenos mentales se relacionan únicamente con la acción molecular.
El carácter noético superior del Principio-Mente es totalmente ignorado, e incluso rechazado como una «superstición» tanto por los fisiólogos como por los psicólogos. La psicología, de hecho, se ha convertido en muchos casos en un sinónimo de la ciencia de la psiquiatría.
Por lo tanto, los estudiantes de Teosofía, al verse obligados a diferir de todo esto, han adoptado la doctrina que subyace en las filosofías consagradas de Oriente. Para comprender mejor los argumentos anteriores y los que siguen, se pide al lector que se dirija al editorial del Lucifer de septiembre («El doble aspecto de la sabiduría», p. 3), y se familiarice con el doble aspecto de lo que Santiago denomina en su Epístola [cap. iii, 15, 17] a la vez: la sabiduría diabólica, terrestre, y la «Sabiduría de lo alto».
En otro editorial, «Kosmic Mind» (abril de 1890), se afirma también que los antiguos hindúes dotaron de conciencia a cada célula del cuerpo humano, dando a cada una el nombre de un Dios o Diosa. Hablando de los átomos en nombre de la ciencia y la filosofía, el profesor Ladd los llama en su obra*[12] «seres supersensibles».
El Ocultismo considera cada Átomo† como una «entidad independiente» y cada célula como una «unidad consciente». [1] ‡ Profesor de Filosofía en Yale University.
Explica que tan pronto como tales átomos se agrupan para formar células, éstas quedan dotadas de conciencia, cada una de su propia clase, y de libre albedrío para actuar dentro de los límites de la ley. Tampoco estamos totalmente privados de pruebas científicas para tales afirmaciones, como bien demuestran los dos editoriales mencionados. Más de un fisiólogo erudito de la minoría de oro, en nuestros días, además, está llegando rápidamente a la convicción de que la memoria no tiene asiento, ningún órgano especial propio en el cerebro humano, sino que tiene asientos en todos los órganos del cuerpo.
«No existe ninguna base sólida para hablar de ningún órgano especial, o sede de la memoria», escribe el profesor G. T. Ladd.‡[13] «Cada órgano -de hecho, cada área, y cada elemento- del sistema nervioso tiene su propia memoria» (op. cit., p. 553).
La sede de la memoria, entonces, no está ciertamente ni aquí ni allá, sino en todo el cuerpo humano. Localizar su órgano en el cerebro es limitar y empequeñecer la Mente Universal y sus innumerables Rayos (el Manasaputra) que informan a todo mortal racional. Como escribimos para los teofistas, en primer lugar, nos importan poco los prejuicios psicofóbicos de los materialistas que puedan leer esto y olfatear despectivamente la mención de la «Mente Universal» y de las almas noéticas superiores de los hombres. Pero, ¿qué es la memoria, preguntamos? «Tanto la presentación del sentido como la imagen de la memoria, son fases transitorias de la Conciencia», se nos responde. Pero, ¿qué es la Conciencia en sí misma? «No podemos definir la Conciencia», nos dice el profesor Ladd. Por lo tanto, lo que se nos pide por la psicología fisiológica es que nos contentemos con controvertir los diversos estados de la conciencia por medio de las hipótesis privadas y no verificables de otras personas; y esto, «en una cuestión de fisiología cerebral en la que los expertos y los novatos son igualmente ignorantes», para utilizar la observación aguda de dicho autor. Hipótesis por hipótesis, pues, podemos aferrarnos tanto a las enseñanzas de nuestros Videntes como a las conjeturas de quienes niegan tanto a esos videntes como a su Sabiduría. Tanto más cuanto que el mismo honesto hombre de ciencia nos dice que si «la metafísica y la ética no pueden dictar propiamente sus hechos y conclusiones a la ciencia de la psicología fisiológica . . . a su vez, esta ciencia no puede dictar correctamente a la metafísica y a la ética las conclusiones que deben sacar de los hechos de la Conciencia, dando sus mitos y fábulas con el ropaje de una historia bien comprobada de los procesos cerebrales» (p. 544).
Ahora bien, como la metafísica de la fisiología y la psicología ocultas postulan dentro del hombre mortal una entidad inmortal, la «Mente Divina» o Nous, cuyo pálido y demasiado a menudo distorsionado reflejo es lo que llamamos «Mente» e intelecto en los hombres -virtualmente una entidad aparte de la primera durante el período de cada encarnación- decimos que las dos fuentes de «memoria» están en estos dos «Principios». Estos dos se distinguen como el Manas Superior (Mente o Ego), y el Kama-Manas, es decir, el intelecto racional, pero terrenal o físico del hombre, incrustado en la materia y ligado a ella, por lo que está sujeto a la influencia de esta última: el YO omnipresente, que se reencarna periódicamente -¡verdaderamente el VERBO hecho carne!- y que es siempre el mismo, mientras que su «Doble» reflejado, que cambia con cada nueva encarnación y personalidad, es, por lo tanto, consciente sólo durante un período de vida. Este último «principio» es el Yo Inferior, o sea, el que manifestándose a través de nuestro sistema orgánico, actuando en este plano de ilusión, se imagina a sí mismo la Suma del Ego, y cae así en lo que la filosofía budista califica de «herejía de la separatividad». A la primera la denominamos INDIVIDUALIDAD, a la segunda Personalidad. De la primera procede todo el elemento noético, de la segunda, lo psíquico, es decir, la «sabiduría terrestre» en el mejor de los casos, ya que está influenciada por todos los estímulos caóticos de las pasiones humanas o más bien animales del cuerpo viviente.
El «Ego Superior» no puede actuar directamente sobre el cuerpo, ya que su conciencia pertenece a otro plano y planos de ideación: el Yo «inferior» sí: y su acción y comportamiento dependen de su libre albedrío y elección en cuanto a si gravitará más hacia su progenitor («el Padre en el Cielo») o hacia el «animal» al que informa, el hombre de carne.
El «Ego Superior», como parte de la esencia de la MENTE UNIVERSAL, es incondicionalmente omnisciente en su propio plano, y sólo potencialmente en nuestra esfera terrestre, ya que tiene que actuar únicamente a través de su alter ego: el Yo Personal.
AHORA, aunque la primera es el vehículo de todo el conocimiento del pasado, del presente y del futuro, y aunque es desde esta fuente que su «doble» capta ocasionalmente visiones de lo que está más allá de los sentidos del hombre, y las transmite a ciertas células cerebrales (desconocidas por la ciencia en sus funciones), haciendo así del hombre un Vidente, un adivino y un profeta; sin embargo, la memoria de los acontecimientos pasados -especialmente de la tierra, terrenal- tiene su sede sólo en el Ego Personal.
Ningún recuerdo de una función puramente cotidiana, de naturaleza física, egoísta, o de naturaleza mental inferior -como, por ejemplo, comer y beber, disfrutar de los placeres sensuales personales, hacer negocios en detrimento del prójimo, etc., etc., tiene nada que ver con la Mente o Ego «Superior». Tampoco tiene ningún trato directo en este plano físico con nuestro cerebro o nuestro corazón -porque estos dos son los órganos de un poder superior a la Personalidad-, sino sólo con nuestros órganos pasionales, como el hígado, el estómago, el bazo, etc. Por lo tanto, es lógico que el recuerdo de tales acontecimientos se despierte primero en el órgano que fue el primero en inducir la acción recordada después, y la transmitió a nuestro «pensamiento sensorial», que es totalmente distinto del pensamiento «supersensual».
Sólo las formas superiores de este último, las experiencias mentales super-conscientes, pueden correlacionarse con los centros cerebrales y cardíacos. Los recuerdos de los hechos físicos y egoístas (o personales), por otra parte, junto con las experiencias mentales de naturaleza terrestre, y de las funciones biológicas terrestres, sólo pueden, necesariamente, correlacionarse con la constitución molecular de varios órganos kámicos, y la «asociación dinámica» de los elementos del sistema nervioso en cada órgano particular.
Por lo tanto, cuando el profesor Ladd, después de mostrar que cada elemento del sistema nervioso tiene una memoria propia, añade: – «Este punto de vista pertenece a la esencia misma de toda teoría que considera la reproducción mental consciente como sólo una forma o fase del hecho biológico de la memoria orgánica»- debe incluir entre tales teorías la enseñanza ocultista. Porque ningún ocultista podría expresar esta enseñanza más correctamente que el profesor, que dice, al concluir su argumento: «Podríamos hablar, pues, de la memoria del órgano final de la visión o del oído, de la memoria de la médula espinal y de los diferentes «centros» llamados de acción refleja pertenecientes a la médula, de la memoria de la médula oblonga, del cerebelo, etc.». [pp. 553-54]. Esta es la esencia de la enseñanza oculta, incluso en las obras del Tantra.
En efecto, cada órgano de nuestro cuerpo tiene su propia memoria. Porque si está dotado de una conciencia «de su propia especie», cada célula debe tener necesariamente una memoria de su propia especie, así como su propia acción psíquica y noética. Respondiendo al toque de una Fuerza física y de una Fuerza metafísica, *[14] el impulso dado por la Fuerza psíquica (o psico-molecular ) actuará desde fuera hacia dentro; mientras que el de la Fuerza noética (¿la llamaremos Espiritual-dinámica?) actúa desde dentro hacia fuera.
* 14Confiamos en que este término tan poco científico no lleve a ningún «animalista» a un estado de histeria irrecuperable.
Pues, así como nuestro cuerpo es la envoltura de los «principios» interiores, el Alma, la Mente, la Vida, etc., la molécula o la célula es el cuerpo en el que habitan sus «principios ((los de la célula o molécula)) «, que (para nuestros sentidos y comprensión) ((son los)) átomos inmateriales que componen esa célula.
La actividad y el comportamiento de la célula están determinados por su propulsión hacia el interior o hacia el exterior, por la Fuerza Noética o por la fuerza psíquica, no teniendo la primera ninguna relación con las células físicas propiamente dichas. Por lo tanto, mientras estas últimas actúan bajo la inevitable Ley de la conservación y correlación de la energía física, los Átomos -siendo unidades psico-espirituales, no físicas- actúan bajo Leyes propias, tal como lo hace el «Ser-Unidad» del profesor Ladd, que es nuestro «Yo-Mente», en su misma hipótesis filosófica y científica.
Cada órgano humano y cada célula de éste tiene un teclado propio, como el de un piano, sólo que registra y emite sensaciones en lugar de sonidos.
Cada tecla contiene la potencialidad de ser buena o mala, de producir armonía o desarmonía. Esto depende del impulso dado y de las combinaciones producidas; de la fuerza del toque del artista en el trabajo, una «Unidad de doble cara», en efecto. Y es la acción de esta u otra «Cara» de la Unidad la que determina la naturaleza y el carácter dinámico de los fenómenos manifestados como acción resultante, y esto tanto si son físicos como mentales. Pues toda la vida del hombre está guiada por esta Entidad de doble cara.
Si el impulso proviene de la «Sabiduría de arriba», siendo la Fuerza aplicada Noética o Espiritual, los resultados serán acciones dignas del propulsor Divino; si de la «sabiduría terrestre, diabólica» (poder psíquico), las actividades del hombre serán egoístas, basadas únicamente en las exigencias de su naturaleza física, por lo tanto, animal.
Lo que antecede puede sonar al lector medio como un puro disparate; pero todo teósofo debe comprender cuando se le dice que en él hay Órganos Manásicos además de kámicos, aunque las células de su cuerpo responden a impulsos tanto físicos como espirituales. Verdaderamente ese cuerpo, tan profanado por el Materialismo y por el hombre mismo, es el Templo del Santo Grial, el Adytum de los más grandes, es más, de todos los misterios de la naturaleza en nuestro Universo Solar.
Ese cuerpo es un arpa eólica, con dos juegos de cuerdas, uno de plata pura y otro de tripa de gato. Cuando el aliento del Fiat Divino roza suavemente la primera, el hombre se asemeja a su Dios, pero el otro juego no lo siente. Necesita la brisa de un fuerte viento terrestre, impregnado de efluvios animales, para hacer vibrar sus cuerdas animales. La función de la mente física inferior es actuar sobre los órganos físicos y sus células; pero, es la Mente Superior la única que puede influir en los átomos que interactúan en esas células, cuya interacción es la única capaz de excitar al cerebro, a través de la médula «central» espinal, a una representación mental de ideas espirituales mucho más allá de cualquier objeto de este plano material.
Los fenómenos de la Conciencia Divina tienen que ser considerados como actividades de nuestra Mente en otro plano más elevado, trabajando a través de algo menos sustancial que las moléculas en movimiento del cerebro.
No pueden explicarse como la simple resultante del proceso fisiológico cerebral, ya que, en efecto, este último sólo los condiciona o les da una forma final con fines de manifestación concreta.
El Ocultismo enseña que las células del hígado y del bazo son las más serviles a la acción de nuestra mente «personal», siendo el corazón el órgano por excelencia a través del cual actúa el Ego «Superior», a través del Yo Inferior.
Tampoco las visiones o el recuerdo de los acontecimientos puramente terrestres pueden ser transmitidos directamente a través de las percepciones mentales del cerebro, receptor directo de las impresiones del corazón.
Todos estos recuerdos tienen que ser estimulados y despertados primero por los órganos que fueron los originadores, como ya se ha dicho, de las diversas causas que condujeron a los resultados, o bien, los receptores y participantes directos de estos últimos.
En otras palabras, si lo que se llama «asociación de ideas» tiene mucho que ver con el despertar de la memoria, la interacción mutua y la interrelación consecuente entre la «Entidad-Mente» personal y los órganos del cuerpo humano lo tienen mucho más.
Un estómago hambriento evoca la visión de un banquete pasado, porque su acción se refleja y repite en la mente personal. Pero incluso antes de que la memoria del Yo personal irradie la visión desde las tablillas en las que se almacenan las experiencias de la vida cotidiana -incluso hasta los más mínimos detalles-, la memoria del estómago ya ha evocado lo mismo. Y así con todos los órganos del cuerpo. Son ellos los que originan según sus necesidades y deseos animales las chispas electro-vitales que iluminan el campo de la conciencia en el Ego inferior; y son estas chispas las que a su vez despiertan para funcionar las reminiscencias en él.
Todo el cuerpo humano es, como se ha dicho, una vasta caja de resonancia, en la que cada célula lleva un largo registro de impresiones relacionadas con su órgano matriz, y cada célula tiene una memoria y una conciencia de su tipo, o llámese instinto si se quiere. Estas impresiones son, según la naturaleza del órgano, físicas, psíquicas o mentales, según se relacionen con este u otro plano. Pueden llamarse «estados de conciencia» sólo por falta de una expresión mejor, ya que hay estados de conciencia instintiva, mental y puramente abstracta o espiritual.
Si atribuimos todas estas acciones «psíquicas» al trabajo del cerebro, es sólo porque en esa mansión llamada cuerpo humano el cerebro es la puerta principal, y la única que se abre al Espacio. Todas las demás son puertas interiores, aberturas en el edificio privado, a través de las cuales viajan incesantemente los agentes transmisores de la memoria y la sensación.
La claridad, la vivacidad y la intensidad de éstas ((memoria y sensación)) dependen del estado de salud y de la solidez orgánica de los ((órganos)) transmisores. Pero su realidad, en el sentido de veracidad o corrección, se debe al «principio» en que se originan, y a la preponderancia en el Manas inferior del elemento frénico («Kamic», terrestre).
Pues, como enseña el Ocultismo, si la Entidad-Mente Superior -la permanente e inmortal- es de la Esencia Divina homogénea de «Alaya-Akasa «*[15] o Mahat, su reflejo, la Mente Personal, es, como «Principio» temporal, de la Sustancia de la Luz Astral.
*15 Otro nombre para la Mente Universal
Como Rayo puro del «Hijo de la Mente Universal», no podría realizar ninguna función en el cuerpo, y permanecería impotente sobre los turbulentos órganos de la Materia. Así, mientras que su constitución interna es Manásica, su «cuerpo», o más bien su esencia de funcionamiento, es heterogénea, y está leudada ((verbo leudar poner levadura)) con la Luz Astral, el elemento más bajo del Éter.
Es parte de la misión del Rayo Manásico, deshacerse gradualmente del elemento ciego y engañoso que, aunque hace de él una entidad espiritual activa en este plano, todavía lo pone en contacto tan estrecho con la materia como para enturbiar totalmente su Naturaleza Divina y embrutecer sus intuiciones.
Esto nos lleva a ver la diferencia entre las Visiones Noéticas puras y las visiones psíquicas terrestres ((resultantes)) de la videncia y la mediumnidad.
Las primeras pueden obtenerse por uno de dos medios:
a) a condición de paralizar a voluntad la memoria y la acción instintiva e independiente de todos los órganos materiales e incluso de las células del cuerpo de carne, acto que, una vez que la Luz del Ego ((o Yo)) Superior ha consumido y sometido para siempre la naturaleza pasional del Ego personal e inferior, es fácil, pero requiere un adepto; y
(b) de ser una reencarnación de alguien que, en un nacimiento anterior, había alcanzado, por medio de una extrema pureza de vida y de esfuerzos en la dirección correcta, casi un estado Yogui de santidad y de santidad.
Existe también una tercera posibilidad de alcanzar en visiones místicas el plano del Manas ((o Yo)) Superior; pero es sólo ocasional y no depende de la voluntad del Vidente, sino de la extrema debilidad y agotamiento del cuerpo material por la enfermedad y el sufrimiento. La Vidente de Prevorst era un ejemplo de este último caso; y Jacob Böhme de nuestra segunda categoría. En todos los demás casos de videncia anormal, de la llamada clariaudiencia, clarividencia y trances, se trata simplemente de la mediumnidad.
Ahora bien, ¿qué es un médium? El término médium, cuando no se aplica simplemente a las cosas y a los objetos, se supone que es una persona a través de la cual se manifiesta o se transmite la acción de otra persona o ser.
Los espiritistas que creen en la comunicación con los espíritus desencarnados, y que éstos pueden manifestarse a través de ellos o impresionar a los sensitivos para que transmitan «mensajes» de ellos, consideran la mediumnidad como una bendición y un gran privilegio.
Nosotros, los teósofos, en cambio, que no creemos en la «comunión de los espíritus» como los espiritistas, consideramos el don como una de las más peligrosas de las enfermedades nerviosas anormales. Un médium es simplemente aquel en cuyo Ego personal, o mente terrestre (psychê), el porcentaje de “luz astral” penetra de tal manera que impregna con ella toda su constitución física. Cada órgano y cada célula están así sintonizados, por así decirlo, y sometidos a una tensión enorme y anormal. La mente ((del médium)) está siempre en el plano de, y totalmente inmersa en, esa luz engañosa ((recordemos que es el elemento más bajo del Éter)) cuya Alma es Divina, pero cuyo cuerpo -las ondas de luz en los planos inferiores- es infernal, pues no son más que los reflejos negros y desfigurados de los recuerdos de la tierra.
El ojo inexperto del pobre sensible no puede atravesar la oscura bruma, la densa niebla de las emanaciones terrestres, para ver más allá en el campo radiante de las verdades eternas. Su visión está desenfocada. Sus sentidos, acostumbrados desde su nacimiento, como los de un nativo de los barrios bajos de Londres, al hedor y a la suciedad, a las distorsiones antinaturales de las vistas e imágenes arrojadas en las ondas caleidoscópicas del plano astral, son incapaces de discernir lo verdadero de lo falso. Y así, los pálidos cadáveres sin alma que se mueven en los campos sin caminos de «Kama loka», le parecen las imágenes vivas de los «queridos difuntos»; los ecos rotos de voces antaño humanas, que pasan por su mente, le sugieren frases bien coordinadas, que repite, ignorando que su forma y pulido final fueron recibidos en las profundidades más íntimas de su propia fábrica cerebral. Y así, la visión y la audición de lo que, visto en su verdadera naturaleza, habría helado de horror el corazón del médium, le llena ahora de un ((engañoso)) sentimiento de beatitud y de confianza. El médium cree realmente que las vistas inconmensurables que se le presentan son el verdadero mundo espiritual, la morada de los benditos ángeles desencarnados.
Sostenemos -habiendo pasado, desgraciadamente, en un período de la vida, por tales experiencias- que, en general, el espiritismo es muy peligroso; y las experiencias psíquicas, cuando se aceptan indiscriminadamente, sólo conducen a engañar honestamente a los demás, porque el médium es la primera víctima auto-engañada.
Además, una asociación demasiado estrecha con la «Vieja Serpiente Terrestre» es infecciosa. Las corrientes ódicas y magnéticas de la Luz Astral incitan a menudo al asesinato, a la embriaguez, a la inmoralidad, y, como lo expresa Éiphas Lévi, las naturalezas no del todo puras «pueden ser llevadas de cabeza por las fuerzas ciegas puestas en movimiento en la Luz», por los errores y pecados impuestos en sus ondas. Y así es como el gran Mago del siglo XIX corrobora lo anterior al hablar de la Luz Astral:
Hemos dicho que para adquirir el poder mágico son necesarias dos cosas: desprender la voluntad de toda servidumbre y ejercerla en control. La voluntad soberana [del Adepto] está representada en nuestros símbolos por la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente, y por el ángel resplandeciente que reprime al dragón, y lo sujeta bajo su pie y su lanza; el gran agente mágico, la doble corriente de luz, el fuego vivo y astral de la tierra, ha sido representado en las antiguas teogonías por la serpiente con cabeza de toro, de carnero o de perro. Es la doble serpiente del caduceo, es la Vieja Serpiente del Génesis, pero también es la serpiente de bronce de Moisés enroscada alrededor del Tau, es decir, del lingam generador. Es también el macho cabrío del sabbat de las brujas, y el Baphomet de los templarios; es la Hylê de los gnósticos; es la serpiente de doble cola que forma las patas del gallo solar del Abraxas: finalmente, es el Diablo de M. Eudes de Mirville. Pero en realidad es la fuerza ciega que las almas [es decir, el Manas o Nephesh inferior] tienen que conquistar para liberarse de los lazos de la tierra; pues si su voluntad no las libera de esta atracción fatal, serán absorbidas en la corriente por la fuerza que las ha producido, y volverán al fuego central y eterno*[16].
* 16 Dogme et Rituel de la Haute Magie, Vol. II, ch. vi.
El «fuego central y eterno» es esa Fuerza desintegradora que consume y quema gradualmente el Kama-rupa, o «personalidad», en el Kama-loka, adonde va después de la muerte. Y en verdad, los Médiums son atraídos por la luz astral, es la causa directa de que sus «almas» personales sean absorbidas «por la fuerza que ha producido» sus elementos terrestres. Y, por lo tanto, como el mismo Ocultista nos dice:
Todas las operaciones mágicas consisten en liberarse de las bobinas de la Serpiente Antigua; luego colocar el pie en su cabeza, y conducirla según la voluntad del operador. «Te daré», dice la Serpiente, en el mito evangélico, «todos los reinos de la tierra, si te postras y me adoras». El Iniciado debe responderle: «No me postraré, sino que te agacharás a mis pies; no me darás nada, pero me serviré de ti y tomaré lo que quiera. Porque yo soy tu Señor y Maestro».
Y como tal, el Ego Personal, haciéndose uno con su padre divino, comparte la inmortalidad de este último. Por lo demás… Sin embargo, es suficiente. Bienaventurado el que se ha familiarizado con los poderes duales que actúan en la Luz ASTRAL; tres veces bienaventurado el que ha aprendido a discernir la acción Noética de la Psíquica del Dios “Doble Cara” en él, y que conoce la potencia de su propio Espíritu –o “Dinámica del Alma”.
* * *
Magnes.- Expresión empleada por Paracelso y los teósofos medievales. Es el espíritu de la luz, o Âkâza. Era un término muy usado por los alquimistas de la Edad Media. [Algunas veces se ha dado el nombre de Magnes al Caos. (Doctr. Secr., I, 367). -Véase: Luz Astral.] (G.T. H.P.B.)
Magnetismo.- Una fuerza que existe en la Naturaleza y en el hombre. En el primer caso, es un agente que da origen a los diversos fenómenos de atracción, de polaridad, de etc. En el segundo caso, se convierte en magnetismo «animal», en contraposición al magnetismo cósmico y terrestre. [El magnetismo, lo mismo que la electricidad, no son más que manifestaciones del Kundalinî zakti, el cual incluye las dos grandes fuerzas de atracción y repulsión.] (G.T. H.P.B.)
Magnetismo animal. – En tanto que la ciencia oficial lo califica de «supuesto» agente y rechaza por completo su realidad, los numerosos millones de personas de los tiempos antiguos y las naciones asiáticas que viven actualmente, ocultistas, teósofos, espiritistas y místicos de toda especie lo proclaman como un hecho bien probado. El magnetismo animal es un fluído, una emanación. Algunas personas lo emiten para fines curativos por los ojos y por las puntas de los dedos, mientras que todas las demás criaturas, hombres, animales y aun todo objeto inanimado, lo emana, ya sea como un aura, o ya como una luz variable, sea de un modo consciente o no. Cuando se hace obrar sobre un paciente por contacto o por la voluntad de un operador humano, recibe el nombre de «Mesmerismo». (Véase esta palabra). (G.T. H.P.B.)
* Magnetismo Cósmico. – La Fuerza Universal de atracción y repulsión, conocida ya desde los tiempos de Empédocles y perfectamente descrita por Kepler. Los llamados «siete hijos-hermanos» de Fohat representan y personifican las siete formas de Magnetismo Cósmico, denominadas en Ocultismo práctico los «Siete Radicales», cuya generación cooperativa y activa son, entre otras energías, la electricidad, el magnetismo, el sonido, la luz, el calor, la cohesión, etc. (Doctr. Secr., I, 169, 540). (G.T. H.P.B.)
Od (Griego).- De odos, paso, tránsito; el paso de aquella fuerza que es desarrollada por varias fuerzas menores o por agentes tales como los imanes, una acción química o vital, el calor, la luz, etc. Se la denomina también fuerza «ódica» u «odílica». Reichenbach y sus discípulos la consideraban como una fuerza entitativa independiente (como lo es sin duda), que existe en la Naturaleza y se halla almacenada en el hombre. -[En concepto de Eliphas Lévi, «el Od, Ob o Aour es un agente Único Universal de todas las formas y de la vida, activo y pasivo, positivo y negativo, y es la primera Luz de la creación». Pero hay que hacer una distinción entre los tres términos mencionados: Od es la pura Luz dadora de vida, o sea el fluído magnético; Ob es el mensajero de la muerte utilizado por los hechiceros, el mal fluído funesto; Aour es la síntesis de ambos, propiamente llamada Luz astral. ¿Pueden decir los filólogos por qué Od, término empleado por Reichenbach para designar el fluído vital, es también una palabra tibetana que significa luz, brillo, esplendor? Asimismo significa «cielo», en un sentido oculto. (Doctr. Secr., I, 105).] (G.T. H.P.B.)
[1] * Decimos «supuestamente» porque nada de lo que se ha dado a conocer públicamente o en forma impresa puede ya calificarse de esotérico.
[2] * «Animalismo» es una palabra bastante apropiada para usar (quienquiera que la haya inventado) como contraste con el término «animismo» del Sr. Tylor, que aplicó a todas las «Razas inferiores» de la humanidad que creen que el alma es una entidad distinta. Encuentra que las palabras psyche, pneuma, animus, spiritus, etc., pertenecen todas al mismo ciclo de superstición en «los estadios inferiores de la cultura», el profesor A. Bain denomina todas estas distinciones, además, como una «pluralidad de almas» y un «doble materialismo». Esto es tanto más curioso cuanto que el erudito autor de Mind and Body (p. 190, nota) habla tan despectivamente de la Zoonomia de [Erasmus] Darwin, de la que J. S. Mill (Logic: Fallacies, ch. iii, § 8) cita lo siguiente: la palabra idea «se define como una contracción, un movimiento, o configuración, de las fibras que constituyen el órgano inmediato del sentido».
[3] * Elementos de Psicología Fisiológica, etc., p. 545, por George T. Ladd, Profesor de Filosofía en la Universidad de Yale.
[4] † O lo que los cabalistas llaman Nephesh, el «aliento de vida».
[5] ‡ La palabra sánscrita Manas (Mente) es utilizada por nosotros con preferencia a la griega Nous (noético) porque esta última palabra habiendo sido tan imperfectamente comprendida en la filosofía, no sugiere ningún significado definido.
[6] * [La referencia es a Alexander Alexandrovich Gerzen (1839-1906) y su obra rusa: Obshchaya fisiologia dushi, San Petersburgo, 1890].
[7] The Theosophist, vol.IX, feb.1888, p.275 , por Rama Prasad, Presidente de la Sociedad Teosófica de Meerut. Como dice el libro oculto citado por él: «Es el Swara el que ha dado forma a las primeras acumulaciones de las divisiones del Universo; el Swara causa la evolución y la involución: el Swara es Dios mismo, o más propiamente el Gran Poder (Maheshwara). El Swara es la manifestación de la impresión sobre la Materia de ese poder que en el hombre se conoce como el Poder que se conoce a sí mismo [Conciencia mental y psíquica]. Hay que entender que la acción de este Poder no cesa nunca. Es … existencia inmutable» – y esto es el «Movimiento» de los científicos y el Aliento de Vida Universal de los ocultistas.
[8] «La Machine animale: locomotion terrestre et aérienne» por E.J. Marey, profesor del Collège de France , y miembro de la Academia de Medicina. París, 1873; p.9 de la ed. inglesa de 1893.
[9] “El Manas Superior o “Ego” es el “Espectador Silencioso” y la “víctima propiciatoria” voluntaria: el manas inferior, su representante – verdaderamente un déspota tirano.
[10] Elementos de Psicología Fisiológica. Tratado de las actividades y de la naturaleza de la mente, desde el punto de vista físico y experimental.
[11] * Wm. Lawrence, Lectures on Comparative Anatomy, Physiology, Zoology, and the NaturalHistory of Man. 8vo. London, 1848, p. 6.
[12] * [Elementos de Psicología Fisiológica .]
† uno de los nombres de Brahmâ es Anu o “Átomo.”
AFORISMOS
AFORISMOS (PORTUGUÉS – CASTELLANO) [Lúcifer, vol. I, no 1, setembro de 1887, p. 7]
AFORISMOS
Ocultismo não é magia, embora a magia seja um de seus instrumentos.
Ocultismo não é aquisição de poderes, psíquicos ou intelectuais, embora ambos sejam seus servos. Ocultismo também não é a busca da felicidade, da maneira como os homens entendem a palavra, pois seu primeiro passo é o sacrifício, o segundo, a renúncia.
A vida é feita do sacrifício do individual para o todo. Cada célula no organismo vivo deve sacrificar-se para a perfeição do todo; quando ocorre de outro modo, doenças e morte forçam a lição.
Ocultismo é a ciência da vida, a arte de viver.
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Ocultismo no es magia, aunque la magia sea uno de sus instrumentos.
Ocultismo no es la adquisición de poderes, psíquicos o intelectuales, aunque ambos sean sus siervos. Ocultismo tampoco es la búsqueda de la felicidad, de la manera en que los hombres entienden la palabra, pues el primer paso es el sacrificio, y el segundo la renuncia.
La vida está hecha del sacrificio de lo individual para el todo. Cada célula en el organismo vivo debe sacrificarse para la perfección del todo; cuando ocurre de otro modo, dolencias y muerte fuerzan la lección.
Ocultismo es la ciencia de la vida, el arte de vivir.
AL ARZOBISPO DE CANTERBURY-UNA CARTA ABIERTA
H. P. Blavatsky
AL ARZOBISPO DE CANTERBURY
Una Carta Abierta
(“Lucifer” [the magazine] to the Archbishop of Canterbury, Greeting!, Lucifer, dec. 1887) (The Blavatsky Pamphlets – No. 1)
Amanecer y vista desde el río Adyar – Adyar, el centro espiritual de la Sociedad Teosófica
Fuente:
https://theosophy.wiki/es/Adyar_(campus)
Adyar es el nombre con el que se conoce la propiedad de la sede de la Sociedad Teosófica desde 1882.
Adyar es el centro espiritual de la Sociedad Teosófica. Los miembros visitan este centro para ofrecer servicios, estudiar, asistir a clases y reuniones y realizar retiros personales. Para algunos, la oportunidad de pasar un tiempo en Adyar es esencialmente una peregrinación.
La Dra. Annie Besant, la segunda Presidenta Internacional de la Sociedad Teosófica, se refirió a Adyar como un «»Centro Flamígero»» [6][7] desde el cual los Poderes de la Sabiduría y la Compasión irradian sus influencias benévolas al mundo. El presidente de S.T., Nilakanta Sri Ram, escribió al respecto:
La Dra. Besant, nuestra expresidenta, quería que Adyar fuera un Centro Flamígero. Pero, ¿qué tipo de llama? Diría que debería ser la llama de los espacios profundos y frescos, que cada uno tiene metafóricamente dentro de sí mismo, la llama que crea belleza, no de manera ostentosa sino de manera natural, que crea música del corazón, una música que es una con su silencio. ¿No parece la música, cuando es divina, fundirse y volverse una con el silencio del corazón que es receptivo a la música?
Todo aquel que esté aquí en Adyar, o que quiera ayudar al movimiento teosófico en cualquier lugar, debería aprender a vivir desde su profundidad, no sólo comprendiendo sino convirtiéndose en la expresión misma de las verdades que llamamos Teosofía. Debe expresarlas en su vida, sus relaciones, su discurso y todas sus pequeñas acciones. Eso es algo que el Hermano Leadbeater enseñó a quienes lo rodeaban, que uno puede vivir una vida espiritual verdaderamente hermosa, incluso atendiendo los simples deberes de la rutina diaria. [8]
Mezquita
Eventos y rituales religiosos y espirituales
El Coronel Olcott en la Biblioteca Adyar
Adyar como lugar de estudio
Cuando el coronel Olcott estableció la Biblioteca y Centro de Investigación de Adyar en 1886, los pandits locales comenzaron a trabajar con textos antiguos de hojas de palma que él había recopilado; el trabajo de transcribir y traducir los documentos en sánscrito y pali continúa hasta el día de hoy. En los primeros días, las viviendas eran limitadas, las condiciones de vida eran desafiantes y pocos miembros que no fueran de la India visitaban Adyar. Para 1925, eso había cambiado:
Durante la época del coronel Olcott, Adyar no estaba destinada a ser un lugar para estudiantes, sino solo para los pocos trabajadores necesarios para la administración de la Sociedad. La Sra. Besant realizó preparativos especiales para alojar a los estudiantes que quisieran venir, durante uno o más años, tanto para estudiar como para ayudar en el trabajo. A tal efecto se construyeron habitaciones especiales para estudiantes, y hoy en día están las actuales Cámaras Bhojansala, Indian Quadrangle y Leadbeater.[10]
Clara Codd fue una de las estudiantes que pasó un tiempo estudiando en Adyar en 1910-1911, preparándose para su carrera como disertante teosófica. Adyar se convirtió en un lugar para aprender Teosofía y cómo difundirla.
Biblioteca y Centro de Documentación
La Biblioteca y Centro de Investigación de Adyar mantiene una colección de más de 250.000 volúmenes impresos y alrededor de 20.000 manuscritos de hojas de palma de India, Sri Lanka, China y otros lugares, junto con mapas históricos e importantes tiradas de publicaciones periódicas. Académicos de todo el mundo visitan Adyar para investigar la historia del Movimiento Teosófico y muchos otros campos de estudio.
Archivos y Museo
Escuela de Sabiduría
La Escuela de Sabiduría fue inaugurada por el presidente Jinarājadāsa el 17 de noviembre de 1949. Ofrece cursos anuales de Teosofía para estudiantes avanzados.
Servicios sociales y educativos
Escuela Olcott Memorial
La Escuela Olcott Memorial fue fundada por el coronel Henry Steel Olcott en el año 1894 para empoderar a los niños económicamente desfavorecidos mediante la provisión de educación gratuita. Se actualizó al nivel de escuela secundaria en el año 1975, y en 2013 se actualizó al nivel de escuela secundaria superior (hasta la clase XII).
