LA TEOSOFÍA Y EL BUDDHISMO

H.P. BLAVATSKY

El Sr. Emile Burnotif, el bien conocido Sanskritista, acaba de publicar en la Revue de Deux Mondes (Vol. 88, 15 de julio, 1888) un artículo intitulado “El Buddhismo en Occidente ”, en el cual expone sus puntos de vista sobre la misión y el porvenir de
la Sociedad Teosófica. Esta tiene tan rara vez la suerte de recibir un tratamiento tan cortés y de consejos tan llenos de simpatía, y firmados por un nombre tan querido por todos aquellos que aman el Oriente, que creemos que nuestros lectores se verán complacidos por la exposición de estas críticas de un pensador serio y de estas palabras de aliento de un hombre de corazón.

Este artículo prueba que la Sociedad Teosófica finalmente ha tomado el lugar que le corresponde, en el pensamiento del Siglo XIX, y que ella va a entrar en una nueva era. El amerita por lo tanto el respeto y la atención de todos aquellos que han comprendido nuestra obra o que están dedicados a ella. El Sr. Burnouf estudia sucesivamente al Buddhismo, al Cristianismo y a la Sociedad Teosófica.

“…Tres religiones o asociaciones de hombres que tiene doctrinas idénticas, un mismo fin, y se remontan a una fuente común. Esta fuente, que es oriental, en tiempos pasados no era aceptada; en nuestros días ella ha sido plenamente puesta a la luz por las investigaciones de los sabios, particularmente de los sabios ingleses y por la publicación de textos originales.

Entre esos sagaces escrutadores, bastaría citar los nombres de Sayce, de Poole, de Beal, de Rhys –David, de Spence –Haray, de Bunsen: sería difícil agotar la lista ” [p. 341 ]
La primera parte del artículo está consagrada a la biografía del príncipe de Kapilavastu, a una breve exposición y, a un resumen histórico del Buddhismo hasta la era Cristiana. La vida de Sâkyamuni es demasiado conocida para que nosotros la reproduzcamos aquí; pero debemos señalar algunas palabras que prueban que Nirvâna no quiere decir aniquilación.

No discutiré aquí la naturaleza del nirvâna. Solamente diré que la idea de la nada es absolutamente extraña a la India, que el objeto de Buddha fue el de sustraer a la humanidad de las miserias de la vida terrestre y de sus retornos alternos; que finalmente él pasó su larga existencia luchando contra Mara y sus ángeles, que él mismo llama la Muerte y la armada de la muerte. Es cierto que la palabra nirvâna quiere decir extinción, por ejemplo el de una lámpara sobre la que se sopla; pero también quiere decir ausencia de viento (1) . Yo pienso por lo tanto que el nirvâna no es otra cosa que ese requies aterna, esa lux perpetua que los cristianos también piden para sus muertos. Es en este sentido que es entendido en el texto birmano publicado hace unos cuantos años en Rangún, en inglés, por el reverendo Bigandent [p. 343 ]

Pocas concepciones han sido tan mal comprendidas como la de Nirvâna, a excepción quizás de la divinidad. Entre los Judíos y otros Semitas, entre los antiguos Griegos y Romanos y aún entre los Brahmanes, el sacerdote es el intermediario entre el hombre y Dios.

… El transmite a Dios la ofrenda y la adoración del fiel; ; Dios otorga a cambio su gracia y su ayuda en la vida: en el día de la muerte, Dios recibe al fiel entre sus elegidos. Para que este intercambio sea posible, es necesario que Dios sea concebido como un ser individual, como una persona, en cierta medida como el rey, del universo, distribuyendo sus favores según su voluntad. y sin duda según. la justicia … Sin embargo nada de algo parecido existe en el Buddhismo. Como no hay Dios personal, no hay santo sacrificio, no hay intermediario … [P. 344 ]
…Ese Buddha no es alguien al que uno implora, él fue un hombre que llegó al grado supremo de la sabiduría y de la virtud … En cuanto a la naturaleza del principio absoluto de las cosas que las otras religiones denominan Dios, la metafísica buddhista lo concibe totalmente de otra manera y no lo hace un ser separado del universo … En segundo lugar Buddha abrió su iglesia a todos los hombres, sin distinción de origen, de casta, de color, de sexo: “Mi ley, decía él, es una ley de gracia para todos ”. Era la primera vez que aparecía en el mundo una religión universal. Hasta entonces, cada país había tenido la suya, de la cual los extranjeros estaban excluidos. Se puede sostener que, durante los primeros años de su predicación, el reformador no contemplaba la destrucción de las castas, ya que el admitía como derecho legítimo el poder real y no luchó para nada en contra de él. Pero la igualdad natural de los hombres fue una de las bases de su doctrina; los libros buddhistas están repletos de disertaciones, de narraciones y parábolas cuyo objetivo era el de demostrarla …

