La mente jamás puede encontrar la felicidad. La felicidad no es, como lo es la sensación, una cosa que pueda
perseguirse y encontrarse. La sensación podemos encontrarla una y otra vez, porque siempre la perdemos; pero la
felicidad no puede ser encontrada. La felicidad que recordamos es tan sólo una sensación, una reacción a favor o
en contra del presente. Lo que se ha terminado no es la felicidad; la experiencia de felicidad que se ha acabado es
sensación, porque el recuerdo es el pasado y el pasado es sensación. La felicidad no es sensación […].
Lo que conocemos es el pasado, no el presente; y el pasado es sensación, reacción, memoria. Recordamos que
fuimos felices. ¿Puede el pasado decir qué es la felicidad? Puede rememorarla, pero no revivirla. El
reconocimiento no es la felicidad; saber qué es ser feliz no es felicidad. El reconocer algo es la respuesta de la
memoria; ¿puede la mente, el complejo de recuerdos, experiencias, ser feliz alguna vez? El reconocimiento mismo
impide el experimentar.
Cuando usted está consciente de que es feliz, ¿hay felicidad? Cuando hay felicidad, ¿es consciente de ella? La
conciencia llega sólo con el conflicto, el conflicto de recordar lo «más». Donde hay conflicto no existe la felicidad.
El conflicto está donde está la mente. El pensamiento en todos los niveles es la respuesta de la memoria, y así el
pensamiento engendra invariablemente conflicto. El pensamiento es sensación, y la sensación no es felicidad. Las
sensaciones están siempre buscando satisfacerse. El objetivo es la sensación, pero la felicidad no es un objetivo;
no es posible ir en busca de ella.