Albergue HPB
Proporciona un hogar para más de 25 niños necesitados. Son estudiantes de la Escuela Olcott Memorial.
Centro de Bienestar Social
El Centro de Bienestar Social atiende a alrededor de 100 bebés, con alimentación, ropa, formación preescolar y otros servicios gratuitos.
Dispensario de Animales Besant Memorial
El dispensario es un programa de extensión para el bienestar animal dirigido por la Sociedad Teosófica en Besant Nagar, Chennai, desde aproximadamente 1990; anteriormente, la Cruz Azul de la India comenzó a dirigirla a partir de 1965. Este lugar brinda tratamiento a los animales heridos y también vacunación. Los animales abandonados se tratan de forma gratuita. Se han atendido perros, gatos, ovejas, cabras, gallinas e incluso murciélagos.
En 2017 se llevó a cabo una renovación para aumentar la capacidad e implementar tecnología moderna. Ahora el refugio tiene capacidad para 150 perros y 60 gatos, y tiene un quirófano actualizado y una ambulancia. [11] Se pueden ver fotos en su página de Facebook.
Centro de Entrenamiento Scout Besant
En 1934 se inauguró un campamento y un predio de entrenamiento para Boy Scouts, que recibió su nombre en honor a Annie Besant, quien ayudó a establecer el Movimiento Scout en India.
Academia Teosófica de Adyar
En 2019, durante la administración de Tim Boyd, se estableció la Academia Teosófica de Adyar, basada en la filosofía y pedagogía del Golden Link College de Filipinas.
Características del terreno
Mapa de 1925
Cuando el Sr. Jinarājadāsa publicó El Libro Dorado de la Sociedad Teosófica en 1925 para celebrar los 50 años de la Sociedad, incluyó este mapa.
Portales de Trilito
Primer Trilito
Tres puertas de entrada de piedra tallada ocupan posiciones prominentes en Adyar. El coronel Olcott expresó su agradecimiento en la Convención de 1905 a:
Pandits G. Krishna Shastri, K. Desikacharya, T.P. Prasramacharya y C. Raghunathacharya por asegurar las puertas del antiguo templo en ruinas en el distrito de Arcot, y al Sr. T. Srinivas Ayengar por su ayuda invaluable al realizar la magnífica tarea de transportar las piedras desde esa localidad a Adyar sin ningún accidente … Una idea de las dificultades a superar se puede ver en el hecho de que las dos grandes columnas de nuestra actual puerta de entrada, la Puerta de los Leones (Sinha Dvaram, en sánscrito) pesan entre seis y siete toneladas cada una, y que tuvieron que ser removidas desde sus plintos y transportados una distancia de cuatro millas por un camino en mal estado y a través de los lechos secos de dos ríos hasta la estación de tren.[12]
Primer Trilito – La primera puerta, llamada «Puerta de los Leones», está en la entrada principal.[13]Fue donada por el coronel Olcott. [14] En las bases de las columnas está grabado «H.P.B.» en un lado y «H.S.O.» en el otro.
Segundo Trilito: el príncipe Harisinghji Rupsinghji «donó en nombre de su esposa el segundo ‘Trilito’, que se encuentra al oeste del Salón de la Sede de Adyar».[15]
Tercer Trilito – En 1905, Don José Xifré financió la entrada de piedra tallada al pueblo de Vasantapuram. [16] El coronel Olcott actuó como su agente en la instalación, porque el Sr. Xifré se encontraba en Madrid.[17]
Nuestro Trigésimo Aniversario … tuvo lugar el diecisiete del mes pasado [noviembre], y ese día se erigió en estos terrenos un memorial perpetuo del fortuito hecho en forma del majestuoso portal de granito tallado que se encuentra en la desembocadura de la Avenida de la Palmeras que conduce desde el edificio de la biblioteca ahora terminado hasta el pueblo indio…» [18]
Vasantapuram
Este pueblo indio fue nombrado «como muestra de amor fraternal a Annie Besant, quien ha hecho tanto para dar a conocer al mundo los tesoros de la literatura aria y las pretensiones de la raza aria sobre el amor y el homenaje de la humanidad». [19] El nombre «Besant» era «Vasanta» en tamil.
El Dalai Lama bajo el árbol baniano
Árbol Baniano
Se reconoce al enorme y venerable árbol baniano como uno de los más grandes de su especie. Se estima que tiene unos 500 años. Muchos eventos notables han tenido lugar bajo sus ramas, con hasta 3000 personas sentadas a la sombra. El 20 de diciembre de 1959, el Sr. N. Sri Ram ofreció a Su Santidad Tenzin Gyatso, el 14.° Dalai Lama, una merienda a la que asistieron más de 200 invitados.[20]
Desafortunadamente, la salud del árbol baniano ha ido disminuyendo en los últimos años.
Cartel del árbol baniano, 2015
Jardín del Recuerdo
El 20 de septiembre de 1935, durante el año del Jubileo de Diamante de la Sociedad Teosófica, se dedicó el Jardín del Recuerdo. Este es el sitio de las cremaciones de varios presidentes de la Sociedad Teosófica, y es donde se entierran las cenizas. La estructura central es una estrella de seis puntas compuesta por dos triángulos entrelazados que aparecen en el emblema de la Sociedad.[21]
Jardines
Hermosos árboles y plantas con flores se encuentran en toda la propiedad de Adyar. Muchos miembros han traído plantas de otros continentes para agregar variedad a los jardines. Desde los primeros días, diversos cultivos han contribuido a la renta de la propiedad y a la dieta del personal. Se siguen cultivando cocos, mangos, yaca y otras frutas. Durante un tiempo, hubo un arrozal. En 1952, el Sr. Cook escribió: «Una vez más, la Sociedad ha cultivado en su propiedad la mejor cosecha de arroz de la India, un rendimiento espectacular por acre de 3.850 libras de grado muy superior. Se están realizando experimentos para mejorar aún más. Este rendimiento proviene de una cuidadosa elección de la semilla y de un minucioso laboreo con los todavía primitivos arados tirados por bueyes en un suelo adecuado.»[22]
Playa Elliot
El río Adyar forma el límite norte de la propiedad de Adyar. Fluye hacia el este en la Bahía de Bengala, aunque un banco de arena a menudo bloquea la desembocadura del río. Los residentes de Adyar a menudo nadaban en el río y en la bahía hasta las últimas décadas, en que el enorme crecimiento de la población en Chennai generó contaminación. La playa Elliot, a lo largo de la bahía, es el hogar de un pueblo de pescadores. Fue a lo largo de ese tramo de playa donde Charles Webster Leadbeater se encontró por primera vez con Jiddu Krishnamurti.
Annie Besant sobre Giordano Bruno
The Theosophist, February 2018
Giordano Bruno gritó… en triunfo y con un arrebato de alegría, que pareció diabólica a la alarmada Iglesia:
¡Si! ¡Si! La tierra gira y se mueve en el espacio; los mundos son innumerables, el universo ilimitado, la vida encarna en formas por todas partes. Por tanto la vida es universal y crea seres vivos en todas partes. Esta vida, universal, omnipresente, infinita, es el Ser Universal al que los hombres han llamado Dios. Por todas partes hay mundos habitados, en todos los lugares hay seres vivos. Entonces, la muerte solamente puede desintegrar los cuerpos; pero no puede afectar a la vida. Por tanto, el cuerpo sólo tiene valor como instrumento para una vida, que sea deífica, una vida noble, amorosa, heroica, merecedora de formar parte de la vida universal y divina. Miedo, falsedad, bajeza, estos son los males reales de la vida.
Esta era la nueva base moral, correspondiente al nuevo pensamiento, que Bruno ofrecía a la Cristiandad con la ingenua expectativa de una respuesta amistosa: la Inmanencia de Dios, la Vida Universal vivificando todos los cuerpos; la eternidad del Espíritu, pues por su propia naturaleza es parte de la Vida Universal; y basado en estos dos hechos naturales e irrefutables, el culto de lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello, la vida heroica, el único medio de que la vida especializada pueda hacerse digna de la Vida Universal.
Esta fue la tesis sostenida por Giordano Bruno en todos los países de Europa que visitó, en todas las universidades que le abrieron sus puertas, en todos los centros de pensamiento. Era esta visión de la vida, la que convertía su elocuencia en llama. Para él la ciencia no era árida y estéril, un mero conjunto de categorías, era una religión, fructífera e inspirada. Amaba la ciencia, predicaba la ciencia con toda su fiera energía e inefable entusiasmo; Fue el apóstol de la ciencia, su ferviente defensor y se convirtió en su mártir. Pues para él, ciencia significaba ocultismo, el estudio de la mente divina en la Naturaleza, el estudio de las ideas divinas incorporadas en los objetos materiales. Estudiando los objetos, resultaba posible leer el lenguaje de la Naturaleza, y aprender en ella los pensamientos de Dios.
Pero la Cristiandad rechazó absolutamente su mensaje. Si lo hubiera aceptado, el agrio conflicto librado desde el siglo decimosexto al decimonono entre religión y ciencia, nunca se hubiera producido.
Annie Besant fue la segunda Presidente de la Sociedad Teosófica, de 1907 a 1933. Extracto de Giordano Bruno: An Apostle of Theosophy, pp.32-35.
La Iglesia encarceló al Mensajero, quemó su cuerpo en la hoguera y lanzó sus cenizas a los vientos, que las dispersaron como semillas de la Verdad por toda Europa.
Sus ideas volaron hacia la inmortalidad, y se van extendiendo por el mundo moderno, son Teosofía.
Antahkarana – de Enero a Diciembre de 1841
Antahkarana – de Enero a Diciembre de 1841
Antahkarana
APOLLONIUS TYANEUS Y SIMON MAGUS
H.P. BLAVATSKY
APOLLONIUS TYANEUS Y SIMON MAGUS
(Apollonius Tyaneus and Simon Magus, The Theosophist, junio de 1881) (Collected Writings, Vol. III)
H.P. Blavatsky
EN la “Historia de la Religión Cristiana hasta el año Doscientos”, de Charles B. Waite, A.M., anunciada y reseñada en el Banner of Light 1 (Boston), encontramos partes de la obra relacionadas con el gran taumaturgo del segundo siglo d.C. Apolonio de Tyana, sin rival en el Imperio Romano.
“El tiempo del cual este volumen toma especial conocimiento está dividido en seis periodos, durante el segundo de los cuales, 80 al 120 d.C., está incluida la ‘Era de los Milagros’, la historia que demostrará ser de interés para los espiritualistas como una forma de comparar las manifestaciones de inadvertidas inteligencias de nuestro tiempo con similares eventos de los días inmediatamente posteriores a la introducción del Cristianismo. Apolonio de Tyana fue la más notable personalidad de este periodo, y fue testigo del reinado de una docena de emperadores romanos. Antes de su nacimiento, Proteo, un dios egipcio, se le apareció a su madre y le anunció que encarnaría en el niño venidero. Siguiendo las indicaciones dadas en un sueño, ella se dirigió a un prado para recoger flores. Estando allí, una bandada de cisnes formó un coro a su alrededor, agitando sus alas y cantando al unísono. Mientras estaban ocupados en ello, y el aire era abanicado por un delicado céfiro, Apolonio nació.”
Esta es una leyenda de las que, en tiempos pretéritos, hacían de cada personalidad notable un “hijo de Dios” milagrosamente nacido de una virgen. Y lo que sigue es historia. “En su juventud él tenía un poder mental y una belleza personal maravillosos, y hallaba su mayor felicidad en las conversaciones con los discípulos de Platón, Crisipo y Aristóteles. No comía nada que tuviese vida, se mantenía con frutas y productos de la tierra, era un admirador entusiasta y un discípulo de Pitágoras, y como tal, permaneció en silencio durante cinco años. Dondequiera que él fue reformó el culto religioso y realizó actos maravillosos. En las fiestas, asombró a los invitando produciendo pan, frutos, verduras y varios bocados exquisitos que aparecían a su orden. Se animaron estatuas con vida, y las figuras de bronce de los pedestales tomaron posición y realizaron las labores de los sirvientes. Por ejercicio del mismo poder ocurrieron desmaterializaciones, vasos de oro y plata, con sus contenidos, desaparecieron; incluso los sirvientes desaparecían de la vista en un instante.
1 Estandarte de Luz (N. del T.).
En Roma, Apolonio fue acusado de traición. Llevado a examen, el acusador avanzó, desplegó el rollo en el que había sido escrita la imputación, y quedó pasmado al encontrarlo completamente en blanco.
Encontrándose en un cortejo fúnebre, dijo a los asistentes: ‘coloquen el féretro y yo secaré las lágrimas que Uds. han vertido por la doncella’. Tocó a la joven mujer, profirió unas palabras, y la muerta volvió a la vida. Estando en Esmirna, fue convocado a Efeso, donde se había producido un brote de rabia. ‘No debe perderse la jornada’, dijo, y tan pronto pronunció esas palabras estaba en Efeso.
Cuando tenía casi cien años, fue llevado ante el Emperador romano, acusado de ser un encantador. Fue conducido a prisión. Allí alguien le preguntó cuándo recuperaría la libertad. ‘Mañana si depende del juez; en este momento si depende de mí’. Dicho esto, liberó sus pies de los grilletes y dijo: ‘Vea Ud. la libertad de que disfruto’. Él, entonces, lo reemplazó en los grilletes.
En el tribunal se le preguntó: ‘¿Por qué los hombres lo consideran un Dios?’
‘Porque –contestó- todo hombre bueno recibe tal denominación’.
‘¿Cómo pudo predecir la plaga de Efeso?’
Él contestó: ‘manteniendo una dieta alimenticia más ligera que la de otros hombres’.
Sus respuestas a los acusadores sobre estos y otros interrogantes exhibieron tal fuerza que el Emperador quedó muy impresionado, y lo declaró inocente del crimen que se le imputaba; pero ordenó que permaneciera detenido para sostener con él una conversación privada. El contestó: ‘podrá usted detener mi cuerpo, pero no mi alma; e incluso agregaré, tampoco mi cuerpo’. Habiendo proferido estas palabras, desapareció de ante el Tribunal, y aquel mismo día se encontró con sus amigos en Puteoli, a tres días de Roma.
Los escritos de Apolonio revelan que fue un hombre de erudición, con un conocimiento consumado de la naturaleza humana, imbuido de nobles sentimientos y de los principios de una filosofía profunda. En una epístola a Valerio él dice:
‘Nada muere excepto en apariencia, y del mismo modo, tampoco, nada nace excepto en apariencia. Lo que ocurre en esencia dentro de la naturaleza aparenta ser el nacimiento, y lo que ocurre en esencia dentro de la naturaleza, en cierto modo, es la muerte; aunque nada realmente se origina, y nada alguna vez perece; pero tan solo ahora aparece a la vista, y ahora se desvanece. Aparece a causa de la densidad de la materia; y desaparece a causa de lo tenue de la esencia; pero siempre es la misma, solo difiere en movimiento y condición.’
El tributo más elevado a Apolonio le fue brindado por el Emperador Tito. El filósofo le escribió a él, poco después de su ascensión, aconsejándole moderación en su gobierno. Tito respondió:
‘En mi propio nombre y en nombre de mi país le doy las gracias, y estaré atento a esas cosas. De hecho, yo he conquistado Jerusalén, pero Usted me tiene capturado a mi’.
Las cosas maravillosas realizadas por Apolonio, consideradas como milagros, cuya fuente y causa productora el espiritualismo moderno reveló claramente, fueron creídas extensamente durante el segundo siglo y los años subsiguientes, por cristianos y otros.
Simón el Mago fue otro prominente hacedor de milagros de la segunda centuria, y nadie negó su poder. Incluso los cristianos se vieron obligados a admitir que realizó milagros. Se alude a él en los Hechos de los Apóstoles, viii: 9-10. Su fama era mundial, tenía seguidores en cada nación, y en Roma fue erigida una estatua en su honor. Disputó frecuentemente con Pedro en concursos, eso que hoy llamaríamos torneos de milagros, para determinar quién de los dos tenía mayor poder. Se declara en ‘Los Hechos de Pedro y Pablo’ que Simón produjo una serpiente de latón que se movía, estatuas de piedra que reían, y se elevó en el aire por sí mismo; a lo que se agrega: ‘a diferencia de esto, Pedro sanó al enfermo con una palabra, hizo que el ciego pudiera ver, etc.’ Simón, llevado ante Nerón, cambió su forma: de repente se volvió un niño, después un anciano; en otro momento un hombre joven. ‘Y Nerón, al ver esto, supuso que era un Hijo de Dios.’
En ‘Reconocimientos’, una obra de Petrine de edades tempranas, se relata una discusión pública entre Pedro y Simón el Mago, que es reproducida en este volumen.
Se da cuenta de muchos otros obradores de milagros y se muestra concluyentemente que el poder que poseían no se limitaba a un número determinado de personas, como el mundo cristiano enseñó, sino que esos dones mediumnísticos eran poseídos por muchos.
Las declaraciones citadas de escritores de los primeros dos siglos de que tuvieron lugar dichos hechos, contribuyó grandemente a reforzar la fe de los más crédulos, aún en esa época de maravillas. Muchos de estos relatos pueden estar muy exagerados pero no es razonable suponer que se trató de puras invenciones, sin una pizca de verdad en su origen; menos aún después de las revelaciones hechas al hombre desde el advenimiento del espiritualismo moderno. Alguna idea de la minuciosidad con la que cada asunto es tratado en este volumen puede formarse mencionando que en el índice hay doscientas trece referencias a pasajes relacionados con “Jesucristo”; de lo que también puede inferirse con justicia que el contenido tiene que ser de gran valor para aquellos que buscan información que permita determinar si Jesús fue ‘Hombre, Mito o Dios’. ‘El Origen e Historia de las
Doctrinas Cristianas’, como también ‘El Origen y Establecimiento de la Autoridad de la Iglesia de Roma sobre las demás Iglesias’, son totalmente expuestos, y mucha luz es arrojada sobre varias cuestiones oscuras y polémicas. En una palabra, es imposible para nosotros, sin exceder por mucho los límites impuestos para este artículo, hacer completa justicia con este libro tan instructivo; pero creemos que ha sido suficiente para convencer a nuestros lectores de que su interés excede lo ordinario, y que se trata de una deseable adquisición de literatura para esta era progresista.” 2
Algunos escritores pretendieron hacer aparecer a Apolonio como un personaje de carácter legendario, mientras devotos cristianos insisten en llamarlo un impostor. La existencia de Jesús de Nazareth fue también declarada por la historia y siendo él mismo conocido a medias por los escritores clásicos, como lo fue Apolonio, ningún escéptico puede dudar actualmente de la existencia de tal hombre como el hijo de María y José. Apolonio de Tyana fue amigo y corresponsal de la Emperatriz romana y de varios emperadores, mientras que de Jesús nada ha permanecido en las páginas de la historia, como si su vida se hubiese escrito en las arenas del desierto. Su carta a Agbaro, el príncipe de Edesa, la autenticidad que le es concedida tan sólo por Eusebio –el Barón Munchausen de la jerarquía patrística- es llamada en las Evidencias del Cristianismo “un esfuerzo de falsificación” incluso por el propio Paley, cuya robusta fe acepta las más increíbles historias. Apolonio, entonces, es un personaje histórico; a la vez que muchos al nivel de los mismos Padres de la Iglesia, colocados ante el ojo escrutador de la crítica histórica, comienzan a fluctuar y muchos de ellos se desvanecen y desaparecen como el “fuego fatuo” o el ignus fatuus.
The Theosophist3, Junio de 1881
H. P. BLAVATSKY
2 Segunda Edición, Vol. I, 8vo., pp. 455. Chicago: C. V. Waite & Co. Thomas J. Whitehead & Co., agentes para Nueva Inglaterra, 5 Court Square, Departamento 9, Boston
3 El Teósofo, publicación de la Sociedad Teosófica (N. del T.)
ARTICULOS TEOSOFICOS
H.P. BLAVATSKY
OBJETIVOS DEL MOVIMIENTO TEOSOFICO
I. La formación de un núcleo de Fraternidad Universal humana, sin distinción de raza, credo, sexo, casta o color.
II. El estudio comparativo de religiones, filosofías y ciencias, antiguas y modernas; y la demostración en la práctica de la importancia de ese estudio.
III. La investigación de las leyes inexplicadas de la Naturaleza, y de los poderes psíquicos latentes en el hombre.
Prefacio
Puede ser que los estudiantes de “La Doctrina Secreta” de H.P.Blavatsky, sientan cierto alivio al leer lo que ella escribe en el artículo “La Cábala y los Cabalistas”, publicado en la revista “Lucifer” de Mayo 1892 y según el cual, las obras actuales sobre la Cábala: “no pueden enseñar casi nada al estudiante sediento de misterios espirituales.” Las enseñanzas orales, conocidas por los Cabalistas iniciados, jamás se publicaron; mientras los editores sectarios han corrompido el contenido de los libros ahora disponibles. Sin embargo, en las manos de H.P.B., los escritos cabalísticos sirven a dos propósitos: los usa como testimonios de la presencia del conocimiento oculto en el occidente; al par que describe sus limitaciones, señalando el carácter engañoso de una gran cantidad del simbolismo cabalístico.
“Tetragrammaton”, que H.P.B. publicó en la revista “Theosophist” de Noviembre de 1887, es una explicación docta de las ideas erróneas en varias enseñanzas cabalísticas, la cual llama a capítulo la afirmación de que: la Cábala se opone a la doctrina septenaria de la filosofía oriental. El comentario de H.P.B. sobre las doctrinas cabalísticas restablece su verdadero sentido, que se encuentra en los originales caldeos que ella conocía.
En el artículo “Isis sin Velo y el Visishtadwaita”, publicado en la revista “Theosophist” en Enero de 1886, H.P.B. contesta la aserción de un lector según el cual, en “Isis sin Velo”, ella expuso las enseñanzas de una escuela Vedanta que: “asigna atributos personales al Principio Universal.” El particular interés de este artículo reside en el hecho de que H.P.B. declara, de forma explícita y clarificadora, la preservación de una “individualidad distinta en Paranirvana”; a lo cual agrega la importante calificación de que: es una individualidad divina y no humana. Una declaración semejante es localizable en la página 266 del primer volumen de “La Doctrina Secreta”, versión inglesa de 1888 y en el libro: “Diálogos de la Logia Blavatsky.”
El artículo: “Algunos Pensamientos sobre la Muerte y Satán”, que fue publicado en la revista “Theosophist” de Octubre de 1881, es un ejemplo excelente de como H.P.B. usa el trabajo del preclaro cabalista del siglo XIX, Eliphas Levi. A este sacerdote católico, que la Iglesia expulsó por sus tendencias “heréticas”, H.P.B. le da pleno crédito definiéndolo: “el Cabalista y el Ocultista más erudito de nuestra era en Europa” y, al mismo tiempo, indica que los Cabalistas de entonces, habían perdido la verdadera clave “del significado esotérico de la Cábala de Simeón Ben Jochai.”
Una generosidad análoga caracteriza la introducción del artículo: “Una Publicación Póstuma”, que apareció en la revista “Theosophist” de Julio de 1881 y que presenta el famoso relato del Cabalista Eliphas Levi acerca del destino de los suicidas después de la muerte. Aunque Levi, cuyo verdadero nombre era Abbé Louis Constant, había dejado la Iglesia, jamás pudo, como dice H.P.B.: “liberarse, hasta sus últimos días, de una cierta inclinación teológica”, haciendo necesario para Blavatsky, decir que: “ella distaba mucho de concordar con todas sus opiniones.” Sin embargo, le tributó honores por haber rechazado el milagro y por haber osado discutir lo que la ciencia no podía reconocer, precipitando la persecución sobre de sí.
La Cábala y los Cabalistas1 AL FINAL DEL SIGLO XIX
Las aspiraciones universales, especialmente si se ha impedido y suprimido su manifestación libre, se extinguen, para luego surgir con un poder decuplicado. Análogamente a cualquier otro fenómeno natural, son cíclicas, a pesar de que sean aspiraciones mentales o cósmicas; universales o nacionales. Si Ustedes obstruyen el flujo de un río en un lugar, el agua se abrirá camino en otro, irrumpiendo como un torrente impetuoso.
Una de estas aspiraciones universales, quizá la más fuerte en la naturaleza humana, es el anhelo por lo desconocido. Un deseo inerradicable de penetrar bajo la superficie de las cosas, una sed por conocer lo que está escondido a los demás. De diez niños, nueve romperán sus juguetes para ver lo que contienen. Es un sentimiento innato, cuya forma es poliédrica. Surge de lo ridículo (o quizá lo reprensible) hasta lo sublime; ya que entre los incultos se limita a una investigación indiscreta, hurgando en los secretos del vecino; mientras entre los doctos, se expande en el amor por el conocimiento, que termina por conducirlos a las cumbres de la ciencia, llenando de eruditos las Academias y las Instituciones Reales.
Sin embargo esto pertenece al mundo objetivo. En quien el elemento metafísico es más fuerte que lo físico, su aspiración natural lo inducirá a lo místico, a lo que el materialista se complace llamar: “una creencia supersticiosa en lo sobrenatural.” La Iglesia, si por un lado fomenta nuestras aspiraciones hacia lo sagrado, siguiendo, obviamente, líneas rigurosamente teológicas y ortodoxas, por el otro condena el anhelo humano hacia lo mismo, cuando la búsqueda práctica de esto se aleja de las líneas que ella trazó. El recuerdo de millares de “brujas” analfabetas y los centenares de alquimistas, filósofos y otros herejes doctos, torturados, quemados y condenados a muerte, de otras formas, en el Medioevo, es testigo omnipresente de esa interferencia arbitraria y despótica.
En la era actual, el binomio iglesia y ciencia o la creencia ciega y la negación de todo, se ha dispuesto para librar un ataque contra las Ciencias Secretas; aunque en un período histórico no muy remoto, la iglesia y la ciencia creían en ellas y las practicaban, especialmente la Cábala. Hoy, la iglesia dice: “¡Son asuntos del diablo!” y la ciencia añade que: “el diablo es una creación eclesiástica y una superstición ignominiosa.” En síntesis: ni el diablo, ni las ciencias ocultas, existen. La iglesia se olvida que, hace casi 400 años, proclamó públicamente que la Cábala hebraica era el testigo más grandioso de las verdades cristianas.2 Y la ciencia no rememora que los científicos más egregios eran, todos, alquimistas, astrólogos y magos; véase Paracelso, Van Helmont, Roger Bacon, etc. Sin embargo, la coherencia jamás ha sido una virtud de la ciencia moderna. Ha creído, religiosamente, en todo lo que ahora niega y ha rechazado todo lo que ahora es artículo de creencia, a partir de la circulación sanguínea hasta el vapor y la electricidad.
El cambio repentino de estas dos autoridades, no puede impedir a los eventos seguir su curso natural. El último cuarto de nuestro siglo está presenciando un extraordinario aumento en el interés por los estudios
1 Esta palabra puede deletrearse de varias formas. Algunos escriben Cabbalah, otros Kabbalah. Los escritores más recientes han introducido una nueva ortografía más afín con el deletreo hebraico, haciéndola Qabalah. Quizá esto sea más gramatical; pero dado que los ingleses pronuncian cualquier nombre extranjero de manera inglesa, parece que escribir Kabalah (Cábala en español) es menos pretencioso y llena el objetivo.
2 Lo que sabemos de la vida de Juan Pico de Mirandola demuestra nuestra declaración. Ginsburg y otros han afirmado los siguientes hechos: Mirandola, después de haber estudiado la Cábala: “descubrió que contenía más cristianismo que judaísmo. En ella encontró las pruebas para la doctrina de la Trinidad, la Encarnación, la Divinidad de Cristo, la Jerusalén celestial, la caída de los Angeles, etc.” “En 1486, a los 24 años, Pico publicó 900 tesis que fueron expuestas en Roma (obviamente, con el consenso o el conocimiento del Papa y de su gobierno) y que él defendió, en presencia de todos los eruditos europeos que invitó en la ciudad eterna, prometiendo sufragar sus gastos del viaje. Entre las tesis se leía lo siguiente: „Ninguna ciencia proporciona una prueba más grandiosa de la Divinidad de Cristo, que la magia y la Cábala.‟” Nuestro artículo demostrará el por qué de esto ocultos y la magia azota, una vez más, sus olas poderosas contra las rocas de la iglesia y de la ciencia, conminándolas, lenta, pero seguramente. Aquél, cuyo misticismo natural lo induce a buscar un contacto afín con otras mentes, se queda atónito en descubrir cuántas personas, no sólo están interesadas en el Misticismo, sino que ellas mismas son cabalistas. El río que se obstruyó durante el Medioevo, siguió fluyendo silenciosamente bajo la superficie y ahora ha irrumpido como un torrente irrefrenable. Hoy en día, son centenares los estudiantes de la Cábala; mientras hace sólo cincuenta años, cuando el miedo hacia la iglesia era aun un factor poderoso en la vida humana, hubiéramos enumerado uno o dos. Ahora, el torrente que fue suprimido por largo tiempo, se ha bifurcado en dos corrientes: el Ocultismo oriental y la Cábala hebraica; las tradiciones de la Religión-Sabiduría de las razas anteriores al Adán de la “Caída” y el sistema de los antiguos levitas de Israel quienes, de forma muy ingeniosa, velaron una porción de esa religión de los panteístas bajo la máscara del monoteísmo.
Desdichadamente, muchos son los llamados y pocos los escogidos. Los dos sistemas amenazan al mundo de los místicos con un conflicto rápido que, en lugar de incrementar la diseminación de la Verdad Universal Una, impedirá y debilitará, necesariamente, su adelanto. Sin embargo, una vez más, la pregunta no es: ¿cuál, de los dos sistemas, es el verdadero? Ya que ambos se basan en las verdades eternas del conocimiento prehistórico y en el estado presente de transición mental por el cual la humanidad está pasando, ambos pueden presentar sólo una cierta porción de dichas verdades. Es simplemente una cuestión: “¿Cuál, de los dos sistemas, contiene los hechos más prístinos? Y, lo que es imperativo: ¿cuál, de los dos, presenta sus enseñanzas en la forma más Católica (es decir asectaria) e imparcial? El sistema oriental ha velado, por eras, su profundo unitarismo panteísta con la exuberancia de un politeísmo exotérico, mientras la Cábala, como ya dijimos, con una película de monoteísmo exotérico. Ambas son máscaras para ocultar la verdad sagrada a los ojos del profano; ya que los filósofos arios y semíticos jamás aceptaron, como proposición filosófica, el antropomorfismo de una pluralidad de Dioses, ni la personalidad de un Dios. Sin embargo: los límites que nos circunscriben no nos permiten considerar, minuciosamente, la cuestión y debemos contentarnos con una tarea más simple. Los ritos y las ceremonias de la ley hebraica parecen ser un abismo que largas generaciones de padres cristianos y, especialmente los reformadores protestantes, han tratado vanamente de llenar con sus interpretaciones descabelladas. Sin embargo, todos los primeros cristianos, Pablo y los Gnósticos, consideraban y proclamaban que la ley hebraica era esencialmente distinta de la nueva ley cristiana. San Pablo llamó a la ley hebraica una alegoría. Y San Esteban, una hora antes de ser lapidado, dijo a los judíos que no cumplieron con la ley que recibieron de los ángeles (los eones) y, en lo referente al Espíritu Santo (el Logos impersonal o Christos, según se enseña durante la Iniciación), ellos se resistieron y lo rechazaron, así como lo hicieron sus padres. (Actos VII.) Esto les decía, virtualmente, que su ley era inferior a la más reciente. No obstante que los Libros Mosaicos no pueden datar dos o tres siglos antes del Cristianismo y, según se piensa, están contenidos en el Viejo Testamento, los protestantes los han convertido en un Canon Sagrado, equiparándolos y, a veces, considerándolos más elevados que los Evangelios. Pero cuando el Pentateuco fue escrito o mejor dicho, reescrito después de Ezdras o después de que los Rabinos habían establecido un nuevo punto de partida, se agregaron varias añadiduras que se entresacaron, enteramente, de las doctrinas persas y babilónicas. Esto se llevó a cabo en un período posterior a la colonización de la Judea, bajo la autoridad de los reyes persas. Obviamente: la nueva corrección se hizo de forma análoga a la implementada en el caso de tales Escrituras, redactadas, originalmente, en clave secreta o en un código conocido sólo por los Iniciados. Entonces, los escritores del Pentateuco, revisaron y corrigieron los contenidos de estas verdades expresadas en un lenguaje simbólico, como ilustran los Puranas exotéricos indos e interesándose sólo en la gloria terrenal y nacional, adaptaron los presuntos eventos de los Abrahames, los Jacobes, los Salomones y la historia fantástica de su pequeña raza, sólo a símbolos astro-fisiológicos; en lugar de adaptar los contenidos a las verdades espirituales más elevadas, como se enseña en el tercer grado de la Iniciación, el más alto. Así, bajo la máscara del monoteísmo, produjeron una religión de adoración fálica y sexual, que escondía un culto de los Dioses o los eones inferiores. Nadie afirmaría que en la verdadera Ley o en los Libros de Moisés se encuentre algo parecido al dualismo y a la angelolatría persa, que los judíos trajeron consigo del cautiverio. Ya que: ¿cómo es posible, en tal caso, que los saduceos, que acataban la Ley, rechazaran los ángeles, el alma y su inmortalidad? Sin embargo, el Viejo Testamento afirma claramente la existencia de los ángeles; si no de la naturaleza inmortal del alma, como se encuentran en los pergaminos hebraicos modernos.3
Sólo a la luz de nuestra explicación Esotérica, se hace comprensible el hecho de las recopilaciones sucesivas y ampliamente distintas de lo que llamamos, aproximadamente, los Libros de Moisés y su adaptación triple al primero (el más bajo), al segundo y al tercero (o el más elevado) grado de la iniciación Sodaliana. Y se aclara ese hecho, aún más sorprendente, de las creencias diametralmente antitéticas de los saduceos y de otras sectas judías, cuando todos aceptan, sin embargo, la misma Revelación. La explicación Esotérica muestra, también, el motivo por el cual, aunque Moisés y los Profetas pertenecían a los Sodalianos (los grandes Misterios), a menudo los Profetas parecen concitar contra las abominaciones de los Sodalianos y su “Sod”. En efecto, si el Antiguo Canon hubiese sido traducido literalmente, según se afirma, en lugar de haber sido adaptado a un monoteísmo, del cual está exento y al espíritu de cada secta, como lo demuestran las diferencias entre el Septuaginto y la Vulgata, las siguientes frases contradictorias se hubieran añadido a los centenares de otras inconsistencias en las “Sagradas Escrituras”. El Salmo XXV, 14, dice: “Sod Ihoh (los misterios de Johoh o Jehová) son para los que le temen”, cuya traducción errónea actual es: “el secreto del Señor está con los que le temen.” Además: “Al (El) es terrible en el gran Sod del Kadeshim”, cuya versión presente es: “Dios es muy temido en la asamblea de los santos.” (Salmo LXXXIX., 7.) En realidad, el título Kadeshim (Kadosh, singular), quiere decir algo muy distinto de la palabra santos, aunque su explicación general es “sacerdotes”, los “santos” y los “Iniciados”; ya que los Kadeshim eran simplemente los gallos de los misterios (Sod) abominables de los ritos exotéricos. En pocas palabras: eran los Nautches (danzarines) masculinos de los templos, durante cuyas iniciaciones se divulgaba el arcano, Sod, de la evolución fisiológica y sexual. (De Sod, quizá, derive “Sodoma”). Todos estos ritos pertenecían al primer grado de los Misterios que David, el “amigo de Dios”, amándolos mucho, puso bajo su égida y entre los judíos debían remontarse a un pasado muy remoto, aunque los verdaderos Iniciados siempre los execraron. Por eso, en la oración de Jacob moribundo se encuentra que su alma no deberá entrar en el secreto (Sod en el original) de Simeón y Levi (la casta sacerdotal), ni en su asamblea, durante la cual “matan a un hombre”. (Génesis, XLIX, 5, 6.)4. Sin embargo, los cabalistas afirman que Moisés es el jefe de los Sodales. Si se rechaza la explicación de La Doctrina Secreta, todo el Pentateuco se convertirá en la quintaesencia de las abominaciones.