La consecuencia de esto era la libertad. Ningún miembro de la iglesia podía obligar a otro a permanecer en ella en contra de su voluntad … [P. P 345 –46 ] … No se nacía Buddhista, sino que se llegaba a serlo por una elección voluntaria y después de una especie de tiempo de prueba a la que todo pretendiente debía someterse. Siendo una vez miembros de la Asamblea, no se diferenciaban para nada de los demás hermanos; la única superioridad que podían lograr era la de la ciencia y la virtud … Este amor mutuo, esta fraternidad, se extendía a la mujeres y hacía de la Asamblea, una especie de familia … [P. 346 ]

Después de haber narrado los progresos del Buddhismo en el Sur y Norte de la India, entre los Mazdeos v los Judíos, el Sr. Burnouf señala que estos últimos tomaron del Buddhismo su idea del Mesías. La influencia Oriental ha estado claramente reconocida en la historia judía después del cautiverio; la doctrina de la reencarnación también viene de la India.

Se considera que los esenios forman la liga y punto de encuentro entre los rabinos, los gnósticos judíos, los platónicos o pitagóricos por un lado, y por el otro los parseos y el budismo … Ellos condenaban los sacrificios sangrientos, , como el Buddha y la Sinagoga, reemplazándolos por la meditación y el sacrificio de las pasiones … se abstenían de la carne y del vino … Practicaban la comunidad de bienes, , la limosna, el amor a la verdad, la pureza de las acciones, de las palabras y de los pensamientos … proclamaban la igualdad de los hombres, proscribían la esclavitud y reemplazaban la discordia por la caridad … los primeros cristianos eran esenios … [p. p 3. 52 –53 ]

Al comparar la vida de Jesús con la de Buddha, puede verse que sus biografías se dividen en dos partes, la leyenda ideal y los hechos reales. Ahora bien, la parte legendaria es idéntica en las dos. Desde el punto de vista teosófico, esto es fácil de explicar dado que esas leyendas están basadas en el ciclo de la iniciación. Finalmente el autor compara esta parte legendaria, con los rasgos correspondientes de otras religiones, como la historia védica de Visvakarman entre otras. Según él, fue solamente en el concilio de Nicea que el Cristianismo rompió oficialmente con el Buddhismo Eclesiástico; sin embargo él considera al Credo adoptado por el concilio, como el desarrollo de la fórmula: “El Buddha, la ley, la iglesia ” ( (Buddha, Dharma, Sangha) . Algunas páginas son consagradas a las ramificaciones de la secta de los Esenios, que no habían sido absorbidos completamente por la religión de Cristo. Tal es el caso de las sectas de los Mandeos, los Sabeanos o Maniqueos: finalmente los Albigences por un lado y por el otro los Paulicianos, cuya influencia sobre el protestantismo puede detectarse, representan los últimos vestigios de la influencia Buddhista en Occidente.

Los Maniqueos eran, en su origen Samanos o Zramanas , ascetas buddhistas, cuya presencia en Roma a mediados del siglo III, es mencionada por San Hipólito. El Sr. Burnouf explica su dualismo en relación a la doble naturaleza del hombre, el bien y el mal, siendo el mal Mara, el de la leyenda Buddhista. Muestra que los Maniqueos derivaron sus doctrinas del Buddhismo de manera más directa que los cristianos; como resultado surgió una lucha a muerte entre los dos, cuando la Iglesia cristiana se consolidó y pretendió poseer sola y exclusivamente la verdad. Esta idea contradice directamente las concepciones fundamentales del Buddhismo y aquellos que la profesaban. tendrían que ser enemigos despiadados de los Maniqueos. Es así como el espíritu judío de exclusión es el que arma el brazo secular de los Estados cristianos en contra de los Maniqueos. La persecución fue terrible “ellos fueron aniquilados a tal grado. que sus multitudes, en aquel tiempo inmensas, se disiparon como el humo ”. Los teósofos pueden entonces considerar las persecuciones eclesiásticas como una de las partes más nobles de su herencia. Ninguna sociedad ha sido más ferozmente calumniada y perseguida por el odium Theologicum , que la asociación teosófica y sus fundadores. desde que las iglesias cristianas fueron reducidas a no emplear otra arma que la lengua.

