“Si existe una conexión entre el batir de las alas de una mariposa en un continente y olas gigantes en otro, ¿qué decir del efecto de los pensamientos, de los sentimientos y de las intenciones que se proyectan a través del tiempo y del espacio?”
No soy científica, pero la ciencia, particularmente la física cuántica, me intriga. Recientemente me encontré con un libro titulado Entangled Minds, de Dean Radin, científico sénior del Institute of Noetic Sciencies, de Petaluma, California, que aventa la tesis de que el concepto de entrelazamiento en la teoría cuántica puede explicar las facultades psíquicas y los fenómenos parapsicológicos. Me sentí suficientemente animada para sugerir que ese concepto muy bien se podría aplicar a un antiguo principio conocido y aceptado por innumerables tradiciones espirituales – la ley del Karma.
Radin señala, al principio del libro, que existen “dos maneras de estupidez: la estupidez pura y simple y la mentalidad deficiente”. Para evitar ser categorizada de una u otra manera, propongo tratar cautelosamente algunos aspectos inexplorados del karma, presentando más preguntas que respondiéndolas de manera categórica.
Para comenzar, ¿qué es el entrelazamiento? La palabra fue usada por el célebre físico Erwin Schrödinger para describir la persistente conexión entre partículas separadas, independientemente de la distancia. La famosa declaración de Einstein de que el entrelazamiento es “la acción fantasmagórica a distancia” tal vez explique mejor el fenómeno. ¿Podría suceder que las conexiones persistan no tan solo a lo largo de grandes extensiones de espacio, sino también en largos periodos de tiempo?
Se sabe que en el concepto de reencarnación está implícita la comprensión de cómo las existencias pasadas influencian la presente. La doctrina budista de los skandhas (agregados),por ejemplo, explica como las características de una personalidad persisten a lo largo del tiempo y del espacio para influenciar o constituir la personalidad de la vida siguiente. Más allá de la necesidad de ofrecer explicaciones sobre como las vidas pasadas podrían ser responsables de las actuales trazas, tendencias o capacidades de la personalidad, existen otras cuestiones surgidas por el entrelazamiento, si osamos aplicar ese concepto a acciones metafísicas como karma y renacimiento.
En principio, por ello, coloquemos esas dos ideas karma y reencarnación – en un contexto más amplio. Esos conceptos se tornan significativos cuando concebimos el universo como un organismo simple, compuesto de un gran número de organismos menores, todos interconectados en una inmensa variedad de grados de conciencia y de desarrollo. El propio universo está pasando por un gran proceso evolutivo, una evolución de consciencia. Ese proceso es progresivo, moviéndose rumbo a una meta espiritual que podríamos definir como una “auto revelación de lo Absoluto”. La entidad humana individual debe ser una parte activa y autoconsciente de ese proceso, y una mejor vida humana es aquella que promueve la evolución de todo rumbo a su meta última.
El proceso evolutivo y ordenado, intencional y, en el sentido más verdadero, legítimo. H. P. Blatvasky define karma como “la ley mayor del universo, la fuente, origen y manantial de las demás leyes que existen en toda la naturaleza. Karma es la ley infalible que ajusta el efecto a la causa en los planos físico, mental y espiritual de la existencia. Como ninguna causa permanece sin su debido efecto, de mayor a menor, desde la perturbación cósmica al movimiento de su mano, es como lo semejante produce lo semejante, el karma es aquella ley invisible y desconocida que sabía, inteligente y equitativamente ajusta cada efecto a su causa, remontando esta última a aquel que la produjo” (La Clave de la Teosofía). Conforme expresó uno de los Maestros de Blatvasky, “reconocemos tan solo una ley en el universo, la ley de la armonía, y de perfecto equilibrio”.
Tal vez deberíamos hacer una pequeña pausa para considerar el uso del término “ley” con relación a karma, no obstante, es un principio inherente a la propia naturaleza del universo. Como Afirma el maestro antes citado “las leyes eternas son inmutables e increadas, surgidas de la eternidad”. O, como expresó un estudiante, “karma es la vestimenta de la naturaleza universal y eterna”. Es el modo de como el universo, y todo su contenido se comporta.
Si el karma es sencillamente inherente al modo de cómo el universo se comporta, y si el universo como un todo, es el palco de un proceso evolutivo rumbo a una meta ideal, los procesos que llamamos karma y renacimiento ofrecen oportunidades positivas para que alcancemos tanto el crecimiento como el desarrollo progresivo.
En otras palabras, cuando debidamente comprendido, el proceso no es retributivo, surgiendo de las acciones del pasado, sino que es educativo, utilizando las acciones pasadas y presentes en cualquier nivel – físico, emocional, mental, etc. – como aprendizaje para el desarrollo de capacidades y facultades para el futuro. Además, tanto el karma como la reencarnación son intencionales, son herramientas que promueven la evolución y la apertura de la consciencia. No
deben ser vistos como fardos a ser soportados, o como precio pagado por dolores y placeres pasados.