Entonces, constatamos que Jehová, el Dios antropomórfico, es omnipresente en la Biblia; mientras AIN SUPH ni siquiera es mencionado. Además, la métrica judía era muy distinta de los métodos numéricos de otras poblaciones. Entre los judíos, el método numérico, en lugar de servir como una añadidura a otros métodos predispuestos para penetrar, como con una clave, en el sentido escondido o implícito contenido en el sentido literal, así como hoy en día lo hacen los brahminos iniciados cuando leen sus libros sagrados, resultó ser, como nos dice el autor de “La Métrica Hebraica”, la Sagrada Escritura misma: “Es eso, en esencia, sobre el cual, del cual y mediante el continuo uso entretejido del cual, el texto de la Biblia resulta ser, como su enunciación, desde la palabra inicial del Génesis, hasta la palabra final del Deuteronomio.”
Lo antedicho es tan cierto que, los autores del Nuevo Testamento, los cuales debieron unir su sistema con el hebraico y el pagano, no tomaron prestados sus símbolos más metafísicos del Pentateuco ni de la Cábala, sino de la Astrosimbología aria. Será suficiente daros una ilustración. ¿De dónde procede el sentido dual del Primogénito, el Cordero, el No-Nacido, lo Eterno, todos relacionados con el Logos o Christos? Nosotros decimos que del sánscrito Aja, cuyos sentidos son (a) el Carnero o el Cordero, el
3 Esto es lo que los gnósticos siempre han sostenido muy independientemente de los cristianos. En las doctrinas gnósticas el Dios hebreo, “Elohim”, era una jerarquía de ángeles terrenales inferiores, Ildabaoth, rencoroso y celoso. 4 En el simbolismo de los Misterios Menores: “matar a un hombre”, indicaba el rito durante el cual se cometían los crímenes en contra de la naturaleza, por cuyo propósito se ponía aparte a los Kadeshim. Así: Caín “mata” a su hermano Abel que, esotéricamente, es un carácter femenino, representando a la primera mujer humana en la Tercera Raza, después de la separación de los sexos. Véase las notas en la obra “Source of Measures” (“El Origen de las Medidas”), pag. 253, 283, etc. primer signo zodiacal que la astronomía llama Mesha; (b) el No-Nacido, un título dado al primer Logos o Brahma, la causa auto-existente del todo, según se describe y se alude en los Upanishads.
El Gematría, el Notaricón y el T‟mura cabalísticos hebraicos son métodos muy ingeniosos que dan la clave del sentido secreto de la simbología judía. Pero es una clave que se aplica a las relaciones de sus imágenes sagradas sólo por el lado físico de la Naturaleza. Sus mitos, nombres y eventos atribuidos a sus personajes bíblicos, se hacían corresponder con las revoluciones astronómicas y la evolución sexual, sin que tuviesen ningún nexo con los estados espirituales humanos. Por eso, en la lectura de su canon sagrado, no se encuentran tales correspondencias. Los verdaderos judíos mosaicos de los sodales, cuyos herederos directos en la línea iniciática eran los saduceos, no tenían ninguna espiritualidad y, aparentemente, no sentían necesidad de ella. El lector, cuyas ideas sobre la Iniciación y el Adeptado están íntimamente entretejidas con los misterios de la vida después de la muerte y la supervivencia del alma, ahora se percatará de la razón de las grandes inconsistencias, sin embargo, naturales, que empiedran casi cada página de la Biblia. Así, en el Libro de Job, un tratado cabalista sobre la Iniciación Egipcio-Arabe, cuyo simbolismo esconde los misterios espirituales más elevados, encontramos este verso significativo y puramente materialista: “El hombre nacido de la mujer, es […] como una flor y es cortado, escapa como una sombra y no continúa.” (XIV. I, 2). En este caso, Job está hablando de la personalidad y tiene razón; ya que ningún Iniciado diría que la personalidad sobrevive, por largo tiempo a la muerte del cuerpo físico. Sólo el espíritu es inmortal. Sin embargo, esta frase en Job, el documento más antiguo en la Biblia, tiene una versión aún más brutalmente materialista en Eclesiastés III, 19, etc., uno de los últimos documentos. El escritor, que habla en nombre de Salomón, dice: “lo que sucede a los hijos de los hombres, acontece a las bestias, como uno muere, así el otro fallece; entonces, un hombre no tiene preeminencia sobre el animal.” Esta frase refleja las ideas de los Haeckels modernos y expresa sólo lo que el escritor pensaba.
Por lo tanto: conocer los métodos cabalísticos no facilitará su descubrimiento en el Antiguo Testamento, porque jamás los contuvo; ya que El Libro de la Ley fue reescrito, (más bien que encontrado), por Hilkiah. Al mismo tiempo, los sistemas cabalísticos medievales no pueden auxiliar mucho a la interpretación de los símbolos egipcios. En realidad, sólo la ceguera de una ilusión piadosa puede llevar a descubrir alguna correspondencia o sentido espiritual o metafísico en la simbología puramente astro-fisiológica hebraica. En cambio, los llamados sistemas religiosos paganos antiguos, se elaboraron sobre especulaciones espirituales abstractas, cuyas formas externas burdas, quizá sean el velo más seguro para ocultar su sentido interno.
Valiéndose de la autoridad de los cabalistas más doctos actuales, es demostrable que el Zohar y casi todas las obras cabalísticas, han pasado por manos cristianas. Por lo tanto, ya no se pueden considerar universales; ya que se han convertido simplemente en sectarias. Lo antedicho lo prueba muy bien la tesis de Pico de la Mirandola, cuando dice que: “ninguna ciencia ofrece una prueba más grande de la divinidad de Cristo que la magia y la Cábala.” Esto es cierto en lo referente a la divinidad del Logos o del Christos de los gnósticos; ya que ese Christos permanece el mismo Verbo de la Deidad eternamente inmanifestada, ya sea que la llamemos Parabrahm o Ain Suph o su expresión humana: Krishna, Buddha u Ormazd. Sin embargo, este Christos no es el Cristo de las iglesias, ni aun el Jesús de los Evangelios; ya que es sólo un principio impersonal. La iglesia latina se ha beneficiado de esta tesis, contribuyendo a que cuanto aconteció en el siglo pasado se repitiera ahora en Europa y en América, es decir: casi todo cabalista se ha convertido en un creyente de un Dios personal en la mera cara del Ain Suph original e impersonal. Además, es un cristiano más o menos heterodoxo, pero aún un cristiano. Lo antedicho se debe, completamente, al hecho de que la mayoría de las personas ignoran: (a) que la Cábala, (especialmente el Zohar) accesible a nosotros, no es el Libro del Esplendor original, compilado de las enseñanzas orales de Simón Ben Jochai y (b) el Libro del Esplendor, siendo una exposición del sentido oculto de los (llamados) escritos de Moisés, era también un buen intérprete del sentido Esotérico encerrado bajo el velo del significado literal en las Escrituras de cualquier religión pagana. Al mismo tiempo, los cabalistas modernos parecen no darse cuenta del hecho de que, la versión actual de la Cábala ya no puede proporcionar todos los sentidos antiguos y primitivos, debido a sus textos muy revisados, las cosas agregadas para que colinden, tanto con el Nuevo como con el Antiguo Testamento, su lenguaje numérico recompuesto para que corresponda con ambos y los velos hábilmente elaborados. En síntesis: toda obra cabalista existente entre las naciones occidentales, no puede presentar ningún misterio de la naturaleza más grande de los que Ezra y compañía y los más recientes colaboradores de Moisés de León, desearon desdoblar. La Cábala contiene sólo lo que los cristianos sirios y caldeos y los ex-gnósticos del siglo XIII quisieron que se revelara. Además: lo que divulga, casi no recompensa el esfuerzo de pasar una vida, estudiándola. En efecto, a pesar de que pueda presentar un campo de interés inmenso para el masón y el matemático, enseña muy poco al estudiante sediento de misterios espirituales. El uso de las siete claves para penetrar los misterios del Ser en esta vida, en las futuras y en las que ya pasaron, muestra que “El Libro Caldeo de los Números” y los “Upanishads” esconden, innegablemente, la filosofía más divina, dado que es la de la Religión Sabiduría Universal; mientras la versión actual del Zohar, así mutilada, no puede mostrar nada del género. Además: ¿quién, entre los filósofos o estudiantes occidentales, domina todas las claves? Ahora se encomiendan sólo a los Iniciados más elevados en Gupta Vidya, a los Grandes Adeptos. Por lo tanto: es cierto que un neófito autodidacta y un místico incomunicado, a pesar de cuán grandes sean su genialidad y poderes naturales, no pueden esperar descifrar, en una vida, más que una o dos de las claves perdidas.5
Es innegable que la clave de la métrica judía ha sido descifrada y, además, es de gran relevancia. Sin embargo: como podemos inferir de las palabras del mismo descubridor, en la nota que acabamos de mencionar, aunque la clave (escondida en la “Métrica Sagrada”) devela el hecho de que la “Sacra Escritura” contiene: “una ciencia racional de gran valor cuerdo”, no descorre el velo de ninguna verdad espiritual más elevada de la que todos los astrólogos han señalado en cada era: la relación estrecha entre los cuerpos siderales y los terrenales, incluyendo a los seres humanos. El prototipo de la historia de nuestro globo y sus humanidades se ha esculpido en los cielos astronómicos desde la A a la Z, aunque la Sociedad Real de los físicos no se percatará de ello por muchas edades futuras. El mismo descubridor escribe: “la esencia de dicha doctrina secreta, esta Cábala, consiste en la verdad pura y la justa razón; ya que es la geometría con la aplicación de los números apropiados, de la astronomía y del sistema de medidas, es decir: la pulgada masónica, el calibre de 24 pulgadas (o dos pies), la yarda y la milla. Según se afirma: todas éstas habían sido reveladas e impartidas divinamente y cuyo uso y posesión contribuyó a que se dijera, acerca de Abraham: „Bendito del Dios más Elevado, Abraham, medida del cielo y de la tierra‟”, la “ley creativa de la medida.”
¿Es esto todo lo que la Cábala primitiva contenía? No; y en algún otro lugar dicho autor observa: “¿Quién puede decir cuál fuese la interpretación original y correcta [del Pentateuco]?” Esto induce al lector a suponer que los sentidos implícitos en los textos hebraicos exotéricos o su interpretación literal, no se limitan sólo a aquellos revelados por la métrica. Entonces, estamos justificados al decir que la Cábala judía, con sus métodos numéricos, ahora, es sólo una de las claves de los antiguos misterios y que, únicamente los sistemas orientales y arios pueden proporcionar las restantes, develando la verdad completa de la Creación.6
5 El escritor de “La Revista Masónica” tiene razón en decir que: “el campo cabalístico es eso en el cual medran los astrólogos, los adivinos, los magos blancos y negros, los videntes, los quiromantes y así sucesivamente, los cuales afirman tener poderes sobrenaturales […] La Iglesia, cimentándose en su misa de misticismo, apoya e inviste, con autoridad, el problema más sorprendente de todos: la Santa Trinidad y el carácter representado del Cristo. El charlatán, en el nombre de la Cábala, valiéndose de la misma certeza y con más descaro, venderá amuletos y encantos, adivinará la suerte, hará el horóscopo y con la misma prontitud impartirá reglas específicas para levantar a los muertos, pero en realidad, al diablo […] Aun se debe descubrir en qué consiste, realmente, la Cábala, antes de atribuir autoridad e importancia al nombre. Dicho descubrimiento solucionará la cuestión de: si este nombre podría relacionarse con temas dignos de una consideración racional.” “El escritor afirma que tal descubrimiento ya se ha hecho, lo cual incluye la ciencia racional de gran valor cuerdo.” “La Cábala”, artículo extraído de “La Revista Masónica” de Septiembre de 1885, del hermano J. Ralston Skinner (Logia McMillian, N. 141).
6 La versión actual de la Cábala, con sus varios métodos, sólo puede dejarnos perplejos, ofreciendo muchas versiones y jamás puede divulgar la verdad completa. Hasta las claves de lectura de la primera frase en el Génesis son variadas. El autor ya mencionado escribe: “Debería leerse „B‟rashith barâ Elohim‟ etc., „En el principio Dios creó el cielo y la tierra,‟ donde Elohim es un nominativo plural que sustenta un verbo en la tercera persona singular. Nachminedes llamó la atención al hecho de que, el texto puede haber sufrido en la interpretación: „B‟rash ithbarâ
Dejamos que el descubridor nos explique qué es este sistema numérico.
El texto hebraico de la Biblia, análogamente a todas las otras producciones humanas de este género,
consistía en caracteres que podían servir como señales de sonido para la pronunciación de la sílaba o para el propósito por lo cual se llaman letras. En primer lugar, cada uno de estos caracteres-signos originales era, también, una imagen. Estas imágenes de sí mismos representaban ideas que podían ser comunicadas, al igual que las letras chinas originales. Gustav Seyffrath muestra que los jeroglíficos egipcios eran más de 600 caracteres-imágenes que incluían el uso, silábicamente modificado, del número original de letras del alfabeto hebraico. Los caracteres del texto hebreo del pergamino sagrado se dividían en clases; en las cuales, el carácter de cada clase era intercambiable. Por lo tanto, una forma podía permutarse por otra para transmitir un significado modificado por la letra, la imagen y el número. Seyffarth, valiéndose de esta ley de intercambio de caracteres, muestra la forma modificada del alfabeto judío muy antiguo en el Copto arcaico.7 Los diccionarios de hebreo presentan, plenamente, esta ley que permite la permutación de las letras. […] Aunque se reconozca […] nos deja perplejos y es difícil de entender, ya que hemos perdido el uso específico y el poder de tal intercambio. [¡Así es!] En segundo lugar: estos caracteres representaban los números para usarse de la misma forma que empleamos las cifras específicas. Sin embargo, aun se debe probar que los judíos antiguos poseían los llamados números árabes, como nosotros, a partir de la línea recta I, hasta el cero, que juntos equivalen al 10. (I + 9 = 10). En tercer lugar: parece haber sido probado que estos caracteres representaban notas musicales, así, por ejemplo, la disposición de las letras en el primer capítulo del Génesis, puede traducirse músicalmente o en una canción.8 Otra ley de los caracteres hebreos consistía en que se caracterizaban sólo los signos de las consonantes, mientras las vocales no; aunque se proporcionaban. Si uno pusiese en práctica lo antedicho, se percataría de que una consonante por sí misma no puede articularse sin la ayuda de una vocal;9 entonces, las consonantes constituían la estructura de una palabra; pero, para que se vivificara y pronunciara en el aire, impartiendo el pensamiento de la mente y los sentimientos del corazón, se suministraban las vocales.
Ahora bien: aunque supongamos, en gracia al argumento, que la “estructura”, es decir las consonantes del Pentateuco, sean las mismas de las de los días de Moisés, ¡qué tergiversación debe haber sido implementada con esos pergaminos, escritos en un idioma tan pobre como el hebreo, con menos de dos docenas de letras, volviéndolas a escribir muchas veces, proporcionando sus vocales y puntos, en combinaciones siempre inéditas! No existen dos mentes parecidas y los sentimientos del corazón cambian. Por lo tanto preguntamos: ¿qué queda de las escrituras originales de Moisés, si jamás existieron, al constatar que habían sido perdidas por casi 800 años y su hallazgo ocurrió cuando toda memoria de ellas debía haberse disipado de las mentes de los más eruditos e Hilkiah las hizo reescribir por el escriba Shaphan? Cuando se perdieron nuevamente, Ezra volvió a escribirlas. Se perdieron una tercera vez en el 168 a. J.C. y los escritos fueron destruidos y, una vez que reaparecieron, ¡llevaban puesto su disfraz masotérico! Podemos saber algo de Ben Chajim, quien publicó el Massorah de los pergaminos en el siglo XV; sin embargo, es cierto que no podemos saber nada de Moisés, a menos que lleguemos a ser Iniciados de la Escuela Oriental.
Ahrens, cuando habla de la disposición de las letras en los pergaminos hebraicos sagrados, diciendo que eran notas musicales mismas, es posible que jamás hubiese estudiado la música hindú aria. En sánscrito no es necesario colocar las letras en las ollas sagradas para que se conviertan en musicales; ya que todo el alfabeto sánscrito y los Vedas, de la primera palabra a la última, son notas musicales reducidas en escritura y las dos son inseparables.10 Como Homero distinguió entre el “idioma de los Dioses” y el de los hombres,11 así lo hicieron los hindúes.
Elohim,‟ etc, „En la cabeza (fuente o principio) creó por sí mismo (o desarrolló) los dioses, el cielo y la tierra‟; una versión realmente más gramatical.” No obstante todo, ¡se nos obliga a creer en el monoteísmo judío!
7 Antes de que Seyffarth espere que sus hipótesis se acepten, deberá probar: (a) que los israelitas tenían un alfabeto propio, cuando los antiguos egipcios o los coptos aun carecían de uno y (b) que el hebreo de los pergaminos más recientes, es el de Moisés o el “lenguaje de los misterios”; hecho que la Doctrina Secreta niega.
8 Sin embargo, no el hebreo auxiliado por los puntos masoréticos. Véase más allá.
9 Entonces, dado que los masoretos proporcionaban una cornucopia infinita de vocales, podían hacer de una palabra lo que querían.
10 Véase el artículo “La Música Hindú”en la revista “Theosophist” de Noviembre 1879, pag. 47.
11 Thes. XIV. 289, 290.
El Devanâgâri, el carácter sánscrito, es el “Idioma de los Dioses” y el sánscrito es el lenguaje divino.12 Con respeto a los hebreos, que los modernos Isaías exclamen: “¡Ay de mí!” y confiesen que: “cuanto la forma de lenguaje recientemente descubierta (la métrica hebraica) veló bajo las palabras del Texto sagrado”, ahora ha sido mostrado claramente. Consulten “La Fuente de las Medidas” y todos los otros tratados coherentes sobre el tema por el mismo autor. Entonces, el lector descubrirá que este erudito dedicado, valiéndose de la máxima buena voluntad y de esfuerzos incesantes durante muchos años de estudio, ha penetrado la máscara del sistema y no pudo encontrar más que antropomorfismo puro. El esquema completo de la Cábala estriba en el ser humano, se elaboró sobre él y todo lo que contiene, a pesar de lo ancho de su escala, se aplica al ser humano y a sus funciones. Todo el sistema cabalístico se circunscribe al Hombre, como Hombre Arquetipo o Adán. El es el gran símbolo y sombra emitida por el Kosmos manifestado, el cual es el reflejo del principio impersonal y eternamente incomprensible. Dicha sombra, mediante su construcción, suministra lo personal nacido de lo impersonal, una especie de símbolo objetivo y tangible de todo lo visible e invisible en el Universo. “Dado que la Causa Primera era totalmente ignota e innombrable, los nombres más sagrados adoptados (en la Biblia y en la Cábala) y comúnmente dirigidos al Ser Divino, no eran, después de todo, tan sagrados, siendo las simples manifestaciones de lo incognoscible:
en sentido cósmico y natural, así como el ser humano puede conocerlas. Por lo tanto: dichos nombres no eran tan sagrados como se suponía comúnmente, ya que, con respecto a todas las cosas creadas, eran simplemente nombres o enunciaciones de lo conocido. En lo que concierne a la métrica, en lugar de ser una agregación valuable del sistema bíblico […] el texto completo de la Sagrada Escritura en los libros mosaicos no sólo está empedrado con tal sistema, sino que éste se ha convertido en la esencia de la obra.
Desde la primera hasta la última palabra.
Por ejemplo: las narrativas del primer día, los seis días, el séptimo día, la creación de Adán masculino y
femenino, Adán en el Jardín, la formación de la mujer de la costilla del hombre […] la genealogía de Ararat, el arca, Noé con su paloma y cuervo […] el viaje de Abraham desde Ur […] hacia Egipto delante del Faraón, la vida de Abraham, los tres pactos […] la construcción del tabernáculo, de la habitación de Jehová, el famoso 603.550 como número de hombres capaces de levantar armas […] el éxodo fuera de Egipto etc., son simples modos para enunciar este sistema geométrico de proporciones numéricas aplicadas, medidas y sus varias aplicaciones.
El autor de “La Métrica Hebraica” termina diciendo:
Cualquiera que haya sido la manera interpretativa judía de estos libros, la iglesia cristiana los ha
explicado sólo literalmente y nunca les atribuyó propiedad alguna más allá de la literal y aquí yace su gran
error.
Sin embargo, los cabalistas europeos occidentales y muchos americanos (aunque, afortunadamente, no
todos), pretenden haber corregido este error de su iglesia. ¿Hasta qué punto han tenido éxito y dónde está la prueba del mismo?” Si ustedes leyeran todos los volúmenes publicados sobre la Cábala en el transcurso de este siglo, descubrirían que: salvo unos pocos, impresos recientemente en América, ningún cabalista ha penetrado, ni siquiera a nivel epidérmico, la superficie de esa explicación literal. Sus compendios son puras especulaciones e hipótesis. Uno: basa sus escolios en las revelaciones masónicas de Ragón; otro: toma Fabre D‟Olivet como profeta, el cual jamás fue un cabalista, a pesar de que fue un genio de una erudición maravillosa y casi milagrosa, un lingüista polígloto incomparable, aun entre los filólogos de la Academia francesa, quienes se negaron tomar en consideración su trabajo. Según otros: no hubo cabalista más grande, entre los hijos del hombre, que el difunto Eliphas Levi, un escritor ingenioso y encantador,
12 Las letras sánscritas son tres veces más numerosas que las pobres 22 letras del alfabeto hebreo. Son todas musicales y se leen, más bien, se cantan, según un sistema expresado en obras Tantrikas muy antiguas (véase Tantra Shâstras) y se les llama Devanâgâri, “el lenguaje de los Dioses”. Dado que cada una corresponde con un número y, por lo tanto, tiene un radio de expresión y sentido mucho más amplios, el sánscrito debe ser, necesariamente, más perfecto y mucho más antiguo que el hebreo, el cual siguió este sistema, pudiéndolo aplicar sólo de forma muy limitada. Si los Dioses enseñaron a la humanidad uno de estos dos idiomas, seguramente le impartieron el sánscrito, el lenguaje perfecto de entre los más perfectos en la tierra y no el hebreo, el más aproximativo y el más pobre. Aun creyendo en un idioma de origen divino, no estamos dispuestos a creer que los ángeles o Dios o algún mensajero divino, hubiese elegido el lenguaje inferior en lugar del superior.
quien, en sus prolíficos volúmenes sobre la Magia ha mistificado, más que enseñado. Que el lector no se valga de lo antedicho para deducir que en el viejo y nuevo mundo no existen verdaderos Cabalistas eruditos. Es innegable que, regados aquí y allá, se encuentran Ocultistas iniciados que son Cabalistas; especialmente en Alemania y Polonia. Sin embargo, ellos no publicarán lo que saben, ni se definirán Cabalistas. El “juramento Sodaliano” del tercer grado es vigente como siempre.
Pero hay quienes no se han comprometido a guardar silencio y estos escritores son los únicos en cuya información los Cabalistas deberían confiar, a pesar de lo incompleto que sean sus declaraciones desde el punto de vista de una revelación total, es decir: el sentido Esotérico septenario. Ellos son los que prescinden de esos secretos, los únicos por los cuales el hermetista y el cabalista modernos están sedientos por propósitos físicos, esto es: la transmutación en oro, el Elixir de la Vida o la Piedra Filosofal. Desde luego, todos los secretos principales de las enseñanzas Ocultas se enfocan en el conocimiento espiritual superior. Tratan de estados mentales y no de procesos físicos y sus transformaciones. En síntesis: la verdadera Cábala, cuya única copia original se encuentra en “El Libro Caldeo de los Números”, pertenece y enseña acerca del mundo del espíritu y no de la materia.
Entonces: ¿qué es la Cábala en realidad? y: ¿es capaz de suministrar una revelación de tales misterios espirituales superiores? La escritora contesta, muy enfáticamente, que NO. Lo que las claves y los métodos cabalistas eran, en el origen del “Pentateuco” y de otros pergaminos y documentos sagrados hebreos ahora inexistentes, es una cosa; mientras su versión actual es otra. La Cábala es un idioma poliédrico, además es un lenguaje cuya interpretación la determina el texto literal del documento a descifrar. Enseña y ayuda a leer el verdadero significado Esotérico escondido tras de la máscara de la letra muerta. No puede crear un texto, ni facilitar el hallazgo, en el documento bajo estudio, de lo que jamás contuvo desde el principio. La expresión actual de la Cábala es inseparable del texto del Antiguo Testamento según su remodelación por Ezra y otros. Dado que las Escrituras hebreas o sus contenidos, han sido repetidamente alterados, a pesar de la antigua actitud jactanciosa: que ni una letra en el sagrado Pergamino, ni una virgula, han sido cambiadas, ningún método cabalista puede ayudarnos para que interpretemos en él, algo más allá de lo que contiene. Aquél que lo hace no es un Cabalista, sino un soñador.
Finalmente, el lector profano debería aprender la diferencia entre la Cábala y las obras cabalistas, antes de que encare otros argumentos. La Cábala no es ningún volumen particular y ni siquiera un sistema. Consiste de siete sistemas distintos, aplicados a siete interpretaciones diferentes de cualquier trabajo o tópico Esotérico. Estos sistemas se transmitían siempre oralmente por una generación de Iniciados a la otra, bajo la promesa del juramento Sodaliano y nadie, jamás, los ha transcrito. Los que dicen haber traducido la Cábala a este o aquel idioma, es como si dijeran que tradujeron, a algún lenguaje particular, las señales cantadas y sin palabras de los delincuentes beduinos. La etimología de Cábala deriva de la raíz Kbl (Kebel) “legar” o “recibir” oralmente. Es erróneo decir, como lo hace Kenneth Mackenzie en su “Enciclopedia Masónica Real”, que “la doctrina de la Cábala se refiere al sistema legado por medio de transmisión oral y es casi sinónimo de tradición”; ya que, en esta frase, sólo la primera proposición es verídica, mientras la segunda no lo es. No es sinónimo de “tradición”; sino de los siete velos o siete verdades reveladas oralmente durante la Iniciación. Actualmente, en el sistema judío, existen sólo tres de estos métodos pertenecientes a los lenguajes pictóricos universales y con “pictórico” quiero decir: cualquier cifra, número, símbolo u otro glifo representable, ya sea objetiva o subjetivamente (mentalmente).13 Así: si bien Cábala, como palabra, es hebrea, el sistema no es judío así como no lo es la luz del sol; ya que es universal.
En cambio, los judíos pueden afirmar que el Zohar, el Sepher Yetzirah (El Libro de la Creación), el Sepher Dzeniuta y algunos otros, son su propiedad innegable y que son obras cabalísticas.
H.P.B.
13 De estos tres, ninguno puede aplicarse a la metafísica puramente espiritual. Uno divulga las relaciones de los cuerpos siderales con los terrenales, particularmente humanos; el otro se refiere a la evolución de las razas humanas y los sexos y el tercero a la Kosmoteogonía y es métrico.
Tetragrammaton
Sugeriría a todos en general, que tomaran en seria consideración las metas verdaderas y genuinas del conocimiento; que no lo busquen por placer, satisfacción, desdén hacia otros, lucro, fama, honor, promoción o metas análogamente adulteradas e inferiores; sino por mérito y por los frutos de la vida, así que puedan regular y perfeccionar el conocimiento en la caridad.
Bacon
En este artículo no me propongo enseñar a los Brahminos eruditos los misterios de su filosofía religiosa; sino que trataré algunos tópicos extraídos de la Cábala Universal. Los Brahminos, una vez entablados argumentos polémicos, son un adversario difícil. Si uno tiene una cabeza, en lugar de una enciclopedia pletórica de citas, cifras, números y versos esparcidos a lo largo de un océano de páginas, tales polémicas serán más dañinas que útiles. Cada contrincante se encontrará con el mismo número de adherentes a sus conceptos que tenía al principio; ya que ninguno de los dos convencerá a un solo hombre del partido opuesto.
Repitiendo las palabras de Sir T. Browne: “no envidio a nadie que sepa más que yo, sin embargo siento lástima por los que saben menos”, trataré cuestiones con las cuales estoy profundamente familiarizada y para avalarlas mencionaré autoridades fidedignas.
Habiendo estudiado la Cábala durante casi 40 años, se me puede permitir que considere el Zohar como un terreno legítimo sobre el cual erguirme. Lo siguiente no será una discusión, sino simplemente algunas declaraciones de hechos. A fin de oponer nuestra doctrina septenaria, los contrincantes han presentado cuatro nombres y cuatro enseñanzas de la Cábala.
- Se nos dice que el Tetragrammaton “se interpone a la unión final con el Logos”; porque su “constitución” mística: “según la representa el Tetragrama sagrado, carece de una base septenaria.”
- “Según una de las direcciones más antiguas de la arcaica religión-Sabiduría: el macrocosmos14 debería interpretarse de conformidad con el plan revelado por Malkuth.”
- (a) “Shekinah es un poder andrógino” y (b) “debería aceptarse como un guía en la interpretación de la constitución del microcosmos.”
- “La forma masculina (de Shekinah) es la imagen del hombre visto en el misterioso trono en la visión de Ezequiel.”15
Temo que ninguna de las declaraciones anteriores sea correcta, sintiéndome obligada a decir que cada
una de ellas es completamente errónea. La autoridad de la cual me valdré para demostrar esto, son los tres libros principales del Zohar: “El Libro del Misterio Escondido” y las dos “Asambleas” la “Mayor” y la “Menor”. También, recurriré a la Cábala de Knorr von Rosenroth,16 el “Sepher Jetzirah” con sus comentarios y el “Asch Metzareth”, el cual porta en sí una clave del simbolismo cabalístico, todos complementados con varios códices.
Un axioma, cuyo eco resuena desde la antigüedad más arcaica, nos enseña que el primer paso hacia el conocimiento es: saber y confesar que somos ignorantes. Debo haber dado este paso porque estoy plenamente consciente de mi supina ignorancia en muchas cosas y confieso que es muy poco lo que conozco; sin embargo, lo que sé, lo sé de verdad.
Quizá, si fuese más sabia, debería contentarme con conocer lo poco que sé, porque:
14 Así es. Malkuth es el décimo Sephiroth, pero, en virtud de “Esposa del Microprosopus” o Tetragrammaton, que es séxtuple, Malkuth, o el miembro material, es el séptimo. Es la cuarta letra de IHVH o He, mientras, como mostraremos, el Logos o hijo, es sólo la letra V (Vau).
15 Véase la revista “Theosophist” de Agosto de 1887, pag. 700 y 705.
16 Ahora traducida por S. Liddell Macgregor Mathers, Miembro de la Sociedad Teosófica. Véase su “Cábala Develada.”
“Si la ignorancia es la maldición de Dios”, según Shakespeare, demasiado “conocimiento, cuando la sabiduría es muy débil para guiarlo, es como un caballo terco que desensilla al caballero […]”
En este caso particular, no tengo miedo a que se me desensille. Me atrevo a decir que es casi imposible, teniendo a mi alcance el Zohar y sus 170 pasajes de referencias y varios centenares de comentarios y escolios sólo sobre el verdadero sentido del Tetragrammaton. Sin embargo, como no hay “individuo que lo sepa todo,” errar es humano. Además: dado que nadie, según lo que sé, ha alcanzado, entre nosotros, la posición gloriosa de un Buda omnisciente o de un Sankaracharya, me parece justo comparar nuestras notas y develar lo que es legítimo develar. Por lo tanto, trataré de mostrar la verdadera naturaleza del “Tetragrammaton”, enseñando que sus cuatro letras son un simple glifo, una máscara para ocultar, metafísicamente, su conexión y relación con los mundos superiores e inferiores. No expresaré nada de mis especulaciones o conocimiento, siendo mi propiedad personal, el fruto de mis estudios, con el cual el público no tiene nada que ver. Me limitaré a mostrar lo que el Tetragrammaton es, según el Zohar y según me explicó un rabino judío iniciado en Palestina y hecho muy claro a cada Cabalista adelantado.
1.En la Cábala, al Tetragrammaton se le llama con varios nombres. Es IHVH, el Microprosopus, para distinguirlo de AHIH, el Macroprosopus. Es la Cara Menor, un reflejo (empañado por la materia o Malkuth, su esposa, la madre tierra), de la Cara “Más Amplia” o mejor dicho “Ilimitada”. Por lo tanto, es la antítesis del Macroprosopus. Sin embargo: ¿quién o qué es el Macroprosopus mismo?
2.No es “Ain-Soph”, lo Inexistente o el No-Ser, así como no es el Tetragrammaton; ya que ambos AHIH y IHVH son glifos de la existencia, símbolos de la vida terrenal-andrógina y también masculina y femenina. Por lo tanto, ambos están mezclados con Malkuth, H-eva, “la madre de todo lo viviente” y, en nuestras percepciones espirituales, no puede confundirse con EHEIEH, la Esencia Absoluta una o “Seidad”, según algunos, aunque los Rabinos se han prodigado mucho para que el velo recaiga sobre su dios exotérico. Son reflejos de Ain-Soph, el Parabrahmam hebraico; ya que Ain-Soph es negativo, mientras AHIH y IHVH son la vida positiva y efectiva, por lo tanto, son Maya o Ilusión. Una clara prueba de esto se encuentra en su presencia dual en la cruz, el símbolo fálico más antiguo, como muestra la pag. 31 del libro “La Cábala Develada.”17
3.En la Cábala hay dos “Tetragrammaton” o mejor dicho: el Tetragrammaton es dual y, podríamos decir, que es hasta triple, cuádruple y septenario. Llega a ser nueve y trece sólo hacia el final, cuando
17 Es tan antigua y tan fálica que, dejando a un lado la cruz ansata egipcia, podemos decir que los discos de terracota llamados fusaioles que Schliemann encontró profusamente bajo las ruinas de la antigua Troya, tienen, casi todos, estas dos formas:
la Svástica inda y la Cruz, siendo ésta, la Svástica o el “Martillo de Thor”, desprovista de sus cuatro ángulos adicionales. No es necesario explicar que los orientalistas, incapaces de transcender el plano material, tienen razón en decir que han descubierto una de las claves secretas (pero sólo de las religiones exotéricas), cuando afirman que el origen de la cruz es el arani y el pramanthâ, el palo y el vaso perforado que los antiguos Brahmines usaban para prender al fuego. El nombre de Prometeo, que roba el fuego sagrado de la (pro)creación, para entregarlo a la humanidad, tiene su origen innegable en Pramanthâ. El dios Agni era el fuego celestial sólo mientras que se quedaba oculto en su estuche. Tan pronto como el cisne Matare, el ser Rig-Védico aéreo, lo obliga a salir de ahí para el beneficio del Bhrigus que consume, se convierte en el fuego terrenal, el de la procreación y, por ende, fálico. Según se nos dice, las palabras mathâ y pramanthâ tienen el prefijo pra que agrega la idea de robar o sustraer con la fuerza al concepto contenido en la raíz mathâ del verbo mathami o manthnami: “producir mediante fricción.” Así, (desde un punto de vista) Prometeo, al robar el fuego celestial, para degradarlo en la tierra, no sólo prende la chispa de la vida en el ser de arcilla; sino que le imparte los misterios de la creación, que, desde Kriyasakti, cae en la acción egoísta de la procreación. [Véase el texto arriba.]
el “trece” o la Unidad destroza al septenario simbolizado por los “Siete Inferiores”, cuyos siete son “los siete reyes de Edom” (cuando se alude a las razas); mientras son los siete “Sephiroth inferiores” cuando se hace referencia a los principios humanos. El primer Tetragrammaton es el uno eternamente oculto: el Padre; él mismo una emanación de la luz eterna y, por lo tanto, no es Ain-Soph. No es la Tetraktis cuadrisílaba, sino sólo el Cuadrado, por así decirlo, en una superficie llana. Es la figura geométrica ideal, formada por cuatro líneas imaginarias, el símbolo abstracto de una idea abstracta o cuatro líneas “matemáticas” que circunscriben un espacio “matemático” que “equivale a nada que encierra a nada”; según nos dice el Doctor Pratt, hablando del triángulo en su libro: “Nuevos Aspectos de la Vida”. Un Fantasma velado con cuatro alientos. Esto es todo, en lo que concierne al “Padre”, Macroprosopus-Tetragrammaton. Consideremos el próximo.
