La activa mente quieta
La mente que de veras está quieta, es asombrosamente activa, fuerte, vital; lo es en sí, no con respecto a nada
en particular. Sólo una mente así se halla libre de lo verbal, de la experiencia, del conocimiento. Una mente así
puede percibir lo verdadero, una mente así tiene percepción directa, la cual está más allá del tiempo.
La mente puede estar en silencio sólo cuando ha comprendido el proceso del tiempo, y eso requiere
vigilancia, ¿no es cierto? Una mente así, ¿no debe, acaso, ser libre? No estar libre de algo, sino ser libre. Sólo
conocemos la libertad con respecto a algo. Una mente que está libre de algo no es una mente libre; esa libertad con
respecto a alguna cosa es sólo una reacción, y eso no es libertad. Una mente que busca la libertad jamás es libre.
Pero la mente es libre cuando comprende el hecho tal como es, sin interpretarlo, sin censurarlo; y, siendo libre, una
mente así es inocente, aunque viva 100 días, 100 años y tenga todas las experiencias posibles. Es inocente porque
es libre, no libre de algo, sino libre en sí misma. Sólo una mente semejante puede percibir lo verdadero, lo que está
más allá del tiempo