16 de Septiembre – Comprender el proceso de nuestro pensar

Comprender el proceso de nuestro pensar
Supongamos que usted jamás hubiese leído un libro, religioso o filosófico, y tuviera que descubrir el sentido,
el significado de la vida. ¿Cómo procedería al respecto? Suponga que no hubiese Maestros, ni organizaciones
religiosas, ni el Buda, ni Cristo, y usted tuviera que empezar desde el principio, ¿cómo emprendería esa tarea?
Ante todo, tendría que comprender su proceso del pensar, ¿no es así?, y no proyectarse a sí mismo, no proyectar
sus pensamientos hacia el futuro, creando a un Dios de su agrado; eso sería demasiado infantil. Así que primero
tendría que comprender el proceso de su propio pensar. Ése es el único modo de descubrir algo nuevo, ¿verdad?
Cuando decimos que el aprendizaje o el conocimiento es una traba, un obstáculo, no estamos incluyendo el
conocimiento tecnológico -cómo conducir un auto, cómo hacer funcionar una maquinaria- o la eficiencia que trae
el conocimiento. Tenemos en mente algo muy distinto: ese sentido de felicidad creadora que ninguna cantidad de
conocimiento o estudio puede traer consigo. Ser creativo en el más genuino sentido de esa palabra es estar libre de
instante en instante, porque el pasado es lo que continuamente ensombrece el presente. Aferrarse tan sólo a la
información, a las experiencias de otros, a lo que alguien ha dicho, por importante que sea, y tratar de aproximar a
eso la propia acción, todo ello es conocimiento, ¿verdad? Pero para descubrir algo nuevo, uno debe empezar por sí
mismo; debe emprender un viaje, haciéndolo completamente desnudo, en especial de conocimientos, porque es
muy fácil experimentar gracias a la creencia y al conocimiento; pero estas experiencias no son sino los productos
de nuestra propia proyección y, por lo tanto, son completamente falsas, irreales.

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