4.Microprosopus-Tetragrammaton, el “Hijo” o el “Logos”, es el triángulo en un cuadrado; el cubo septenario o, según lo muestra R. Skinner, una vez que el cubo con seis caras se desdobla sobre una superficie llana, se convierte en la cruz dividida en siete, cuando el andrógino se separa en sexos opuestos.18 Según un comentario de “La Doctrina Secreta”:
“El círculo emana una luz que se convierte, en nuestra visión, en cuadrangular; desdoblándose y llegando a ser, luego, siete.” En este caso, el círculo es la primera sephira, “kether” o la corona, el Risha Havurah o la “cabeza blanca” y el “cráneo superior.” [En el mundo fenoménico no es ilimitada, sino temporal]. Emana los dos Sephiroth inferiores (Chokmah y Binah, que son “Padre-Madre), formando así el triángulo, la trinidad primera o superior del Arbol Sephirothal. Este es el uno o la mónada pitagórica. Sin embargo, emanó de los Siete Elohim, masculinos y femeninos, denominados el “Padre-Madre Superior”. Estos son, también, los reflejos del Espíritu Santo Femenino, acerca del cual el “Sepher Jezirah” dice: “Uno es Ella,el Elohim de la vida.”19 Estos números20 de la Cábala judía aun distan mucho del Ain Soph, el Todo; ya que, en realidad, son simplemente números y glifos secretos. Microprosopus es el cuarto.
Que se consulte la Lámina IV de “La Cábala Develada” dibujada por Mathers. Que se hojee las “Formas Simbólicas Deificadas”, colocadas en sus relaciones con los cuatro mundos cabalísticos y se constatará que el “Tetragrammaton” o Microprosopus, la “Cara Menor”, es la cuarta. Para una explicación más clara, he copiado una pequeña porción del diagrama.
Las Cuatro Letras Del Tetragrammaton
I Yod
H el He Supremo V Vau
H el He inferior
Los Sephiroth
Macroprosopus
El Padre
La Madre Suprema Macroprosopus
La Esposa del Tetragrammato o Malkuth
Los Cuatro Mundos
Atziloth Mundo Arquetípico
Briah Mundo Creador Yetzirah
Mundo Formador Asiah Mundo Material
Por lo tanto, se deduce que el tetragrama no es el Macroprosopus o Kether, la corona de los números y, siendo la cabeza blanca o el cero (0), la cifra,21 no es Ain-Soph, sino sólo su reflejo universal o luz. Es simplemente el Espacio, lo ilimitado y lo inescrutable, el terreno supremo en el cual se agazapan las ideas arquetípicas o las formas del todo y de donde nace la Raíz del Kosmos, el Arbol universal de la Vida en el
18 Su línea vertical contiene cuatro, mientras la horizontal tres. Véase la revista “Theosophist”, Abril 1887.
19 Véase “La Cábala Develada”, Introducción pag. 21-22. (Versión Inglesa)
20 Sephira quiere decir un número. Es uno y, por lo tanto, singular, mientras Sephiroth es una palabra plural y ambas han transferido sus nombres a nuestras “cifras” y son sólo los números de las jerarquías creadoras de los Dhyan Chohans. Cuando los Elohim dicen: “Hagamos al hombre”, deben trabajar del primero al séptimo, cada uno de los cuales dota el ser humano con su característica y principio.
21 Los judíos no tenían una palabra para designar el cero, de aquí el simbolismo de una cabeza o de un círculo.
mundo creador. El tronco de este “árbol” son “el padre y la madre, el segundo y el tercer Sephiroth o Chokmah y Binah”, respectivamente: Jehová y “Jehová-Elohim.”22
5.“El Padre-Madre” pertenece al mundo creador porque ellos son los que crean: son el material bisexual, la esencia de la cual el “Hijo”, (el universo) es formado. Este Hijo es Microprosopus o Tetragrammaton. ¿Por qué es el símbolo cuadrisílabo? ¿De dónde procede el aspecto sagrado de esta Tetraktis? ¿Es el nombre inefable o, de alguna manera, está relacionado con el nombre impronunciable? No vacilo en contestar de forma negativa. Es simplemente un velo, un símbolo para mejor ocultar la constitución septenaria del ser humano, su origen y los varios misterios relacionados con el Microprosopus. Su nombre, el Tetragrama, está compuesto por cuatro letras, sin embargo: ¿cuál es su sentido esotérico secreto? Un cabalista no vacilará en contestar: “léanlo numéricamente, calculen las cifras y los números; y lo sabrán.”
Ahora bien: “Tetragrammaton” es Padre-Madre y el “Hijo” en uno. Es Jehová, cuyo nombre se escribe IHVH y cuyas letras, leídas simbólicamente, según el método revelado durante la Cuarta iniciación,23 tendrán una interpretación doble. Consta de dos letras masculinas (I y V) y dos caracteres femeninos (dos H, he) o la H “superior” e “inferior”. La primera es la “madre suprema” o “el Jehová femenino representado por Binah”; la otra es la “H inferior” o el décimo Sephiroth, Malkuth, la base de la materia. En la prensa es imposible revelar la primera interpretación, cuando se escribe AHIH, sólo se puede decir que, exotéricamente, está relacionado con el “Yo soy El que soy” y con Eheieh “la Seidad Absoluta o Sat.”
Tiene doce claves de lecturas distintas y cada frase es simbolizada por un signo zodiacal. Todas estas transposiciones se refieren al misterio del ser o de la existencia como concepción abstracta.
Sin embargo, IHVH, el Tetragrammaton del mundo formador y el esposo de la “Esposa”, cuyo reino es Asiah o materia, aunque su explicación sea simple, es más difícil transcribirlo, no por su aspecto sagrado, sino por su indecencia. Para un simbolismo claro de las cuatro letras I, H, V, H, consulten la página 10 del libro “La Fuente de las Medidas” del señor R. Skinner (versión inglesa). Los hindúes lo ven diariamente en su Linghas y Yonis. Es Jehová-Tzabaoth, el Elohim Septenario ocultado en el Santo de los Santos, el Argha o el Arca de Noé. Por lo tanto, (véase la Lámina K en “La Cábala Develada”), es el séptimo Sephiroth entre el septenario “superior”; así como Malkuth es el séptimo de entre el Sephiroth “inferior”. Microprosopus es la tercera letra V (Vau) y se le llama tetragrama, sólo porque es una de las cuatro letras que abarca a todos los nueve Sephiroth, pero no a Sephira. Es el septenario secreto que hasta la fecha ha permanecido oculto y ahora se ha develado cabalmente. A Netzach, el séptimo Sephiroth, cuyo nombre exotérico es: “firmeza y victoria”; mientras el esotérico es algo más, se le llama con su nombre Divino, Jehová Tzabaoth, en los diagramas que presentan las relaciones de los Sephiroth con los diez nombres divinos, los diez arcángeles, sus diez órdenes, los planetas, los demonios y los diez archidiablos. Agregaremos que este Jehová Tzabaoth corresponde con Haniel (la vida física humana), el Elohim andrógino, con Venus-Lucifer, Baal y, finalmente, con la letra Vau o Microprosopus, el Logos. Todos estos pertenecen al mundo formador.
Todos son septenarios y están asociados con la formación polifacética y la Materia, su “esposa”, la cual es la “madre inferior”, Aima, “la mujer con niño” del capítulo doce de la Revelación, perseguida por el gran Dragón (de la sabiduría). ¿Quién es el Dragón? ¿Es el diablo Satán, según nos enseña a creer la iglesia? Ciertamente no. Es el Dragón de la Sabiduría Esotérica el cual se opone al niño nacido de la
22 El estudiante debe tener presente que Jehová, como nombre, es siempre masculino y femenino o andrógino. Está compuesto por dos palabras: Jah y Hová o “Ja eve”. Sólo Jah es masculino y activo. Entonces, mientras el segundo Sephiroth, Chokhma, la “Sabiduría”, es masculino y representa Ab, “Padre”; Binah, la “Inteligencia”, es femenina, pasiva y representa Ama, la “Madre”, el gran abismo cuyo nombre es “Jehová”. Sin embargo, al nombre masculino lo simboliza sólo una letra: Yod, cuyo sentido es enteramente fálico.
23 Según la tradición, los últimos iniciados en los siete misterios del Microprosopus y del supremo Tett (el número 9 y la letra t.) el misterio de las dos Aima (las dos madres o la primera y la segunda H de la palabra IHVH), eran los tres Rabinos: Schimeón, Abba y Eleazar, los cuales, en los Misterios o Sod, representaban Kether, Chokhma y Binah. (Véase el “Zohar, la Sagrada Asamblea Menor”.) Después de su muerte, se perdió el conocimiento de las cinco iniciaciones superiores.
“mujer” (el universo); ya que este niño es su humanidad y, por ende, la ignorancia y la ilusión. Sin embargo, Miguel y sus ángeles o Jehová Tzabaoth (la “Hueste”), que rechazaron crear, análogamente a los siete hijos de Brahma, nacidos de la mente y desapegados, porque aspiran encarnarse como seres humanos para llegar a ser superiores a los dioses, luchan contra el Dragón, lo conquistan y el niño de materia nace. Así, el “Dragón” de la sabiduría esotérica ¡recae en la oscuridad!24
Por lo tanto, aunque no tengo la más mínima objeción a que algún místico quiera unirse con el Logos llamado “Tetragrammaton” o Microprosopus, personalmente prefiero, sobre principios generales, una unión con Macroprosopus, por lo menos en este ciclo de encarnación. Después de que, con el auxilio del “Número Perfecto”, espero ver la luz suprema reducir en cenizas no sólo a mis “siete inferiores”25 (el Microprosopus), sino también a la apariencia de los trece en la unidad que “libran guerra contra los siete” y, junto con ellos, al cuadrado Macroprosópico. Como la letra Yod, en el sendero de la novena Sephira, tiene un significado claramente fálico, no quiero unirme con el septenario inferior, ni con el Jehová de siete letras, prefiriendo enfocar mi fe en “Ain Soph” puro y simple; de otra manera: ¿por qué dejar el seno de la iglesia ortodoxa? Más valdría unirnos con el “Ejército de la Salvación” y cantar: “Sangre, sangre” todo el día.
El “Logos” que nosotros reconocemos, no es el Tetragrammaton, sino la Corona, Kether, que no tiene ningún nexo con el plano material, ni con el Macro o el Microprosopus; pero está relacionado sólo con el mundo pro-arquetípico. En efecto, según se dice:
“Mediante gematria, AHIH equivale a IHV sin la H, el símbolo de Malkuth, la Esposa […] Ese tema de los cuatro Querubines está íntimamente relacionado con las letras del Tetragrammaton […] Por lo tanto, Ellos representan los poderes de las letras del Tetragrammaton en el plano material […] Los Querubines son las formas vivientes de las letras, cuyos símbolos zodiacales son Tauro, Leo, Acuario y Escorpión.” (Pag. 31, 32 y 33 de la Introducción a “La Cábala Develada”).
También se conoce lo que el simbolismo de estos cuatro animales representa, a su vez, “en el plano material.”
Tauro, a pesar de que se le llame el Toro de Siva, el Toro Apis egipcio, el “Toro” zoroastriano que Ahriman mató, es siempre un símbolo de la semilla de la vida, de la fuerza tanto generadora como destructora, mientras el Escorpión es el símbolo del pecado (en sentido sexual), del mal y de la muerte espiritual y es el cuarto número de Tetragrammaton o Malkuth.
“El misterio del ser terrenal y mortal está encerrado en el misterio del hombre supremo e inmortal […]” El Tetragrammaton se encuentra en la forma corporal. “La cabeza es la (letra Yod), los brazos y las espaldas son como la H (suprema), el cuerpo es V y las piernas son representadas por el H (he) final.” (“Cábala Develada” pag. 34).
En la “Escala del número Siete”, el nombre de Dios es representado por siete letras. La escala es septenaria, a pesar de como uno la considere, desde el primer mundo original arquetípico, hasta el séptimo transitorio.
El “Arbol de la Vida” tiene siete ramas y siete frutas. En el “Libro del Misterio Oculto”, Brashith, el mundo inicial del Génesis, es Bera sheth, “El creó los seis”. De estos dependen todas las cosas que están abajo, (v. 10) todas las cosas son sintetizadas por Malkuth, el Séptimo, Microprosopus.
24 La clave que abre este misterio es la séptima, la cual se relaciona con la séptima trompeta del séptimo ángel, después de cuyo sonido telúrico, San Juan ve la mujer y la “Guerra en el Cielo.” (Véase el “Apocalipsis”, cap. XI versículo 15 y cap. XII y traten de comprender.) La alegoría de la “Guerra en el Cielo” tiene otros seis sentidos, sin embargo, éste se encuentra en el plano más material y explica el principio septenario. La “mujer”, siendo el universo, es coronada por 12 estrellas y revestida por el sol y la luna (dos veces siete). El Dragón tiene siete cabezas, siete coronas y diez cuernos, otro simbolismo oculto y es uno de los siete Logoi. Quizá, los que han reparado en el extraño comportamiento de Narada, puedan entender la analogía. En realidad, es un Prajapat y un gran Rishi Védico que, sin embargo, está constantemente interfiriendo con la procreación física humana. Induce, por dos veces, a los millares de hijos de Daksha a quedarse célibes y Yoguis, por eso se le condena a encarnarse, a nacer en un útero. Aquellos que saben algo sobre los números y los ciclos, entenderán mejor el sentido de esta alegoría.
25 Libro del Misterio Oculto, V. 27.
“Microprosopus es formado por seis Sephiroth, tres masculinos y tres femeninos.” (V. 67). A las extremidades del Tetragrammaton se les llaman los seis miembros de Microprosopus y 6 es el valor numérico de V (Vau), su letra. Cuando ellos (los miembros) tocan la tierra, se convierten en siete (“Cábala Develada”, pag. 32 verso 9 del Comentario XXII en “El Libro de los Números).
Todo “El Libro del Misterio Oculto” está pletórico de frases así. “El Microprosopus es séxtuplo […]”; ya que lo componen seis Sephiroth que son llamados, con Malkuth, los siete inferiores. Estos miembros emanan de los primeros seis mundos (creativos) pronunciados. “Su séptimo principio es representado por el décimo Sephiroth […] que es Eva en el sistema exotérico o la madre inferior […]” Por eso, a la séptima semana, se le llama Milenio, Sabbath y también el séptimo reino.” (“Libro del Misterio Oculto”).
Los Cabalistas siempre diferenciaron, no sólo entre Ain-Soph, lo anumérico y lo Inconcebible, sino también, entre Microprosopus y el Tetragrammaton inferior, el “Hijo” y por lo tanto el Logos; ya que, en “La Asamblea Sagrada Mayor” se lee:
“(83) En lo concerniente a esto, los hijos de Israel quisieron conocer en sus mentes, así como está escrito” (Exodo XVII. 7). ¿Está el Tetragrammaton entre nosotros o el uno negativamente existente?” Aquí distinguieron entre el Microprosopus, al cual se le llama Tetragrammaton y el Macroprosopus, que es denominado “Ain, la existencia negativa” (pag. 121). Sin embargo, el “Yod del antiguo es escondido y oculto.” (73. Introducción).
(V. 1152) Hemos aprendido que había diez (compañeros, Sephiroth), quienes entraron en Sod (misterios de la creación) y que sólo siete salieron.
(V. 1158.) Cuando el Rabino Shimeón reveló el Arcano, los presentes eran sólo esos (compañeros).
(V. 1159) El Rabino Shimeón los llamó los siete ojos del Tetragrammaton, así como está escrito, Zacarías, III., 9: “Estos son los siete ojos del Tetragrammaton.”
En la Biblia, la traducción de Tetragrammaton es: “El Señor”; hecho que muestra claramente que los cristianos han aceptado como su “Señor Dios”, una cuarta emanación Sephirotal y la letra masculina “Vau.”
¿Es acaso éste, el “Logos” al que todo iniciado debiera tratar de reunirse, como resultado último de sus esfuerzos? Más valdría que permaneciera en su cuerpo mortal septenario mientras que pueda.
Con respecto a los otros “obstáculos”, han sido, también, declarados erróneamente. La “Imagen del hombre en el Trono” en Ezequiel, corresponde, en el esoterismo, con el mundo arquetípico, el mundo de Atziloth y no con Schekinah en Malkuth y Asiah, en el plano material; como le resultará evidente a cualquier persona que analice la visión cabalísticamente. En primer lugar, hay cuatro claras divisiones del simbolismo de la visión: la forma del hombre, el trono sobre el cual está sentado, el firmamento sobre las cabezas de las criaturas vivientes y las “criaturas vivientes” mismas, con su ophanim o ruedas. Estos corresponden, nuevamente, con los cuatro mundos Cabalísticos o planos mismos: Atziloth, el Arquetípico, la figura nebulosa del ser humano; Briah, el Creativo, el trono; Jetzirah, el Formativo, el firmamento; Asiah, el Material, las criaturas vivientes. Nuevamente, estos corresponden con las cuatro letras del tetragrama, así: el punto más elevado de Yod en IHVH, corresponde con la “imagen del hombre”, la H (He) con el trono, la V (Vau) con el firmamento y la H final con las criaturas, (véase Lámina IX de “La Cábala Develada.)
La “figura del hombre” no es la “forma masculina de Shekinah.” Shekinah no “es un poder andrógino”26 y, si algo debe ser, es asexual o femenino. Es la luz primordial que emana del Ain-Soph eternamente oculto. En el mundo arquetípico es Sephira, en el material y formativo se convierte en Shekinah, la vida y la luz latentes de este mundo inferior de materia, el “velo de Ain-Soph” y la “divina presencia” en el sendero de Malkuth, desde el mundo material a los mundos superiores. Es el Buddhi del cuerpo físico, el alma o chispa que arde en la vasija y después que ésta se ha quebrado, se funde en el
26 He consultado nuestro hermano Liddel Macgregor Mathers por si algún Cabalista justifica la idea que Shekinah es “un poder andrógino”. El dijo que no: “es asexual y es la presencia divina.” (Véase su obra sobre la Cábala, pag. 55, la nota entre los versos 32 y 33.)
séptimo (según el esquema teosófico) y en el primero o Macroprosopo, cabalísticamente; ya que es el primer rayo de lo escondido.27
El versículo 31 de “El Libro del Misterio Oculto”, el (Sephra Dzeniuotha), expresa el plano revelado por Malkuth en el modo siguiente:
“El Arbol que es mitigado, reside en los cascarones. (Quiere decir que el Sendero hacia el Reino o Shekinah, que es el Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal, que existe, en sí, desde el juicio, es mitigado por el esposo mediante el flujo de la misericordia, porque el Reino domina sobre todas las cosas y sus pies descienden en la muerte). En sus ramas (los mundos inferiores), se alojan los pájaros que construyen sus nidos (las almas y los ángeles tienen su residencia). Abajo del Arbol, esos animales que tienen el poder, buscan la sombra (es decir los cascarones, Klipoth, „porque a éste toda bestia selvática se dirige.‟ Salmo civ. 20).”
“Este es el árbol que consta de dos caminos hacia la misma meta (el bien y el mal, porque es el Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal). A su alrededor tiene siete columnas (los siete palacios), los cuatro esplendores (los cuatro animales), lo circunvalan (en cuatro ruedas) en sus cuatro lados (según la descripción del carro de Yechesgiel (Ezequiel).”
Este árbol tiene siete ramas28 y, en cada cual, hay cuatro hojas y cuatro frutos. Además, se constata una analogía evidente entre los versos citados del “Sephra Dzenioutha” y el primero y cuarto capítulo del Apocalipsis; ya que las siete iglesias “de Asia” son idénticas con los “siete palacios” en Asiah o el lugar material septenario. En el primer capítulo, las siete estrellas situadas al lado derecho de la “figura”, no son estas siete iglesias, sino sus siete claves y la palabra con doble sentido (andrógino) que sale de su boca es Yod de IHVH. Esta “figura” es el septenario “Tetragrammaton” la V (Vau).29
Esta figura es algo completamente diferente de la que encontramos en el trono en la visión de Ezequiel; ya que la figura en el primer Capítulo del Apocalipsis se halla en los planos de Jetzirah (el mundo de la formación, el medio ambiente de los ángeles que no quisieron crear), mientras la figura de Ezequiel, se encuentra en el plano de Atziloth y, en el cuarto capítulo del Apocalipsis, se describe como: “el que estaba sentado en el trono.”
Para que seamos dos personas a compartir el peso de lo susodicho, me he dirigido a Macgregor Mathers (uno de los Cabalistas ingleses más eruditos, aunque yo no avenga con todos sus conceptos; sin embargo, en esta cuestión, estamos en perfecto acuerdo). Nuestro hermano ha dado su gentil aquiescencia,
expresando por escrito su opinión y aquí es como él distribuye el Arbol Sephirothal. KETHER
BINAH GEBURAH
HOD
CHOKMAH CHESED TIPHERETH NETZACH
YESOD MALKUTH
Aquí, la figura en el trono en la visión de Ezequiel se refiere a Kether; el trono a Chokhmah y a Binah, el mundo de Briah, cuyo nombre alternativo es Korsia, el trono. El firmamento es Microprosopo, constituido por los seis Sephiroth: Chesed, Geburah, Tiphereth, Netzach, Hod y Yesod. Ahora bien, Yesod es el sendero para entrar en Malkuth o el mundo material creado; Shekinah es la Presencia en Malkuth, la Presencia Real; ya que Shekinah es femenina y no andrógina. El sello del Macrocosmos es la estrella con seis puntas.
27 Ni siquiera Shekinah es un Sephiroth; ya que procede y está latente en el décimo, Malkuth y es destruida con éste. (Véase pag. 22, “El Libro del Misterio Oculto”). Quizá el error surgió por ser Adonai y el Querubín angélico, el nombre divino de Shekinah. Sin embargo, ningún Cabalista divulgará en la prensa la clave de esto.
28 Véase las estampas del relato babilonio de la creación (por G. Smith, “El Relato Caldeo del Génesis”) del Arbol Sagrado, con una figura en ambos lados y una serpiente en el trasfondo. Esta estampa se entresacó de un cilindro babilónico anterior y representa dicho árbol con sus siete ramas.
29 O Vau, cuyo número es seis y cuyo simbolismo es un gancho o un garfio, fálico.
30 Es cierto que es el sello del Macrocosmos; pero se convierte en el del Microcosmos cuando se inscribe en éste la estrella con cinco puntas, la cual es, en realidad, el signo adecuado del Macroprosopo. Es el Shatkon Chakra (la el emblema del Microprosopo, el Tetragrammaton, el Vau de IHVH, el cual se encuentra entre los siete portadores de luz de Malkuth, que son, nada más, que los siete últimos Sephiroth o los seis Sephiroth que componen a Microprosopo, agregando Malkuth como séptimo.31
Creo que nada podría estar más claro. A pesar de las especulaciones y las interpretaciones trascendentales y metafísicas que, obviamente, pueden satisfacerse con la Tetraktis en el plano del mundo Arquetipo, pero, una vez que descendemos en el mundo del Astral y del fenoménicamente oculto, no podemos tener menos que siete principios sobre los cuales basarnos. He estudiado la Cábala bajo dos Rabinos eruditos, uno de los cuales era un iniciado y, en esta cuestión, no había ninguna diferencia entre las dos enseñanzas (la esotérica oriental y la occidental).
Obviamente: es consabido que cualquier individuo, dotado con una dosis moderada de perspicacia, si ha estudiado los tres métodos de interpretación cabalística, especialmente el Notarikon, puede hacer lo que quiera con las palabras y las letras hebraicas sin puntos. Sin embargo, las explicaciones que expongo no necesitan ningún Notarikon, sino simplemente un conocimiento de la séptima clave esotérica. Con los puntos Masoréticos se puede transformar el Jehová Tzabaoth astral y hasta el Jehová-Elohim, en el “Uno viviente” y en el Dios más elevado, el “Dios de los dioses”, aunque es simplemente uno de los dioses formativos y generativos. Una buena ilustración de la mencionada deshonestidad se encuentra en la traducción de Mather de la “Cábala Develada” por Knorr von Rosenroth. El nos presenta seis ejemplares de las varias interpretaciones, sólo de la primera palabra en el Génesis (B‟rashith). Según las reglas de Notarikon, a la frase de apertura: “B’rashith Bara Elohimeth hashamayim v’eth h’arets”, o “Al principio Dios hizo el cielo y la tierra”, se le puede atribuir cualquier significado; ya que, a la primera palabra, B’rashith, se le obliga emitir seis enseñanzas dogmáticas de la iglesia latina.
El antedicho Cabalista, Salomón Meir Ben Moisés, un converso al Catolicismo Romano en 1665, asumiendo el nombre de Prosper Rugere, nos muestra que logró probar, basándose estrictamente en el Notarikon, que esa palabra (B‟rashith) revelaba seis sentidos cristianos, el primero de los cuales fue: “El sol, el espíritu, el padre, su trinidad, la unidad perfecta”. El tercero: “Adorarás a mi primogénito, mi primero, cuyo nombre es Jesús”. El quinto: “Escogeré una Virgen digna de dar a luz a Jesús y la llamarás bendita.” El sexto se encuentra en la nota al pie de la página.32 Los otros dos son repeticiones.
La misma flexibilidad interpretativa y significativa es ubicable en los textos esotéricos de las naciones. Como cada símbolo y glifo tiene siete claves, se deduce que un grupo puede estar usando una clave en un tema y luego acusar a un tercer estudiante, que se vale de otra, de mal interpretarlo todo, intencionalmente.
rueda de Vishnu) y el Panchakon (Pentagrama). Llamamos a la estrella con seis puntas el sello del Macroprosopo sólo cuando el hexagrama está inscrito en un círculo y no de otra forma. Sin embargo, esto no afecta a la cuestión. La Cábala de Knorr Von Rosenroth está plagada de errores y otras versiones aun más, especialmente las traducciones latinas, hechas por cristianos propensos a sacar, consciente o inconscientemente, un sentido profético y cristiano del Zohar.
31 Acerca de Malkuth, el “Sephira Dzenioutha” dice: “Shekinah (o presencia real), que está abajo de éste, es un Sendero hacia el reino, es decir, Malkuth, la décima y última Sephira.” (I., c. 32.)
32 En el Notarikon: “Cada letra de una palabra se considera como la inicial o la abreviación de otra, así que, desde las letras de una palabra, se puede formar una frase.” Por lo tanto, usando las letras de esta palabra B’rashith, también yo podría construir, fácilmente, la siguiente frase: “¡Cuidado! Pronto en Teosofía surgirán contiendas” y luego ofrecerla como una revelación y una advertencia divina, tomando como mi autoridad el “Libro de Dios.” Tal interpretación será tan verdadera y más explícita que la sexta versión de Prosper Rugere; ya que tradujo B’rashith como: “Beaugoh ratzephim Asattar Shegopi Jeshuah Thakelo” cuyo significado en castellano es: “Yo (Dios), me esconderé en la hostia porque ustedes comerán a Jesús, mi cuerpo”. Así, otro judío se ha convertido al Catolicismo Romano.
Sin embargo yo no me comporto así. En cuestiones esotéricas, prefiero buscar una conciliación que disputar sobre los errores cometidos, ya sean reales o imaginarios; porque el verdadero Ocultista y Teósofo debería amar más la Causa y el triunfo de la verdad que algún éxito insignificante sobre los rivales.
Ningún ocultista sincero puede divulgar el significado de todos los “Siete Misterios de la Sabiduría”, aunque esté familiarizado con cada uno de ellos, lo cual sería verdaderamente maravilloso; ya que sólo los “Maestros de Sabiduría” conocen profundamente estos “Siete Misterios” en su totalidad y jamás se involucrarían en discusiones polémicas en los periódicos o las revistas. Entonces: ¿de qué sirve, perder el tiempo y la energía, tratando de probar que una cara del diamante resplandece más que su hermana, en vez de unir todas las fuerzas para enfocar la atención del profano en el brillo de la joya misma? Nosotros, estudiantes de la ciencia sagrada, deberíamos ayudarnos los unos a los otros, fomentar la búsqueda y beneficiarnos de nuestro conocimiento mutuo, en lugar de criticarlo inútilmente para satisfacer el orgullo personal. Este es mi punto de vista; porque, de otra manera, nuestros enemigos, que empezaron por llamarnos embusteros, valiéndose sólo de sus ideas preconcebidas, sectarias y materialistas, estarían justificados al reiterar sus acusaciones, basándose en las invectivas recíprocas.
El materialismo está levantando su horrible cabeza más alto que nunca.
“El Conocimiento”, uno de los periódicos científicos de Londres, nos da un preludio de lo que aguarda al ocultista. En su reseña sobre “La Cábala Develada”, proclama, en términos enfáticos: “las extraordinarias quimeras intelectuales de los comentadores hebraicos sobre sus escrituras.” Bajo el peso de su desdén materialista, el periódico “El Conocimiento”, aplasta la idea del “Ensayo sobre la Cábala” del Doctor Ginsburg, según el cual: “el Omnipotente enseñó los misterios del ser a un grupo de ángeles seleccionados, ¡formando una escuela teosófica en el Paraíso!” y termina con un tremendo punto, escarneciendo la admiración entre paréntesis (!) Esto se encuentra en la página 259 del periódico “El Conocimiento”, Septiembre 1887. En la página 245, Edward Clodd nos presenta, en lugar de las enseñanzas de los “ángeles Teosóficos”, las de los Darwinistas de la escuela de Haeckel. Este campeón anticabalista, al haber sondeado “un vasto campo” en el Kosmos, “cuyos límites se diluyen en lo ilimitado por todos lados”, termina sus “quimeras” con esta conclusión desconcertante:
Empezamos con la nebulosa primordial y acabamos con las formas más elevadas de conciencia; es demostrado que la historia de la creación es un archivo ininterrumpido de la evolución del gas, en el genio (!!!)
Esto demuestra cómo nos consideran los científicos modernos y lo mucho que necesitamos todas nuestras fuerzas para circunscribir los ataques de los materialistas.
Unas pocas palabras y terminamos. Se me pregunta, repetidamente, que muestre el libro, la página y el verso de donde entresaco la información para la doctrina esotérica del “Septenario.” Esto equivale a decir a una persona que se encuentra en el medio del desierto, que pruebe que el agua está llena de microorganismos, cuando no tiene a su alcance el microscopio. Los que me reclaman estas evidencias saben, mejor que todos, que aparte de los pocos lugares donde los manuscritos secretos son almacenados durante las eras, ninguna doctrina esotérica jamás fue escrita y claramente explicada, si no, desde hace mucho tiempo, hubiera perdido este nombre. Aun en el Occidente existe algo que es la Cábala “no escrita”, como también hay la escrita. Muchas cosas han sido dilucidadas oralmente, como siempre aconteció. Sin embargo, esparcidos en las escrituras exotéricas, se encuentran numerosos indicios y alusiones y la clasificación depende, obviamente, de la escuela que la interpreta y, aun más, de la intuición y concepción personales. La cuestión no es si en los rayos prismáticos hay tres, cinco o siete colores; ya que todos saben que en la naturaleza existe sólo el blanco incoloro. Aunque la ciencia discierne claramente siete rayos prismáticos; así como hay siete notas; aún se oye a grandes científicos que insisten diciendo que son sólo cuatro o cinco, hasta que se descubre que son daltónicos.
H. P. Blavatsky
Isis Sin Velo Y El Visishtadwaita
CORRESPONDENCIA
Señor, en el número de Octubre de nuestra revista, “R.P.” trata de probar que en el libro “Isis sin Velo” enseñé, sustancialmente, la doctrina Visishtadwaita; sin embargo discrepo con este punto de vista. Estoy consciente del hecho de que “Isis sin Velo” dista mucho de ser la obra completa que hubiera podido resultar si el mismo material lo hubiese redactado una persona más erudita. Vale la pena agregar que como trabajo literario carece de simetría y, quizá, de vez en cuando, de exactitud. Pero tengo algunas excusas para todo esto: fue mi primer libro en un idioma que no era mi lengua madre y, por lo tanto, no tenía la costumbre de escribir en él. Además, el inglés era un idioma con el cual, ciertos filósofos asiáticos que me auxiliaron, tenían muy poca familiaridad y, finalmente, el Coronel Olcott, que revisó el manuscrito, colaborando desde el principio, en 1875-1876, ignoraba, casi por completo, la Filosofía Aria y, por lo tanto, no podía detectar ni rectificar, los errores que yo podía fácilmente cometer cuando expresaba mis pensamientos en inglés. No obstante lo antedicho, opino que la crítica de “R.P.” es errónea.
Si me equivoqué porque no enfaticé la distinción entre un Dios Impersonal o Parabrahm y un Dios Personal, tampoco me confundí al grado de que permuté, completamente, el uno por el otro. Las páginas 2, 216-17 del primer volumen de Isis sin Velo y la 153 del segundo volumen (versión inglesa original), de las cuales se vale “R.P.” en su crítica, no representan mi doctrina; sino las ideas de otros autores. Las primeras dos son una cita entresacada de Manu, mostrando la respuesta que un brahman y un budista letrados darían a la afirmación del profesor Max Müller, según la cual, Moksha y Nirvana significan aniquilación. Mientras en la página 153 del segundo volumen, se encuentra una defensa y una explicación del sentido esotérico de la Biblia, desde el punto de vista de un místico cristiano. Es obvio que esto tendría visos de Visishtadwaítismo que, análogamente al Cristianismo, adjudica atributos personales al Principio Universal. En lo que concierne al prefacio de la página 2, podemos decir que, aun cuando se lee literalmente, refleja sólo mi opinión personal y no la Doctrina Esotérica. Siendo una escéptica en mi juventud, busqué y obtuve, mediante los Maestros, la plena confirmación de la existencia de un principio, (no un Dios Personal), “un océano ilimitado e insondable” del cual mi “alma” era una gota. Al igual que los Adwaitas, no hice ninguna distinción entre mi Séptimo Principio y el Espíritu Universal o Parabrahm, ni creo en un espíritu individual recluído dentro de mí, como algo separado del entero. Como prueba de lo antedicho, lean mi observación sobre “la omnipotencia del espíritu inmortal del ser humano”, la cual sería un absurdo lógico si se basara en alguna teoría de separación egoísta. El error que cometí fue que, en toda la obra usé, indistintamente, la palabras Parabrahm y Dios para expresar la misma idea: seguramente un pecado venial, cuando uno se percata de lo limitado que es el idioma inglés, al grado de que, aun ahora, estoy usando una palabra sánscrita para expresar una idea y el inglés para otra. Que sea Adwaita ortodoxo o no, como ocultista y valiéndome de la autoridad de la Doctrina Secreta, sostengo que el espíritu del ser humano, aun cuando se sumerge enteramente en Parabrahm y aunque no sea individual por sí, preserva su individualidad distinta en Paranirvana, debido a la acumulación de los agregados o skandhas que han sobrevivido de las facultades superiores de Manas después de cada fallecimiento. Después de la muerte de cada personalidad a lo largo de las líneas de renacimientos, las aspiraciones más espirituales, es decir, superiores y más divinas de cada personalidad, siguen a Buddhi y al Séptimo Principio en Devachan (Swarga), convirtiéndose en parte integrante de la Mónada. La personalidad desaparece, disipándose antes de que ocurra la evolución de la nueva personalidad que sale del Devachan, renaciendo; sin embargo, la individualidad del espíritu-alma (ay y de nuevo ay, ¡qué se puede hacer con este inglés!), se preserva hasta el final del gran ciclo (Maha-Manwantara), cuando cada Ego entra en Paranirvana o se sumerge en Parabrahm. Para nuestra comprensión de talpas, el espíritu humano se pierde, entonces, en el Espíritu Uno, así como la gota de agua en el océano no se puede detectar ni recuperar. En efecto no es asI en el mundo del pensamiento inmaterial, cuya relación con el pensamiento humano dinámico es comparable al poder visual del microscopio más poderoso concebible y la vista de un ser semiciego. Sin embargo, este es un símil muy insuficiente; ya que la diferencia es inexpresable en términos de sistema métrico. A pesar de lo largo que la “noche de Brahma” o aun el Pralaya Universal (no el local, que afecta sólo a un grupo de mundos) pueda ser, cuando ésta termine, la misma Mónada individual Divina vuelve a empezar su majestuoso sendero evolutivo, aunque en una cadena de tierras superiores y cien veces más perfecta y más pura que anteriormente, llevando consigo toda la esencia de las espiritualidades compuestas por sus previos e innumerables renacimientos. Por lo tanto: lo antedicho demuestra que estos “espíritus” o unidades Parabrhámicos y Paranirvánicos tienen y deben conservar sus individualidades divinas y (no humanas). No hay que olvidar que la evolución espiral es dual y que el sendero de la espiritualidad gira, como un sacacorchos, dentro y alrededor de la evolución física, semifísica y suprafísica. Me estoy enfrascando en detalles que es mejor dejarlos a la plena consideración que su importancia se merece y que le otorgaremos en mi inminente libro: “La Doctrina Secreta”.