Flujos de energía
Posibilidad creativa y redentora
La doctrina del karma puede ser vista como crucial para la vida espiritual del individuo; cada uno responderá según el nivel de desarrollo espiritual alcanzado a lo largo de sucesivas encarnaciones. El karma, según ese punto de vista – es educativo, en vez de retributivo – debe ser comprendido como más de los actos que de los pensamientos, acciones o sentimientos en la vida de alguien, sino por encima de todo como la voluntad, la intención subyacente a todo lo que se hace en cualquier nivel de crecimiento espiritual.
Si reconocemos la importancia del aspecto volitivo del karma, el concepto asume una importancia moral y una fuerza providencial que apunta hacia una posibilidad creativa y redentora. No es una situación de tener una situación dolorosa o agradable, sino la lección implícita para nuestro crecimiento espiritual.
Cuando intentamos establecer las nociones de karma y reencarnación en el contexto mayor de una visión del mundo que postula una vida, una consciencia, una ley, podemos volver al concepto del entrelazamiento como una clave útil para desvelar alguno de los misterios de esos dos grandes principios. Si una conexión continúa existiendo entre dos partículas que anteriormente estaban juntas, pero que ahora están separadas, si existe conexión entre el batir de las alas de una mariposa en un continente y olas gigantes en otro, ¿qué decir del efecto de los pensamientos, de los sentimientos y de las intenciones que se proyectan a través del tiempo y del espacio? ¿Si todas las cosas están interrelacionadas y así permanecen, a pesar de las aparentes separaciones, entonces cómo distinguir las causas de lo que se considera que son los efectos? ¿No serán esas mismas causas efectos de causas previas? ¿Y no será todo ese vasto sistema cósmico sencillamente el hijo de un sistema previo, y padre del sistema siguiente? Lo que viene a la mente son las palabras usadas por Blatvasky en la apertura del misterioso texto Las Estancias de Dzyan, en las cuales ella basó La Doctrina Secreta. Traduciendo de una lengua desconocida, Blatvasky escribió que el universo estuvo más de una vez en estado de no existencia. Según Blatvasky, estamos en la “Cuarta Ronda” de la actual manifestación, lo que esto puede significar es que implique que todos pasamos por ello antes.
Tal vez una de las discusiones más fascinantes de H. P. Blatvasky al respecto de karma haya surgido en los dos últimos encuentros de la Logia Blatvasky de Londres, en 1889. Preguntaron si existe sufrimiento inmerecido, a lo que ella respondió:
“Frecuentemente existe sufrimiento debido a causas generadas por otras personas, de las cuales no tenemos ninguna culpa” Posteriormente agregó: “Muchas veces usted sufre por cosas que jamás cometió. Sencillamente bajo esa corriente sufre aquello que no es merecido. Entonces usted tendrá una bienaventuranza y una recompensa adecuadas”.
Durante aquella sesión, Blatvasky habló más sobre el tema de libre albedrío y otros aspectos del karma, inclusive accidente que llamaba “comas y punto y coma” de la existencia, agregando que no están “pre- organizadas”.
Una cuestión importante que surge naturalmente cuando consideramos el karma entrelazado es la extensión en la que existe el karma personal. Estamos todos acostumbrados a hablar de mi karma y de su karma, como si usted y yo estuviésemos tan completamente separados que ninguna relación existiese. No obstante, si todo lo que existe tiene raíces en el Uno, ¿no deberá existir algún tipo de relación, de modo que lo que yo hago, pienso o siento reverbere a través del tiempo y del espacio para afectar a todos los demás seres? ¿En un nivel bastante práctico, hasta qué punto es kármico que mi pequeña cuenta bancaria sea afectada por la crisis financiera global? O, para poner un ejemplo más útil, ¿si alguien a quien ni siquiera conozco está enfermo en estado terminal (sobre lo cual generalmente se piensa que es una condición kármica), hasta qué punto mis pensamientos de sanación le causan algún beneficio?
Muchas otras cuestiones surgen cuando consideramos las implicaciones de entrelazamiento. ¿Y si ese concepto provee por lo menos una posible explicación para los eventos psíquicos y para psíquicos, puede ser útil el considerar los principios universales como periodicidad y causalidad, o incluso fenómenos no causales. Ya que las condiciones continúan existiendo entre partículas materiales, aunque parezca que están separadas, lo que nos habla de corrientes que fluyen, las relaciones que siempre existen, entre aquello que yo considero ser yo mismo como entidad independiente y todos los demás seres en este universo maravilloso, por más separado que cada uno de ellos parezca estar y como quiera que sean vistos como bellos o feos?
Vivimos en un universo entrelazado; todos los comportamientos están sujetos a las mismas leyes. El karma es tan solo una expresión de esas leyes, la expresión singular que siempre busca armonía y equilibrio en cuanto trillamos el camino evolutivo de la consciencia, siempre en expansión, del hogar único hacia el Uno. Bienvenidos todos nuestros compañeros peregrinos, cualquiera que sea el nivel en el que estén – mineral, vegetal animal, humano, o adepto. Podemos parecer notas separadas en la gran sinfonía de la vida, más hágase sonar cualquier nota y las otras responderán. Sí, eso es karma.
Joy Mills. – Escritora, profesora y conferenciante. Fue vicepresidenta de la S. T. Internacional. Fue presidenta de la S. T. en Australia y en los EE. UU.
Sophia. Brasil. (Set. – Oct. 2.013)