La visita a internos de centros de prisiones como actividad de servicio. Reflexiones
Inicio de la actividad
Se comparten estas breves reflexiones de un lado para dar a conocer esta actividad de servicio entre los hermanos que la desconozcan y, eventualmente, para estimular a que se realicen esta u otras actividades como camino de servicio para el alivio de las necesidades de todo orden y tipo de nuestros hermanos.
La actividad de visitas a centros de prisiones es algo más frecuente de lo que conocemos, y en particular el de la meditación en las cárceles, existiendo muchas organizaciones tanto en España como en todo el mundo, con larga y amplia experiencia en el tiempo y gran capacitación. En nuestra ST han sido diversas las experiencias llevadas a cabo por distintos miembros, a quienes desde aquí se invita a que nos hagan partícipes de sus experiencias. Todos quienes de una u otra manera han tenido la oportunidad de involucrarse en ella se sienten privilegiados y agradecidos.
La que ahora se comenta dio comienzo en julio de 2019 y se mantuvo hasta marzo de 2020, en que fue suspendida con motivo de la pandemia del Covid 19. En la Rama Fraternidad de Sevilla, su Presidente Lola Rumi nos sugirió a sus miembros la posibilidad de realizar esta actividad. Tres de ellos accedimos a ello, y aunque estas reflexiones las realizo a título individual, debo reiterar que estaré eternamente agradecido a Lola y a su bendita sugerencia, así como a la Rama.
Para poder prestar cualquier actividad de voluntariado se exige por el Centro Penitenciario la cumplimentación de unos formularios en que se explique la naturaleza de la actividad a realizar, qué organización en su caso la organiza, así como las personas que la desarrollarán. Tras diversos trámites y si se goza del visto bueno del Centro, se concede lo que se denomina una “orden” u autorización con carácter temporal, en la que se indica días y horarios de acceso al centro, el módulo en donde se hayan de impartir los talleres y los materiales que puedan utilizarse en la realización de los mismos.
Nuestro Proyecto lo denominamos “Taller Más Vida”.
Este primer encuentro o etapa, se realizó en el Centro Sevilla 1, y el taller de meditación tuvo lugar en el Módulo de Respeto número 55. Señalar que los módulos de respeto son aquellos en los que los internos se comprometen a respetar determinadas líneas de conducta que permiten una mejor y armoniosa relación entre internos y funcionarios y entre los mismos internos. Es en estos módulos de respeto donde se realizan los talleres de todo tipo.
De esta primera etapa, de la que escribiré en otro momento, destacaré que un interno me hablaba de otra voluntaria de otra Asociación y que a ella le hablaba de mí. Esto hizo que final y causalmente Rocío y yo entráramos en contacto y que, una vez levantadas las restricciones a las actividades de voluntariado en las cárceles, iniciáramos una segunda etapa, de la que ahora contaré. Me parece imprescindible hacer una pequeña semblanza de Rocío, hermana que lleva realizando esta actividad por más de veinte años, tanto en cárceles de mujeres como de hombres. Ella desde su concepción cristiana y mística de la espiritualidad se da por entero a los internos, les abraza, consuela, conforta e ilumina. De ella aprendo a diario. Con ella y con su Asociación “Fundación Padre Garralda, Horizontes Abiertos” hemos reiniciado nuestra segunda etapa. A modo testimonial e ilustrativo, se acompaña el documento que presentamos ante el Centro para la aprobación de nuestro taller.
Actividad a realizar: Proyecto Más Vida.
La presente actividad es presentada por la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos dentro del acuerdo de colaboración de ambas entidades para desarrollar talleres dentro del Centro Penitenciario. Será impartida en estrecha colaboración entre dos voluntarios de la Fundación con experiencia previa en el trabajo en el entorno penitenciario.
Abiertos conjuntamente y en régimen de recíproca colaboración por los siguientes voluntarios:
Rocío García Carranza: Voluntaria de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, con experiencia en diversos talleres a lo largo de más de 20 años en el C.P de Alcalá de Guadaira, Unidad de Madres y el CIS. Actualmente es además voluntaria de la Pastoral Penitenciaria en Sevilla1.
Jesús Iglesias Redondo, miembro de la Sociedad Teosófica Española, adscrito a la Rama Alaya de Sevilla (Rincón de Kiko – Calle San José 21, 41004. Impartió ya este mismo taller en el módulo 55 de cumplimiento de Sevilla1 hasta que tuvo de suspenderse por la pandemia.
Propuesta de taller:
Título: Más vida: Acompañamiento y enseñanza de técnicas de meditación.
Impartido: Fundación Padre Garralda – Horizontes Abiertos. Voluntarios: Jesús Iglesias y Rocío García-Carranza
Destinatarios: Todos internos interesados en conocer y practicar los beneficios que la meditación puede incorporar a su vida y su estancia en prisión.
Lugar: Módulo de respeto que nos indique el equipo técnico del C. P. Horario: Viernes de 17 a 18.30
Materiales: No sería necesarios materiales. Si fuera necesario se solicitaría su autorización con anticipación.
Importancia de la meditación
En el marco de las enseñanzas de todas las tradiciones filosóficas, religiosas y espirituales se han prodigado a lo largo del tiempo innumerables técnicas de meditación, habiéndose experimentado y desarrollado con gran éxito en muchos países y multitud de ámbitos sociales. Estas técnicas, igualmente, se han implementado en el seno de centros penitenciarios de todo el mundo.
Basta hacer una sencilla búsqueda en internet, para ver que las técnicas de meditación se han llevado a los centros penitenciarios por todo el mundo.
- http://www.prison.dhamma.org/spanish/spindiaprison.html
- http://comomeditar.org/meditacion-en-carceles/
- http://www.meditacioncristiana.net/node/946
- https://www.budismo-valencia.com/budismo/meditacion-prision
- https://www.lagranepoca.com/news/vida/salud/31985-meditacion-un- sendero-de-libertad-en-las-prisiones-suecas.html
- https://extension.uned.es/actividad/idactividad/14146
En algunos casos como en Cataluña se han realizado investigaciones que han dado lugar a trabajos como el que puede obtenerse del siguiente enlace https://ddd.uab.cat/pub/worpap/2015/165882/prayogcenpencat_a2015_cas.pdf Estimamos que éstas son sólo unas pocas referencias pero, sobre todo, sabemos por propia experiencia que la meditación es una actividad sumamente beneficiosa para quien la practica de forma regular y seria. Los beneficios son de todo orden, tanto fisiológicos, psicológicos y eventualmente espirituales.
Un interesante artículo publicado en la revista Scientific American escrito por Matthieu Ricard, un monje budista y biólogo celular, Antoine Lutz, líder en el estudio de la neurobiología de la meditación y Richard J.Davidson, pionero en el estudio de la ciencia de la meditación, afirma que a través de la meditación tenemos el poder de cambiar nuestra mente.
Este estudio se llevó a cabo durante casi 15 años por la Universidad de Wisconsin, en colaboración con otras 19 universidades, en más de 100 monasterios budistas. Y en él se compararon escáneres de cerebros con decenas de miles de horas de práctica de meditación, obteniendo conclusiones muy interesantes.
Según los resultados, meditar genera que:
- Los niveles de ansiedad y depresión bajen.
- Se activan algunas zonas del cerebro, en concreto las asociadas a los sentimientos de empatía, compasión y amor altruista.
- Se reduce el volumen de la amígdala, la región del cerebro involucrada en el proceso del miedo.
- Tiene efectos positivos sobre la molécula telomerasa, la encargada de alargar los segmentos de ADN en los extremos de los cromosomas; es la enzima que facilita la inmortalidad de las células en la mayoría de los procesos cancerígenos. Meditar:
- Ayuda a descansar y relajar nuestra mente.