H. P. Blavatsky
Algunos Pensamientos Sobre La Muerte Y Satán
A LOS EDITORES DE LA REVISTA THEOSOPHIST
Madame: ya que Usted ha publicado una carta póstuma de mi Maestro y querido amigo, el difunto Eliphas Levi, pienso que concordaría con poner, en las columnas de su revista, si Usted los estima adecuados, algunos extractos de los numerosos manuscritos en mi posesión, que mi Maestro, cuya ausencia siempre sentiré, escribió para mí.
Empezaré enviándole: “Algunos Pensamientos Sobre La Muerte Y Satán”, que él redactó.
No puedo terminar esta carta sin expresar la profunda indignación, suscitada en mí, por las viles diatribas en la revista “Espiritista Londinense” contra su Sociedad y sus miembros. Todo corazón honrado se sentirá irritado al ver un trato tan injusto, especialmente cuando procede de un hombre honrado como el señor Harrison (el editor de dicha revista), en la cual él admite contribuciones anónimas comparables a calumnias.
Con el máximo respeto y devoción Barón J. Spadalieri
Marsella, 29 de Julio de 1881
Nota del Editor. Queremos expresar nuestra sincera gratitud al Barón Spadalieri, agradeciéndole por su inestimable contribución. El difunto Eliphas Levi fue el Cabalista y el Ocultista más erudito de nuestra época en Europa y todo lo que procedió de su pluma es precioso para nosotros; ya que nos auxilia en el cotejo con las doctrinas Ocultas orientales y, mediante la luz arrojada sobre ambas, probar al mundo de los espiritistas y místicos, que los dos sistemas, el ario-oriental y el occidental o la Cábala caldeo-judaica, son uno en sus principales doctrinas metafísicas. La única diferencia es que, mientras los Ocultistas orientales jamás perdieron la clave de su esoterismo y diariamente verifican y elaboran sus doctrinas valiéndose de experimentos personales y de la luz adicional de la ciencia moderna, los Cabalistas occidentales o judíos, además de haber sido extraviados, por siglos, debido a la introducción en la Cábala, de elementos ajenos a ella, como los dogmas cristianos, las interpretaciones literales de la Biblia, etc., es innegable que han perdido la verdadera clave del sentido esotérico de la Cábala de Simeón Ben Jochai, tratando de compensar esta pérdida, valiéndose de interpretaciones que proceden de las profundidades de su imaginación y conciencia interna. Evidentemente, éste es el caso de J.K., quien se considera el “Adepto” de Londres y cuyos vilipendios anónimos e impotentes contra la Sociedad Teosófica y sus miembros, son justamente considerados, por el Barón Spadalieri, como “calumnias”. Sin embargo, hay que ser caritativos. Este pobre descendiente de los Levitas Bíblicos, como sabemos que es, en sus esfuerzos raquíticos de indisponer a los Teósofos, se ha, evidentemente, fracturado el cerebro contra una de sus frases “ocultas”. Me refiero, especialmente, a una en la revista “Espiritualista” del 22 de Julio, a la cual, sucesivamente, llamaremos la atención de la persona místicamente inclinada, porque es muy probable que tal párrafo fue la causa del triste incidente que involucró a tan hermosa cabeza. Sin embargo, lo acontecido ha impedido al preclaro J.K. comunicar “científicamente, su conocimiento”, obligándolo, al mismo tiempo, a permanecer, según su expresión: “en un estado de arrobamiento incomunicable”. Desde luego, este nuestro gran adepto moderno, un letrado de tal “calibre”,33 que al sólo
33 En la revista “Espiritista” del 8 de Julio, él escribe: “Acusar un hombre letrado de mi calibre de ignorancia, es un error tan divertido como tildar a Porson de desconocer el griego. […] Lo oculto es el tema de mi especialidad y hay muy poco que desconozca al respecto.” Ahora bien, esta frase dirime la cuestión para nosotros. No sólo un “adepto”; sino un lego o un profano con un intelecto y una habilidad reconocidos, jamás se hubiera atrevido a usar una frase del género al hablar de sí mismo; a no ser que, desde ahora en adelante, quisiese ser considerado como el más ridículamente arrogante de los héroes de Esopo (fabulista griego). A los ojos de hombres mejores y más dignos que él, se ha mostrado tan estupidamente arrogante y cobardemente impertinente, al esconderse tras de sus iniciales para
sospechar su “ignorancia”, uno es tildado de la misma audacia del que pone en entredicho las virtudes de la mujer de César, debe haberse encontrado en el estado de que habla, por haber escrito las siguientes líneas que, según suponemos, él quiso usar como una exposición lúcida y clara de su ciencia psico- cabalística, yuxtaponiéndola a las “palabras duras, las expresiones estrambóticas, las trivialidades morales y filosóficas y los trabalenguas de los cultos Teósofos”.
Estas son las “joyas de la sabiduría oculta” del ilustre cabalista judío quien, al igual que una violeta tímida, esconde su saber oculto bajo dos modestas iniciales.
“En toda criatura humana yace latente, en la parte inconsciente del ser, una cantidad suficiente de omnisciencia, el absoluto. Para inducir la manifestación del absoluto latente, que es la parte inconsciente de nuestro ser consciente y volitivo, es esencial que la parte volitiva de nuestro ser se haga latente. Después de la purificación preparatoria de las depravaciones adquiridas, debe tener lugar una especie de introversión. Lo inconsciente debe convertirse en volitivo al tiempo que este último se hace inconsciente. Cuando lo consciente se convierte en semi-inconsciente, lo que para nosotros era, anteriormente, inconsciente, se hace plenamente consciente. Una vez que, a la partícula del omnisciente dentro de nosotros, el principio oculto, vital, creciente, siempre despierto e inconsciente o principio femenino, se le permite expresarse en la parte masculina, volitiva, mental, manifiesta del ser humano; mientras ésta última permanece en un estado de perfecta pasividad, las dos partes anteriormente escindidas se reunen como un ser perfectamente íntegro y entonces, la manifestación divina será inevitable.” Es una suerte que el mismo J.K. nos de la clave de esta grandilocuente incoherencia; ya que agrega: “obviamente, la única manera segura para practicar todo esto, es vivir en la pureza firme e inquebrantable, porque, de otro modo, se corre el albur de una demencia desequilibrada o una forma cuestionable de mediumnidad.”
Nosotros usamos el estilo bastardillo (para poner en relieve ciertas cosas). Es evidente que en el caso de nuestro “adepto” inmaculado, “al principio inconsciente, oculto o femenino”, no se le permitió “expresarse en la parte volitiva, mental, manifiesta o masculina” de su ser y, ¡observad los resultados!
Para la edificación de nuestros lectores hindúes, que no son suficientemente progresivos por rechazar leer las lucubraciones de “J.K.” o seguir su gran “trapecio mental”, que este significativo “Adepto” ejecuta en las columnas del “Espiritualista”, agregaremos que en el mismo artículo informa a sus lectores ingleses que es la “mistificación hindú, actuando sobre la credulidad occidental, la que contribuyó el surgir de la Sociedad Teosófica.” Según esta gran luz del siglo XIX, la “filosofía hindú no es filosofía, sino misticismo […] Los Teósofos, siguiendo el camino de los hindúes mistificantes y mistificados, consideran que las cuatro facultades (Sidhis de Krishna) Anima, Mahima, Laghima y Garima, son el poder hacia el cual dirigirse. ¡En verdad, qué ridícula confusión del efecto con la causa!”
La fractura craneal debe haber sido muy seria. Esperemos que repetidas lociones de “Bálsamo de Bruja” o el “Bálsamo Mágico Universal”, produzcan buenos efectos. Mientras tanto, queremos dirigir la atención de nuestros lectores hindúes y estudiantes de ocultismo, a la identidad de las doctrinas enseñadas por Eliphas Levi34 en todo punto esencial y vital con las de nuestros iniciados orientales.
I
La Muerte
POR EL DIFUNTO ELIPHAS LEVI
La muerte es la disolución necesaria de las combinaciones imperfectas. Es el reabsorber del esbozo de
la vida individual, en la gran obra de la vida universal; sólo lo perfecto es inmortal.
atacar a los primeros en el “Espiritualista”, que es, ciertamente, la primera y la última vez que le hacemos el honor de mencionarlo en estas columnas. Nuestra revista tiene una tarea más noble que polemizar con quienes, el mundo tilda, generalmente, por camorristas.
34 El cual, también, es objeto de excesivo escarnio y que el “Adepto” ha enviado a tener compañía a los “Hermanos”, a los “Yoguis” y a los “Faquires”.
Es un bañarse en el olvido. Es la fuente de la juventud donde, por un lado, se sumerge la ancianidad y por el otro, procede la infancia.35
La muerte es la transfiguración de lo viviente. Los cadáveres son sólo las hojas muertas del Arbol de la Vida que, en primavera, se reviste con todas sus hojas. La resurrección humana se asemeja, eternamente, a estas hojas.
Las formas perecederas son condicionadas por tipos inmortales.
Todos los que han vivido en la tierra, viven ahí en ejemplares aun nuevos de sus tipos; pero las almas que han trascendido su tipo reciben, en algún otro lugar, una nueva forma basada en un tipo más perfecto, mientras ascienden la escalera de los mundos.36 Los ejemplares malos son disgregados y su materia vuelve a la masa general.37
Nuestras almas son como si fueran música, mientras nuestros cuerpos son los instrumentos. La música existe sin los instrumentos; pero no puede ser audible sin un intermediario material. Lo inmaterial es siempre inconcebible e inasible.
El ser humano, en su existencia presente conserva, sólo, ciertas predisposiciones de sus existencias pasadas.
Las evocaciones de los muertos son, simplemente, condensaciones de memoria, la coloración imaginaria de las sombras. Evocar a los que han partido, implica volver a emitir sus tipos de la imaginación de la naturaleza.38
Para estar en comunicación directa con la imaginación de la naturaleza, uno debe estar dormido, atosigado, en estado de arrobamiento, cataléptico o demente.
La memoria eterna preserva sólo lo imperecedero. Todo lo que es Temporal, pertenece, por derecho, al olvido.
Conservar los cadáveres es una violación de las leyes de la naturaleza. Es un ultraje a la modestia de la muerte, la cual oculta la obra destructiva, así como deberíamos esconder la reproductiva. Conservar los cadáveres es crear fantasmas en la imaginación de la tierra;39 los espectros de las pesadillas, las alucinaciones y el miedo, son sólo las fotografías vagantes de los cadáveres preservados. Estos cuerpos, conservados e imperfectamente destruídos, son los que cunden, entre los vivos, la peste, el cólera, las enfermedades endémicas, la tristeza, el escepticismo y el disgusto por la vida.40 La muerte es exhalada por la muerte. Los cementerios emponzoñan la atmósfera de las ciudades y la emanación de los cadáveres plaga a los niños aun cuando están en el vientre materno.
Cerca de Jerusalén, en el valle de Gehenna, se preservaba un fuego perpetuo para quemar las escorias y los restos de los animales y éste es el fuego al cual Jesús hace alusión cuando dice que los malos se arrojarán en Gehenna, queriendo decir que las almas muertas serán tratadas como cadáveres.
El Talmud dice que: las almas de quienes no creyeron en la inmortalidad no se harán inmortales. La fe es la única que entrega la inmortalidad personal;41 la ciencia y la razón pueden, únicamente, afirmar la inmortalidad general.
35 Renacimiento del Ego después de la muerte. La doctrina oriental y especialmente la budista de la evolución del nuevo Ego desde el viejo. –Ed. Theosophist.
36 Desde un loka al otro; desde un mundo positivo de causas y actividad a uno negativo de efectos y pasividad. –Ed. Theosophist.
37 En la materia Cósmica cuando, necesariamente, pierden su conciencia de sí o individualidad o son aniquilados, según dicen los Cabalistas orientales. –Ed. Theosophist.
38 El deseo ardiente de ver a un muerto es evocar las imágenes de esa persona, volverla a llamar de la luz astral o éter donde se quedan fotografiadas las imágenes del Pasado. Esto es lo que sucede, parcialmente, en las reuniones espiritistas. Los espiritistas son Nigromantes inconscientes. –Ed. Theosophist.
39 Intensificar estas imágenes en la luz astral o sideral. –Ed. Theosophist.
40 La gente está, intuitivamente, dándose cuenta de la gran verdad y, hoy día, en toda Europa, surgen sociedades para la cremación.
41 La fe y la fuerza de voluntad. La inmortalidad es condicional, como siempre hemos dicho. Es la recompensa de los buenos y los puros. Las personas malas y los materialistas sensualistas sólo sobreviven. Quien aprecia,
El pecado mortal es el suicidio del alma. Este suicidio tiene lugar si el ser humano se entrega al mal con todo su poder mental, un conocimiento perfecto del bien y del mal y una completa libertad de acción que parece imposible en la práctica, sin embargo es posible en la teoría, ya que la esencia de una personalidad independiente es una libertad incondicionada. La divinidad no impone nada al ser humano; ni siquiera la existencia. El ser humano tiene el derecho de retirarse aun de la bondad divina y el dogma del infierno eterno es sólo la aserción del eterno libre albedrío.
Dios no arroja a nadie en el infierno. Son los hombres quienes pueden ir allá libre y definitivamente, porque así lo deciden.
A aquellos que se encuentran en el infierno, es decir, entre la oscuridad del mal42 y el sufrimiento del castigo necesario, sin que ésta fuese su voluntad, se les llamará para que salgan de éste. Para ellos, este infierno es sólo un purgatorio. Satán es el condenado, completa, absoluta e irrevocablemente, el cual no es una existencia racional; sino una hipótesis necesaria.
Satán es la última palabra de la creación. Es el fin infinitamente emancipado. Quiso ser como Dios, del cual es su opuesto. Dios es la hipótesis necesaria para la razón, Satán es la hipótesis necesaria para la irracionalidad que se impone como libre albedrío.
A fin de ser inmortal en el bien, uno debe identificarse con Dios; para ser inmortal en el mal, con Satán. Estos son los dos polos del mundo de las almas, entre los cuales vegeta y muere, desmemoriada, la porción inútil de la humanidad.
Nota del Editor. Lo que antecede puede parecer incomprensible al lector ordinario; ya que es una de las enseñanzas más recónditas de la doctrina Oculta. La naturaleza es dual: hay un aspecto físico y material y uno espiritual y moral. Además, engloba al binomio bien y mal y este último es la sombra necesaria de su luz. En el Volumen XXXI del Libro de Khiu-te leemos que, para forzarse en la corriente de la inmortalidad o mejor dicho, a fin de asegurarse un sinnúmero de renacimientos como individualidades conscientes, uno debe convertirse en el colaborador de la naturaleza, ya sea para el bien o el mal, en su obra de creación y reproducción o en la de destrucción. La naturaleza se desembaraza sólo de los indolentes, expulsándolos violentamente y haciendo perecer millones de ellos como entidades conscientes de sí. Entonces, mientras los buenos y los puros se esfuerzan por alcanzar Nipang (nirvana o ese estado de existencia y conciencia absolutas, que en el mundo de las percepciones finitas es no-existencia y no- conciencia); los malos buscarán, en cambio, unas series de vidas como seres o existencias conscientes y definidas, prefiriendo un sufrimiento continuo bajo la ley de justicia retributiva, en lugar de abandonar sus vidas como porciones del todo integral y universal. Estando conscientes de que nunca pueden esperar alcanzar el reposo final en el espíritu puro o nirvana, se aferran a la vida en toda forma, en lugar de abandonar ese “deseo por la vida” o Tanha, que causa el renacimiento de un nuevo agregado de Skandhas o individualidad. La naturaleza es una madre buena tanto con el águila cruel como con la inerme paloma. La Madre naturaleza castigará a su hijo, el cual, habiéndose convertido en su colaborador para la destrucción, no puede expulsarlo. Existen seres humanos profundamente malos y depravados, sin embargo altamente intelectuales y agudamente espirituales para el mal, así como hay los que son espirituales para el bien. Los Egos de ellos pueden sustraerse a la ley de destrucción o aniquilamiento final por eras futuras. Esto es lo que Eliphas Levi quiere decir con convertirse “inmortales en el mal” mediante la identificación con Satán. La visión de Revelación le dice a San Juan: “Quisiera que tú fueses frío o caliente” (III., 15-16) “pero, siendo tibio, ni frío ni caliente, te escupiré de mi boca.” La “Revelación” es un libro absolutamente Cabalístico. El calor y el frío son los dos “polos”: el bien y el mal, el espíritu y la materia. La naturaleza escupe a los “tibios” o a la “porción inútil de la naturaleza”, es decir: los aniquila. Esta concepción de que una porción considerable de la humanidad puede, después de todo, no tener almas inmortales, ni siquiera será nueva para los lectores europeos. El mismo Coleridge
exclusivamente, los placeres físicos, no vivirá, ni podrá vivir, en los estados después de la muerte, como Entidad autoconsciente. –Ed. Theosophist.
42 Es decir, renacen en un “mundo inferior” que no es el “Infierno” ni algún purgatorio teológico, sino un mundo casi de absoluta materia, el antecesor del último en el “círculo de la necesidad”, del cual “no hay redención; ya que ahí reina la oscuridad espiritual absoluta. (Libro de Khiu-te). Ed. Theosophist.
traza un paralelo con un roble que, aun emitiendo millones de bellotas, las cuales, bajo las condiciones normales, ni una entre mil se desarrolla en un árbol, sugiere que, como la mayoría de bellotas no logran convertirse en árboles, así es posible que la mayoría de los seres humanos no acierten a desarrollarse en una nueva entidad viviente después de esta muerte terrenal.
II
SATAN
Satán es meramente un tipo y no un personaje real.
Es el tipo opuesto al tipo Divino que, en nuestra imaginación, es la antítesis de este último. Es la sombra no natural que nos hace visible la luz infinita de lo Divino.
Si Satán fuera un personaje real, habría dos Dioses, haciendo verídico el credo de los Maniqueos.43
Satán es la concepción imaginaria de lo absoluto en el mal, una concepción necesaria para la completa afirmación del libre albedrío humano el cual, mediante el auxilio de este absoluto imaginario, parece ser capaz de equilibrar el poder completo, aun de Dios. Es el sueño más intrépido y excelso entre los sueños del orgullo humano.
La serpiente alegórica en la Biblia dice: “seréis como Dioses, conociendo el bien y el mal.” En verdad, para que el mal se convierta en ciencia, hay que crear un Dios del mal y, si algún espíritu puede resistir eternamente a Dios, ya no hay un Dios; sino dos Dioses.
Para resistir al Infinito, se necesita una fuerza infinita y dos fuerzas infinitas que se contraponen, deben neutralizarse.44 Si la resistencia por parte de Satán fuera posible, el poder de Dios no existiría; Dios y el Diablo se destruyen mutuamente y el ser humano se queda solo con el fantasma de sus Dioses, la esfinge híbrida, el toro alado que balancea, en su mano humana, una espada cuyos rayos vacilantes inducen a la imaginación humana de un error a otro y, desde el despotismo de la luz, al de la oscuridad.
La historia de la miseria mundana es simplemente el romance de la guerra, aun inacabada, de los Dioses; mientras el mundo cristiano aun adora a Dios en el Diablo y un Diablo en Dios.
El antagonismo de los poderes es la anarquía en el Dogma. Así, cuando la iglesia afirma que el Diablo existe, el mundo, con lógica terrificante, le contesta: entonces, Dios no existe. Además es inútil tratar de sustraerse de este argumento, inventando la supremacía de un Dios que permite a un Diablo provocar la condenación de los seres humanos. Tal permiso sería una monstruosidad y equivaldría a ser cómplice y el dios que pudiera ser cómplice del diablo, no puede ser Dios.
El Diablo de los Dogmas es una personificación del Ateísmo. El Diablo de la Filosofía es el ideal exagerado del libre albedrío humano. El Diablo real o físico es el magnetismo del mal.
Levantar al Diablo es sólo hacer aflorar, por un instante, dicha personalidad imaginaria. Esto involucra la exageración, en uno mismo, que trasciende los límites de la perversión de la locura mediante acciones criminales e irracionales.
El resultado de este comportamiento es la muerte del alma mediante la locura y, a menudo, aún del cuerpo, mediante una congestión cerebral; así como si fuese sacudido por un rayo.
El Diablo siempre importuna y no da nada en cambio. San Juan lo llama la “Bestia”, porque su esencia es la locura humana.
He aquí el credo de Eliphas Levi y el de sus discípulos.
43 Maniqueísmo, herejía de Maniqueo, que reconocía dos principios creadores, uno para el bien y el otro para el mal. (N.d.T.)
44 El mal, siendo infinito y eterno, porque coetáneo con la materia, es lógico deducir que no hay Dios ni Diablo, como Entidades personales; sino sólo un Principio o Ley Increado, Infinito, Inmutable y Absoluto, el cual se convierte en el Mal o en el Diablo mientras más se precipita en la materia, trasformándose, en cambio, en Bien o Dios, tan pronto como se purifica de la materia, volviendo a ser Espíritu puro y prístino o el Absoluto en su Subjetividad eterna e inmutable. Ed. Theosophist.
Creemos en un Principio Divino, la esencia de toda existencia, de todo bien y de toda justicia, indisoluble de la naturaleza que es su ley, el cual se revela mediante la inteligencia y el amor.
Creemos en la Humanidad, hija de Dios y cuyos miembros están inseparablemente conectados los unos a los otros; así que todos deben cooperar a la salvación de cada uno y cada uno a la de todos.
Creemos que: para servir a la esencia Divina es necesario servir a la Humanidad. Creemos en la reparación del mal y en el triunfo del bien en la vida eterna.
FIAT
Una Publicación Póstuma
Nos llena de ilusión poder presentar a nuestros lectores, el primero de una serie de escritos inéditos del difunto Eliphas Levi (Abate Louis Constant), uno de los grandes maestros occidentales de las ciencias ocultas de nuestro siglo. Era un ex sacerdote católico que las autoridades eclesiásticas romanas expulsaron, porque no toleran ninguna creencia en Dios, en el Diablo o en la Ciencia que trascienda el angosto círculo de su dogma circunscrito y que maldicen toda alma aplastadora de credo, la cual logra cortar este lazo mental. “Al aumentar el conocimiento, la fe disminuye proporcionalmente, motivo por el cual, los que saben más, siempre creen menos”, dijo Carlyle. Eliphas Levi tenía un vasto conocimiento, más amplio que los pocos privilegiados, hasta entre los místicos más grandes de la Europa moderna; por eso la multitud ignorante lo detractó. Fue el autor de estas palabras ominosas: “El descubrimiento de los grandes secretos de la verdadera religión y de la ciencia primitiva de los magos, que revelan al mundo la unidad del dogma universal, aniquilará el fanatismo, explicando y mostrando la razón científica de cada milagro”; así, este párrafo, selló su destino. El fanatismo religioso lo persiguió por no creer en el milagro “divino”; el materialismo empedernido por usar la palabra “milagro” y “prodigio” y la ciencia dogmática por tratar de explicar lo que ésta aun no podía aclarar y en que, entonces, no creía. El autor de “El Dogma y el Ritual de la Alta Magia”, “La Ciencia de los Espíritus” y “La Clave de los Grandes Misterios”, murió en la indigencia, análogamente a sus famosos antecesores en las artes ocultas: Cornelio Agripa, Paracelso y muchos más. De entre todas las partes del mundo, Europa es la que lapida sus verdaderos profetas de forma más cruel, mientras los falsos la cabestrean de manera más exitosa. Europa está dispuesta a postrarse frente a cada ídolo, siempre que alabe sus hipótesis preconcebidas favoritas, enfatizando y proclamando, sonoramente, su inteligencia superior. La Europa cristiana es capaz de creer en los milagros divinos y demoniacos y en la infalibilidad de un libro, que ella misma condenó, pletórico de leyendas antiguas y desacreditadas. La Europa espiritista caerá en arrobamiento ante un Eidolon (fantasma humano) de un médium, cuando no es una sábana o una máscara torpe, permaneciendo firmemente convencida de la realidad de la aparición de los espectros y los espiritus de los muertos. La Europa científica escarnecerá a los cristianos y a los espiritistas, destruyendo todo sin edificar nada, limitándose a preparar arsenales de materiales con los cuales no sabe, en la mayoría de los casos, qué hacer con ellos y cuya naturaleza interna es aun un misterio para ella. Entonces, estas tres Europas, que sólo concuerdan en estar en desacuerdo, combinarán sus esfuerzos para degradar una ciencia venerable y la antigua sabiduría, la única ciencia capaz de hacer la religión científica y la ciencia religiosa y disipar, de la Inteligencia humana, las densas telarañas de la Altivez y la Superstición.
El siguiente artículo nos lo facilitó un miembro estimado de la Sociedad Teosófica y discípulo de Eliphas Levi; el cual, habiendo perdido un amigo querido que se había suicidado, quiso que el gran maestro de la ciencia oculta expusiera sus ideas sobre el estado del alma del felo-de-se (suicida). El cumplió con el pedido y, con el cortés permiso de su discípulo, nos preparamos a traducir y a publicar el manuscrito. Estamos siempre dispuestos a dar una respetuosa atención a la enseñanza de un Cabalista tan erudito, aunque, personalmente, distamos mucho de concordar con todas sus opiniones; ya que, habiendo sido un sacerdote, jamás pudo liberarse, hasta su último día, de ciertas ideas teológicas preconcebidas. Análogamente a Agripa y, hasta cierto punto, a Paracelso, el Abate Constant puede definirse un Cabalista bíblico o cristiano, aunque, desde su punto de vista, Cristo era más un ideal que un Hombre-Dios vivo o un personaje histórico. Si Moisés y el Cristo verdaderamente existieron, según él eran iniciados humanos en los misterios arcanos. Jesús era el tipo de la humanidad regenerada, el principio divino que se manifiesta bajo una forma humana sólo para probar la divinidad del género humano. Eliphas Levi critica enfáticamente el misticismo de la iglesia oficial, que trata de absorber lo humano en la naturaleza divina de Cristo, por lo tanto, Levi es, más que todo, un Cabalista Judío. Aunque estuviéramos dispuestos a alterar o a rectificar las enseñanzas de este gran maestro de Ocultismo, sería sumamente injusto hacerlo
ahora; ya que, no estando más con nosotros, no podría defenderse ni explicar su posición. Dejamos la ínfima tarea de patear a los muertos y a los leones murientes, a los burros, que son los difamadores voluntarios de todas las reputaciones atacadas. Por lo tanto, aunque no concordemos con todos sus puntos de vista, damos nuestra aquiescencia al veredicto del mundo letrado, según el cual Eliphas Levi era uno de los escritores más hábiles, eruditos e interesantes, sobre estos temas tan recónditos.
EL ESTADO DESPUES DE LA MUERTE DE UN SUICIDA
POR ELIPHAS LEVI
(EXTRACTO DE UNA CARTA INEDITA)
Entre las acciones pecaminosas, la muerte voluntaria es la más irredimible; siendo, también, el crimen
inexcusable, debido al esfuerzo meticuloso que se necesita para cumplirlo. El suicidio es el resultado de la debilidad que, al mismo tiempo, exige una gran fuerza mental. Puede ser inspirado por la devoción y también por el egoísmo; pero, a menudo, procede de la ignorancia. Si los seres humanos supieran qué clase de solidaridad los vincula mutuamente; ya que viven en los demás, así como los otros viven en ellos, se regocijarían, en lugar de quejarse, en descubrir que en su vida se les depara una cantidad doble de sufrimiento; porque, conscientes de la ley inmutable del equilibrio y de la armonía universales, se percatarían de la cantidad doble de felicidad que, también, les corresponde. Por lo tanto, estarían menos dispuestos a renunciar al precio del trabajo, bajo el pretexto que es demasiado duro. Siento sincera lástima por su desdichado amigo, aunque estas palabras aliviadoras deberían dirigirse a él y a todos los suicidas: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Se me pregunta qué se puede hacer para auxiliar a esta alma doliente. Es cierto que jamás le aconsejaré a usted, acudir a la iglesia para su consuelo, la cual, si bien no prohibe la esperanza, considera al suicida como uno eternamente despojado de la comunión de los santos y sus leyes rigurosas la obligan a condenarlo para siempre. Usted puede ayudar al pobre desertor de la vida “rezando”; pero esta oración debe ser de acción y no de palabras. Averigue si dejó algo en vilo o si pudiera haber hecho más bien en la vida de lo que hizo y trate de cumplir estas acciones por él y en su nombre.45 Entregue limosnas en su nombre, sin embargo, hágalo de forma inteligente y delicada; ya que éstas fructifican sólo si usted ayuda a los minusválidos y a los ancianos, los que no pueden trabajar. Además, el dinero dedicado a la caridad debería servir como estímulo para el trabajo sin que favorezca la desidia. Si esta alma desgraciada le mueve tanto a compasión y siente una gran simpatía por ella, este sentimiento procede de lo alto y usted se convertirá en la providencia y la luz de esa alma. Podríamos decir que subsistirá de su vida intelectual y moral recibiendo, en la gran oscuridad en la cual se precipitó por su acción, ninguna otra luz que no sea el reflejo de los buenos pensamientos de usted en favor de ella. Sin embargo, sepa que, al establecer entre su persona y el espíritu sufrido, un vínculo de unión tan especial, se expone al riesgo de sentir el reflejo de un dolor análogo. Puede ser que experimente una gran tristeza; las dudas le asaltarán, haciéndole sentir un gran desaliento. Ese pobre ser que usted adoptó, puede, quizá, causarle la misma agonía que, el niño que está por nacer, hace experimentar a su madre. Este símil es tan exacto, que nuestros antecesores en la
45 La teoría cabalista es la siguiente: un ser humano tiene a su disposición un cierto número de años, días y horas para vivir en la tierra y ni un minuto más del período que el hado le otorga. En cualquier momento en que el Ego se libere, consciente e intencionalmente de su cuerpo, antes de la hora establecida, deberá aun vivir como alma doliente desencarnada. El Ego o el alma individual sensible, no puede deshacerse de la atracción terrenal, por eso debe vegetar y sufrir en la tierra, todos los tormentos del infierno mítico. Se convierte en un Espíritu Elementario y cuando suene la hora para la liberación, el alma, no habiendo aprendido nada y habiendo perdido, durante su tortura mental, el recuerdo de lo poco que sabía en la tierra, es violentemente catapultada fuera de la atmósfera terrenal y vaga a la deriva, víctima de la corriente ciega que la obliga en alguna nueva reencarnación que el alma es incapaz de seleccionar, mientras que, si la situación hubiese sido distinta, hubiera podido escoger con la ayuda de sus acciones buenas […]
sagrada Ciencia (el Ocultismo), han dado el nombre de Embrionamiento a esa filiación de almas dolientes. En mi trabajo: “La Ciencia de los Espíritus” toco este tema; pero, ya que la cuestión le concierne a usted personalmente, trataré de aclarar la idea.
El suicida puede compararse a un loco que, a fin de evitar la labor, corta sus manos y pies, forzando los demás a cumplir con el trabajo para él. Se ha despojado de sus miembros físicos antes de que sus órganos espirituales fueran formados. En tal estado, la vida se le hace imposible; pero lo que es aun más imposible es el aniquilarse prematuramente. Si es tan afortunado de encontrar una persona suficientemente devota que le ofrezca un refugio, él vivirá a través y mediante la vida de ella, no como los vampiros, sino conforme a los embriones, los cuales se alimentan de la sustancia materna sin disminuirla; ya que la naturaleza abastece lo consumido y da mucho a los que gastan una gran cantidad. El niño, en su estado prenatal, está consciente de su existencia y ya manifiesta su voluntad moviéndose de manera independiente sin la dirección de la voluntad de la madre, causándole, hasta, dolor. El niño no se percata de los pensamientos de la madre y ella desconce los sueños de su prole. Ella está consciente de dos existencias, pero no de dos almas distintas en su interno; ya que son una, en su sentimiento de amor y, el nacimiento del infante, no separa a las almas como acontece con los dos cuerpos; sino que sólo les da, si puedo usar la expresión, una nueva polarización (como los dos extremos de un imán). Lo mismo acontece con la muerte, que es nuestro segundo renacimiento. La muerte no separa; sino sólo polariza las dos almas cuyo apego terrenal mutuo era sincero. Las almas que se han desenmarañado de sus cadenas terrestres, elevan nuestra alma hacia ellas; en cambio, nuestras almas pueden atraerlas hacia abajo,46 donde estamos nosotros, mediante un poder parecido al de un imán.
Sin embargo, las almas pecadoras sufren dos clases de torturas. Una: es el resultado de su imperfecto desenredo de los lazos terrenales, que las tienen encadenadas a nuestro planeta; la otra: es la carencia de un “imán celestial”47, que le corresponde a esas almas que, en un momento de desesperación, han violentemente cercenado la cadena de la vida y, con ello, de su equilibrio. Como consecuencia, deben permanecer en un estado de absoluta impotencia hasta que una generosa alma encarnada quiera, voluntariamente, compartir su magnetismo y su vida; ayudándoles, en el tiempo, a entrar de nuevo en la corriente de la vida universal, proveyéndoles la polarización necesaria.
Usted sabe lo que esa palabra quiere decir, la tomé prestada de la astronomía y de la ciencia física. Las estrellas tienen polos opuestos y análogos, los cuales determinan la posición de su eje, lo mismo acontece con ímanes naturales y artificiales. La ley de polarización es universal y gobierna tanto el mundo de los espíritus como el de los cuerpos físicos.
46 Sería un error extrapolar, de lo antedicho, que Eliphas Levi creía en el llamado Espiritismo. El se burló de la teoría espiritualística y espiritista del retorno en la tierra, en una forma objetiva o materializada, de las almas desencarnadas o espíritus. El enseñó la doctrina cabalística de la intercomunicación subjetiva entre los espíritus encarnados y desencarnados y la mutua influencia que estas almas ejercen; por lo tanto, él limita tal influencia a efectos puramente psicológicos y morales, cuya duración es proporcional al período en que el alma pura dormita en su estado transitorio en el éter o al que el alma pecaminosa (Espíritu Elementario) está vinculada en las regiones terrenales.