Habiendo seguido este excelso recorrido desde la India, a través de Palestina hasta Europa creemos que deberíamos citar completamente algunos párrafos que el Sr. Burnouf consagra a la Sociedad Teosófica:
El análisis nos muestra en nuestra sociedad contemporánea dos cosas esenciales: la idea de un Dios personal entre los creyentes, y entre los filósofos la desaparición casi completa de la caridad. El elemento judío ha retomado el control, y el elemento buddhistico del cristianismo se ha esfumado.

Es por lo tanto uno de los fenómenos más interesantes, si no es que el más inesperado de nuestros días, la tentativa hecha en este momento de suscitar y de constituir en el mundo, una nueva sociedad apoyada sobre los mismos fundamentos que el buddhismo. Aunque sólo esté en sus comienzos, su crecimiento es tan rápido que nuestros lectores estarán complacidos al dirigir su atención a este tema. Ella está aún en cierta medida en un estado de misión y su propagación se realiza sin ruido y sin violencia. Ella no tiene ni siquiera un nombre definitivo; sus miembros se agrupan bajo nombres orientales, Isis, Lotus, Sphinx, Lucifer. El nombre común que prevalece entre ellos por el momento es el de Sociedad Teosófica.

Esta sociedad es muy joven; sin embargo ella tiene ya una historia. Fue fundada en 1875, en Nueva York, por un muy pequeño grupo de personas, preocupadas por la rápida decadencia de las ideas morales en la época actual. Ese grupo se intitula: “Sociedad Teosófica aria de Nueva York ” el epíteto de aria indicando suficientemente que la Sociedad se separaba del mundo semítico, especialmente de los dogmas judíos; la parte judía del cristianismo debía ser reformada, ya fuese por una simple amputación, o como de hecho ha ocurrido, por la vía de la interpretación. En todo caso, uno de los principios de la Sociedad era la neutralidad en materia de sectas, y la libertad del esfuerzo personal hacia la ciencia y la virtud …

La sociedad no tiene ni dinero ni protectores: ella actúa con sus propios recursos eventuales. Ella no tiene nada de mundano. No tiene ningún espíritu de secta. No adula ningún tipo de interés. Ella se entrega a un ideal moral muy elevado, combatir el vicio y el egoísmo. Ella tiende a la unificación de las religiones, a las cuales considera idénticas en su origen filosófico: pero reconoce la supremacía de la verdad. La revista mensual Le Lotus , que ella publica en París, ha tomado por epígrafe el lema sânskrito de los maharajás de Benarés: Salyân nâsti paro dharma, no hay, tina religión más elevada que la verdad. Con esos principios y en los tiempos en los que nos encontramos, la sociedad casi no podía imponerse perores condiciones de existencia … Sin embargo, , ella ha progresado con una rapidez asombrosa … [P. P 366 –67 ]… En América, , la sociedad ha logrado una gran expansión durante estos últimos tiempos, sus ramas se han multiplicado y después se han federalizado en cierta forma alrededor de una de ellas, la rama de Cincinati.

Como el segundo objeto que se propone la Asociación es el estudio de las literaturas, de las religiones, de las ciencias arias y orientales, y como una parte de sus miembros se dedica a la interpretación de los antiguos dogmas místicos y de las leyes no explicadas de la naturaleza, se podría ver en ella una especie de academia hermética, bastante ajena a las cosas de la vida. Sin embargo, uno es traído rápidamente a la realidad por la naturaleza de las publicaciones que ella hace o que recomienda y por la declaración contenida en la revista Lucifer , publicada en Londres, y reproducida en Le Lotus del mes de enero pasado: “No es un Teósofo aquél que no practique el altruismo, (lo contrario al egoísmo) ; que no esté preparado a compartir su último bocado con uno más débil o más pobre que él; que descuide ayudar al hombre, su hermano, cualquiera que sea su raza, su nación o su creencia, en cualquier tiempo y en cualquier lugar que él lo vea sufriendo. y que preste oídos sordos al llanto de la miseria humana; y que finalmente escuche calumniar a un inocente, teósofo o no, sin tomar su defensa, como la haría para él mismo ”. Esta declaración no es cristiana, dado que no tiene en cuenta las creencias, que ella no hace proselitismo para ninguna comunión, y que de hecho los cristianos han empleado ordinariamente la calumnia en contra de sus adversarios, como por ejemplo en contra de los maniqueos, los protestantes y los judíos. Ella es aún menos musulmana o brahmánica –. Ella es puramente buddhistica: las publicaciones prácticas de la sociedad son. ya sean libros buddhisticos traducidos, o bien obras originales inspiradas por la enseñanza de Buddha. La Sociedad tiene por lo tanto un carácter buddhistico.