- Reduce la presión sanguínea.
- Mejora la memoria
- Mejora la estabilidad emocional.
- Ayuda a tomar mayor consciencia personal.
- Facilita y mejora la calidad del sueño.
- Mejora la salud en general.
- Relaja la tensión muscular.
- Mejora la concentración.
- Contribuye a mejorar el estado anímico.
- Nos ayuda a desarrollar la empatía y a ser más altruistas Experiencia previa del taller de meditación en el S1 anterior a la pandemia Entre los meses de julio de 2019 y marzo de 2020, el Taller Más Vida se vino realizando en el Módulo 55 de Cumplimiento, todos los viernes, por la tarde, en horarios de 17:00 a 18:30, aproximadamente. El Taller se inició con una primera charla a todos los internos del Módulo 55, en el que se expuso la idea y objetivo del Taller: Ofrecer a los internos el conocimiento teórico y práctico de la meditación como medio de autoconocimiento y de obtención de beneficios físicos, emocionales y mentales.
Tras la primera toma de contacto en la que se invitó a todos a participar libremente, las siguientes reuniones tuvieron una asistencia más o menos regular de un grupo de internos.
Cada sesión se iniciaba con charlas sobre la temática de la meditación, directamente relacionadas con la auto observación de los procesos que todos vivimos, tanto en los aspectos físicos como emocionales y mentales, y finalizaba con una práctica meditativa.
Una de las finalidades prácticas en la que procuramos hacer hincapié es la de favorecer una toma de conciencia que nos permita dar respuestas conscientes en cada situación frente a las reacciones mecánicas a las que todos nos vemos sometidos, que son un círculo vicioso y que no nos permiten mejorar nuestra conducta, nuestro comportamiento y nuestra capacidad de elegir de manera más libre.
El Taller, en suma, estuvo dirigido directamente a proporcionar recursos para que los internos se comprendieran mejor a sí mismos y entendieran y aceptaran mejor su situación personal, mejorando notablemente su autoestima y valoración como personas y seres humanos.
La meditación es un recurso muy valioso que también nos enseña a comprender las distintas posibilidades de elegir que tenemos frente a cada acto o situación de vida, y entre estas posibilidades siempre está la de ir mejorando y ser nuestra mejor versión de nosotros mismos.
En estos talleres no hay utopía y sí mucha humanidad y acercamiento. No se requiere de haber practicado o conocido previamente la meditación o el yoga. Es suficiente tener una disposición abierta y querer comprender, lo que está al alcance de la mayoría de las personas, cuando esta posibilidad se les ofrece.
Los resultados del taller a lo largo de los meses en que duró, hasta su conclusión por motivos de la pandemia, fueron altamente satisfactorios. Numerosos internos nos comunicaron su agradecimiento por haber compartido el taller y por la tranquilidad interior que consiguieron. Nos explicaron que habían encontrado razones y motivaciones para tratar de entender los sucesos y situaciones en los que se habían visto involucrados, y para poder enfrentar la vida diaria con mayor libertad y autodominio.
La experiencia vivida con los internos, justifican por sí mismos, la voluntad y el deseo de que el Taller vuelva a impartirse, si las Autoridades dieren su consentimiento y aprobación al mismo.
Sobre la Sociedad Teosófica
La Sociedad Teosófica, fundada en 1875, es una organización mundial cuyo objetivo fundamental es la Fraternidad Universal basada en la comprensión de que la Vida y todas sus formas diversas, humanas o no, es Una e indivisible.
En España figura inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones Grupo 1, Sección 1, número nacional 17.476, con sede en Av. Vall d ́Or no 85, 08197 Valldoreix (Barcelona).
Qué es la Teosofía
La Teosofía es la sabiduría subyacente en todas las religiones cuando son despojadas de exageraciones y supersticiones. Ofrece una filosofía que vuelve la vida inteligible y demuestra que la justicia y el amor guían el cosmos.
Los principios básicos de la Teosofía pueden resumirse como sigue:
1 -Toda la existencia es una unidad. Todas las unidades aparentemente separadas son partes de un Todo único.
2 -Toda la existencia está gobernada por leyes invariables. Estas leyes se aplican tanto a la parte visible como a la invisible de la Naturaleza, al Universo y al Hombre.
3 -La evolución es un hecho en la naturaleza. Por medio de la interrelación entre espíritu y materia, entre vida y forma, las infinitas posibilidades del ser emergen gradualmente de su estado de latencia al de expresión activa.
4 -El hombre es una fase en el proceso evolucionario. La fase humana se diferencia de las anteriores principalmente en el hecho de la auto-consciencia, que le otorga únicamente al hombre responsabilidad por sus acciones y el poder de dirigir el curso de su evolución futura.
5- Cada vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, es parte de un esquema total de evolución individual. Este esquema está determinado por ciertas leyes que operan constantemente. Las más relevantes para comprender las condiciones de la vida diaria son:
- La ley del ritmo, que hace que la vida y la muerte se sigan una a la otra como el despertar sigue al dormir en el ciclo diario.
- La ley de acción o Karma, que relaciona cada suceso con aquellos que le precedieron y con aquellos que le siguen, puesto que las causas están relacionadas con sus efectos. 6 El individuo, como parte de la Existencia Una y dotado de auto-consciencia, tiene el poder de liberarse a sí mismo de todas las limitaciones de una existencia meramente humana y conocer por propia experiencia el hecho de su identidad con Dios. 7 El camino del conocimiento de nuestra propia Divinidad es en sí mismo una consecuencia del cumplimiento de la ley natural. Este camino puede ser encontrado y seguido por aquellos que están dispuestos a estudiar las leyes de la naturaleza y a adaptar sus vidas a aquellas condiciones que hacen posible el descubrimiento de la Verdad.
Este cuerpo de enseñanzas, conocido como Teosofía, no se expone como un credo a ser aceptado en base a autoridad alguna. Es una exposición de los hechos de la existencia tal como han sido descubiertos y comprobados por incontables generaciones de estudiantes. Estas doctrinas se exponen delante del investigador como hipótesis, hasta que él desarrolle en sí mismo el poder de investigar su veracidad y de unirse a las filas de los Conocedores.
