TALLERES DE MEDITACIÓN EN LA PRISIÓN

Viernes 25 de abril 2025.

Tras otra ausencia física en nuestros acercamientos por no haber podido acudir la semana pasada, nuestro corazón permanece presente en los corazones de nuestros hermanos. Estas visitas nos conectan al corazón del mundo, y este corazón está presente por doquier. Hoy lo hemos visto a la entrada de la prisión donde hemos coincidido con un grupo de seis grandes mujeres, la mayor de no más de veinte años, todas ellas sonrientes, contentas, para nada asustadas de ir a realizar un taller sobre psicología de las emociones.

Sus rostros nos confortaron, nos animaron que es tanto como decir que nos hicieron partícipes de su amor y capacidades. Efectivamente hay una labor que hacer de desdramatizar y humanizar estos encuentros con los hermanos que experimentan su vida entre barrotes. Hoy también hemos estado de celebración porque un hermano que acudía por vez primera al taller nos confesó antes de comenzarlo que necesitaba algo especial para celebrar el cumpleaños de su hijo Necesitaba tornar su tristeza en alegría. Y así lo hicimos con la ayuda de un pequeño vídeo de apenas dos minutos que nos mostró el poder de las palabras, cómo cambiar unas palabras por otras, queriendo decir lo mismo, tienen un impacto y cualidad diferentes.

Todos hemos reflexionado y aportado lo mejor de nosotros mismos y hemos celebrado que hoy nos reuníamos como si fuera la primera vez. De trece hermanos sólo dos nos eran conocidos, el resto nuevos rostros de Dios en los que poder contemplarle y alabarle. Hemos visto con los ojos del corazón lo que un hermano nos recordaba, esas sabias palabras del “Principito” que afirmaba que “lo esencial es invisible a los ojos…”. Y esta esencialidad, esta invisibilidad la hemos palpado en los latidos de nuestras oraciones e invocaciones, en las que de modo especial hemos pedido por el hijo de nuestro hermano, porque hoy todos celebrábamos el cumpleaños de nuestro hijo.

El abrazo final ha sido el regalo de cumpleaños dedicado a todos los seres humanos, y a ese Maestro Jesús que nos recuerda en presente que no hay mejor regalo que el amarnos los unos a los otros.

Jesús Iglesias

Orden Teosófica de Servicio – OTS

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