Ella se defiende un poco por miedo a tomar un color sectario y exclusivo. Sin embargo no tiene razón: el buddhismo verdadero y original no es una secta, es apenas una religión. Es más bien una reforma moral e intelectual, que no excluye ninguna creencia, pero que no adopta ninguna. Esto es lo que hace la Sociedad Teosófica … [P. P. 368 – 69 ]

Al hablar del Buddhismo, el Sr. Burnouf tiene constantemente a la vista al Buddhismo primitivo, esta magnífica eflorescencia de virtud, de pureza y amor de la cual el cisne de Kapilavastu arrojó las semilla sobre el suelo de la India, sobre ese punto nosotros estamos de acuerdo con él. El código de moral establecido por Buddha es el más grande tesoro que haya sido dado a la humanidad: ésta religión, o más bien esta filosofía se aproxima a la verdad o ciencia secreta, mucho más que ninguna otra forma o creencia exotérica. Nosotros no podemos proponer un ideal moral más elevado que esos nobles principios de fraternidad, de tolerancia de desprendimiento, y la moral buddhista representa poco más o menos exactamente la moral teosófica. En una palabra no nos podrían hacer un honor más grande al llamamos buddhistas, si no tuviésemos ya el honor de ser teósofos.

Pero la Sociedad Teosófica se defiende muy seriamente, y no solamente por la forma, de haber sido creada “para propagar los dogmas de Buda ”, Nuestra misión no es de propagar dogmas no más buddhistas que védicos o cristianos; nosotros somos independientes de toda fórmula, de todo ritual, de todo exoterismo. Ante las tentativas de invasión hechas por cristianos fervorosos pero cristianos, hemos podido parangonar los nobles principios de la ética buddhista. Los dirigentes de la Sociedad han podido declararse personalmente buddhistas, lo cual les ha sido bastante reprochado; uno de

ellos ha consagrado su vida a la regeneración de esa religión en su tierra de origen. Que le arrojen la primera piedra aquellos que no comprendan las necesidades de la India actual y no deseen el restablecimiento de esta antigua patria de virtudes. Pero eso no compromete al cuerpo Teosófico, como tal, frente al buddhismo eclesiástico, como tampoco el cristianismo de algunos de sus miembros no lo compromete respecto a ninguna iglesia cristiana. Precisamente porque el Buddhismo actual necesita ser regenerado, desembarazado de todas las supersticiones y de todas las restricciones que lo han invadido como plantas parásitas, cometeríamos un gran error al tratar de injertar un botón joven y sano sobre una rama que ha perdido su vitalidad, aunque esté quizás menos seca que las otras ramas. Es infinitamente más sabio ir de inmediato a las raíces, a las fuentes puras e inalterables de donde el mismo Buddhismo ha sacado su poderosa savia. Nosotros podemos iluminarnos directamente de la pura “Luz de Asia ”; ¿qué objeto tendría detenernos bajo su sombra deformada?A pesar del carácter sintético y teosófico del Buddhismo primitivo, el Buddhismo actual se ha convertido en una religión dogmática y se ha fragmentado en sectas numerosas y heterogéneas. La
historia de esa religión y de las otras está allí para prevenimos en contra de las disposiciones a medias. Vean la reforma parcial denominada Protestantismo: ¿Son los resultados lo suficientemente satisfactorios como para comprometemos en remiendos? La misma Arya Samaj no es después de todo que un esfuerzo nacional, mientras que la posición esencial de la Sociedad Teosófica es la de afirmar y mantener la verdad común a todas las religiones, la verdadera verdad, que no han podido ensuciar las invenciones, las pasiones, ni las necesidades de las épocas, y de invitar a ella a todos los hombres, sin distinción de sexo, de color o de posición, y además de creencia.

