OCTUBRE
El tiempo
La percepción
El cerebro
La transformación
La solución no se encuentra en el tiempo
Todas las religiones han sostenido que el tiempo es necesario -me refiero al tiempo psicológico-. El cielo está
muy lejos, y uno puede llegar a él sólo a través del proceso gradual de la evolución, de la represión, del
crecimiento, o de la identificación con un objeto, con algo superior. Nuestro interrogante es si resulta posible
liberarse del miedo inmediatamente. De lo contrario, el miedo engendra desorden; el tiempo psicológico origina
invariablemente, dentro de nosotros, un desorden extraordinario.
Estoy cuestionando toda la idea de la evolución, no la del ser físico, sino la del pensamiento, el cual se ha
identificado con una forma particular de existencia en el tiempo. Es obvio que el cerebro ha evolucionado en el
tiempo para llegar a la etapa actual, y puede seguir evolucionando, expandiéndose aún más. Pero, como ser
humano, he vivido durante cuarenta o cincuenta años en un mundo compuesto de toda clase de teorías, conflictos y
conceptos, en una sociedad donde la codicia, la envidia y la competencia han engendrado guerras. Yo formo parte
de todo eso. Para un hombre que sufre, no hay ningún sentido en recurrir al tiempo buscando una solución, en
evolucionar lentamente, como ser humano, durante los próximos dos millones de años. Tal como estamos
constituidos, ¿podemos liberarnos del miedo y del tiempo psicológico? El tiempo físico tiene que existir; no
podemos evadirnos de ese tiempo. La cuestión es si el tiempo psicológico puede originar orden no sólo dentro del
individuo, sino también orden social. Formamos parte de la sociedad, no estamos separados de ella. Donde hay
orden en un ser humano, es inevitable que haya orden social externamente.
