Un estado intemporal
Cuando hablo acerca del tiempo, no me refiero al tiempo cronológico, al tiempo del reloj. Ese tiempo existe y
debe existir. Si usted quiere tomar un autobús, si quiere llegar puntualmente al tren o a una cita el día de mañana
debe contar con el tiempo cronológico. Pero Existe un mañana, psicológico, un mañana que es el tiempo de la
mente? ¿Hay, en realidad, un mañana desde el punto de vista psicológico? ¿O el mañana es creado por el
pensamiento, debido a que éste ve la imposibilidad de cambiar directa e inmediatamente, y entonces inventa el
proceso de lo gradual? Veo por mí mismo, como ser humano, que es tremendamente importante dar origen a una
revolución en mi estilo de vida, en mi pensar y sentir, en mis acciones, y me digo: «Emplearé tiempo en ello;
mañana o dentro de un mes seré diferente». A ese tiempo me estoy refiriendo: a la estructura psicológica del
tiempo, del mañana, del futuro; y en ese tiempo vivimos. Ese tiempo -no el del reloj- es el pasado, el presente y el
futuro. Fui; eso es el ayer; el ayer opera a través del hoy y crea el futuro. Eso es bastante simple de entender. Hace
un año tuve una experiencia que dejó una huella en mi mente, y traduzco el presente de acuerdo con esa
experiencia, con ese conocimiento, esa tradición, ese condicionamiento; y así creo el mañana. Estoy preso en este
círculo. Esto es lo que llamamos vivir; esto es lo que llamamos tiempo.
El pensamiento, que es usted, con todos sus recuerdos, sus condicionamientos, sus ideas, sus esperanzas, su
desesperación, con la total soledad de la existencia, todo eso es tiempo […]. Y para comprender el estado
intemporal, cuando el tiempo se ha detenido, uno debe investigar si la mente puede estar por completo libre de
toda experiencia, la cual pertenece al tiempo.