Reflexiones sobre los encuentros de meditación
Viernes 19 de mayo
Los días maravillosos se repiten. Hoy por distintas circunstancias y también por las mismas. En realidad, lo pasamos muy bien, nos reímos, nos divertimos y aprendemos. No cambiamos este rato por ningún otro. Siempre hay quien con sus preguntas e intervenciones nos anima y suscita temas de conversación. Hoy uno de los hermanos que tan sólo lleva dos semanas con nosotros nos preguntó ¿Cómo se puede obtener el perdón? No le preocupaba tanto su situación de privación de libertad como el hecho de sentirse muy culpable y necesitar el perdón. Hemos reflexionado en torno del perdón, pero la sugerencia principal es que miráramos desapasionadamente y sin juzgar todo cuanto involucra a la situación, al sentimiento de culpa que experimentamos y a nosotros mismos como sujeto que vive la situación y experimenta el sentimiento. Siempre intentamos situar la circunstancia en una perspectiva amplia, cuanto más amplia mejor, para escapar de la creencia y sensación de que vivimos fragmentados y separados de los otros, y para escapar también de nuestra visión superficial. Siempre sugerimos que le podemos llamar a esta visión panorámica evolución, a este marco vivencial donde todo se produce. Hemos hablado de esta Ley y de la ley del karma, para entender que nuestro presente es nuestra propia creación y que lo que tenemos, no importa si lo llamamos bueno o malo, es la única realidad a la que prestar toda la atención. Hemos hablado de las infinitas relaciones que vamos teniendo a lo largo de nuestra particular evolución y de la evolución general de la que todos formamos parte. Todos aprendemos, nos caemos y levantamos. La culpa es un freno psicológico que impide una visión panorámica y el dinamismo de la propia acción. Aprender que somos aprendice nos sitúa en un plano de silencio y humildad desde el que podemos permitir que esta visión panorámica y lúcida nos visite o más bien se torne presente, porque siempre está presente, aunque la desatendamos o ignoremos. Las reflexiones nos han llevado a tomar conciencia de que nos debemos el perdón a nosotros mismos, porque con ello nos capacitamos para perdonar al otro, a los otros que son parte de nosotros mismos y que, aunque no lo sepamos o sintamos, todos sin excepción estamos transitando el camino del reconocimiento de la unidad de la Vida. Hemos convenido todos que necesitamos ser compasivos con nosotros mismos y entender que la Vida nos está dando una oportunidad en cada latido de nuestro corazón y en cada respiración. No debemos negar lo que la Vida nos regala, porque perdonándonos, somos la gracia que redime la situación errónea. Siendo la gracia, somos la bendición para el hermano, para el prójimo, para reconocer que el otro es yo mismo al que me voy acercando, sin que para al Amor, que es la experiencia íntima de la unidad, le podemos poner ningún límite. Finalmente, hemos hablado de la necesidad de ser libres, de una libertad que, vivida en el Amor, no tiene ni barrotes ni fronteras, donde la culpa se ha desvanecido y el juicio y la condena no existen. Hoy también nos hemos sentido muy afortunados de poder aprender juntos sobre la unidad de la Vida y de cómo enfrentar el siguiente paso en el camino.
Viernes 12 de mayo
Hoy ha sido un día maravilloso. Y la pregunta que nos hicimos fue: ¿acaso cada día no es realmente y en verdad una maravilla? Y nos seguimos preguntando, si en verdad la Vida en sí es maravillosa y puede ser percibida de ese modo ¿qué ojos o qué sentidos son los que así pueden percibirla y cuáles no? En nuestro aprendizaje, y nada en la Vida no deja de ser puro aprendizaje, tomamos razón y nos damos cuenta de que en función del foco de conciencia en el que estemos instalados y desde el que vivamos podremos comprender cada elemento y circunstancia de la Vida como algo inseparable, como algo que, siendo una unidad en sí mismo, es parte de un todo mayor. Hoy, en verdad, todos hemos sentido la maravilla de un encuentro que fue vivido como el único encuentro, como el primer y último encuentro, como algo irrepetible, como algo totalmente nuevo. Y las cosas sucedieron porque asistiendo al taller un hermano por vez primera empezamos el taller como si fuera la primera vez para todos. Y sucedió que la atención nos cautivó a todos, la expectación fue tan grande y tan profunda que todos nos perdimos en un espacio sin dueño, si fronteras, sin muros, sin lamentos, sin deseos, sin creencias. Es este silencio que se produce por la reverencia y solemnidad con que abrazamos el presente que permitió entender nuestro encuentro pleno de sentido. Een este silencio todo cobra protagonismo al tiempo que cada uno de nosotros desaparece de la escena. Y en este silencio de creencias y de deseos se hace patente que es la Vida la que nos da la energía, la que nos respira, la que nos nutre, la que nos permite realizarnos en el Ser que es Ella misma. Es en este silencio en el que el Amor disipa el maya, el espejismo y la ilusión, y nos hace reconocer que Somos uno y que nuestro origen y destino es común a todo y a todos. Es en este silencio en el que la Inteligencia ilumina, alumbra y hace de nuestras pequeñas verdades una Verdad incontrovertible, plena de confianza, conocedora de las Leyes de la Naturaleza, una Inteligencia que se goza en la Unidad y en el Ser. Sí, hoy un hermano nuevo me dio el abrazo más profundo, hermoso y pleno que jamás haya recibido, un abrazo que era la Vida abrazando y bendiciendo, tal y como fue nuestro encuentro, una bendición. Qué afortunados somos todos porque inevitablemente este modo de mirar, que algunas veces nos alcanza, es nuestro único destino, un Ser en la Unidad y en la Luz que no importa qué modo adopte, siempre es pura bendición.
Viernes 5 de mayo
Rocío estuvo estos días atrás haciendo el “Camino de Santiago” y teniéndonos en la memoria, nos trajo un regalo: un pequeño bordado en tela en forma de cuadrado de dos centímetros cuadrados, de color azul, y sobre el que figuraban dos símbolos “la concha del peregrino” y una flecha con la punta hacia arriba, señalando el camino. Por ello hoy hemos hablado, aunque brevemente, de los símbolos, de su significado y de la posibilidad que nos ofrece la Vida de entender la simbología como parte del Lenguaje de la Vida, como parte de lo que algunos de nuestros hermanos llaman, con todo acierto, el Lenguaje del Alma. Este símbolo de la concha y la flecha podemos encontrarlo a lo largo de todas las rutas que conforman el “Camino de Santiago”. Es un símbolo muy conocido y todo el mundo lo entiende fácilmente. Sin embargo, Rocío nos lo trajo como símbolo de la bendición que todos compartimos por poder reunirnos y aprender juntos y unidos de la Vida, del propio sendero de realización. Este precioso trozo de tela bordado contiene muchas otras posibles significaciones: Se trata, en primer lugar, de un cuadrado, sobre el que aparecen la figura de la concha, pero el modo en que está bordado nos hace ver un círculo que en seguida identificamos como el Sol y unos rayos de luz que se desprenden del mismo, y un triángulo en la parte superior de la flecha que indica dirección, pero también propósito y resolución, camino y meta. Pero, además, siendo hoy un día tan singular en todo oriente debido a la celebración de la festividad de Wesak hemos hablado del Buddha, de quien fuera 2.500 años atrás el príncipe Siddhartha Gautama. Hablamos a grandes trazos de su figura histórica, pero sobre todo de su trabajo de iluminación y de bendición para todos los seres humanos. Hoy nos hemos unido en una improvisada, profunda y maravillosa meditación con todos los seres que en oriente celebran esta festividad, y hemos querido comprender que nosotros, no importa donde estemos ni en qué cultura nos hayamos educado somos seres en los que la luz es parte intrínseca, inseparable y esencial, y que el propósito y dirección que nos marcan las flechas del camino son el Alma y a la vez el sendero del Alma, y su Lenguaje es ser la expresión de la luz, iluminando y formando un haz de luz que también oriente a los peregrinos que junto a nosotros encontramos en cada recodo del sendero. Todos nos hemos quedado sorprendidos del silencio logrado en nuestra meditación, todos estábamos hasta asombrados por el sentimiento de unidad logrado con tantos millones de fieles a los que nunca hemos conocido, y nos hemos confesado que sabemos muy poco de los hermanos de otras religiones o de otras confesiones. Apenas hoy hemos rozado el manto sagrado de una enseñanza que el Buddha regaló con su inmenso sacrificio a todos los seres humanos sin excepción. A buen seguro que en próximas fechas profundizaremos en las certezas que nuestros corazones reconocerán y darán a la luz cuando, sin palabras, y sentiremos más cerca a los hermanos de cualquier lugar del mundo. Será una forma de compartir una bendición universal, la bendición de la Fraternidad de Almas, siempre presente en el Cosmos en el que habitamos, nos movemos y tenemos el Ser. Bendiciones.