47 En este caso, imán celestial indica esas “alas” espirituales, (la ausencia de acciones y pensamientos pecaminosos que se supone posean un peso material), la cual es la única capaz de llevar el Alma desencarnada a regiones superiores o mejor dicho: más puras.
Aspectos interesantes de la meditación
Aspectos interesantes de la meditación
I. K. Taimni
CENSURA A LOS DEMAS
H.P.BLAVATSKY
¿ES NUESTRO DEBER CENSURAR A LOS DEMÁS?
(Is Denunciation a Duty?, Lucifer, dec. 1888) H. P. Blavatsky
CHELAS
H.P. BLAVATSKY
Chelas
(Chelas, The Theosophist, oct. 1884) [Artículo por H. P. Blavatsky]
A pesar de la gran cantidad de artículos aparecidos en esta revista referentes al tema de los Chelas, parece que aun subsiste una plétora de concepciones erróneas y puntos de vista falsos. ¿Qué son los Chelas y cuáles son sus poderes? ¿Tienen limitaciones y en qué particular se distinguen de las personas que no son Chelas? ¿Deberíamos tomar, cada palabra proferida por un Chela, como una verdad sacrosanta?
Estas preguntas son el fruto de las concepciones tan absurdas que, por un cierto lapso, las personas han tenido acerca de los Chelas y cuando se percataron de que estas ideas debían ser cambiadas, en varios casos la reacción ha sido muy violenta.
La palabra «Chela» significa, simplemente: un discípulo; sin embargo, en la literatura teosófica se ha cristalizado y en muchas mentes tiene tantos sentidos distintos como los que tiene la palabra «Dios.» Según el punto de vista exagerado de algunos: cuando un ser humano es un Chela, se le coloca, de pronto, en un plano en que, toda palabra que pueda desafortunadamente pronunciar, se interpreta como si tuviese autoridad, sin concederle, al pobre, privilegio de hablar como una persona ordinaria. Si se descubriera que lo proferido era fruto de su pensamiento y responsabilidad, se le imputaría querer extraviar a su audiencia.
Ha llegado el momento de corregir, de una vez por todas, esta idea errónea. Existen Chelas y Chelas, así como hay Mahatmas y Mahatmas. En verdad, existen Mahatmas que son los Chelas de Mahatmas aun más elevados. Sin embargo, nadie podría confundir, ni siquiera por un instante, un Chela que acaba de empezar su camino espinoso, con aquel Chela más grandioso que es un Mahatma.
En efecto, el Chela es un ser desafortunado que se ha encaminado a lo largo «de un sendero no manifestado» y como Krishna dice: «éste es el camino más difícil.»
El se da cuenta de que, en lugar de ser el vocero constante de su Gurú, su soledad en el mundo supera la de los que no son Chelas y su sendero está infestado de peligros que abrumarían a muchos aspirantes, si los retratáramos con sus colores naturales. Así que, en lugar de aceptar a su Gurú y pasar un examen de admisión con el propósito de conseguir un bachillerato en el Arte del Ocultismo, bajo la guía constante y amistosa de su maestro, él fuerza la entrada en un recinto vigilado y, desde entonces, debe luchar y conquistar o morir. En lugar de que él acepte, deber ser digno de aceptación. Ni siquiera tiene que ofrecer su persona. Este año, uno de los Mahatmas ha escrito: «No se precipiten hacia nosotros por entrar en el estado de Chela, esperen hasta que éste inunde su conciencia.»
Haber sido aceptado como un Chela no implica que él sea un simple instrumento de su Gurú. Hablará de manera común y corriente, ahora como antes; y sólo cuando el maestro envía, por conducto del Magnetismo del Chela, un mensaje escrito, la audiencia podrá decir que una comunicación llegó a través de él.
Ocasionalmente, entre los Chelas, así como entre cualquier autor, se pueden proferir palabras verdaderas y hermosas, pero no se debe concluir que, durante tal expresión, el Gurú estaba hablando a través del Chela. Si en la mente de este último había un buen pensamiento, la influencia del Gurú, como la lluvia refrescante para la semilla, puede haber facilitado su germinar repentino a la vida, desarrollándolo de manera anormal; sin embargo, ésta no es la voz del maestro. En realidad, raros son los casos en que los maestros hablan a través de un Chela.
Los poderes de los Chelas varían en armonía con su adelanto y todos deberían saber que si un Chela tiene algún «poder,» no se le permite usarlo, sino en casos excepcionales y jamás puede ufanarse de poseerlo. Consecuentemente: los neófitos tienen, virtualmente, los mismos poderes que un ser común y corriente. En efecto: la meta que se le depara al Chela no consiste en adquirir un poder psicológico; ya que su tarea principal es: despojarse del sentido imperante de la personalidad, el espeso velo que nos oculta la parte inmortal, el verdadero ser. Mientras que él permita a este sentimiento permanecer, seguirá quedándose ante la puerta del Ocultismo, incapaz de ir más allá.
El sentimentalismo no es la característica de un Chela. Su trabajo es duro, el camino espinoso y la meta muy distante. Con el mero sentimentalismo no dará ni un paso. ¿Quizá esté esperando que el maestro le pida mostrar su osadía, despeñándose de un precipicio o desafiando el frío rígido de los Himalayas? Esperanzas vanas. No lo llamarán así. Por lo tanto: como no debe revestirse de sentimentalismo, la gente, cuando quiere considerarlo, no debe sobreponer a todas sus acciones y palabras, un falso velo de sentimentalismo.
Entonces, de ahora en adelante, tratemos de usar más cordura cuando miremos a un Chela.
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Chelas y Chelas Laicos
H.P. BLAVATSKY
(Chelas and Lay Chelas, The Theosophist, julio 1883) [Artículo por H. P. Blavatsky]
Dado que la Teosofía ha introducido, entre muchos otros términos, la palabra: Chela en la nomenclatura de la metafísica occidental y puesto que la circulación de nuestra revista está en constante ascenso, sería oportuno dar una explicación más definida referente al sentido del término Chela y acerca de las reglas del estado de Chela (Chelaship, en inglés), para el beneficio de los miembros europeos si no orientales. Entonces: un «Chela» es aquella persona que se ha entregado como discípulo para aprender, prácticamente, «los misterios ocultos de la Naturaleza y los poderes psíquicos latentes en el ser humano.» En la India, con el término Gurú, se indica el maestro espiritual al cual él propone su candidatura y el Gurú auténtico es siempre un Adepto en la Ciencia Oculta. Es un ser con un profundo conocimiento exotérico y esotérico, especialmente en lo que concierne a este último. Ha controlado, por medio de su Voluntad, la naturaleza carnal; ha desarrollado, en sí, tanto el poder (Siddhi) para controlar las fuerzas de la naturaleza, como la capacidad de hurgar sus secretos, valiéndose de los poderes de su ser que, anteriormente, estaban latentes; pero ahora son activos. Este es el verdadero Gurú. Ofrecerse como candidato al estado de Chela es suficientemente fácil; mientras que, desarrollarse en un Adepto, es la tarea más ardua que algún ser pueda emprender. Hay una profusión de poetas, matemáticos, mecánicos y estadistas «congénitos»; sin embargo, un Adepto congénito es algo prácticamente imposible. Pues, aunque muy raramente se oye hablar de alguien que tiene una extraordinaria capacidad innata para adquirir el conocimiento y el poder ocultos, también este individuo debe experimentar las mismas pruebas que adiestran a la personalidad y pasar por la misma autodisciplina que cualquier otro compañero aspirante menos dotado. En este aspecto, es una verdad diamantina que no existe ningún camino rápido a lo largo del cual, los privilegiados pueden viajar.
Durante siglos, los Mahatmas himaláyicos han seleccionado los Chelas fuera del grupo hereditario dentro del gon-pa (templo), entre la profusa clase de místicos congénitos Tibetanos. Las únicas excepciones han sido los casos de hombres occidentales como Fludd, Thomas Vaughan, Paracelso, Pico de la Mirandola, Conde de St. Germain, etc., cuya afinidad temperamental con esta ciencia celestial indujo, más o menos, a los Adeptos distantes, a entablar relaciones personales con ellos, dándoles la oportunidad de obtener una porción, más o menos pequeña, de la verdad plena, según era posible divulgar en su medio ambiente social. En el cuarto Libro de Kiu-te, en el Capítulo concerniente a «Las Leyes de los Upasanas,» aprendemos que las calificaciones necesarias en un Chela son:
- Una salud física perfecta.
- Una pureza mental y física absolutas.
- Propósito inegoísta, caridad universal, compasión para todos los seres animados.
- Verdadera lealtad y una fe diamantina en la ley de Karma, independiente de
cualquier poder en la naturaleza que pudiera interferir: una ley cuyo curso no puede obstruirse por ningún agente, ni ser desviado por oración, o por ceremonias exotéricas propiciatorias.
5. Una osadía intrépida en toda emergencia, aun a costo de la vida.
6. Una percepción intuitiva de que él es el vehículo de Avalokitesvara manifestado o Atma Divino (Espíritu.)
7. Una calmada indiferencia; pero una justa apreciación, para todo lo que constituye el mundo objetivo transitorio, en su relación con las regiones invisibles.
Estas deben ser, al menos, las calificaciones de uno que aspira al estado de Chela perfecto. Sólo la primera, en casos raros y excepcionales, puede ser modificada, mientras las demás son objetos de insistencia irrevocable y todas deben haber sido, más o menos, desarrolladas en la naturaleza interna por los Esfuerzos autoinducidos del Chela, antes de que pueda ser puesto, verdaderamente, a prueba.
Cuando el asceta, según su capacidad natural a lo largo del camino autoevolutivo, tanto dentro del mundo activo o fuera de él, ha dominado y se ha colocado sobre su (1) Sarira, cuerpo; (2) Indriya, sentidos; (3) Dosha, limitaciones; (4) Dukkha, dolor; y está listo para hacerse uno con su Manas, la mente; Buddhi, el intelecto o inteligencia espiritual y Atma, el alma suprema o espíritu y además reconoce en Atma el regente más elevado en el mundo de las percepciones y en la voluntad, la energía (o poder) ejecutiva suprema, entonces, conforme a las reglas venerables, puede ser tomado bajo la égida de uno de los Iniciados. Ahora se le podrá mostrar el camino misterioso a cuyo final, al Chela se le enseña el discernimiento infalible de Phala o los frutos de causas producidas, entregándole los medios para alcanzar Apavarga, la emancipación de la miseria de los renacimientos cíclicos (en cuya determinación el ignorante es impotente), evitando, así Pratya-bhava, la transmigración.
Desde el advenimiento de la Sociedad Teosófica, una de cuyas arduas tareas consistía en volver a despertar en la mente aria la memoria latente de la existencia de esta ciencia y de estas capacidades humanas trascendentales, las reglas de la selección del Chela, desde un punto de vista, se han hecho levemente menos austeras. Muchos miembros de la Sociedad Teosófica se postularon como candidatos al estado de Chela porque la prueba práctica que se les dio, sobre los puntos anteriores, los convenció y justamente pensaron que, si otros seres humanos han alcanzado la meta, también ellos, si estaban inherentemente preparados, podrían realizarla, siguiendo el mismo camino. Vista su insistencia, se les otorgó la oportunidad de, al menos, comenzar; ya que hubiera sido una interferencia con el Karma negársela. Hasta la fecha, los resultados han sido muy poco alentadores y se ordenó la recopilación de dicho artículo a fin de mostrar a estos desdichados la causa de su fracaso y poner alerta a otros que, sin pensar, quisieran precipitarse en un destino similar. A pesar de que los candidatos en cuestión fueron advertidos con anticipación, empezaron cometiendo el error de mirar egoístamente al futuro, perdiendo de vista el pasado. Se olvidaron que no habían hecho nada para merecer el raro honor de la selección, nada que les garantizara tal privilegio al cual sentían tener derecho y que no podían ufanarse de ninguno de los méritos enumerados. Como seres humanos del mundo sensual y egoísta, casados o solteros, comerciantes, empleados, soldados o catedráticos, todos habían pasado por una escuela más calculada para asimilarlos con la naturaleza animal que para desarrollar en ellos las potencialidades espirituales. Sin embargo, cada uno de ellos era tan vanidoso que suponía que, en su caso, se haría una excepción a la ley establecida en un pasado remoto, como si, en realidad, en su persona ¡hubiese nacido un nuevo Avatar en el mundo! Todos esperaban que se les enseñaran las cosas ocultas y que se les entregaran poderes extraordinarios sólo por haberse unido a la Sociedad Teosófica. Sin embargo debemos ser justos y decir que algunos determinaron mejorar sinceramente sus vidas, abandonando la mala conducta.
Al principio fueron rechazados todos, empezando por el Coronel Olcott, el Presidente y no hacemos ningún mal en decir que no fue aceptado formalmente como Chela hasta que probó, por más de un año de duro trabajo devoto y una determinación inquebrantable, que podía ser puesto a prueba sin peligro. Entonces, por todos lados se oyeron quejas: de los hindúes, que debían
haber sido más perceptivos y de los europeos, los cuales, obviamente, no estaban en la condición de saber nada acerca de las reglas. Se concitaba que: si no se daba la oportunidad de probar a unos pocos teósofos, la Sociedad homóloga no podía sobrevivir. Todo otro aspecto noble y altruista de nuestro programa fue ignorado y en la febril carrera hacia el adeptado, se pisotearon y se perdieron de vista el deber de uno hacia su prójimo, su país, su deber de ayudar, iluminar, alentar y elevar a los más débiles y menos afortunados que él. En todo círculo resonaba el pedido por los fenómenos y sólo los fenómenos; los Fundadores no podían llevar a cabo su verdadero trabajo porque se les importunaba a fin de que intercedieran con los Mahatmas, la fuente de la verdadera queja, aunque fueron sus pobres agentes el blanco de todo ataque. Al final; las autoridades superiores accedieron que unos pocos de los candidatos más insistentes, podían ser aceptados por lo que eran. Quizá el resultado del experimento muestre de forma más clara que cualquier sermón, lo que implica el estado de Chela y cuáles son las consecuencias del egoísmo y de la temeridad. Cada candidato fue advertido que debía esperar años antes de que se probara su idoneidad y que debía pasar por una serie de pruebas que llevarían a la superficie todo lo que había de bueno o malo en él. La mayoría eran hombres casados, por eso se les denominó «Chelas Laicos,» un neologismo en español; sin embargo, su sinónimo era muy antiguo en los idiomas asiáticos. Un Chela Laico es una persona del mundo que anhela, firmemente, convertirse en un sabio en las cosas espirituales. Virtualmente, cada miembro de la Sociedad Teosófica que acepte el segundo de los tres «Principios Declarados,» es un Chela Laico. Sin embargo, aunque no pertenezca al número de los Chelas auténticos, tiene la posibilidad de convertirse en tal, porque ha atravesado el confín que lo separaba de los Mahatmas y podríamos decir que se ha hecho notar por Ellos. Al unirse a la Sociedad Teosófica y al comprometerse en ayudar al trabajo, ha dado su promesa de actuar, en cierto grado, en armonía con esos Mahatmas, por cuya instancia se organizó la Sociedad y bajo cuya protección condicional permanece. Unirse a ella es, simplemente, la introducción; todo el resto depende plenamente del miembro, que nunca deberá esperar el más pequeño «favor» por parte de uno de nuestros Mahatmas o de algún otro Mahatma en el mundo y si este último decidiera hacerse conocer, esto no sería el fruto completo del mérito personal. Los Mahatmas son los servidores de la Ley de Karma y no los árbitros. El estado de Chela Laico no otorga ningún privilegio a nadie: excepto aquel de trabajar para el mérito, bajo la observación de un Maestro. Que el Chela vea o no el Maestro no altera el resultado: sus pensamientos, sus palabras y acciones buenas fructificarán, así como las malas. Ufanarse por ser un Chela Laico u ostentarlo, es la manera más cierta para reducir la relación con el Gurú a algo simplemente nominal; ya que sería una prueba tajante de vanidad e incapacidad para un progreso ulterior. Durante años hemos enseñado siempre la máxima: «Primero merece y luego desea» una relación íntima con los Mahatmas.
Ahora bien: en la naturaleza obra una ley terrible, inalterable y cuya operación aclara el aparente misterio de la selección de ciertos «Chelas» que en estos años pasados han resultado ser tristes ejemplos morales. ¡Recuerda, el lector, el antiguo proverbio: «dejar lo bueno en paz?» Este encierra un mundo de verdad oculta. Ningún ser humano conoce su fuerza moral hasta que es puesto a prueba. Millares llevan vidas respetables porque jamás se han visto acorralados. No cabe duda que esta es una verdad común; pero es muy pertinente en el caso en cuestión. Aquél que trata de emprender el estado de Chela, despierta y exacerba, hasta la desesperación, toda pasión latente de su naturaleza animal. Este es el comienzo de una lucha por el dominio de nosotros, en la cual no hay espacio para la indulgencia; ya que implica, de una vez por todas: «Ser o No ser.» La victoria conduce al Adeptado; la derrota a un Martirio innoble, porque caer víctima de la lujuria, el orgullo, la avaricia, la vanidad, el egoísmo, la cobardía o cualquier otra de las tendencias inferiores es, en realidad, algo innoble para el parámetro de un verdadero ser humano. El Chela, no sólo es llamado a encarar todas las proclividades malas latentes en su naturaleza, sino también todo el poder maléfico acumulado por la comunidad y la nación a las cuales pertenece; ya que es parte integrante de esos agregados y lo que influencia al ser humano
individual o a la colectividad (ciudad o nación), repercute sobre el otro. En este caso, la batalla que ha librado en favor de la bondad, desarmoniza todo el conjunto de la maldad en su ambiente, la cual reacciona precipitando su furia sobre él. Si está satisfecho con seguir la corriente de sus semejantes, siendo casi como ellos, quizá un poco mejor o algo peor de lo ordinario, no atraerá la atención de nadie. Sin embargo, tan pronto como se sabe que ha podido detectar la vaciedad del teatro de la vida social, su hipocresía, egoísmo, sensualidad, codicia y otros aspectos negativos y ha tomado la determinación de levantarse a un nivel superior, inmediatamente se convierte en el objeto de odio y toda naturaleza negativa, fanática o malévola, le envía una corriente de malquerencia que se opone a su poder de voluntad. Si el Chela es inherentemente fuerte la domina, así como el poderoso nadador se desliza por la corriente impetuosa que arrastraría a uno más débil. Sin embargo, en esta lucha moral, si el Chela tiene una sola limitación, haga lo que haga, ésta aflorará. El barniz de las convencionalidades que la «civilización» sobrepone a todos nosotros, debe disiparse hasta su último vestigio para que el Yo Interno pueda expresarse libre y exento del más leve velo que oculta su realidad. Bajo la presión del estado de Chela, es posible que se olviden los hábitos sociales que, hasta cierto punto, mantienen la humanidad bajo un freno moral, obligándola a pagar tributo a la virtud, aparentando una bondad que puede ser o no ser genuina y, al mismo tiempo, estos frenos pueden desintegrarse. Ahora, el Chela se encuentra en una atmósfera ilusoria, Maya. El vicio asume su máscara más cautivante y las pasiones tentadoras tratan de embelesar al aspirante inexperto en las anfractuosidades del degrado psíquico. Lo antedicho no es análogo al cuadro de un gran artista donde Satán está jugando ajedrez con un hombre que ha apostado su alma, mientras el ángel de la guarda lo asiste y lo aconseja. Pues, en el caso del Chela, la lucha es entre su Voluntad y su naturaleza carnal y el Karma prohibe que algún ángel o Gurú interfiera hasta que se sepa el resultado. En «Zanoni,» obra que los ocultistas siempre apreciarán, Bulwer Lytton idealiza todo esto con una vívida fantasía poética; mientras, en Una Historia Extraña, se vale de la misma facundia para mostrar el lado negro de la búsqueda oculta y sus peligros mortales. El otro día, un Mahatma definió el estado de Chela como un «disolvente psíquico que carcome toda la incrustación, dejando aflorar el oro puro.» Si el candidato tiene un deseo latente por el dinero, el embrollo político, el materialismo escéptico, la ostentación vana, la mentira, la crueldad y la gratificación sensual de cualquier tipo, es casi cierto que esta semilla brotará, análogamente a las cualidades nobles de la naturaleza humana. Emerge lo que en realidad somos. Entonces: ¡no es, quizá, la cumbre de la demencia, dejar el camino tranquilo de la vida común y corriente, para escalar los desfiladeros del estado de Chela sin estar seguro que uno posee en sí lo que se necesita? La Biblia dice: «Que aquel que está de pie ponga atención, si no quiere caerse.» Palabras que todo aspirante Chela debería tomar en seria consideración antes de precipitarse en el fuego. Para algunos de nuestros Chelas laicos, hubiera sido conveniente si lo hubiesen pensado dos veces antes de retar las pruebas. Recordemos varios fracasos de los últimos doce meses. Uno enloqueció, negó los sentimientos nobles expresados sólo unas semanas anteriores y se hizo miembro de una religión que había, justa y desdeñosamente, comprobado ser falsa. Un segundo fue el reo de un delito y escapó con el dinero de su patrón, que es también un teósofo. Un tercero se entregó a una lujuria grosera, confesándola inútilmente, entre murmullos y sollozos, a su Gurú. Un cuarto se enredó con una persona del sexto opuesto y alienó sus amistades más queridas y verdaderas. Un quinto mostró síntomas de aberración mental y fue llevado a Corte bajo cargos de conducta vergonzosa. Un sexto, cuando estaba por ser capturado, se disparó para sustraerse a las consecuencias de su conducta criminal. La lista continúa. Todos eran, aparentemente, buscadores sinceros de la verdad y llevaban una vida respetable. Externamente y según las apariencias, eran buenos candidatos para el estado de Chela; sin embargo: «en el interior, todo era putrefacción y huesos de muertos.» La capa del mundo era tan densa que ocultaba la ausencia del oro atrás y el «disolvente,» haciendo su trabajo, mostró que, en cada caso, el candidato era una simple figura blanqueada de escorias morales, desde la circunferencia hasta el centro […]
En lo anterior hemos tratado, naturalmente, sólo los fracasos entre los Chelas Laicos; sin embargo ha habido, también, éxitos parciales que están pasando, gradualmente, por las primeras etapas de su prueba. Algunos tratan de ser útiles a la Sociedad Teosófica y al mundo en general mediante un buen ejemplo y la enseñanza. Si persisten, ellos y nosotros nos beneficiaremos. Les esperan pruebas muy arduas; pero nada «es Imposible para quien tiene Voluntad.» Las dificultades en el estado de Chela jamás se amortiguarán hasta que la naturaleza humana cambie, desenvolviendo una nueva. San Pablo, (en Romanos, Vii., 18, 19), debe haber pensado en un Chela cuando dijo: «la voluntad está presente en mí; pero no encuentro cómo poner en práctica lo que es bueno. Pues el bien que quisiera hacer no lo hago y el mal que no quisiera hacer, esto sí lo hago.» En el sabio Kiratarjuniya de Bharavi leemos:
Los enemigos que afloran dentro del cuerpo humano, Las pasiones malas son de difícil dominio,
Si las combatiéramos con osadía, el que las conquista Es comparable al conquistador de los mundos. (XI, 32)
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CIENCIA OCULTA O EXACTA
(Occult or Exact Science, The Theosophist, april-may, 1886) H.P. Blavatsky
Como actúa la conciencia en sus distintos vehículos
Como actúa la conciencia en sus distintos vehículos
Josep Tarragó
Conferencia Anual, exponente Pablo Sender
Seccion Mexicana de la Sociedad Teosofica
«Nuestro estimado hermano Pablo Sander estara en Mexico y nos ofrece en varias conferencias en el marco de la Escuela de Teosofia 2022 de la Seccion Mexicana de la Sociedad Teosofica. Todos los miembros estamos muy contentos de que hacer el Evento anual de la Seccion y los invitamos a que participen en la difusion de la Teosofia y hacer el Nucleo de Fraternidad Universal que indicaban los maestros a traves de nuestra admirada Helena Petrovna Blavatsky.
Sección Mexicana de la Sociedad Teosófica, Conferencia Anual, Exponente: Pablo Sender.
Crece como crece la flor
Nancy Secrest
¿Habéis observado alguna vez crecer a una flor? Podemos ver que ha crecido. Podemos ver las diferencias en ella cuando gira su cara hacia el sol a lo largo del día, y se cierra por la noche, pero no podemos verla realmente haciendo esto. Podemos ver su cambio en altura o la longitud de una enredadera en un día o una semana o una estación, pero nunca vemos realmente el tallo crecer ó la enredadera moviéndose. Me he maravillado con frecuencia de este proceso y de nuestra incapacidad para observarlo. A veces los fotógrafos han utilizado película que se acelera para mostrarnos la acción de la flor o de la enredadera. Muchos de nosotros probablemente hemos visto esto en TV o en un documental. Entonces podemos ver la flor floreciendo de golpe y la fuerza y la agresividad con la que la enredadera abre su camino a través del suelo o empuja a través del hormigón para alcanzar la luz del sol. ¡Es asombroso! Se planta una semilla, se riega y se coloca a la luz del sol. De algún modo sabe abrirse bajo el suelo, de ahí se forma un pequeño vástago que se extiende hacia abajo para formar las raíces y hacia arriba, formando hojas y creciendo hasta hacerse una planta adulta ó incluso un árbol de 30 metros. Todo esto ocurre continuamente a nuestro alrededor, pero no podemos verlo mientras ocurre, con nuestros ojos físicos, porque nuestro cerebro no puede percibir este movimiento extremadamente lento. ¿Significa esto que no ocurre realmente? Por supuesto que no, vemos los resultados, así que sabemos que la planta crece. Simplemente no podemos ver el proceso cuando está teniendo lugar. Al contrario, recuerdo haber asistido a un seminario en el que íbamos a “tomar contacto con” los árboles. Algunos participantes dijeron que habían tenido la impresión de que los árboles tenían conciencia de nosotros, sólo como objetos moviéndose extremadamente deprisa, que les resultaban, tal vez, algo molestos, como los mosquitos para nosotros. Si no, nuestros mundos no interactuarían, desde su punto de vista.
¿Cómo sabe crecer una planta? ¿Cómo conoce el proceso por el que alcanza la madurez? ¿Hay una escuela para semillas? ¿Pasan a través de alguna forma de educación, una K-12 para echar brotes, hojas, flores, frutos, marchitarse y usar los nutrientes almacenados para las flores del año siguiente? No, todo este conocimiento es inherente a todas y cada una de las semillas. De algún modo hay una forma de conciencia que las conecta a todas ellas y de la que son completamente inconscientes. No soy botánica, pero estoy segura de que no hay ningún botánico que conozca el ímpetu que hace a una flor crecer y florecer. Conocen los componentes de la planta , su ciclo de vida, lo que podemos hacer para ayudarlas acrecer, como clonarla o hibridarla, pero nadie sabe exactamente por qué o cómo la planta sabe crecer, qué causa el proceso ó qué une todas las muchas clases de plantas en su conocimiento de cómo madurar y continuar su ciclo de vida año tras año.
Este sencillo ejemplo constituye un buen argumento para la existencia de una conciencia universal que supervisa todo, no solo plantas y minerales, sino también animales y seres humanos. Ahora, sin duda se dan cuenta, de que los procesos de los que acabo de hablar, tienen lugar en el plano físico de nuestra existencia. Por tanto, es solo el comienzo de un debate sobre la conciencia. Los seres humanos, como nos dicen nuestros estudios teosóficos, tienen una constitución séptuple: físico, etérico, astral, mental inferior y superior, búdico y átmico. Por lo tanto, los seres humanos, que existen en los niveles emocional, mental y espiritual, así como en el físico, comparten una Conciencia Universal, también llamada Unidad ó Unicidad, que es, al mismo tiempo, el origen de nuestro ser y nuestro objetivo último, a medida que progresamos a través de la vida y de nuestras sucesivas encarnaciones. ¿Es consciente la flor del proceso físico por el que pasa? No, no más que nosotros lo somos del latido de nuestros corazones, de nuestros pulmones inhalando y exhalando el aire que respiramos, la sangre circulando por nuestras venas ó el feto desarrollándose en el útero materno. Estos procesos se desarrollan sin nuestra dirección ni intervención consciente. Por supuesto, la ciencia médica ha aprendido mucho sobre estos procesos, y ha encontrad medios de alterarlos- a menudo en nuestro beneficio- pero ese no es el tema de nuestra conversación. Para nuestro propósito, basta con decir que somos inconscientes de estos procesos cuando se están produciendo.
A medida que maduramos y crecemos, podemos llegar a ser conscientes de nuestros procesos emocionales y mentales. Podemos aprender a controlar nuestras emociones, a elevarlas a un nivel más aceptable, cualquiera que sea la sociedad en la que vivimos, que el de los instintos básicos que compartimos con otros animales. Podemos aprender a controlar nuestros deseos y nuestras formas de reaccionar ante circunstancias tensionantes en la línea de lo que nos pide la sociedad civilizada. Podemos reemplazar deseos básicos por aspectos más elevados de las emociones, sustituir la lujuria por el amor, por ejemplo, y podemos aprender a comprender ciertas situaciones sin sentirnos airados por ellas, ó encontrando salidas más aceptables a nuestra ira que dejarnos dominar por ella.
Desde luego, es en el nivel mental en el que los seres humanos se separan realmente de los animales. Y es aquí, donde realmente alcanzamos nuestro paso. Desde la niñez se nos han enseñado muchas cosas sobre cómo funciona esto y como eso llegó a ser. Aprendemos a leer, escribir, matemáticas y ciencia, todo lo básico del universo físico, como comenzó y cómo funciona. Este es el ámbito del mental inferior, que nos enseña a razonar y pensar lógicamente. Mientras tanto, muchos de nosotros nos esforzamos por saber más. Nuestro intelecto, nuestra mente superior, busca conceptos más allá de la mera lógica y razón. Vemos nuestra vida y a nosotros mismos desde una perspectiva física, pero, de alguna manera, sabemos que hay más. Este hecho es precisamente el que nos condujo a muchos de nosotros hacia la Teosofía, en un primer momento. Empezamos a cuestionar lo que se nos enseñó, a ver sus limitaciones. Comenzamos a explorar conceptos más abstractos, incluyendo filosofías y religiones. Cuestionamos todo. ¿Por qué estamos aquí? ¿Dónde vamos? ¿Cuál es el propósito y significado de la vida? ¿Qué hay más allá?¿Hay algo más allá? ¿Qué forma puede tomar? ¿Qué es amor? ¿Justicia?¿Libertad? ¿Somos cada uno único, ó estamos interconectados?¿Cómo?¿Por qué? ¿Algo ó alguien nos dirige?¿Hay Dios?
Para nosotros, los teósofos, muchas de estas preguntas se contestan a través de un estudio paciente y detallado. En Isis sin Velo, la Doctrina Secreta y la Clave de la Teosofía H.P.Blavatsky se abisma en la Cosmogénesis, explicando en gran detalle el origen de todo desde una perspectiva oculta (ó esotérica), basada en la Antigua Sabiduría, que reunió a lo largo de su vida. Puesto que la propia Blavatsky ansiaba saber más, de obtener respuestas a sus preguntas, viajó extensamente en busca de aquello que apuntaba hacia el verdadero significado detrás de lo que hemos aprendido por la ciencia física. En el libro Madame Blavatsky Ocultista de Josephine Ransom (pp. 4 & 5), dice de Blavatsky, “Ella deseaba vehementemente comprender y fue, abiertamente ó en secreto, detrás de cualquier pista que la condujera al conocimiento que tanto ansiaba. Gradualmente, a medida que su visión se hacía más clara, su clasificación de lo oculto se hizo más definida. Descubrió que se debía pasar por paciente disciplina, casi insoportable, basada en una aspiración infatigable, para alcanzar el elevado objetivo de la Auto-realización, la realización del Ser, aquella liberación del Ser, que es la corona de toda existencia humana”. A través de sus exposiciones sobre antropogénesis y de las tres proposiciones fundamentales, descubrimos la unicidad de toda vida, la periodicidad y ciclicidad, y la senda de peregrino que todos hollamos, que nos lleva de vida en vida, ganando en perspectiva y comprensión. El estudio de la Teosofía puede ser la tarea de toda una vida, de muchas vidas en realidad, y toca todos los aspectos de la vida, la muerte y lo que hay más allá.
Como la propia Blavatsky, en algún punto, el verdadero estudiante de Teosofía, de la Sabiduría Antigua, se da cuenta de que su estudio lleva más allá del simple aprendizaje intelectual. Nuestro estudio debe tocar cada aspecto de nuestra vida. La verdadera esencia de nuestro ser. Debemos hundir profundamente nuestras raíces en el estudio esbozado por Blavatsky, Olcott, Judge, Besant y otros, mientras nos esforzamos por acercarnos a la Conciencia Universal, “para lograr el elevado objetivo de la realización del Ser y liberación del Ser”. En el librito, La Doctrina del Corazón: Extractos de cartas de amigos indios a Annie Besant (pp. 48 & 49), dice, “Para el discípulo, poco hay que ganar de enseñanzas en el plano intelectual. El conocimiento que se infiltra desde el alma hacia el intelecto es el único conocimiento que merece la pena tener y sin duda, con el pasar de los días, la cuantía de este conocimiento en el discípulo aumenta. Y con el aumento de tal conocimiento llega la eliminación de todo lo que le obstaculiza en el sendero”. ¿Y qué hay de ese sendero? En su famosa cita Blavatsky nos dice: “Hay un camino escarpado y espinoso, acosado por peligros de todas clases, pero, así y todo, un camino, y conduce al mismo corazón del Universo; puedo deciros cómo encontrar a aquellos, que os enseñarán la puerta secreta, que se abre solo hacia adentro, y se cierra rápida detrás del neófito para siempre jamás. No hay peligro, que un valor aguerrido no pueda conquistar; no hay prueba, que una pureza sin mancha no pueda superar; no hay dificultad, a la que un fuerte intelecto no pueda sobreponerse. Para aquellos que logren la victoria hay un premio inefable—poder bendecir y salvar a la humanidad; para los que caigan, hay otras vidas para lograr el éxito”.
Y La Voz del Silencio nos dice: “Busca el camino, pero, Oh Lanoo, sé de corazón limpio antes de que empieces tu camino. Antes de dar el primer paso aprende a discernir lo real de lo falso, lo pasajero de lo eterno. Aprende sobre a todo a separar el aprendizaje del intelecto de la Sabiduría del Alma, la Doctrina del Ojo, de la Doctrina del Corazón” (Stanza 111). Y sigue diciendo, “Pero incluso la ignorancia es mejor que el aprendizaje del intelecto sin ninguna Sabiduría del Alma para iluminarlo y guiarlo”.
Este sendero no es para todo el mundo. Es meterse en un viaje agotador. Requiere valor intrépido, pureza sin mancha, un fuerte intelecto, un corazón limpio, la capacidad de discernir lo real de lo falso y la de separar el conocimiento del intelecto de la Sabiduría del Alma. Esta es una elevada disposición que requiere mucha preparación y un compromiso total y completo con nuestro objetivo, realización del Ser, liberación del Ser, Conciencia Universal.