El Sr. Burnouf nos pone en guardia en contra de la indiferencia. ¿Y de dónde viene ésta?Primero que nada de la indolencia. ese azote de la humanidad, y después del desaliento. Y si el hombre está cansado de símbolos y ceremonias de las cuales el sacerdote nunca da la explicación, pero de las que saca muy buenos beneficios, no será substituyendo nuestras capillas por bonzerías que sacudiremos ese embotamiento. Ha llegado el momento en que todos los campanarios no tiene más que una tonada: están tocando al aburrimiento. Pretender reinstalar la religión de Buddha sobre la ruinas de la de Jesús, sería tanto como querer sostener al árbol muerto con un palo seco. Nuestro amigo nos advierte él mismo que la humanidad está cansada hasta de las palabras Dios y religión. Hacemos notar, a este propósito, que el término teosofía , el cual significa sabiduría divina , no implica necesariamente la creencia en un dios personal. Creemos que la doctrina de los teósofos ha sido suficientemente expuesta como para necesitar insistir en este tema. Ammonio Saccas, Plotino, Jámblico, Porfirio, Proclo eran teósofos; y si tan sólo fuese por respeto a esos nombres. nosotros podemos muy bien conservar ese título.

No, la Sangha de los Buddhistas no puede ser restablecida en nuestra civilización. En cuanto, al Buddha mismo, nosotros lo veneramos como al más grande sabio y, más grande benefactor de la humanidad, y nunca perdemos ninguna ocasión para reivindicar sus derechos a la admiración universal. Pero. ante la presencia de esta terrible ley, que hace siempre degenerar la admiración en adoración y a ésta en superstición. en presencia de esta cristalización desesperante que se opera en los cerebros dispuestos a la idolatría y, que excluye de ellos todo aquello que no sea el ídolo, ¿sería prudente exigir para el hermano mayor de Jesús el estrecho lugar en donde este último sufre un culto sacrílego? ¡Ay! ¡Será posible que haya hombres tan egoístas para sólo poder amar a un ser, tan serviles para sólo querer servir a un maestro a la vez!