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Viernes 28 de abril
En el taller de hoy hemos hablado sobre nuestro modo de comportarnos ante los estímulos externos. Un familiar me había advertido del peligro de acudir a una prisión y no aprobaba lo que hacía. Nada le había dicho yo sobre esta cuestión, pero alguien de mi círculo más cercano se lo habría dicho. Su comentario me indignó y pensé qué no sabía nada de lo que estaba hablando, que su ignorancia le impedía ver otras posibilidades. Mi indignación y mi pensamiento fueron una forma de reacción automática, de reproche también hacia él, nada amorosa y muy poco comprensiva con mi familiar. Mi malestar y mi contrariedad apenas duró un rato, y mientras me dirigía en el coche a la prisión me reproché a mí mismo por haberme enzarzado y enredado conmigo mismo en tales pensamientos. Cuando llegué a la prisión y se inició el taller sentí una gran paz. Sin habérnoslo propuesto la paz es un estado que a todos nos circunda y todos la experimentamos en cuanto estamos reunidos. La necesidad de comprensión y de afecto de los hermanos es tan grande que hace que su propia demanda se convierta en una evocación de lo superior, y ello propicia nuestra mejor disposición para ayudarnos mutuamente, para simplemente estar reunidos y unidos dar nuestras respuestas a lo que sucede desde nuestra más elevada conciencia. En ocasiones no sabemos muy bien cómo sucede, pero las circunstancias nos invitan a participar, a comunicar lo que estamos viviendo. Y surgió así la importancia de observar en perspectiva, como un observador imparcial, lo que estamos viviendo y nuestros modos de reaccionar o de responder compasiva y lúcidamente ante una situación determinada. Este es un tema que venimos tratando en casi todos los talleres. Es esencial la comprensión del modo y el porqué pensamos como lo hacemos porque ello nos libera de nosotros mismos, de nuestra conciencia enfocada en cualquier forma del egoísmo que permanezca todavía en nosotros y que se activa en forma de automatismo. Cuando nuestra mente se dispara y reacciona automáticamente hemos de mirar por qué sucedió. ¿Qué parte de mi se sintió herida, negada? En mi caso me sentí contrariado, lo que en sí mismo fue una total falta de visión y de respeto por quien me hacía el reproche. Hay que estar muy atento y permanecer en esta atención, hay que mirar muy en profundidad porque, aunque pensemos que hemos vencido ciertas inercias, la vida nos pone a prueba y nos deja en evidencia ante nosotros mismos. Así me sucedió. Uno de los hermanos, que apenas lleva viniendo tres sesiones y de mentalidad muy científica nos dijo, siempre puede haber una manera mejor de responder que la reacción. Podrías, me dijo, haberle preguntado por las razones de su forma de pensar, y podrías haberle explicado tu experiencia, de modo que un hablar tranquilo y sosegado le hubiera podido hacer reflexionar y eventualmente modificar su forma rígida de pensar. Mis hermanos corroboraron lo que yo ya sabía, pero no había puesto en práctica. La lección es que la atención ha de ser soberana, que no podemos bajar la guardia, y que nuestro nivel de respeto, amor y compasión por quienes nos juzgan y no aprueban lo que hacemos ha de ser sin condiciones. El Amor no tiene condiciones, y si es verdadero amor, es amor iluminado, porque nuestra mente iluminada es el Amor en manifestación y siempre es pura y sabia expresión de lo más elevado. Me sentí muy agradecido por la inspiración y ayuda de mis hermanos y muy fortalecido para seguir en el aprendizaje, sabiendo que la Vida nos asiste y está presente en cada una de sus creaciones. Cuánto por aprender…
Viernes 21 de abril
Permanecemos, permanecemos, permanecemos gozosos en nuestra atención. Unos hermanos se van y otros vienen, pero todos, como un grupo, como un solo ser, permanecemos en nuestro encuentro de los viernes. No sabemos con todo rigor cómo se originan en nosotros las ideas, los pensamientos que acaban por fraguar en una acción. Es posible que creamos que sí lo supiéramos, o quizás no. Mirar con detenimiento nos da luz, la luz que siempre ha estado presente, tanto en un pasado que parece que quedó atrás y en el que surgieron los primeros atisbos de la idea, hasta el momento presente en el que la luz pareciera que ha alcanzado otro nivel de intensidad mayor. Es en este momento tranquilo y sereno, cuando advertimos que no importa nuestro nivel de conciencia de aquello que nos ha venido motivando y moviendo, porque ahora, en el amar el presente, se torna claro. Quizás ya no haya que razonar nada; quizás la luz es tan clara que no necesite ser expresada o formulada en palabras, o apenas resulte que ni siquiera sepamos cómo hacerlo. El propósito que siempre estuvo presente, se torna ahora transparente a Su Presencia, y lo que en un momento era un presentimiento ahora acaba por cobrar total sentido. En el gozo de este descubrimiento, sencillamente hemos de abrazar el encuentro con el hermano, de quererlo con sencillez y asumir que amar significa permanecer en el abrazo, en el encuentro que la Vida nos regala. Permanecer, permanecer, permanecer hasta que el mismo propósito en su movimiento nos invite a dar un nuevo paso. Este nuevo paso no ha de preocuparnos porque ya sabemos que, no importa la forma que adopte, será el Amar de la Voluntad mayor que siempre estuvo, está y estará en el Presente del Universo, y que ahora, en nuestros pequeños pasos se hace regalo para un caminar consciente, para el fundirnos con el sendero, para unificados con la Vida Una no ser sino sendero mismo.
Viernes 14 de abril
Rocío no pudo asistir hoy, pero ha estado presente. Algunos hermanos hoy tampoco asistieron y otros lo hicieron por vez primera. Sin embargo, hay una presencia constante que ya no nos abandona. Hoy hemos hablado de ello. Cuando iniciamos un camino es posible que las más de las veces no sepamos a ciencia cierta porqué lo emprendemos. Apenas están claras en nuestra mente y corazón los porqués o verdaderos motivos de nuestro actuar. Pero el alma, esa sagrada presencia, siempre está presente, lo sepamos o no, seamos conscientes de ello o no. La verdad nos atrae, el alma nos atrae hacia sí, cuando perdidos no encontramos sentido a lo que hacemos, al vivir una vida que nos circunda y abruma. Apenas se origina un movimiento sincero, por pequeño que sea que el Alma, siempre atenta, se manifiesta en forma de respuesta. A nuestro invocar ella es la evocación. La Vida nos alecciona por medio de nuestra alma, y ella como parte del Alma Una se viste de los rostros de cada uno de nuestros prójimos, se muestra en múltiples lecciones de los más insospechados o inadvertidos maestros: un niño pequeño, un gesto en la vida diaria, una imagen de una película, un verso, un libro, cualquier cosa es la Vida anunciándose y proclamando que en semilla hay revelación, que todo paso del camino es realización. La sinceridad siempre es permanencia, abrazo sostenido en la luz, en el amor y en la voluntad de ser y de realizarse. Nuestra sinceridad es el propio movimiento del corazón que danza en el movimiento natural de la evolución. Nuestra mente quizás no lo perciba, pero si la atención es firme, la serena expectación a lo que acontece se torna en nuestra forma de mirar, y si nuestra adaptabilidad y disponibilidad se acrecienta para abandonarnos en el presente de la Vida, los pasos ya son conscientes, y el milagro se ha producido. Ya nada será igual. Un nuevo camino y sendero se abre ante nosotros. En realidad, es el mismo camino y sendero, pero las dimensiones y profundidades que adquiere son enormes. Ahora el camino es el presente. No hay necesidad de proyecciones en el futuro. Ahora el camino es el dharma, que se ve como la única realidad que merece ser atendida, amada. Ahora el camino adquiere todo el sentido, no importa que un paso no conduzca a ninguna parte, porque cada paso es el alfa y el omega, uno con el Todo. En lo pequeño alcanzamos lo grande. En el instante vivimos lo eterno. En el momento está contenido el universo entero. Y por eso es tan atractivo el Amor, porque todo lo une, a todo le da sentido, y apertura al espacio infinito. Y lo más inquietante y maravilloso es que no hay que hacer por llegar, que la quietud y el abandono son el dinamismo poderoso con que la Vida juega el Eterno juego de la Creación.