Podemos empezar conscientemente por los niveles emocional y mental de nuestro ser para lograr la Sabiduría del Alma de la que habla La Voz del Silencio. En cuanto al aprendizaje del intelecto, el estudio es el primero de los tres pilares de la Teosofía, que son: estudio, meditación y servicio. Necesitamos el aprendizaje del intelecto. Necesitamos nuestro intelecto, un intelecto fuerte, pero esto es solo el principio, una base para lo que sigue. Nuestro corazón debe ser limpio y nuestras aspiraciones puras, antes de que comencemos. Alcanzar este punto exige valor y trabajo duro. Debemos desarrollar estas cualidades trabajando sobre ellas cada día a través de nuestra interacción con los demás. Escuché, una vez, a Radha decir que el propósito de las ramas teosóficas es suavizar nuestras aristas en el contacto entre nosotros. En las ramas organizamos. Planeamos. Y, a veces, discrepamos. Debemos esperar el desacuerdo e incluso la discusión, alguna vez. Nuestra tarea es aprender de todo eso. Dar un paso atrás, deseablemente cada día, y mirar lo que ha aflorado y nuestra parte en ello. Debemos examinar nuestros pensamientos, palabras y acciones, prestando atención a nuestra parte en las interacciones diarias de la vida. Y entonces, intentar de nuevo, al día siguiente, actuar y reaccionar en formas que reflejen lo más elevado en nuestro interior. Debemos aprender a tener paciencia con los otros y con nosotros mismos, permitiéndoles y permitiéndonos cometer errores. Debemos ver estos errores, simplemente, como tales, errores o pasos equivocados, y no dar mayor significado a los mismos. No debemos señalar a otros. Debemos aprender a perdonar a los otros, y a nosotros mismos también, por cualquier error que hubiéramos cometido, y pasar al siguiente día. No hace ningún bien detenerse en tales cosas. Todo esto es cierto también en los demás ámbitos de nuestra vida, no solo en las ramas teosóficas, ó en la ST, sino también en casa, en el trabajo, y en todas y cada una de las situaciones en que nos encontremos, incluyendo la interacción con extraños. Aprendemos las lecciones de un corazón limpio de todos y de todo. Si somos diligentes, habremos logrado cierta apariencia de comprensión. Y con valor progresaremos. Habremos logrado el amor de unos con otros. La Voz del Silencio supone que desde aquí podemos entrar en el Sendero con los ojos abiertos. Que estamos listos para aprender a discernir lo real de lo no-real, lo permanente de lo transitorio.
El segundo pilar de la Teosofía, la meditación, puede también ayudarnos a desarrollar las cualidades que necesitamos para entrar en el Sendero. Mediante la meditación, podemos lograr el sentido de calma y serenidad, que necesitamos para enfrentarnos con las situaciones adversas que nos trae la vida. Podemos aprender a tratar y, tal vez, incluso a comprender a la gente difícil. Mi experiencia es que, si iniciamos la meditación, teniendo en la mente la persona con la que tenemos dificultades, deseándole el máximo bien, pueden ocurrir cosas muy notables. La primera vez que lo intenté, se produjo un efecto beneficioso con esta persona, con la que tenía dificultades, que también la sacó de mi vida. Por mi parte estaba encantada y feliz, también, por ellos. Había funcionado tan bien, que lo intenté de nuevo cuando se presentó otra situación difícil y empecé a pensar en cómo resolverla. La tercera vez que intenté este método, me di cuenta que era mi propia conducta la que había causado el problema, y la cambié.
Hay muchos métodos de meditación. En unos nos concentramos en lograr una mejor introspección en nosotros mismos. En otros, como en bondad amorosa, ó Meta meditación, intentamos abrir nuestro corazón y desarrollar compasión por nosotros mismos y por los demás. La meditación silenciosa en la respiración, algún objeto, un enseñante o cualquier cosa que nos inspire, nos conduce hacia la ausencia de pensamientos, ó vacío/vacuidad, ó conciencia universal. En el Diamond Heart Book II, de A.H.Almaas, (pp. 19) dice: “Ver la conciencia en su pureza es experimentar lo que se llama conciencia universal, experimentar la mente como conciencia pura. Cuando se experimenta la mente como conciencia, es también “saber encía”, el mismísimo elementode saber…Es difícil describir lo que la conciencia universal ó lo que la mente como conciencia significa, porque está vacía de pensamientos. En el momento en que hay pensamientos, el contenido nos separa de la conciencia”. Por esto, tenemos que experimentar la conciencia universal para saber lo que es. El Diamond Heart Book II, (p. 20) continua diciendo: “No hay experiencia, ni experimentador, ni yo(self)… la eliminación de la separatividad, la eliminación de la discriminación. Es la no-diferenciación completa. No hay separación, ni dos, ni el pensamiento de solo uno.
¿Es esta la Sabiduría del Alma, de la que habla La Voz del Silencio? Muy probablemente es su origen. ¿Dónde lo encontramos? ¿Cómo la desarrollamos? Ya hemos dicho que tenemos que ir más allá del intelecto. Que debemos tener el valor de cambiarnos a nosotros mismos en los niveles emocional y mental de nuestro ser, y que la meditación puede ayudarnos a alcanzar el siguiente nivel, el nivel búddhico de nuestra constitución humana. Una vez que se aspira a alcanzar la Sabiduría del Alma, hay que darse cuenta que, como se dice en la Doctrina del Corazón, “El interés que tenemos en todos los asuntos de esta volátil esfera pertenece sólo a las emociones y al intelecto, y no puede alcanzar el Alma. En tanto nos identifiquemos con el cuerpo y con la mente, las vicisitudes por las que pasa la ST, los peligros que amenazan su vida o solidaridad, tendrán inevitablemente una influencia deprimente, a veces incluso enloquecedora, sobre nuestro espíritu. Pero en cuanto logramos vivir en el Espíritu, darnos cuenta de la naturaleza ilusoria de toda existencia exterior, el carácter cambiante de toda organización humana, y la inmutabilidad de la Vida en nuestro interior, debemos, tanto si la conciencia cerebral refleja este conocimiento como si no, sentir una calma interior y despreocupación, por así decirlo, con este mundo de sombras, y no ser afectados por las revoluciones y erupciones del mundo. Una vez alcanzado el Yo Superior, el conocimiento de que las Leyes y Poderes, que gobiernan el universo, son infinitamente sabias, se hace instintivo, y la paz en medio de los horrores externos es inevitable”. (pp. 58-59). Así que el sentimiento/sensación de una calma interior, de una despreocupación, es lo que nos permite saber que estamos avanzando hacia la Sabiduría del Alma, que nos hemos rozado con la conciencia universal. Sentimos una paz que los acontecimientos externos parecen no afectar. Lo mismo que con la no consciencia de las actividades inherentes del cuerpo físico, el nivel espiritual se mueve y crece también inconscientemente. Es nuestra tarea trabajar incesantemente hacia la Sabiduría del Alma, dirigiéndonos conscientemente a nuestra naturaleza interior y de este modo cambiando y mejorando lo que pensamos, decimos y hacemos en nuestra vida, pero el crecimiento espiritual en sí, se produce tanto si somos conscientes de él como si no, y habitualmente no lo somos. Una entrega de todo corazón a este proceso se requiere a los que hollan el Sendero, así como la confianza en que nuestros esfuerzos darán su fruto. Que alcanzaremos aquello a lo aspiraba la propia Blavatsky, “el elevado objetivo de la realización del Ser, esa liberación del Ser, que es la corona de toda existencia humana”.
¿Cómo puede ser liberado el Ser? Uno de mis maestros dijo una vez que “Amor es la realización de la Unidad”. Los términos Unidad, Conciencia Universal y Unicidad, me parece a mí que son intercambiables. Así que podríamos decir, como decían los Beatles, “Amor es todo lo que existe”.
Conciencia Universal, como Amor Universal, es una expresión de la armonía de todo cuanto existe”. No hay ningún conflicto porque no contenga ni partes, ni divisiones, ni separaciones. Es pura conciencia desprovista de cualquier pensamiento o de cualquier cosa contra la que pudiera rozar. No hay nada que juzgar, nada que medir ó pesar, nada contra lo que estar prejuiciado, nada hacia lo que estar predispuesto, nada que temer. Es puro amor que acepta y engloba todo y todos imparcialmente, como una totalidad. Si somos lo bastante afortunados para rozar esta conciencia, incluso por un breve instante, sabremos que no existe nada más. No hay ni Yo, ni ego, ni personalidad, solo conciencia pura, solo puro amor.
Hemos hablado de los beneficios de usar los dos primeros pilares de la Teosofía, estudio y meditación, para ayudarnos a desarrollar la Sabiduría del Alma, que nos lleva a lo largo del sendero hacia la conciencia universal. Hemos dicho que la meditación puede llevarnos al nivel búddhico de nuestro ser, donde estamos más allá del pensamiento. Mediante nuestra naturaleza búddhica también experimentamos la generación/aparición de la compasión universal, que nos ayuda a identificarnos con los que sufren y nos inspira el deseo de ayudar. Según las enseñanzas Buddhistas, la compasión es la propia esencia de una vida espiritual, y la práctica principal de aquellos que han dedicado sus vidas a lograr la iluminación. Hemos hablado sobre la observación de nuestros pensamientos, palabras y acciones en relación a los otros y las circunstancias en que nos encontramos. Debemos estar siempre vigilantes si intentamos hollar el sendero hacia la conciencia universal. No debemos limitar nuestros esfuerzos de mejora hacia las personas ó circunstancias que nos agradan. En palabras de N. Sri Ram, “Cuando pensamos en ayudar al mundo, de ser hermanos de todos, debemos recordar que el mundo significa también a la persona no deseada que llama a nuestra puerta en un momento inoportuno, la gente que nos disgusta por alguna razón, física ó mental, aquellos cuyos modos ó aspecto/apariencia nos resultan desagradables, y aquellos de los que nos avergonzaríamos, si fuéramos en su compañía”.
Servicio, el tercer pilar de la Teosofía, puede verse como el punto de equilibrio entre el estudio y la meditación, mediante el cual podemos dar energía a los conceptos de Blavatsky de auto-responsabilidad, ética y altruismo. Servicio es la parte de la triada que nos permite demostrar lo divino en el mundo. Mediante el servicio inegoista contribuimos a la sanación de la humanidad que sufre. Atraemos la atención sobre las desgracias del mundo y lideramos/encabezamos el esfuerzo para aliviar el sufrimiento y rectificar los errores. En este proceso, nos ayudamos a nosotros mismos. Crecemos espiritualmente a medida que nos abrimos más y más a ver la unidad de vida, donde quiera que miremos. El servicio puede manifestarse como simples actos de amabilidad, realizados por un individuo o un grupo, ó como esfuerzos más amplios y organizados. Puede dirigirse a miembros de la familia, vecindad, comunidad, país, género, u otra clase de personas, a animales e incluso al planeta.
Recientemente asistí a una charla dada por un miembro de la ST. En ella hablaba de vivir una vida espiritual. Habló sobre auto-responsabilidad, ética y altruismo, temas que aparecen reiteradamente en las obras de Blavatsky. De hecho, Blavatsky decía que estas cualidades eran necesarias para el despliegue espiritual, que, decía, es nuestro objetivo, y que “Teosofía es altruismo”. De hecho Blavatsky decía que:”Quien no practica el altruismo; quien no esté preparado para compartir su último bocado con otra persona más débil ó más pobre que él; quien desatiende ayudar a otro, de cualquier raza, nación ó credo en cualquier circunstancia en la que esté sufriendo y que presta oídos sordos al llanto de la miseria humana; quien escucha calumnias sobre una persona inocente, sea ó no un hermano Teósofo, y no sale en su defensa como se defendería a sí mismo, no es Teósofo” (Lucifer, Vol. I,p 169)
Más tarde, estas palabras de Annie Besant ponen juntos el altruismo de Blavatsky, ya un elevado ideal, con el sentido de Unicidad, referido en el Primer Objetivo de la ST, al decir:”El hombre espiritual debe llevar una vida más elevada que la vida de altruismo. Debe llevar una vida de auto identificación con todo lo que vive y se mueve. No hay “otro” en este mundo; todos somos uno. Cada uno es una forma separada, pero solo un Espíritu, se mueve y vive en todo”.
Encontramos actos de altruismo y compasión a lo largo de las vidas de Blavatsky y Besant. La anécdota de la compasión de Blavatsky por una joven madre con niños que no podía pagarse el billete para tomar el barco en el que Blavatsky iba a viajar, es bien conocida. HPB cambió su billete de primera clase, con el que iba a viajar, por billetes de la clase más económica para sí misma, la joven y los niños, para que pudieran viajar todos. Besant era una activista social, mucho antes de ser miembro de la ST. Luchó por muchas causas sociales, por mejores salarios y condiciones de trabajo, y en contra del trabajo infantil.
El Primer Objetivo de la ST habla de fraternidad universal, y en Febrero de 1908 Annie Besant fundó la Orden Teosófica de Servicio en respuesta a miembros que querían poner este concepto en acción en sus vidas diarias. La OTS fomenta la aplicación en la vida práctica de los principios teosóficos y es un modo de demostrar y practicar la unicidad de toda vida. La entrega de nuestro tiempo, talento, energía, dinero, defensa y apoyo moral a los necesitados se basa en la compasión y en la aceptación de nuestra responsabilidad hacia aquellos con los que somos Uno. El lema de nuestra OTS,“Una unión de los que aman al servicio de todos los que sufren”, nos recuerda nuestro compromiso con la Unicidad de Toda Vida.
Antes incluso de que la OTS se formara, la ST no era ajena a la acción altruista, a trabajar en beneficio de otros, en liderar el camino hacia el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente. En una charle dada en 2014, Diana Dunningham Chapotin nos recordaba, “ Lo que es, sin embargo, interesante es que en aquellos días, la acción colectiva de los miembros y sus líderes hacían que, de hecho, el público asociara la ST principalmente con la reforma social. Los Theosophist de la época contenían mordaces comentarios sobre toda clase de abusos sociales, educativos, políticos y religiosos de la época….Cuando el Coronel Olcott aparecía en toda clase de plataformas teosóficas por todo el mundo, no daba conferencias sobre metafísica; trataba mayormente de temas tales como libertad religiosa, educación para niñas, cremación y reforma agraria. Estos temas pueden parecernos ahora inocuos, pero en su época eran muy controvertidos”. Para Mrs. Besant y sus colegas pioneros tales como Coronel Olcott, William Quan Judge, Isabel Cooper-Oakley y la Condesa Wachtmeister, la vida de la ST y la responsabilidad social constituían un conjunto indivisible.
Algunos dicen que cuando Mrs. Besant creó la OTS en 1908, fue para dar un enfoque organizativo independiente para la implicación con las comunidades, pero, si fuera este el caso, en la práctica se hacía muy poca distinción entre el trabajo de la ST y el de la OTS. Poco han cambiado hoy las cosas en ese aspecto. Muchos de nuestros miembros, sea individualmente, a través de la ST ó de la OTS, dan servicio compasivo e inegoista a los necesitados. Dentro de la OTS dicho servicio se da no solo desde una perspectiva humanitaria, como en muchas otras organizaciones de servicio, sino desde la consciente perspectiva de la visión teosófica del mundo, sabiendo que aquellos a quienes ayudamos forman parte de la Fraternidad Universal de la Humanidad, la Unidad, la Unicidad, la Conciencia Universal. Como decía Annie Besant, la persona espiritual “Debe llevar una vida de auto identificación con todo cuanto vive y se mueve. No existe “otro” en este mundo, todos somos uno”.
Claramente Blavatsky, Besant y otros entendían la conciencia universal, el amor universal. Sus vidas lo muestran pues fueron brillantes ejemplos de inegoísmo, generosidad y conocimiento, obtenidos mediante esta experiencia. Hollaron el “escarpado y espinoso” camino, diciéndonos una y otra vez lo que hay que hacer y cómo hacerlo, verbalmente, en sus escritos, y en la forma en que vivieron sus vidas. De nosotros depende escuchar, captar los matices, emular sus ejemplos. De nosotros depende ver y comprender que la Teosofía no es solo aprendizaje de la cabeza, no solo es estudiar por el afán de aprender hechos y conceptos. ¿Podemos realmente aprender conceptos, saberlos y entenderlos, sin ponerlos en práctica? Tenemos que vivir lo que hemos aprendido. Debemos meditar sobre los conceptos e ideas difíciles hasta entenderlos, no solo con la cabeza, sino con el corazón y también con el Alma. Tenemos que poner en práctica lo que hemos aprendido. Tenemos que desarrollar la Sabiduría del Alma si realmente queremos hollar el Sendero que conduce a la Conciencia Universal.
Para nosotros, como teósofos, el Sendero hacia la Conciencia Universal es una combinación de estudio consciente, meditación y servicio, que requieren valor, pureza de vida, esfuerzo constante y dedicación al “trabajo” para lograr crecimiento espiritual inconsciente. Debemos crecer como crece la flor. Como se dice en el librito, Doctrina del Corazón, “Manteniéndonos serenos y desapasionados, no hay duda de que, con el pasar de los días, estamos cada vez más dentro de esa influencia, que es la esencia de la vida, y algún día el discípulo se sorprenderá al descubrir que ha crecido maravillosamente sin darse cuenta ni percibir el proceso del crecimiento. Pues, en verdad, el alma en su florecer verdadero “crece como la flor, inconscientemente”, pero ganando en dulzura y belleza al asimilar la radiación del Espíritu”. (Doctrina del Corazón: Extracto de cartas de amigos indios a Annie Besant, (pp. 73- 74)
Algunas palabras sobre la Orden Teosófica de Servicio
Se me ha invitado a compartir con todos ustedes unas pocas palabras sobe las actividades actuales de la Orden Teosófica de Servicio. Actualmente la OTS está activa en treinta y una Secciones de la ST realizando labor humanitaria basada en conceptos espirituales. Me gustaría compartir con Uds. esta tarde algo de este trabajo, para darle una “cara” al servicio realizado por las secciones de la OTS internacionalmente.
Para empezar, quizás no sepan que la OTS tiene un comité en las NNUU. Este comité editó un folleto, hace algunos años, mostrando el apoyo dado a las NNUU por todos los presidentes de la ST desde Annie Besant. Este es el primero de una serie de folletos que el comité de la OTS en las NNUU espera publicar.
Una de las áreas de servicio compartidas en común por la OTS y las NNUU es la promoción de la paz. En Filipinas, la OTS organiza talleres de resolución de conflictos y auto transformación para los militares. Y, recientemente, la OTS en Francia hizo entrega de ositos de peluche, tejidos a mano, a la OTS en Ucrania para su distribución entre los niños desplazados por la guerra. También tenemos muchos grupos que realizan meditaciones por la paz.
Los desastres naturales, al igual que la guerra, pueden desplazar mucha gente. Al contrario que otros proyectos de la OTS, que pueden limitar su alcance al área local de un grupo, la ayuda ante desastres es un asunto al que tratamos de responder a nivel internacional. En los últimos años, la OTS a nivel mundial, ha respondido recaudando fondos para ayudar en las tareas de desescombro, reconstrucción, y suministro de agua y alimentos a los desplazados por los desastres naturales. Como el terremoto de Nepal el año pasado y las inundaciones sin precedentes en Chennai, India, hace dos años. Los ositos de peluche tejidos por miembros de la OTS en Francia, Inglaterra e Italia llegaron a muchos niños afectados por alguno de estos desastres. Hace un año, la OTS internacional y la OTS en India proporcionaron a una escuela en Utterhant, India, los fondos para construir instalaciones sanitarias y comprar pupitres y otro mobiliario para los estudiantes y profesores. Miembros de la OTS en India están participando directamente en los trabajos de rehabilitación. La escuela había sido dañada por las inundaciones, hace unos años, y los estudiantes y profesores carecían de instalaciones y medios adecuados desde entonces.
Este año, los grupos de la OTS en todo el mundo, trabajaron en una gran variedad de proyectos de servicio social. Muchos grupos de la OTS concentran su atención en la creación y el apoyo a escuelas, especialmente aquellas que enseñan a los niños conceptos y virtudes teosóficas. Ayudar a los niños es algo muy próximo al corazón de muchos teósofos. Desde luego el mayor y más exitoso de estos proyectos es el Golden Link College. La Golden Link School, establecida en Filipinas, por la OTS ha venido proporcionando educación trasformadora para niños menos privilegiados desde 2002. El 85% de los estudiantes dependen de una beca. Esta escuela se ve como un modelo de la Teosofía en acción, a través del mundo teosófico. Además de enseñar las materias básicas, la escuela enseña meditación y se centra en el desarrollo del carácter. Integridad y auto confianza en los estudiantes. En el nivel superior, los cursos de Teosofía forman parte del currículum básico. Las cualidades del carácter que se enseñan y modelan en la escuela se transmitirán a otros a través de las vidas de los estudiantes, con el potencial de producir cambios positivos en el mundo que tiendan a la paz y la armonía. La OTS en Pakistán proporciona escuelas domésticas para niñas, que de otro modo, no tendrían ningún tipo de educación. Los miembros locales están firmes en su decisión de continuar con sus varios programas sin dejarse obstaculizar. La OTS en Finlandia apoya el trabajo de la Olcott Memorial Higher Secondary School y el centro de ayuda social en Adyar, Chennai, India, suministrando los elementos necesarios. Este año la OTS inició una campaña de obtención de fondos en beneficio de la Olcott Memorial Higher Secondary School. La escuela está iniciando algunos cambios que requerirán un profesorado más cualificado. Con el fin de financiar estas mejoras sobre la marcha necesitan aumentar la dotación de los fondos para ello. La OTS intenta apoyarles en este empeño. Muchos otros grupos de la OTS, especialmente en la India, gestionan escuelas o programas educativos para niños, y miembros de la OTS de todo el mundo patrocinan la educación de muchos cientos de ellos.
En Suecia, la OTS ayuda a huérfanos y niños de la calle. La OTS italiana es el patrocinador principal de un orfanato en India y la OTS-USA contribuye a sostener la Pine Ridge Native American Reservation`s Lakota Waldorf School, y desde hace cinco años, otorga una beca a estudiantes de enfermería en la Oglala Lakota College`s School of Nursing. En Kenya, la OTS de Nairobi organiza fiestas para niños que viven barrios muy pobres. Los niños disfrutan de una tarde con comida y diversión y hasta de un helado. También gestionan una “biblioteca bajo los árboles” para los niños. La OTS de Portland, Oregón, USA, envió también suministros para las artes por valor de varios cientos de dólares para los niños de Kenya.
Durante años, miembros de la OTS han transmitido energía sanadora a quienes la necesitan. En muchos lugares alrededor del mundo, grupos de sanación se reúnen, una vez a la semana, para llevar a cabo un ritual y una meditación sanadora que invoca a los Devas para que ayuden en la curación, ó a una salida tranquila de esta vida. Los nombres de aquellos que necesitan sanación son facilitados por familiares ó amigos y se comparten internacionalmente. Los animales no quedan olvidados en este tema. Las OTS en USA y Hungría tienen redes de curación similares para los animales.
Otros proyectos de la OTS relacionados con la medicina incluyen el suministro de ayudas a la movilidad, lo que constituye el principal proyecto de las OTS en India. Uno de cada 200 niños nacidos en los países en desarrollo padece un defecto cardiaco, reparable, de carácter congénito ó reumático. El proyecto Heart Babies de la OTS en Tanzania se ocupa de este problema. También en la OTS de Tanzania, los jóvenes constituyeron la primera rama africana de la World Care Way (WCW), una organización sin ánimo de lucro para la juventud, dedicada a varios temas sociales y del medio ambiente.. La OTS en Puerto Rico recauda fondos, que envía a Haití para comprar prótesis para los niños mutilados como consecuencia del terremoto de hace un par de años. Estas prótesis tienen que ser sustituidas a medida que el niño crece.
En Septiembre, hace dos años, la OTS internacional inició una campaña centrada sobre los temas de la mujer y pidió a las secciones de la OTS adherirse a este compromiso. Varias secciones se adhirieron y están apoyando activamente la seguridad de las mujeres, tanto fuera como dentro del hogar, educación para las mujeres, igualdad de oportunidades económicas y los derechos humanos básicos. El particularmente delicado trabajo, en temas de género, realizado por la Dra. Deepa Padhi y la OTS Bhubaneswar en la región de Odisha, atrajo el apoyo de otros grupos de la OTS en otros países. Sus programas culminaron este invierno en la publicación de un libro, Sí, ella puede, que es una recopilación de artículos sobre temas de la mujer, escritos por mujeres y hombres con renombre en sus campos. Las ventas del libro están contribuyendo a financiar programas de ayuda para las mujeres con bajos ingresos. En Kenya, al igual que en India, las mujeres están recibiendo formación para el desarrollo de habilidades que les permitan obtener ingresos para ser independientes o ayudar a sus familias. El Olcott Education Society´s Women´s Vocational Center, aunque no es un programa de la OTS, es un brillante ejemplo de dotar a las mujeres pobres con habilidades que les permitan ser más independientes, auto suficientes y ayudar a sus familias. El Centro enseña confección y tejeduría. Kenya, también está tratando de poner en marcha un programa para dar micro préstamos a mujeres que quieran iniciar un pequeño negocio. La OTS en Kenya también estableció un acuerdo con un paisajista local para dar formación vocacional a jóvenes de la zona. Aprenden horticultura básica, diseño y mantenimiento de jardines, que les permite obtener un ingreso para ayudar a sus familias.
La OTS tiene toda clase de recursos disponibles en su web y personas dispuestas a escucharle y compartir ideas. La razón de existir de la OTS es apoyar el trabajo de la ST para hacer de la Teosofía un valor transformador en el mundo y en la vida del buscador espiritual.
Bio(pic) de Nancy Secrest
Nancy Secrest, Tesorera Internacional en funciones de la Sociedad Teosófica y Secretaria Internacional de la Orden Teosófica de Servicio es de Estados Unidos y reside actualmente en Adyar, Chennai, India. Ms. Secrest comenzó estudiando metafísica y religión comparada en su niñez. Se encontró con la Teosofía a sus veinte y pocos años y se hizo miembro de la Sociedad Teosófica en 1980. Prestó servicio como Secretaria Nacional de la Sociedad Teosófica de América (STA) de Agosto de 1988 a Diciembre de 1990. Posteriormente sirvió como Tesorera Nacional de la STA durante dieciocho años.
(Escrito para el Congreso Europeo, Agosto 2017, Teosofía: Un camino hacia la Conciencia Universal)
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
H.P. BLAVATSKY
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Las muy conocidas frases de Christina Rossetti:
¿Llega hasta la cima el camino que serpentea la montaña? Sí, hasta el mismo tope.
¿Se toma todo el largo día completar el viaje?
Desde la mañana hasta la noche, mi amigo.
Son como el resumen de la vida de aquellos que están verdaderamente trillando el camino que conduce a cosas más elevadas.
Cualquiera de las diferencias a encontrarse en las varias presentaciones de la Doctrina Esotérica, ya que en cada época se viste de fresco atavío, diferentes ambos color y textura a la que precedieron; pero aun así, encontraremos que siempre coinciden totalmente en un solo punto: el camino hacia el desarrollo espiritual. Una sola regla inflexible se ha impuesto siempre a los neófitos, tal como se impone ahora: el completo dominio de la naturaleza inferior, por la naturaleza superior. Desde los Vedas y Upanishads hasta la recientemente publicada Luz en el Sendero, investigación que nos permitimos hacer sobre la Biblia de cada raza y culto, y encontramos únicamente un solo camino, duro, penoso, difícil, por el cual el hombre puede obtener el verdadero conocimiento espiritual. ¿Y cómo pudiera ser de otra manera, ya que todas las
religiones y todas las filosofías no son más que variantes de las primeras enseñanzas de la Única Sabiduría impartida al hombre en el comienzo del ciclo por el Espíritu Planetario?
El verdadero Iniciado, el hombre desarrollado, siempre hemos dicho, se hace
asimismo, no puede ser enseñado. El proceso es por lo tanto, el de crecer a través de la evolución, y esto necesariamente debe involucrar cierta cantidad de dolor.
La principal causa del dolor, se basa en nuestra perpetua búsqueda de lo permanente
en lo impermanente, y no sólo búsqueda, sino actuando como si ya hubiésemos encontrado lo inalterable en un mundo en el cual solamente la única cierta cualidad que podemos afirmar es su constante cambio; y que siempre, justo cuando nos imaginamos que tenemos un firme asimiento de lo permanente, nos sorprende el cambio sin el menor aviso y el dolor aparece.
De nuevo la idea de crecer, envuelve la idea de disgregación, el ser interior debe continuamente abrirse paso de su escondida concha o confinamiento, y tal disgregación debe también estar acompañada de dolor, no físico pero sí mental e intelectual.
Y así es como es, en el curso de nuestras vidas. Las tribulación que nos llega es siempre justamente, la que sentimos es la más dolorosa que pudiese pasarnos, es siempre la única cosa que sentimos no poder soportar. Si miramos esto desde un amplio punto de vista, veremos que estamos tratando de abrirnos paso a través de nuestra concha, desde su punto mas vulnerable; que nuestro crecimiento, para que sea un verdadero crecimiento, y no el resultado colectivo de una serie de calamidades, debe progresar a un mismo nivel, justo como el cuerpo de un niño crece, no primero la cabeza y luego
una mano, seguida quizás por una pierna, sino en todas las direcciones a la vez, regularmente e imperceptiblemente. La tendencia del hombre es cultivar cada área separadamente, mientras descuida las demás, cada insoportable dolor es causado por la expansión de alguna área descuidada, cuya expansión se hace mas difícil debido a los efectos de la cultivación acumulada en otras áreas.
La maldad es frecuentemente el resultado de una sobre-ansiedad y el hombre está siempre tratando de abarcarlo todo. No hay satisfacción en dejar que el bien se realice solo, en hacer justo lo que la ocasión exija y nada más; ellos exageran cada acción y así se produce el karma que surtirá efecto en un próximo nacimiento.
Una de las más sutiles formas de maldad es la esperanza y el deseo de recompensa. Muchos hay quienes la albergan con frecuencia inconscientemente, echando a perder así todos sus esfuerzos, al abrigar esta idea de la recompensa y permitiendo que se convierta en un activo factor en sus vidas, dejando así la puerta abierta a la ansiedad, la duda, el temor, el abatimiento, el fracaso.
La meta del aspirante a la sabiduría espiritual es la entrada a un plano superior de existencia, se tiene que convertir en un nuevo hombre más perfecto en todo sentido de lo que es actualmente y si lo logra, sus capacidades y facultades recibirán el correspondiente incremento de alcance y poder, justamente como en el mundo visible, encontramos que cada nivel en la escala evolucionaría está marcada por un incremento de la capacidad. Es así como el Iniciado se ve dotado con maravillosos poderes que son tan frecuentemente descritos, pero el principal punto a recordar es, que estos poderes son el natural complemento de una existencia en un plano superior de evolución, tal como las ordinarias facultades humanas son el natural complemento de una existencia en el ordinario plano humano.
Muchas personas parecen pensar que llegar a ser un Iniciado no es en mucho el resultado de un desarrollo radical de continuado crecimiento; ellos se imaginan que un Iniciado es un hombre, quien siguiendo un cierto definido curso de entrenamiento, consistente de una minuciosa atención a una serie de reglas arbitrarias, adquiere
primero un poder y luego otro; y cuando el ha obtenido un cierto número de estos poderes es inmediatamente consagrado como un Iniciado. Actuando bajo esta idea errada, ellos se imaginan que la primera cosa a hacer para lograr ser un Iniciado es adquirir “poderes ”, clarividencia y el poder de dejar el cuerpo físico y viajar a remotos lugares son algunas, entre las cosas que más fascinan a la mayoría.
Para aquellos que desean adquirir tales poderes para su propia ventaja personal, no tenemos nada que decir; ellos caen bajo la condenación de todo aquel que actúa por fines puramente egoístas. Pero hay otros, quienes erradamente tomando los efectos
por causa, honestamente piensan que la adquisición de poderes paranormales es el único camino hacia el avance espiritual. Estos miran a nuestra Sociedad solo como el medio disponible para capacitarlos a obtener conocimiento en esa dirección, considerándola como una suerte de academia de lo oculto, una institución establecida para extender facilidades para la enseñanza de posibles hacedores de milagros. A pesar de las repetidas objeciones y advertencias, hay algunas mentes en quienes esta idea parece inalterablemente fija y ellos escandalizan con sus expresiones de desencanto, cuando se dan cuenta de que lo que se les había advertido previamente, es la absoluta verdad; que la Sociedad fue fundada para enseñar no un nuevo y fácil camino para la obtención de “poderes ”; y que su sola misión es la de encender la antorcha de la verdad, largamente apagada para muchos, excepto para muy pocos, y mantener esa verdad viva a través de la formación de una fraternal unión de toda la humanidad, el único terreno fértil donde la buena semilla puede crecer. La Sociedad Teosófica en verdad desea promover el crecimiento espiritual de cada individuo que este cercano a su influencia, pero sus métodos son aquellos de los antiguos Rishis, sus dogmas aquellos del antiguo esoterismo; no es la distribuidora de una medicina patentizada compuesta de incontrolables ingredientes, que ningún vendedor honesto se atreve a usar.
En este tenor advertimos a todos nuestros miembros, y a otros quienes buscan conocimiento espiritual, que tengan cuidado de aquellas personas que ofrecen enseñarles métodos fáciles para adquirir dones psíquicos, tales dones (laukika) son en
verdad comparativamente fácil de adquirir por medios artificiales, pero se desvanecen tan pronto como el estimulante nervioso se consume asimismo. El verdadero buscador e iniciado, quien se complementa de verdadero desarrollo psíquico (Lokothra), una vez alcanzado, nunca lo pierde.
Parece ser que varias organizaciones han surgido a la luz, desde la fundación de la Sociedad Teosófica, beneficiándose del interés despertado a los mencionados más arriba, en materia de investigación psíquica y desesperados por ganar miembros les prometen fácil adquisición de poderes psíquicos. En la India por largo tiempo nos
hemos familiarizamos con la existencia de pretendidos lugares de disciplinas religiosas de toda posible descripción, y tememos que existe un nuevo peligro en este sentido, aquí, lo mismo que en Europa y América. Esperamos que ninguno de nuestros miembros atraídos por deslumbrantes promesas, se dejen usar de semejantes ilusos soñadores, o mas bien redomados timadores.
Para justificar la real necesidad que existe de nuestras declaraciones y advertencias, debemos mencionar que hemos visto recientemente, adjuntas a una carta de Benarés, copias de un anuncio puesto a circular por un llamado “Mahatma ”. El solicita “ocho hombres y mujeres que hablen bien ingles y cualquier otro dialecto Hindú ”; y concluye diciendo que cualquiera que quiera detalles sobre las particularidades de este trabajo y el salario a percibir “deberá enviar solicitud a su dirección, e incluye sobre de correos sellado ”. Sobre la mesa ante nosotros descansa una copia de The Divine Pymander, publicado en Inglaterra el año pasado, el cual contiene la información de que: “Los Teósofos quienes pudiesen haber sido engañados en sus esperanzas de obtener la Sublime Sabiduría que dispensan libremente “MAHATMAS HINDÚES ”, cordialmente son invitados a enviar sus nombres al editor, quien los verá , y “después de una breve prueba ”, serán admitidos en la Hermandad Oculta quienes les “enseñaran gratuitamente y SIN NINGUNA RESERVA a todos aquellos que sean merecedores de ser aceptados ”. Como cosa curiosa en la misma publicación aludida, Hermes Trimegistos dice:
“Es aquí el único camino que conduce a la Verdad, el cual, verdaderamente, nuestros antepasados han trillado, y por el cual arribaron hasta la obtención del Bien. Este camino es bello y tranquilo; más sin embargo, es difícil para el alma caminarlo mientras este inmersa dentro de la prisión del cuerpo … Por lo tanto, absténgase de la multitud ya que por medio de la ignorancia el vulgo puede ser mantenido en su lugar por medio del temor a lo desconocido ”.
Es absolutamente verdad que algunos teósofos han sido (no por culpa de nadie, sino de ellos mismos)grandemente defraudados, porque no les ofrecimos ningún camino fácil hacia el Yoga Vidya, y hay otros quienes desean que se les hagan trabajos prácticos. Y mas que significativo, están aquellos quienes sin haber hecho nada por la Sociedad son los que más prestos están a encontrarle faltas. Ahora bien, ¿por que estas personas y todos nuestros miembros capacitados para poder hacerlo, no toman en serio el estudio del mesmerismo? El Mesmerismo ha sido llamado la Llave de la Ciencia Oculta , y tiene la ventaja de ofrecer la peculiar oportunidad de hacer el bien a toda la humanidad. Si en cada división hemos podido establecer un dispensario homeopático, con la adicción de sanación mesmerica, tal como ya ha sido hecho con gran éxito en Bombay, bien estaríamos contribuyendo a poner la ciencia de la medicina en este país en una base sólida, y que sea el medio de incalculable beneficio para la gente en el futuro.