Queda entonces Dharma : ya hemos dicho en qué alta estima tenemos a la moral buddhista. Pero la Teosofía se ocupa de algo más que de reglas de conducta: ella realiza el milagro, de poder reunir una moral pre –buddhista, con una metafísica pre –védica y, con una ciencia pre –hermética. El desarrollo teosófico hace entrar en juego a todos los principios del hombre, a sus facultades intelectuales así como a sus facultades espirituales, y, los dos últimos objetos de nuestro programa tienen más importancia de lo que El Sr. Burnouf parece concederles. Podemos asegurarle que si nuestra Sociedad recibiera la adhesión de muchos hombres de su valía, ella seria el canal de un torrente de ideas nuevas tomadas de fuentes antiguas: un torrente de innovaciones artísticas, económicas, literarias y científicas lo mismo que filosóficas, fecundo para el porvenir de manera diferente al primer Renacimiento. Allí habrá más de una coloración académica: la misma academia aprenderá el alfabeto que permite leer claramente, entre líneas, el sentido tan obscuro y frecuentemente tan insignificante en apariencia, de las escrituras antiguas. Esta clave está al alcance de aquellos que tienen el valor de levantar la mano para tomarla, y esta clave la poseía Buddha, ya que él era un adepto de alto rango. Es verdad que no existen misterios o esoterismo en las dos principales iglesias buddhistas, la del Sur y la del Norte. Los Buddhistas pueden muy bien contentarse con la letra muerta de las doctrinas de Siddhârtha Buddha, ya que hasta este día, afortunadamente no existe una más noble; no hay ninguna que pueda producir efectos más importantes, sobre la ética de las masas. Pero aquí está el error más grande de los orientalistas. Hay una doctrina del cuerpo exterior del Buddhismo eclesiástico. Este último, puro, casto e inmaculado como las nieves vírgenes de las cúspides de los Himalayas, está sin embargo igualmente tan frío y tan desolado en lo referente a la condición del hombre post mortem . El sistema secreto era enseñado sólo a los Arhats , generalmente en el subterráneo de Saptapama (Sattapani de Mahavamsa , conocido por Fa –hian bajo el nombre de gruta cheta cerca del monte Baibhâr en Pali Webhâra) , en Rajagriha, antigua capital de Magadha; era enseñado por el mismo señor Buddha, entre las horas de Dhyâna (contemplación mística) . Es de esta gruta, llamada en tiempos de Shâkyamuni, Saraswati o cueva de los bambúes, que los Arhats iniciados en la sabiduría secreta, llevaron consigo su instrucción y su ciencia más allá de los Himalayas, en donde la doctrina secreta es enseñada hasta la fecha. Si los Indos del Sur, los invasores de Ceilán no hubiesen “amontonado en pilas tan altas como la copa de los cocoteros ” las ollas de los buddhistas y no las hubiesen quemado, al igual que los Cristianos quemaron todos los archivos secretos de los Gnósticos y de los iniciados, los Orientalistas tendrían la prueba de esto, y no tendríamos necesidad de afirmar ahora ese hecho bien conocido. Los tres objetos del programa teosófico pueden resumirse en tres palabras: Amor, Ciencia, Virtud , cada una de las cuales es inseparable de las otras dos. Revestida con ésta triple armadura. la Sociedad Teosófica realizará el milagro que le pide el Sr. Burnouf y echará por tierra al dragón de la “lucha por la existencia ”. Ella lo hará, no negando la existencia de la ley, en cuestión. sino asignándole su lugar adecuado en el orden armónico del universo. develando su naturaleza y significado; mostrando que esta pseudo ley de vida es en realidad una ley de muerte, una ficción de las más peligrosas. en lo que respecta a la familia humana. Bajo tales premisas, la “conservación de sí ” es un suicidio lento y seguro, una política de mutuo homicidio. Por su aplicación Práctica, los hombres se hunden y retroceden de más en más hacia el grado animal de evolución. La lucha por la existencia, aún sobre las nociones de la economía política, que no se eleva por arriba del plano material, sólo se aplica al ser físico y para nada al ser moral. Ahora bien, es bastante creíble a primera vista, para aquél que ha penetrado un poco en la constitución de nuestro universo ilusorio en pares de contrarios, que, sí el egoísmo es la ley del extremo animal, el altruismo deba ser la ley del otro extremo; la fórmula del combate por la vida es cada vez menos cierta a medida que se suben los grados de la escala, esto es, a medida que uno se aproxima a la naturaleza espiritual: pero para aquellos que no han desarrollado las facultades de esta parte de su naturaleza, las leyes que la rigen deberán permanecer en un estado de convicción sentimental. La Teosofía nos indica la ruta a seguir para que ésta intuición se cambie en certeza; por ello. el progreso individual que ella pide a sus discípulos es la única salvaguarda en contra del peligro social del cual nos amenaza nuestro critico; para reformar la sociedad hay que comenzar reformándose a uno mismo. No es la política de la conservación de sí, ni los intereses de una u otra personalidad, bajo sus formas finita y física las que podrán conducirnos al fin deseado y resguardar a la Sociedad Teosofía en contra de los efectos del huracán social, no obstante que esta personalidad representará el ideal humano, y aunque ésta égida o protección fuese la del mismo Buddha en persona. La salvación está en el debilitamiento del sentido de separación entre las unidades que componen el todo social: por ello ese resultado sólo puede lograrse por medio de un procedimiento de iluminación interior. La violencia jamás asegurará el pan y, el confort para todos; y tampoco será por medio de una fría política de razonamiento diplomático que será conquistado el reino de paz y, de amor, de ayuda mutua y de caridad universal, la tierra prometida donde habrá “pan para todo el mundo ”. Cuando se comience a comprender que es precisamente el egoísmo personal y feroz, el gran resorte de la lucha por la existencia, que en el fondo es la única causa de la miseria humana. que una vez más es el egoísmo nacional esta vez y la vanidad de Estado lo que provoca a los gobiernos y, a los individuos ricos, a enterrar enormes capitales y, a hacerlos improductivos al erigir espléndidas iglesias, y entreteniendo a un montón de obispos perezosos, verdaderos parásitos de sus rebaños: sólo entonces la humanidad tratará de remediar el mal universal por medio de un cambio radical de política. Sólo las doctrinas teosóficas pueden realizar este cambio de manera pacífica. Es por la unión estrecha y fraternal de los Síes (o Seres) superiores de los hombres, por el crecimiento de la solidaridad del alma , por el desarrollo de ese sentimiento que nos hace sufrir al pensar en el sufrimiento del prójimo, que podrá ser inaugurado el reino de la igualdad y de la justicia para todos, y que se establecerá el culto del Amor, de la Ciencia y de la Virtud, ¡definido en este admirable axioma!: “No hay religión más elevada que la verdad ”.

NOTAS

1 El hecho que Nirvâna no quiere decir aniquilación ha estado afirmado y reportado en Isis sin Velo en donde la autora ha discutido el sentido etimológico dado por Max Müller y otros, y ha mostrado que “la extinción de una lámpara ” no implica ni siquiera la idea de que Nirvâna sea “la extinción de la consciencia ” (ver Vol. I. pp. 290. y Vol. II. pp. 1166 –17. 286. 320. 566. etc.)

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