No solo los seres humanos, sino también los animales, especialmente los salvajes, deben estar a salvo de los accidentes ferroviarios y de tráfico.
Los trenes y los vehículos deben reducir la velocidad al pasar por zonas boscosas, especialmente de noche.
Los animales también necesitan protección contra la
electrocución. Las descargas de alta tensión provocan quemaduras, daños en los nervios, contracciones musculares y la muerte.
