No hay camino alguno que nos conduzca a la verdad, y no hay dos verdades. La verdad no es del pasado ni
del presente, es intemporal; y el hombre que cita la verdad del Buda, de Shankara, de Cristo, o aquel que
meramente repite lo que yo digo, no encontrará la verdad, porque la repetición no es la verdad. La repetición es
una mentira. La verdad es un estado del ser que surge cuando la mente que busca dividir, ser exclusiva, que sólo
puede pensar en términos de resultados, de logros, ha llegado a su fin. Sólo entonces existirá la verdad. La mente
que hace esfuerzos que se disciplina a fin de lograr un objetivo, esa mente no puede conocer la verdad, porque el
objetivo es su propia proyección, y el hecho de perseguir esa proyección, por noble que sea, es una forma de culto
de sí misma. Un ser así es un ególatra y, por lo tanto, no puede conocer la verdad. La verdad es para conocerse
sólo cuando comprendemos el proceso total de la mente, es decir, cuando no luchamos