Viernes 7 de abril
Esta noche tuve un sueño. Mecido en los brazos de un ángel, volaba sobre mundos de anhelos repletos. Suavemente fui posado en las calles y en las plazas de nuestras ciudades y pueblos. Estábamos presentes en un tiempo sin tiempo, presentes en todo rincón, terraza y balcón. Miles de hermanos portaban unos insignias, otros estandartes, los más velas encendidas, otros tantos cruces y algún que otro humeantes inciensos. Desfilaban todos en devota estación de penitencia. Acompañados al son de músicas sacras portaban pasos y tronos adornados de las más bellas flores; y sobre éstos imágenes de Cristos dolientes, clavados en cruces y coronados de espinas. Sintiendo el dolor del Nazareno yo lloraba, imploraba, y en mi desconsuelo preguntaba ¿Cuándo le bajaremos de la cruz? ¿No supisteis que el Cristo resucitó y está vivo? El ángel suavemente, acariciando mi rostro me dijo: No llores, puedes encontrarle entre quienes tienen hambre y le dan de comer, entre quienes tienen sed y le dan de beber, entre quienes son forasteros y le acogen, entre quienes estando desnudos le visten; entre quienes estando enfermos le curan, y entre quienes estando presos le visitan. Confortado le dije: Sé que este viernes santo no pude estar entre mis hermanos pero sé que Él nunca falta a la cita, porque es el pan que nutre el alma y el agua de vida eterna, la túnica sagrada que ilumina, el abrazo amoroso que acoge, la bendición confiada que sana y la verdad que acompaña y libera. Me he despertado escuchando: En cada hermano un Cristo, y en el Corazón del Cristo todos los hermanos.
Viernes 31 de marzo
Nuestras súplicas, nuestros ruegos, nuestras invocaciones siempre son contestadas. Este “pedid y se os dará” forma parte de esas leyes del Universo que establecen el sagrado modo en que la Vida se da a sí misma y a Sí misma se recibe. Sí, hoy se ha cumplido la petición que todos los hermanos rogaron a una para que Rosina volviera a visitarles. Y sí Rosina, atendiendo al sonido de los no presentes, se ha vuelto a hacer presente entre los hermanos, nos ha vuelto a abrazar y a traernos regalos a todos nosotros. Y hoy todos nosotros tenemos una mayor y más profunda conciencia de cómo Dios ES, de cómo Dios está presente fuera y dentro de nosotros, de cómo Dios es la propia Vida que todo lo sustenta, de cómo la Presencia de Dios no deja nada al azar. Hoy arde en nuestros corazones el fuego del amor de manera más confiada, más intensa, más poderosa. Estar con Rosina es estar en oración. Durante una hora y media nos ha seguido explicando cómo es la vida en el país africano que le dio acogida y en el que Rosina ha resucitado y, en palabras de Pablo de Tarso, se hizo una mujer nueva. Nos ha contado Rosina con su singular talante y sonrisa, cómo vive en “Mwetu D. Bosco”. Así se llama el centro religioso que toma el nombre del sacerdote Salesiano canonizado por el Papa Pio XI y que fuera llamado “Padre, Maestro y Amigo de los jóvenes”. Pero también el centro religioso toma el nombre, en el dialecto “Shiluba” de “lo nuestro”, porque “mwetu” significa lo nuestro. Así el centro es esa Morada del Padre, que allí todos conocen como “DON BOSCO NUESTRA CASA”. Allí, las monjas son las Madres, las Maestras y las Amigas de los jóvenes. Allí el Padre está presente en el amor y en el corazón de Rosina que, renunciando a sí misma, se convirtió en la experiencia misma del amor, sin otros aditamentos, calificativos o teologías que el sencillo y puro amor que, sin límites ni condiciones, une, acerca, consuela, renueva, redime, ilumina, transforma, cuida y educa a más de doscientos niños y niñas rechazados por sus familias o que simplemente carecen de ellas. Ser un huérfano allí donde la familia es el centro y lo único que da sentido a un mísero malvivir es casi el peor de los infiernos. Pero allí, en “Mwetu D.Bosco”, el espíritu de la Vida Una se cuida de todos. Reciben a los desvalidos y menesterosos, a las criaturas más indefensas y vulnerables y a todos sin excepción les curan, les arropan, les nutren, les consuelan, les educan hasta que alcanzan los dieciocho años. Cumplida esta edad, “bien amados” regresan, vuelven a otro mundo, pero ahora con un Corazón pleno, rebosante de los valores de la unidad, del amor fraterno, de la atención y servicio al próximo, porque esto es lo que han aprendido en “Mwetu D.Bosco” porque éste y no otro es el sagrado oficio, que no sacrificio, al que la Vida invitó a realizar a Rosina, “MUSIBWE”, que ella, “LA BIEN AMADA”, abrazó para descender de la cruz a todos los cristos niños africanos y recogerlos en su bien amado corazón. La congregación le otorgó a Rosina este nombre en shiluba, un nombre que sólo es concedido cuando las obras y el amor a los demás lo revelan y acreditan. Así es llamada Rosina en esa Casa del Padre, “MUSIBWE” la “LA BIEN AMADA”, y quienes tenemos la ventura y el regalo de haberla conocido damos testimonio de que su nombre no pudo ser mejor elegido. Rosina es “bien amada de Dios” porque siendo amor, en sus obras se hizo uno con sus amados hermanos. Rosina que es puro corazón, nos ha enseñado algunas palabras en shiluba, y todo nos hace comprender que su lenguaje es el “Lenguaje del Corazón”. Sí nos ha enseñado que “Moyo” es un modo de saludo entre los nativos, y que significa precisamente “CORAZÓN”. “LA BIEN AMADA” espera regresar pronto a “Mwetu D. Bosco” para seguir haciendo honor a su nombre y volver a bendecir con su saludo y su corazón al África que la necesita y por ella ruega. “Twa sakidila ya bunyi Musibwe”, muchas gracias Rosina.
Viernes 24 de marzo
Cada instante parece irrepetible y sin embargo también parece que pretendemos que se repita en nuestras vidas sólo aquello que nos fue grato, motivo de alegría y de gozo. Este buscar ansioso impide que veamos la simplicidad y la belleza del momento, del instante presente. Estamos aprendiendo en nuestro taller a no pedir nada y a que lo que haya de suceder suceda, así sin más pretensión. Esto en un régimen carcelario parece imposible, pero ¿acaso en nuestras vidas no estamos prisioneros de nosotros mismos? Hay cárceles de muros y piedras y también las hay de credos y deseos. ¿quién está libre de su propia cárcel, de sus propios modos y maneras? Y lo cierto es que la sesión de una hora y media se convierte en tan poco tiempo que no sabríamos medirlo. Es en este no-tiempo que nuestros silencios abrazan nuestros corazones y no importa qué se diga el resultado siempre es el mismo, una sagrada comunión y confraternización que a todos nos asombra. Hoy hemos realizado nuestra meditación y todos sin excepción nos hemos quedado maravillados, todos hemos sentido al Cristo presente, muy presente, muy real. Esta realidad de la Conciencia Crística es algo que redescubrir porque es algo que ya ES y que sin embargo no vemos. Pretendemos ver con unos sentidos que no están capacitados para este ver en profundidad. Es el silencio de nuestros modos y maneras y el mirar con los ojos del Alma lo que nos permite la toma de conciencia profunda de nuestra naturaleza esencial. Esta es una Verdad que equivale a Libertad. Y disfrutar, aunque sólo sea por un instante, de esta verdad, de esta libertad, de este gozo maravilloso de la unidad no tiene comparación con ningún deseo, con ninguna pretensión de que la vida sea de una manera o de otra. La Vida ya Es, y se realiza en nosotros y nuestra apertura de mente y de corazón a la Realidad hace que el Cristo interno vibre y se irradie. Hoy hemos vivido al Cristo en un abrazo que es y será por siempre. Hemos sido realmente bendecidos; ahora nos toca ser portadores y dadores de esa misma bendición a la que bien podríamos llamar la Vida Una.
