Jiddu KRISHNAMURTI (1895-1986)

Jiddu KRISHNAMURTI (1895-1986)

He aquí tres cartas de J. Krishnamurti a los profesores, padres y alumnos de sus escuelas. Están tomadas del libro El aprendizaje es la esencia de la vida. Pero antes, leamos un pasaje del prefacio de Jean-Louis Dewez que merece toda nuestra atención.

Krishnamurti es conocido por su penetrante visión y su libertad de expresion. Sin duda, es menos conocido por sus cuestionamientos sobre la educacion.  Puso en guardia contra las religiones, las sectas y los gurús de todas las tendencias y orientaciones . Él mismo disolvió una organización religiosa, al frente de la cual pretendian situarle. Las únicas estructuras que realmente llegó a crear fueron las escuelas. Krishnamurti fue un educador.

Las escuelas de todo el mundo parecen formar parte de la competencia económica en la que están inmersos los distintos países. Los objetivos de los padres se están adaptando a estas cambiantes condiciones económicas. Hemos llegado a la conclusión de que nuestros hijos deben dominar en primer lugar los conocimientos que les permitirán encontrar su lugar en el mundo del trabajo, en la organización social y en la cultura. Ante el crecimiento exponencial de la producción de conocimientos, las escuelas suelen responder especializándose desde la formación inicial. En muchos países industrializados, la presión educativa sobre los jóvenes roza ya lo insoportable.

Al mismo tiempo, oímos a los expertos advertirnos de los efectos negativos de nuestra civilización industrial: cambio climático, crecimiento demográfico exponencial, destrucción alarmante de especies vivas, consumo desenfrenado de recursos naturales, etc.

Estamos preparando a nuestros hijos para que sean los actores de una forma de relacionarse con el mundo, que tendremos que cambiar rápidamente. ¿Tendrán nuestros hijos que tener, en nuestro lugar, la inteligencia necesaria para el cambio? Es esta inteligencia la que debemos dejar que florezca. Es esta cuestión del despertar de la inteligencia la que plantea Krishnamurti.

Yo mismo soy profesor, padre y abuelo. También me siento responsable de lo que intuyo que será una fase peligrosa en la historia de la humanidad. También me corresponde a mí, especialmente en este prefacio, el hacer las preguntas y, si es posible, abrir las perspectivas.

Permítanme, por lo tanto, continuar este prefacio escribiendo lo que creo entender sobre el cuestionamiento que debería hacerse en nuestro sistema escolar hoy en día. Sólo tenemos unas pocas décadas para cambiar radicalmente nuestra relación con el mundo. Son los niños que estamos educando ahora los que asegurarán y experimentarán este cambio. La escuela actual está en el centro del problema de este cambio.

No hace falta decir que debemos a estos niños la transmisión de los conocimientos que la humanida ha logrado reunir hasta el presente.

La escuela debe asegurar, en primer lugar, de calidad de esta transmisión. Krishnamurti siempre apeló en sus escuelas a la excelencia académica.

Mas allá de una Escuela de Instrucción de Conocimientos Básicos, ¿ofrece tambien un espacio para el desarrollo de la libertad y la inteligencia de nuestros hijos?

Siempre me ha sorprendido que la escuela se ocupe de la adquisición de conocimientos, pero apenas del desarrollo de la inteligencia. Tal vez la medición del coeficiente intelectual nos de la respuesta. Un niño puede ser inteligente o no. Es posible medirlo.

Además, ¿no se consideran los resultados escolares como una forma de esta medición? Por lo tanto, la escuela sólo podría observar este hecho. El desarrollo de la inteligencia no sería realmente su responsabilidad.

Más allá del dominio de los conocimientos básicos, ¿no es esta inteligencia lo que todo padre desea que desarrollen sus hijos? ¿No es asi?¿No es la capacidad de adaptación lo que más necesitará nuestra sociedad ante los retos que se avecinan? Necesitamos la inteligencia de todos estos jóvenes. La escuela no es para condicionar a los jóvenes para que se conviertan en los engranajes de nuestra sociedad. La escuela está al servicio de la libertad de estos jóvenes, para que creen su sociedad.

Tal vez, en este punto de mi prefacio, se espera que haga algunas propuestas. En primer lugar, permítanme tomar algunas precauciones. Soy consciente de que la inteligencia no se puede cuestionar de forma tan sencilla. Soy consciente de que la educación no se limita ciertamente a la escuela, que el papel de los padres es esencial y que la

Soy consciente de que la educación no se limita a la escuela, que el papel de los padres es esencial y que todas las relaciones sociales son fundamentales. Tal vez la persona que hace estas propuestas debería ser primero inteligente antes de entrar en este ámbito. Estoy de acuerdo, ¡y sigo!

Si la inteligencia es la capacidad de vincular elementos que de otro modo permanecerían separados, el primer requisito para la escuela, tal como es hoy, me parece que es el de cuestionar el propio conocimiento. ¿Cómo puede uno liberarse del conocimiento que se le transmite sin que se le den los medios para hacerlo? ¿Cómo puede liberarse del conocimiento que se le transmite sin que se le den los medios para considerarlo como un objeto criticable, para estudiar su naturaleza y sus interrelaciones?

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