En esta ocasión os ofrezco lo que Annie Besant decía acerca de El Servicio, pues lo considero de vital importancia en la vida teosófica bien vivida:
¿Cómo puedo servir mejor al mundo?
Comienza por tu propia familia, los que están más cercanos a ti, a los que ves día tras día, con quienes continuamente puedes practicar el servicio. Ampliar el servicio gradualmente del círculo de la familia a los que son tus camaradas más próximos en tu vida ordinaria y así abarcar círculo tras círculo, ampliando cada uno más que el anterior te aproximarás más al ideal del mundo, aunque no sea una adquisición más allá de la de otros salvo los más altamente desarrollados de nuestra raza, los grandes rishis que configuran el gobierno del mundo. Considerándolo desde un punto de vista práctico podemos formar el hábito del amor y del servicio.
Si se desea no solamente llevar a cabo un gran servicio de vez en cuando (pues un gran servicio nos llega pocas veces en la viuda a la mayoría de nosotros) es necesario crear el hábito del servicio que solamente se puede obtener por medio de la práctica diaria y continuada hasta que el impulso espontáneo de pensar y actuar de una forma en particular pueda convertirse en lo más útil y más noble que podamos llegar a ser en nuestra vida mortal. Puedo decir que las grandes oportunidades nunca le llegan a uno a no ser que se practique la más ínfima oportunidad que nos llegue cada día en la vida.
De La vida teosófica
La vida teosófica debe de ser una vida de servicio. A no ser que sirvamos no tenemos derecho a vivir. Vivimos por el constante sacrificio de otras vidas en cualquier lado y debemos pagarlo. Si no es así se cumple la frase que dice; “no somos más que ladrones si no pagamos lo recibido”. El servicio es el gran iluminador. Cuanto más servimos más sabios nos hacemos pues aprendemos la sabiduría no por el estudio sino viviendo. Hay un sentido en el cual el siguiente dicho es perfectamente verdad; “El que cumpla la Voluntad conocerá la doctrina”. Vivir la vida de servicio aclara la atmósfera mental de los tergiversadores fuegos del prejuicio la pasión y el temperamento, sólo el servicio hace al ojo simple de forma tal que todo el cuerpo esté lleno de luz y solamente los que sirven son los que viven verdaderamente.
El ideal teosófico debe permear el ser de cada uno de nosotros pues según la cantidad que damos en servicio a otros podemos reclamar el servicio de Aquellos que están más elevados que nosotros. Los que sirven a la humanidad sirven en proporción a los servicios ofrecidos. Ellos están capacitados para enviar vida en objetos que la llevarán a todas partes y la distribuirán y Ellos tratan de servir a la humanidad, a los que cuyas vidas sirven ya durante largo tiempo a la raza.
No quiero significar por servicio los grandes actos de servicio realizados por un mártir o un héroe. Donde quiera se sirva a un hombre o a una mujer, se sirve a la raza. Servimos a la raza sirviendo a nuestro vecino más cercano y podemos glorificar cualquier pequeño acto de servicio al ver tras el receptor el ideal: “al servirte sirvo a la raza y tú eres la mano de la raza”.