Viernes 17 de marzo
Hoy hemos hablado de la sabiduría eterna, de la sabiduría sin edades, de la filosofía perenne, de la teosofía, del espíritu de la filosofía, de la religión y de la ciencia. Y lo hemos hecho sin otro nombre y otras formas que las del Corazón. Quizás sea éste el trascendental descubrimiento que el ser humano haya de hacer en el peregrinaje de su vida. Hemos hablado de la verdad, de una Verdad que como el Maestro nos dijo nos hará libres. Y en este hacernos e ir haciéndonos poco a poco, la Libertad está siempre presente. Porque Verdad, Libertad y Presente, quizás sean sólo distintos nombres con los que podamos hacer una pequeña formulación mental de lo que Es. Hemos hablado de cómo la meditación nos conduce a un mundo sin forma, en el que los apellidos y las etiquetas se desdibujan solas, sin esfuerzo. Hemos hablado de que hay que tomar conciencia de la Consciencia, y ello significa darse cuenta. Un darse cuenta que es vivir con los ojos del Alma, de un Alma que presentimos y que hemos de llegar a sentir, para que ella simple y sencillamente Viva sin un yo, sin un nosotros. Los pronombres personales son sólo ideas, tras de las cuales el Alma y el Espíritu todo lo informan. Las ideas son sólo modos en los que la Libertad nos permite expresar la Verdad. Y es tan verdad la idea del creer como la del no creer. Las ideas no hacen al Ser, más bien intentan de manera ciertamente muy limitada describirle, y en la propia descripción ya hay una prisión. Liberarnos de nuestras prisiones es hacer del otro un yo, y del prójimo la Vida. El Presente nos invita a ver en profundidad, a entender que la comprensión del ser humano es la comprensión del universo mismo. El Presente nos invita a mirar con los ojos del Alma, para ver que todos somos el único Espíritu que ve. Es maravilloso apercibirse de que la Vida respira y que respira en nosotros y en todo cuanto existe. Y lo que podemos entender es que la respiración y lo que respiramos es la propia Energía, el Amor y la Inteligencia de la Vida. Es la Energía el Movimiento Eterno que nos lleva de la mano. Es maravilloso tomar conciencia de que no existe tal cosa como la soledad. Es maravilloso saber que no hay otro paso que dar que el que el Presente nos regala en forma de sagrado deber. Y este sagrado deber se torna en la Consciencia del Alma en el aire que respiramos, en el agua que sacia nuestra sed y en el alimento que nutre el propio movimiento de la Vida. Hemos terminado como siempre con un ejercicio meditativo, con ese abrazarnos como Almas sin nombres ni apellidos, y sumergidos en una bendición que está siempre al alcance nuestro porque es así como la Vida juega el eterno juego de las Bendiciones sin fin.
Viernes 10 de marzo
No podemos hacer planes sobre la vida. No podemos hurtarle a la Vida sus prerrogativas. Nuestras agendas no son nuestras, aunque así lo pretendamos, son las páginas de la Vida en las que nos invita al conocimiento, al acercamiento, al hermanamiento con ella misma. La Vida nos invita a que escribamos en este calendario perpetuo todo, todo, todo cuanto es posible, y así lo hacemos aún desde la ignorancia. Hoy ha sido un día muy triste… Uno de los hermanos se ha despedido. Su corazón se ha roto, quién sabe si de tanto dolor o de tanto amor; quizás de ambos. Él no sabía de su partida, pero quizás si lo supiera su alma. Y nosotros, Rocío y yo, hemos asistido con ojos abiertos a un instante en el que sus ojos también abiertos ya no veían. No podemos amar aquello a lo que nunca nos acercamos, pero no dejaremos de hacerlo si el abrazo, no importa en qué momento o trance de nuestros días, hizo de nosotros uno en el sentir, en la Vida. Su partida nos acerca también a él, a cuánto nos compartió abierta o calladamente, de su propia boca o por la de los hermanos. Perdemos nuestra propia identidad cuando en comunión con quién nos habla somos atenta escucha, respetuosa, y contemplamos la grandeza que nos circunda. Nadie se va por entero, porque no hay un lugar al que ir en el no resida el amor, y en el amor fuimos, somos y seguiremos siendo la Vida Una. Sentados en el patio hemos hecho unos minutos de silencio, hemos orado por la vida y sus designios siempre bellos a los ojos del hermano eterno, del alma siempre presente. Ahora liberada de estos muros seguirá liberándose hasta la libertad primera y última. Allí sentados en el patio un hermano decía, mira, mira los pajaritos que vienen a vernos, los alimento cada día y son la alegría de la vida, de estos minutos en que ellos y yo volamos a una más allá de cualquier página de la vida, más allá de todo calendario, más allá de todo posible futuro. Y este volar sencillo es amar, un amar al que estamos invitados, a una boda en la que todos somos la esposa enamorada que nunca será viuda, a una boda en la que se sientan los hijos del tiempo, que volverán a abrazarse por siempre con su padre en el misterio de la Vida Una. Con reverencia y amor a la Vida que nada nos quita, que siempre invita a prender a volar con las alas de sus hijos y hermanos.
Viernes 2 de marzo
Cómo explicar este movimiento de la conciencia… cómo explicar la Eternidad sin tiempo…Me parece como si estas letras estuvieran ya escritas y que al tiempo se reescriben a cada momento. Es la Conciencia, y su movimiento, Quien las ordena en el papel y en mi corazón. Ayer estuvimos compartiendo entre los hermanos muchas de nuestras experiencias vitales, para acabar dándonos cuenta de que todas son conciencia, que surgen en una Conciencia presente en cada instante, en cada situación vivida; nos invitábamos a ver que todas ellas desaparecieron y que sólo perdura el Yo que las experimentó. Hemos estado hablando de la forma, de cómo todo se aparece ante nuestras limitadas conciencias como formas separadas. Las formas adoptan numerosas variaciones como notas multicolores de una belleza que apenas vislumbramos y aún menos entendemos. Son el tiempo, un tiempo no separado de lo Eterno. Sentimos, percibimos, pensamos, creemos, actuamos sin tomar conciencia de que todo ello surge en la sola conciencia de un Yo que es el único que subsiste a cada experiencia. Nos hemos enzarzado abiertamente, y hemos discutido si unas formas eran mejores o más apropiadas, si otras eran fruto de una ignorancia de la que somos prisioneros y de la que todos queremos escapar. Ya finalizando la tarde vivimos, como si de una clase práctica se tratara, la experiencia de las formas no deseadas. Uno de los hermanos expresaba casi con llanto su incapacidad para seguir soportando, y otro hermano se confesaba angustiado y profundamente deprimido. La situación invitaba a afrontarla de cara, a no rehuirla y a mirarla muy sentida y profundamente, como niños indefensos que imploran un remedio. Elegimos el camino de quien no sabe cómo, pero se abandona en manos de la Vida; elegimos trascender las formas del dolor y de la depresión y elevar una súplica desde el silencio. Esta era una oración espontánea que se ahogaba en lágrimas, pero al tiempo poderosa, redentora. Y desapareció el tiempo, todos nos hemos sentido en el hermano dolorido y en el hermano angustiado, y todos hemos sentido una profunda paz que viniera en forma de aliento, la dulzura de la mano maestra que nos decía que es amando cómo trascenderemos la forma. Fuimos testigos de la conciencia y de su movimiento, o quizás fuera mejor decir que fuimos conscientes de Ser Conciencia sin forma, y de que es posible vivir en la Eternidad, el momento y lo eterno. Y en este movimiento de la conciencia desperté a la mañana con dulces palabras en mi mente. “La Verdad está delante”. Y en este anhelo de trascender las formas, de entenderlas llegaron a mi corazón las palabras del poeta John Keats que nos invita a una visión total cuando afirma: “La Verdad es la Belleza y la Belleza es la Verdad”, y como quiera que la invocación perduraba, la evocación iluminó las formas, cuando otra voz recordara que la voz sánscrita “rupa” tiene dos acepciones, una “forma” y otra “belleza”. El movimiento ordenó todas las letras en estas reflexiones que se escriben solas porque la Vida las regala, porque los hermanos nos hemos regalado un pedacito de cielo que sabe a Eternidad.