Hay otras divisiones, además de la que hay en Bombay, que han hecho buen trabajo en este sentido, pero todavía queda lugar para infinitamente más que hacer de lo que ya se ha hecho. Y lo mismo es en el caso de varios otros departamentos de trabajo de la Sociedad. Sería muy bueno si los miembros de cada división juntaran sus cabezas y seriamente se pusieran de acuerdo sobre los firmes pasos a dar para ampliar los ya declarados objetivos de la Sociedad. En muchos casos los miembros de la Sociedad Teosófica se contentan con un estudio superficial de sus libros, sin hacer ninguna real contribución al trabajo activo. Si la Sociedad es para llegar a ser un poder del bien en esta y en otras tierras, solo se puede obtener este resultado con la activa cooperación de cada uno de sus miembros, y nosotros fervorosamente apelamos a cada uno de ustedes para que consideren cuidadosamente que posibilidades de trabajo están dentro de sus facultades, y luego prepararse para llevarlo a cabo fervorosamente. Pensar bien es una gran cosa, pero el pensar solamente no cuenta para nada a menos que no se traduzca en acción. No hay un solo miembro en la Sociedad que no este capacitado a hacer algo para ayudar a la causa de la verdad y la hermandad universal; solo depende de su propia voluntad, hacer de ese algo un hecho realizado.
Una vez mas reiteramos el hecho de que la Sociedad no es un jardín de infancia para iniciados incipientes; no hay maestros para ir de un lado a otro a impartir instrucciones a las varias divisiones de los diferentes objetivos inherentes al trabajo investigativo de la Sociedad; las divisiones deben estudiar por si mismas; los libros son para tenerlos y el conocimiento puesto en ellos debe ser prácticamente aplicado por los diferentes miembros: Así serán desarrollados confiables y razonables poderes. Les sugerimos hacer esto urgentemente; ya que se nos ha solicitado que todo material enviado a las divisiones deben prácticamente estar versados en psicología experimental y clarividencia (por ejemplo, mirar espejos mágicos y adivinación del futuro, etc. )Ahora bien consideramos que tales experimentos deben originarse entre los miembros mismos, si es que son de algún valor en el desarrollo de cada uno o lo habilitan a tener algún progreso en su “escarpado ” camino, y por lo tanto honestamente recomendamos a nuestros miembros hacer esto por si mismos.
Crecimientos Prematuros y Extraordinarios
H.P. BLAVATSKY
Crecimientos Prematuros y Extraordinarios
(Premature and Phenomenal Growths, The Theosophist dic1883-enero1884) [Artículo por H. P. Blavatsky]
Un teósofo ruso, en una carta fechada Noviembre 1883, escribe:
«Los periódicos de Petersburgo y Moscú, están muy interesados en el crecimiento milagroso de una niña, documentado científicamente por las revistas médicas. En las afueras de la Siberia, en una pequeña aldea, en la familia de un campesino llamado Savelieff, nació una niña en Octubre de 1881. El bebé, aunque muy grande desde su nacimiento, empezó a dar señales de un desarrollo extraordinario desde la edad de tres meses, momento en que empezó a desarrollar los dientes. A los cinco meses, ya tenía la dentadura completa; a los siete, comenzó a caminar y a los ocho caminaba tan bien como cada uno de nosotros. Tenía la capacidad de pronunciar las palabras como lo hace un niño de dos años y casi medía un metro. A los 18 meses hablaba sin problema y medía casi un metro y medio; era proporcionalmente grande, su cara era muy morena, su pelo largo recaía sobre sus hombros, hablaba como una niña de doce años y tenía un busto como el de una niña de 17. Es una maravilla para todos los que la conocen desde que nació. El grupo de doctores locales de la ciudad colindante tomaron cargo de ella con propósitos científicos.»
La Gaceta de Moscú corrobora el hecho, dándonos un segundo ejemplo de otro crecimiento tan extraordinario que la ciencia acaba de descubrir.
«El señor Schromeyer de Hamburgo tiene un hijo que nació en 1869, ahora es un niño de 13 años, su décimo hijo. Desde que nació atrajo la atención de todos por su desarrollo tan sobranaturalmente rápido. En lugar de dañar su salud, parecía mejorarla, la cual siempre ha sido excelente. Unos meses después de su nacimiento, su sistema muscular aumentó tanto, que cuando tenía un año su voz empezó a perder sus tonos infantiles y cambió. Su bajo profundo atrajo, muy pronto, la atención de algunos médicos. Poco después su barba empezó a crecer, haciéndose tan tupida, que sus padres debían rasurarle cada dos o tres días. Sus rasgos infantiles, muy morenos, fueron reemplazados, gradualmente, por la cara de un adulto y cuando tenía cinco años, toda persona que no lo conocía creía que era un joven de veinte. Sus miembros son normales, muy proporcionados y hermosos. A la edad de seis años era un hombre joven, crecido y perfectamente desarrollado. El profesor Virchoff, el fisiólogo de renombre, acompañado por varias autoridades en materia, examinó al niño muchas veces y cuando ya no era posible dudar su edad, reportaron que el niño se había desarrollado entera y plenamente.»
Un caso similar aconteció en la Georgia rusa, en una familia de asiáticos, en Tiffis, en 1865. Se descubrió que un niño de cuatro años era un adulto completo. Lo llevaron al hospital donde vivió bajo el escrutinio de los médicos del gobierno, los cuales lo sometieron a los experimentos más extraños, motivo por el cual, muy probablemente, murió a la edad de siete años. Sus padres, personas ignorantes y supersticiosas, ya habían tratado, varias veces, matarle, bajo la impresión de que era el diablo encarnado. Aun hoy hay una foto del niño barbudo en la familia del escritor. Otros dos casos, casi similares, cuyas consecuencias fueron documentadas en los archivos médicos, presentan dos primos en una aldea de la Francia del sur, que, a los ocho y siete años, fueron respectivamente padre y madre. Estos casos son raros, sin embargo conocemos más de una docena de ejemplos autenticados sólo a comienzos de este siglo.
Se nos pide que expliquemos lo antes dicho, dando nuestras «opiniones ocultas» al respecto. Trataremos de hacerlo. No pedimos a nadie que nos crea, damos simplemente nuestra opinión personal, idéntica a la de otros ocultistas. A esta última declaración le hace falta, sin embargo, un pequeño prefacio.
Cada raza y pueblo tiene sus leyendas y profecías antiguas referentes a un inevitable «fin del mundo.» Además: las porciones piadosas de las naciones cristianas civilizadas han desenvuelto, con anticipación, un programa completo para la destrucción de nuestro planeta. Entonces, los milenaristas de América, y Europa esperan una desintegración instantánea de nuestra tierra, seguida por una desaparición súbita de los malvados y la sobrevivencia de los pocos electos. Después de esta catástrofe, se nos asegura que los electos se quedarán sirviendo a «Cristo, quien, debido a su advenimiento, reinará personalmente en la tierra por mil años» (mediante su esqueleto astral, por supuesto; ya que su cuerpo físico se habrá disipado.) Los musulmanes dan otro cuento. La destrucción del mundo la antecederá el advenimiento de un Imam, cuya sola presencia causará la muerte repentina de toda la estirpe impura de los Kafires. Entonces, el «Cielo» prometido por Mahoma bajará su cuartel general y el Houris paradisíaco deambulará, sirviendo a todo hijo fiel del Profeta. Los hindúes y los buddhistas tienen otra versión. Los hindúes creen en el advenimiento del Avatar Kalki y los buddhistas en el de Maitreya Buddha. Sin embargo, el verdadero Ocultista, asiático o europeo (aunque éste último sea un ave rara) tiene una doctrina al respecto que, hasta la fecha, no ha divulgado. Es una teoría que se basa en el conocimiento correcto del Pasado y en la analogía indefectible en la naturaleza que guían al Iniciado en su previsión de los eventos futuros, aunque se negaran sus dotes psíquicos, rechazando tomarlos en cuenta.
He aquí lo que el Ocultista dice: la humanidad se encuentra en el arco descendente de su ciclo. La retaguardia de la Quinta raza está cruzando, lentamente, el ápice de su evolución y muy pronto descubrirá que habrá pasado el punto de inflexión. Ya que el descenso es siempre más rápido que el ascenso, los seres humanos de la nueva (sexta) raza futura están empezando a aparecer ocasionalmente. Estos niños, que la ciencia oficial actual considera como monstruosidades excepcionales, son simplemente los pioneros de esa raza. En ciertos libros asiáticos se encuentra una profecía expresada en los siguientes términos, cuyo sentido lo aclaramos poniendo unas palabras entre paréntesis.
«Como a la cuarta (raza) la componían cuerpos rojo-amarillos que se aclaran en castaño- blancos, así la Quinta se disolverá en blanco-castaños (las razas blancas se harán gradualmente, más morenas). Los sextos y séptimos Manushi (¿hombres?) nacerán adultos, no conocerán la vejez, aunque sean muy longevos. Como las (eras) Krita, Treta, Dvapara y Kali han ido decreciendo, cada una, en excelencia (física y moral); así el Dvapara, Treta y Krita ascendentes aumentarán en toda excelencia. Como la vida humana duraba 400 (años en la primera era o Krita Yuga); 300 (años en Treta); 200 (en Dvapara) y 100 (en la era Kali actual); así en la próxima (Sexta Raza, la edad natural humana) aumentará (gradualmente) llegando a 200 años, luego a 300 y 400 (en los últimos dos yugas).»
Por lo tanto, lo antes dicho nos indica1 que las características de la raza posterior a la nuestra son: una piel más morena, un período infantil y de vejez más breve o, en otras palabras: un crecimiento y un desarrollo que, en la edad actual, parece casi milagroso (para el profano).
No sólo las leyendas sagradas orientales presentan indicios acerca de la fisiología humana futura. La Biblia judía (Génesis, VI, 4) sugiere otro tanto cuando, al hablar de las razas antediluvianas (la tercera raza), nos dice: «En estos días, sobre la tierra había gigantes» y hace una diferencia neta entre «los hijos de Dios» y las «hijas del hombre.» Por lo tanto, para nosotros, Ocultistas creyentes en el conocimiento antiguo, estos ejemplos aislados de desarrollo prematuro son sólo muchas pruebas más, del fin de un ciclo y el comienzo de otro.
Theosophist, Enero de 1884 Nota
Las siete Rondas disminuyen y aumentan en sus respectivas duraciones; así como las siete razas. Entonces, las cuartas Rondas y también toda cuarta raza son las más breves; mientras la primera y séptima Ronda y la primera y séptima raza raíz son las más largas.
DESDE TIERRAS POLARES
–Una Historia de Navidad–
H.P. BLAVATSKY
Hace exactamente un año, durante las festividades de Navidad, un grupo numeroso se reunió en la casa de campo, o mejor dicho en el viejo castillo heredado de un rico terrateniente en Finlandia. Todavía quedaban en él muchos recuerdos de hospitalaria forma de vida de nuestros antepasados, preservéndose gran parte de las costumbres medievales, basadas en tradiciones y supersticiones mitad finlandesas y mirad rusas, importadas tardíamente por las mujeres propietarias de las costas del Neva. Los árboles de Navidad eran preparados y adornados para su uso ceremonial y se mantenían listos. En ese viejo castillo había lúgubres retratos comidos por gusanos de famosos ancestros, Caballeros y Damas, viejas torres abandonadas, con bastiones y ventanas Góticas, misteriosos callejones sombríos y oscuros e interminables sótanos, fácilmente transformados en pasajes subterráneos y cuevas, fantasmagóricas celdas para prisioneros, embrujadas por los inquietos fantasmas de los héroes de las leyendas locales. En síntesis, la vieja casa tenía diversos artículos para terrores románticos. ¡Pero diantres! Todo esto no sirvió de nada. En el siguiente relato estos viejos terrores dejaron de tener utilidad y fueron sustituidos por otros.
Su principal protagonista es un hombre ordinario y prosaico, llamémosle Erkler, si, Dr. Erkler, profesor de medicina, mitad-alemán por su Padre, completamente ruso por el lado de su Madre y por educación, era alguien que se veía de constitución pesada y un mortal ordinario. No obstante cosas muy extraordinarias le sucedieron.
Erkler, en cuanto conoció el mundo se convirtió en un extraordinario viajero, quien bajo su propio riesgo, acompañó más de una vez a uno de los más famosos exploradores en sus viajes alrededor del mundo.
Ambos se habían visto cara a cara con la muerte bajo insolaciones de los trópicos y el frió en las regiones polares. A pesar de todo esto, el Doctor hablaba sin menguar su entusiasmo acerca de los “anillos de invierno” en Groenlandia y Nueva Zembla, y acerca de las planicies desérticas en Australia donde almorzó canguro, cenó emú, y casi perece de sed durante un recorrido sin agua que les tomo 40 horas realizar.
«Si,» El acostumbraba a remarcar, «he experimentado casi todo, salvo lo que ustedes describen como sobrenatural….Esto, claro sin tomar en cuenta cierto evento extraordinario en mi vida- un hombre que conocí, de quien les comentare
ahora mismo y es…sin duda muy extraño, debo agregar algunos resultados inexplicables.»
Ante la ruidosa demanda para que explicara esto, el Doctor fue forzado a alzar la voz, y así empezó su historia.
«En 1878 nosotros fuimos obligados a pasar el invierno en la costa noroeste de Spitzbergen. Habíamos intentado encontrar nuestro rumbo durante el corto verano hacia el polo, pero como de costumbre el intento había sido un fracaso, a causa de los témpanos y después de varios infructuosos esfuerzos, tuvimos que rendirnos. Tan pronto nos establecimos la noche polar descendió sobre nosotros, nuestros vapores fueron atracados congelados entre los bloques de hielo en el Golfo de Mussel, así nos encontramos excluidos por ocho largos meses del mundo viviente…yo confieso, de mi parte que por una ocasión me sentí al principio terriblemente. Nos llegamos a sentir especialmente desanimados cuando una noche de tormenta huracanada dispersó un montón de materiales preparados para nuestras construcciones de invierno, y nos privo de 40 venados de nuestra manada. El hambre como perspectiva no es un incentivo para el buen humor y con los venados que perdimos el mejor plat de resistance en contra de las heladas polares, los organismos humanos en este tipo de clima reclaman un incremento de calor y comida sólida. Sin embargo, estábamos finalmente reconciliados con nuestra pérdida, incluso hasta nos acostumbramos a la comida local realmente mas nutritiva-focas y grasa de focas. Nuestros hombres construyeron con los maderos que sobraban una casa cuidadosamente dividida en dos compartimentos, uno para tres profesores y yo, y el otro para ellos, y algunos cobertizos de madera fueron construidos para propósitos meteorológicos, astronómicos y magnéticos, incluso añadimos un establo protegiendo a los pocos venados que quedaron. Y así empezaron la serie de monótonos días y noches tan bajos de luz, que apenas se podían distinguir unos de otros. Excepto a través de sombras grises-oscuras. ¡A veces, “la nostalgia” en la que nos sumergíamos era espantosa! Habíamos planeado enviar a casa dos de los tres vapores en Septiembre, pero lo prematuro e imprevisto de las formaciones de paredes de hielo alrededor de ellos frustraron nuestros planes; y ahora, con la tripulación entera en nuestras manos, teníamos que economizar aun más nuestras exiguas provisiones, combustible y luz. Las lámparas eran usadas solamente para propósitos científicos: el resto del tiempo nos teníamos que contentar con la luz de Dios- la luna y las auroras boreales……pero como describir estas espléndidas, e incomparables luces del norte!
Anillos, flechas, gigantescas conflagraciones de acertadas divisiones de rayos de lo mas vívido y variados colores. Las noches de luna de Noviembre fueron estupendas. El juego de los destellos lunares en la nieve y en las rocas congeladas de lo más llamativo. Estas fueron noches de hadas.
“Bueno, una noche de esas- o a la mejor pudo haber sido un día de ésos, de lo que deduzco, ahí por finales de Noviembre y hacia la mitad de Marzo no tuvimos crepúsculos del todo, para distinguir uno del otro-
De súbito espiábamos en el juego de los destellos de colores que en ese momento estaba proyectando un matiz rosa dorado en los claros de la nieve, una mancha que se movía….esta creció, y parecía que se dispersaba a medida que se acercaba a nosotros. Que significaba esto?…esto parecía como una manada de ganado, o un grupo de vivientes, trotando sobre el desierto nevado…..Pero estos animales se parecían a cualquier otra cosa. Entonces que era esto?…..seres humanos?
“No podíamos creerle a nuestros ojos. Sí, un grupo de hombres se acercaba a nuestra morada. Parecían ser cerca de cincuenta cazadores- de foca, guiados por Matiliss, un bien conocido marinero veterano de Noruega. Ellos fueron sorprendidos por los témpanos de hielo, así como nosotros.
“¿Cómo supieron que estábamos aquí?” preguntamos.
“El Viejo Johan, este antiguo amigo, nos mostró el camino”-ellos contestaron, señalando aun venerable-anciano de apariencia blanca como la nieve.
Verdaderamente, observando la apariencia de su viejo guía, sería mejor que él estuviera en casa cerca del fuego que cazando focas en las tierras polares con hombres más jóvenes. Y así se los dijimos, y aun nos sorprendimos como él había sabido de nuestra presencia en este reino de osos blancos. Matiliss y sus compañeros sonrieron, asegurándonos que el ‘viejo Johan’ sabía todo. Ellos remarcaron que nosotros debíamos de ser novicios en las fronteras polares, ya que estábamos completamente ignorantes sobre la personalidad de Johan y podíamos maravillarnos de cualquier cosa que se dijera de él.
“Desde hace cuarenta y cinco años” dijo el cazador principal, “que he estado atrapando focas en los Mares Polares, y tan lejos como puede ir mi memoria, siempre lo he conocido justo como el es ahora, un viejo de blanca barba. Y más atrás aún, en los días en que yo acostumbraba ir al mar cuando niño, mi padre acostumbraba hablarme sobre el mismo
viejo Johan, y el añadió que su padre y su abuelo también, habían conocido a Johan en su niñez, ninguno de ellos lo había visto de otra forma mas que blanco como nuestra nieve. Y como nuestros ancestros lejanos lo habían apodado “la cabellera-blanca que todos conocen” de esta manera hacemos nosotros, los cazadores de focas, le llamamos así hasta el día de hoy.’
“Quiere usted hacernos creer que el tiene doscientos años?”-nos reímos.
“Algunos de nuestros marineros rodearon al fenómeno de la cabellera-blanca atenazándolo con preguntas.”
“¡Abuelo! Contéstanos, ¿cuantos años tienes?”
“Realmente ni siquiera yo lo se, hijitos. Yo vivo tanto como Dios ha decretado que lo haga, pero mis años, nunca los he contado.”
“Y abuelo como supo usted, que estábamos invernando en este lugar?” “Dios me guió. Como supe esto, no lo sé, salvo que Yo lo sabía. Yo sabía esto.”
Collected Writings Vol. XIII
Deseo Purificado
H.P. BLAVATSKY
Cuando el deseo se da en relación a algo puramente abstracto –cuando pierde todo el trazo o vestigio del “YO” – se torna puro.
El primer paso para esta pureza es matar el deseo de cosas materiales, puesto que éstas pueden apenas ser disfrutadas por la personalidad separada.
El segundo es terminar de desear para sí mismo abstracciones como poder, conocimiento, amor, felicidad o fama; pues al final no pasan de ser egoísmo.
La propia vida enseña estas lecciones; pues todos estos objetos de deseo se volverán polvo en el momento de su consecución. Aprendemos esto con la experiencia. La percepción intuitiva aprehende la verdad positiva de que la satisfacción es alcanzada apenas en el infinito; la voluntad torna esta convicción un hecho para la conciencia, hasta que finalmente todo el deseo esté centrado en lo Eterno.
(Lucifer, Vol. 1, n° 2, octubre de 1887, p. 133)
Diálogos de la Logia Blavatsky – Apéndice Los Sueños
Diálogos de la Logia Blavatsky – Apéndice Los Sueños
HPB
Disolución de la Orden de la Estrella
J. KRISNAMURTI
«Yo sostengo que la Verdad es un país sin caminos y no podéis acercaros a ella por ningún
sendero, cualquiera que sea, por ninguna religión, por ninguna secta. Este es mi punto de vista, que
mantengo de manera absoluta e incondicional. La Verdad, como carece de límites, como es
incondicionada, inasequible por ningún camino, cualquiera que sea, no puede ser organizada. No
deberían, pues formarse organizaciones para llevar o incitar a los hombre a seguir un sendero
particular. Si desde el principio entendéis esto, veréis hasta qué punto es imposible organizar una
creencia. Una creencia es una cuestión puramente individual y no podéis ni debéis organizaria. Si lo
hacéis, resulta algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, en una secta, en una religión que
hay que imponer a los demás. Esto es lo que todo el mundo trata de hacer. La Verdad se estrecha así
y se transforma en un juquete para los débiles, para aquellos cuyo descontento sólo es momentáneo.
La Verdad no puede rebajarse; es el individuo quien tiene que hacer el esfuerzo para ascender hasta
ella. No podéis troer al valle la cumbre de la montaña. Si queréis alcanzar la cumbre tenéis que pasar
porel valle, trepar por las escarpas hacia la Verdad; ella no puede rebajarse u organizarse para
vosotros. El interés por las ideas se mantiene principamente por las organizaciones, pero las
organizaciones solo despiertan un interés extemo. El interés que no nace del amor a la Verdad misma
sino que se despierta por una organización, no vale nada. La organización se convierte en un
amazón, dentro de la cual los miembros se ajustan convenientemente. Ya no se esfuerzan en buscar
la Verdad o la cumbre de la montaña, sino más bien se labran un nicho a propósito para ellos, en el
que se colocan o se hacen colocar, pensando que de este modo la organización los conducirá a la
Verdad.»
J. Krishnamurti
.
Disolución de la Orden de la Estrella.
El Arbol Sagrado de Kum Bum
H.P. BLAVATSKY
El Arbol Sagrado de Kum Bum apareció en:
(The Sacred Tree of Kumbum, The Theosophist, marzo de 1883) [Artículo de H. P. Blavatsky]
Reivindicando la veracidad de lo que dijo el Abate Huc, que fue puesto en entredicho por un visitante más reciente del monasterio de Kum Bum, Huc un misionero Lazarista, en su Viajes en la Tartaria, el Tibet y la China; escribió que había visto aparecer caracteres tibetanos perfectos en las hojas de un Árbol que, según la leyenda, había brotado de la cabellera de Tsong-ka-pa HPB puntualiza que las inscripciones que crecían en las células y en los tejidos de las hojas eran en Sensar.
El Arbol Sagrado de Kum Bum
Hace 37 años, dos misioneros lazaristas valientes, miembros de la Misión Católica Romana establecida en Pekín, emprendieron la hazaña desesperada de penetrar en el territorio del Tibet, llegando hasta Lhassa, para predicar el cristianismo entre los budistas sumidos en la ignorancia. Se llamaban Huc y Gabet; la narrativa de su viaje muestra su valentía y entusiasmo extremos. El volumen más interesante apareció en París, hace más de 30 años y, desde entonces, se tradujo al inglés dos veces y, quizá, a otros idiomas. En esta coyuntura no nos importan sus méritos generales; sino que limitaremos nuestra consideración a la parte del libro ( Vol. II, pago 84, de la edición americana de 1852) donde el autor, Huc, describe el maravilloso «Arbol de las diez mil Imágenes», que ellos vieron en la Lamasería o Monasterio de Kum Bum o Koun Boum.
Huc nos dice que, según la leyenda tibetana, cuando la madre de Tsong-Ka-pa, el famoso reformador budista, lo entregó a la vida religiosa, siguiendo la tradición: «cortó su pelo y lo arrojó. Donde cayó, nació un árbol, cuyas hojas llevaban inscritos caracteres tibetanos.» La traducción inglesa de Hazlitt (Londres 1856) es más literal (aunque no sea la exacta) versión del original. Sin embargo, hemos entresacado ( Pag.324-6.) los siguientes particulares interesantes:
Sobre cada una de las hojas, transpiraban caracteres tibetanos bien formados. Todos eran verdes, algunos más oscuros y algunos más claros que la hoja misma. Nuestra primera impresión fue sospechar un fraude por parte de los Lamas; pero, al examinar minuciosamente todo detalle, no pudimos descubrir el más mínimo engaño. A nuestro juicio, todos los caracteres nos parecieron parte integrante de la hoja, recorridos por las mismas venas y nervios. La posición no era la misma en todas. En unas hojas los caracteres se encontraban en la parte superior, en otras en el medio y, en otras más, en la base o a un lado. Las hojas más jóvenes representaban los caracteres sólo en un estado de formación parcial. También la corteza y las ramas, que se parecen a las de un árbol
ordinario, están cubiertas con estos caracteres. Si se remueve un trozo de la vieja corteza, la nueva, que está detrás, exhibe los bosquejos individuales de los caracteres en un estado embrionario y, lo que es particular, a menudo, estos nuevos caracteres son distintos de los que remplazan. A nuestro juicio, el árbol de las Diez mil Imágenes era vetusto. Su tronco, que tres hombres casi no podían abrazar, no supera los ocho pies. Las ramas, en lugar de crecer hacia arriba, se expanden en la forma de un penacho de plumas particularmente densas, algunas están muertas. Las hojas son siempre verdes y la madera, que es de un tinte rojizo, emite un aroma exquisito, similar a la canela. Los Lamas nos informaron que, durante el verano, alrededor de la octava luna, el árbol produce flores rojas gigantescas y extremadamente hermosas.
El mismo abate Huc, describe lo antedicho más enfáticamente. «Estas letras son tan perfectas que los caracteres tipográficos de Didot, no tienen nada que las supere.» Que el lector tenga presente tal afirmación, porque tendremos ocasión de recurrir a ella.
El vio en las hojas, no sólo simples letras; sino: «oraciones religiosas» ¡que la naturaleza había auto impreso en la clorofila, en las células y en la fibra de madera! La superficie, interna y externa, estrato tras estrato, de las hojas, las ramitas, las ramas y del tronco, estaban inscritos por las letras maravillosas y no había dos caracteres idénticos, superpuestos. «No se imaginen que estos estratos sobrepuestos repitan la misma impresión. Al contrario; ya que, al levantar cada hoja, se nos presenta un tipo distinto. ¿Cómo es posible, entonces, sospechar un fraude? Me he esmerado, en esa dirección, para descubrir la más mínima huella de asechanza humana y mi mente, desconcertada, no pudo encontrar la más pequeña sospecha.»
¿Quién dice esto? Un devoto misionero cristiano que fue intencionalmente al Tíbet con el objeto de probar que el Budismo era falso y el Cristianismo verdadero; por lo tanto, se hubiera aferrado, ansiosamente, a la más mínima prueba que corroborase su posición, exhibiéndola delante de los oriundos. En Tíbet, él vio otras maravillas y las describe; aunque la edición americana las omite y algunos de sus críticos ortodoxos más viscerales, las atribuyen al diablo. En Isis sin Velo, especialmente en el primer volumen, (versión inglesa), se describen y se discuten algunos de estos prodigios, tratando de mostrar su reconciliación con la ley natural.
El tema del árbol de Kum Bum ha vuelto a nuestra mente gracias a una reseña en la revista Nature, por A. H. Keane, sobre la Relación, recientemente publicada, de Herr Kreitner, acerca de la expedición al Tíbet en 1877-80, por parte del Conde Szechenyi, un noble húngaro.
El grupo dio un paseo de Siningfu hasta el monasterio de Kum Bum: «con el propósito de verificar el relato extraordinario de Huc acerca del famoso árbol de Buda. No encontramos ninguna imagen [del Buda en las hojas] ni las letras, sino una sonrisa burlona en los labios del anciano sacerdote que nos guiaba. Al contestar a nuestras preguntas, nos dijo que, hace mucho tiempo, el árbol producía realmente hojas con la imagen de Buda; sin embargo, ahora, tal prodigio ocurría raramente. Sólo unos pocos hombres, favorecidos de Dios, tuvieron el privilegio de descubrir tales hojas.»
Para este testigo, lo antes dicho es suficiente: a un sacerdote budista, cuya religión le enseña que no hay personas favoritas por algún Dios, que no existe un ser tal que llamamos Dios que otorga favores y que cada ser humano cosecha lo que siembra, ni más ni menos, se le hace decir tal insensatez. ¡Esto muestra lo que vale el testimonio de este explorador para su adorada ciencia escéptica! Sin embargo, parece que hasta el sacerdote, con la sonrisa burlona, les haya dicho que los hombres buenos pueden ver y, en realidad, ven las maravillosas hojas con las letras; entonces, Herr Kreitner, a pesar de sus esfuerzos, avala, en lugar de desacreditar, la narrativa del abate Huc. Si nunca hubiéramos podido verificar, personalmente, la veracidad de la historia, deberíamos admitir que las probabilidades facilitan su aceptación; ya que los peregrinos han llevado las hojas del árbol Kum Bum a todo rincón del imperio chino (hecho reconocido aun por Herr Kreitner); por lo tanto, si todo el asunto era un fraude, los adversarios chinos contra el budismo, cuyo nombre es Legión, lo hubieran denunciado sin piedad.
Además: la naturaleza ofrece muchas analogías que confirman lo descrito. Según se dice, ciertas conchas del Mar Rojo tienen impresas las letras del alfabeto hebraico y sobre ciertos saltamontes son visibles las del alfabeto inglés. Además en la revista The Theosophist, Vol. 11., pago 91, un corresponsal inglés traduce un relato de Sheffer, titulado Luz y más Luz, que habla de las características particulares de ciertas mariposas alemanas (Vanissa Atalanta) que llevan inscritas las cifras del año 1881. Los muebles de los entomólogos modernos pululan con ejemplares que muestran que la naturaleza produce, continuamente, animales con características miméticas, asumiendo el aspecto de vegetales. Por ejemplo: hay orugas que se parecen a la corteza de un árbol, al musgo o a ramas muertas, e insectos que no pueden distinguirse de las hojas verdes, etc. Hasta las rayas del tigre es mimetismo de los tallos de la hierba de la jungla donde él hace su guarida.
Todos estos hechos separados contribuyen a que la historia de Huc del árbol Kum Bum, sea un hecho probable; ya que muestran que la misma naturaleza, sin intervención milagrosa, es capaz de producir vegetales en la forma de caracteres legibles. Esto es también el punto de vista de otro corresponsal de Nature, W. T. Thiselton Dyer, quien, en el número del 4 de Enero de esta estimable revista, después de sumar las pruebas, llega a la conclusión de que: «en el tiempo de Huc, hubo un árbol cuyas hojas llevaban inscritos ciertos caracteres, sin embargo, la imaginación del piadoso abate, lo indujo a asociarlos a las letras tibetanas.» ¿Piadoso? Deberíamos recordar que su testimonio no procedía de un piadoso y crédulo budista tibetano, sino de un enemigo abierto de esa fe, M. Huc, quien se fue a Kum Bum para denunciar el fraude y que se esmeró «en esa dirección, para descubrir la más mínima huella de asechanza humana«; sin embargo, su mente desconcertada: «no pudo encontrar la más pequeña sospecha.»
Así, hasta que Herr Kreitner y Dyer puedan mostrar que el cándido motivo del Abate era el de mentir en detrimento de su religión, debemos exonerarlo de los acusados, considerándolo un testigo irrecusable e importante. Sí; el árbol de las letras tibetanas es un hecho, además, las inscripciones en las células de las hojas están en Sensar o el idioma sagrado usado por los Adeptos y, en su totalidad, constituyen todo el Dharma del budismo y la historia del mundo.
En lo que atañe a alguna similaridad fantástica con caracteres alfabéticos reales, la confesión de Huc, según el cual son tan hermosamente perfectos: «que los caracteres tipográficos de Didot (famosa tipografía parisiense) no tienen nada que los supere«,
dirime la cuestión de manera perentoria. Con respecto a la aserción de Kreitner, que el árbol pertenece a la especie de lila, la descripción que Huc hace del color, de la fragancia de canela emitida por su madera, y de la forma de las hojas, lo confirman sin duda.
Quizá, el viejo monje burlón conocía el mesmerismo común y «biologizó» al grupo del Conde Szechenyi, haciéndole ver y no ver, lo que a él se le antojaba, así como el difunto profesor Bushell hizo imaginar, a sus sujetos indos, cualquier cosa que él desease que vieran.
De vez en cuando, uno incurre en tales «bromas.»
El arte de vivir: Descubrir la armonía, la creatividad y la felicidad | Padmanabhan Krishna, Ph.D.
El objetivo de todo arte es transmitir una sensación de belleza. Esta belleza surge cuando todos los elementos están en armonía y en la proporción adecuada. Esto se aplica a la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y el diseño. No hay ningún libro ni manual de instrucciones que pueda enseñar esa armonía y equilibrio; se aprende por ensayo y error. Cuando se alcanza la belleza, se crea alegría en la conciencia del observador. Esto también es cierto en la vida humana y en todas nuestras relaciones, no sólo con las personas, sino también con la propiedad, el trabajo, la Naturaleza, el placer y con uno mismo. Requiere una mezcla armoniosa de los aspectos físicos, intelectuales, emocionales y espirituales de la vida. Aprender a alcanzar este equilibrio no puede aprenderse de un libro ni de un profesor. Ese aprendizaje es el arte más elevado: el arte de vivir. En esta conferencia, el profesor Padmanabhan Krishna se basa en las enseñanzas de Krishnamurti y otros para ayudarnos a descubrir el arte de vivir por nosotros mismos, abordando la vida con una mente de aprendizaje en lugar de una mente de logro. La sabiduría es un subproducto de ese aprendizaje, y es esencial para llevar una vida armoniosa, creativa y feliz.
El profesor Padmanabhan Krishna es patrono de la Fundación Krishnamurti India. Ha escrito artículos y libros sobre diversos temas relacionados con las enseñanzas de J. Krishnamurti, y ha pronunciado conferencias sobre educación, ciencia y sociedad en todo el mundo. Es científico honorario y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de la India, en Nueva Delhi, y de la Academia de Ciencias de la India, en Bangalore. Antes de incorporarse a la Fundación Krishnamurti en la India, fue profesor de Física en la Universidad Hindú de Banaras, donde ejerció como docente durante 24 años. Es especialista en física del estado sólido con especialidad en cristalografía de rayos X. Sus conferencias pueden leerse en www.pkrishna.org. El profesor Krishna ha publicado recientemente un libro sobre Krishnamurti y sus enseñanzas titulado A Jewel on a Silver Platter: Recordando a J. Krishnamurti.
EL AUTOCONOCIMIENTO
H.P. BLAVATSKY
Lo primero que se necesita para obtener autoconocimiento, es llegar a estar profundamente consciente de la ignorancia, el sentir en cada fibra del corazón que uno se engaña incesantemente a sí mismo.
El segundo requisito es la convicción aún más profunda que tal conocimiento –el conocimiento intuitivo y cierto– puede obtenerse con esfuerzo.
El tercero y más importante es una determinación indomable para obtener y encarar ese conocimiento.
Ese tipo de conocimiento de sí no puede alcanzarse por lo que los hombres llaman ordinariamente “autoanálisis”. No se logra por razonamiento o por ningún proceso cerebral; ya que es el despertar a la conciencia de la naturaleza Divina del hombre. El obtener este conocimiento es un logro más grande que el de regir los elementos o conocer el futuro.
EL CONOCIMIENTO DE SÍ
(Self-Knowledge, Lucifer, oct. 1887)
El camino hacia adelante de la humanidad
El camino hacia adelante de la humanidad
Radha Burnier