Hoy los nueve hermanos que nos hemos reunido nos hemos reído mucho, muchísimo. Y como uno de ellos dijo al terminar la sesión, la risa también es una forma de meditación. Otro hermano dijo que había sido el mejor taller de cuantos había participado. Y es muy comprensible. Por un rato hemos dejado atrás el mundo de nuestras tristezas y pensamientos agobiados, y nos hemos elevado a la alegría del Corazón, desde donde nacen los mejores regalos, los mejores presentes. Todo es espontáneo, y la risa también ha querido ser la espontánea protagonista que unificara nuestras vidas y propósitos, aunque fuera por unos instantes. Estos pequeños instantes empiezan a parecernos los más importantes, sagrados. Hoy les llevamos la obra completa en tres volúmenes del escritor y poeta Libanés Khalil Gibran y el libro “Iniciación. El hombre perfecto” de Annie Besant. Nuestra biblioteca va creciendo y con ella nosotros. Comenzamos hablando de la atención. Les compartí un folio con distintas frases sobre la atención para que reflexionemos sobre qué es la atención y su importancia. “Como es arriba así es abajo y como es abajo así es arriba”. Este axioma nos abre la posibilidad a que utilicemos la analogía como modo de comprensión y acercamiento a la misma Vida, a una Vida no ya de la que formamos parte sino de una Vida que es nuestra vida, que Nos Es. Nosotros en nuestro taller intentamos por medios gráficos y ejemplos muy concretos de nuestra vida cotidiana profundizar y conocer lo que está más allá de lo aparente. La participación hoy fue muy intensa por parte de todos. Estuvimos intentando explicar cómo cada uno realizaba su práctica meditativa. Ello llevo a diferentes opiniones e intercambios que parecían muy distantes y hasta contrarios. En el momento más álgido de las conversaciones, cuando todos empezaron hablar a la vez y ya ni nos escuchábamos, les pedí que hicieran silencio, y sin nadie que replicara, se produjo un silencio tan penetrante que las voces e ideas, y hasta nuestras personas desaparecieron por completo. El silencio tan profundo hizo que comprendiéramos que en el Silencio todos éramos el Ser, sin diferencias. Fuera del silencio éramos nuestros distintos modos de ser unos discutiendo su mejor valor frente al ser del otro. Nos quedamos todos fascinados por cómo de manera práctica fue explicitado en la experiencia vivida lo que con palabras y nuestras mentes apenas podíamos explicar. Simplemente fuimos conscientes. Varios de los hermanos comentaron la dificultad de lograr estados de paz y de quietud en la meditación que realizan a solas, y que en grupo alcanzaban otros estados de mayor paz, serenidad y alegría. Les pedí que reflexionaran y vieran que no hay que preocuparse, que simplemente hay que trabajar. El mejor ejemplo de ello de que simplemente hay que dar un paso tras otro lo teníamos a la vista. Era el lugar donde nos reunimos. Hacía unos meses era un simple cuarto con mesas y sillas y unas estanterías con libros amontonados y desordenados. Ahora se entra en un espacio al que todos calificaríamos como una biblioteca ordenada, limpia, atractiva, sugerente. De hecho, ha sido reconocida y elogiada por la Dirección del Centro. El hermano encargado de su transformación inició una labor atenta, dedicada, altruista, y poco a poco catalogó, clasificó y ordenó los libros. Todo invita ahora a la lectura. Le pregunté si cuando puso el primer libro la biblioteca parecía ordenada, y si cuando puso el segundo, y el tercero, y le volví a preguntar cómo estaba la biblioteca después de haber ordenado todos los libros. Cada libro es un paso, y una vez dado, siempre viene a nosotros la oportunidad de otro libro, otra experiencia, otro paso más que el Presente nos invita a escribir, y poner en el anaquel del Universo cada palabra, cada letra, cada obra de realización, donde escribimos el libro de nuestra común Vida, en donde todos los libros son solamente el Libro de la Vida, la expresión una de un compartir iluminado, amoroso y compasivo.
Viernes 10 de febrero
Hoy vino un hermano nuevo y todo el grupo comenzamos el taller y nuestra reunión como si fuera la primera entre todos. Hoy hemos vivido un silencio y una expectación que eran pura meditación. Pareciera que la Vida nos insiste a un comenzar a cada nuevo día, a cada nuevo instante. Hay en la Vida una constante Presencia que el ser humano apenas percibe, que la desdibujamos entre nuestras preocupaciones y deseos, entre nuestros credos y formas de identidad. Por eso, quizás, como siempre, sin pretender nada todo ha fluido en nuestro abrazo de los viernes. Hemos hablado de la Conciencia, pero también podríamos decir que hoy todos hemos estado escuchando a la Conciencia. Hemos podido entender de sus palabras y silencios cómo sólo hay Una Conciencia. El propósito de las palabras que fueron surgiendo en la reunión eran el que nos diéramos cuenta de que entre nuestra particular conciencia y la Conciencia sólo dista la distancia de un silencio. No hay camino que recorrer entre nosotros y la Identidad Primordial que somos. No hay distancia entre la dualidad y la no dualidad, entre nuestra creencia de lo que somos y lo que Somos. Tan sólo hay un artificio mental que nos sitúa en un campo donde todo aparece fragmentado. Sin embargo, la experiencia común a todos es que no importa cuantas vivencias o experiencias hayamos vivido, lo único común a todas ellas y a todos nosotros es nuestro sentido de Ser, eso que llamamos yo. La Conciencia en su fluir nos indica que somos el espacio donde las experiencias surgen, y que las experiencias pasan y la conciencia del yo que experimenta permanece. Al igual que entre experiencia y experiencia permanece un yo presente en todo instante, el yo también está presente entre pensamiento y pensamiento. Podemos encontrar ese yo cuando prestamos atención al pensamiento que aparece y desaparece. En ese silencio podemos reposar, aquietarnos, serenarnos, contemplar. Ese silencio es la Conciencia Absoluta, Conciencia que cuando tratamos de explicarla la entendemos como Energía, como Amor y como Inteligencia. En esa Conciencia que es Presencia podemos sentir la Paz y la Libertad. Qué extraordinaria atención y silencio se ha producido cuando la palabra Libertad fue pronunciada. Esa Conciencia nos ha dicho y nos dice que ya somos la paz y la libertad, y que por eso en nuestros anhelos está el sentir la paz y la libertad. Nos ha dicho la Conciencia que no podríamos ansiar la paz y la libertad si en nosotros no fuéramos la Paz y la Libertad misma. La buscamos fuera de nosotros, pero nunca ha estado ni dentro ni fuera, porque es esencialmente lo que ya somos. Por eso esta Conciencia nos invita a desnudarnos de lo que la oculta, a silenciar los modos del ser, para acabar entendiendo que somos Ser, y que podemos adoptar cualquier modo de ser, el que al Presente convenga. Y es ese Presente y lo que acontece a cada instante en nuestra vida, lo que es en sí mismo la Vida. Nos hace partícipes de Sí misma a través del milagro de la existencia en la que Ella se prodiga en donaciones de Sí misma, por eso baila consigo misma en una oración que es música celestial. A cada donación que surge en el movimiento de la existencia le ponemos nombre y rostro, pero si miramos en los ojos de cuanto existe y con los ojos del alma que nos es común a todos y a todo, tomamos clara conciencia de que sólo hay Una Vida y que nosotros, como hijos pródigos, podemos abrazarla en el Presente, a cada momento. Entonces, nuestro viaje, el de la conciencia hasta la Conciencia habrá concluido. Todo territorio es sagrado. En el Silencio, en la Conciencia que trasciende la vivencia misma está la plenitud de cada instante, la del yo que se ha diluido en el Yo Universal. Cada momento es la puerta al Eterno Ahora. Ya sólo restará permanecer despierto a esta conciencia que es Conciencia y en ella descansar, un descanso que es pura acción. He aquí uno de los misterios en que se goza el Universo.
Viernes 3 de febrero
Cualquier viernes, cualquier día en el calendario podría parecer igual, pero también muy distinto, tan variado y diverso como el universo mismo, que siendo Uno, desde cada uno de sus átomos puede advertirse una perspectiva diferente. En la intención de nuestro taller está llegar al centro común de cada uno de esos átomos; nos asiste el propósito de entender mejor la relación entre todo los que coexiste, y consiguientemente las circunstancias en que cada uno de nosotros nos desenvolvemos y maduramos. Hoy vino un hermano nuevo. Se acercó al taller después de varios meses. Nos damos cuenta de que son los propios internos los que se animan entre sí a participar de esta experiencia del compartir consciente. No sabemos muy bien cómo la Vida nos reúne en la misma celda del vivir cotidiano. Cada vez que un hermano asiste por primera vez al taller todos asistimos por vez primera también. Sin saber bien cómo sucede, las palabras son siempre nuevas, y aunque parecieran distintas o las mismas, siempre están cargadas de una idéntica intención que en sí misma es renovadora. Y lo mejor es que las palabras no son de nadie, y sin embargo los silencios son de todos. Es este silencio tan espectacular que se produce en el taller, el que nos ofrece un manantial de agua viva siempre accesible a nuestra presencia. A lo largo de un año de taller podemos percibir un movimiento que, lejos de ser algo pretendido o creado por nosotros, es algo natural, muy fresco y cálido a la vez. No es fácilmente definible; fraternidad podría ser la palabra que mejor lo describa. Este movimiento fraterno es el de la Vida misma, movimiento siempre presente, incesante. Si llegamos a percibirlo, siquiera a vislumbrarlo, quedamos invitados a ser parte de su aroma y fragancia. Cada día es la sagrada oportunidad de unir lo distante a lo presente, de ser parte del movimiento consciente. Y no importa en qué medida cada cual se exprese ya no habrá separación más que en lo aparente.
Viernes 27 de enero.
Nos reunimos hoy doce almas. El vínculo entre nosotros es cada día o cada semana más estrecho y cercano, más amigable, más entrañable. Nos abrimos todos al reconocimiento de lo que es común a todos nosotros: la Vida misma. Estamos aprendiendo a ser fraternos y para ello el hermano es la piedra angular de toda la experiencia. Cuando reconozco al otro como parte de mí y a mí y a nosotros como parte de un Todo mayor empezamos a abrir un portal que nos lleva a una felicidad que apenas podemos nombrar o identificar. La Vida se expresa en sus múltiples dimensiones y profundidades y nosotros reverentemente y de manera humilde nos abrimos a Ella. Tomamos conciencia de lo que no comprendemos y de lo que no alcanzamos a interpretar con nuestra mente y nuestros sentidos. Sin embargo, en este vacío en el que se intuyen los misterios, la Vida regala aromas de presencia que son en sí mismos las claves de una comprensión mayor. Hoy les habíamos llevado dos libros para su biblioteca, su autor era el Dalai Lama y trataban sobre la felicidad en la vida diaria y sobre la felicidad en el trabajo. Y causalmente, sin que ellos supieran que les habíamos llevado esos libros, surgió el tema de la felicidad. Surgió una reflexión y una pregunta: ¿Se puede ser feliz en la cárcel? ¿Se puede ser feliz ante una limitación a nuestra libertad de ser y de realizar? Las respuestas fueron varias. Algunos de los hermanos sostenían una posición, muy común por lo general a la mayoría de las personas, la que niega la felicidad, y sólo acepta un cierto estado de alegría cuando alcanzamos un logro u obtenemos un bien o algo deseado, si bien es transitorio y es seguido de un estado de tristeza cuando se pierde. Otros afirmaron que sí que es posible un cierto estado que, si no se atrevían a calificar como felicidad, sí lo asociaban a la armonía y a la paz interior. En particular hubo varios testimonios de hermanos que afirmaron estar en paz y en armonía, en un estado que desconocían en sus vidas previas. Se trataba de un estado que no cambiarían por la libertad de la que antes gozaban. Para ellos había sido toda una conquista o descubrimiento. Afirmaban que lo más importante de la vida era gratis, que no se podía comprar con dinero. La Vida ya nos proporcionaba lo que necesitamos y todo está a nuestro alcance en la medida que abrimos nuestros sentidos internos hacia ello. Esto nos llevó a considerar que lo que nos produce la alegría cuando alcanzamos un logro u obtenemos un bien no es sino un reflejo de un estado interior. Aunque no supimos muy bien ponerle el nombre había un reconocimiento de que esa alegría era un reflejo de algo interno que ya poseemos. Esta es la explicación de que buscamos la belleza, la verdad, la bondad porque ya somos en nuestra esencia la belleza, la verdad y la bondad. Es nuestra alma la que nos impele a completarnos a través de nuestras experiencias y son nuestras experiencias las que nos permiten tomar conciencia y actualizar lo que en potencia aguarda para ser realizado. Todos convinimos que a lo largo de nuestras vidas hemos experimentado un estado de plenitud, de armonía, de un estado completo al que no le falta nada. Y aunque esta experiencia sea momentánea o transitoria, y aunque esta experiencia no sea registrada por nosotros con el nombre de felicidad o plenitud, ello nos acerca a nuestra esencia: un estado de armonía que se extiende más allá de los límites y de las circunstancias, un estado de armonía que surge de la atención y aceptación de un presente que es un vacío de todo lo que sobra y es un lleno que no necesita ser completado.
Viernes 18 de enero
El aroma y la fragancia de Rosina ha estado presente durante toda la semana. Así me lo han hecho saber los hermanos. Querían saber más de ella y cuándo podría volver a estar entre nosotros. El estímulo de un servidor nos hace crecer. Nos hace cuestionarnos nuestro modo de vivir y qué y quién es este sujeto que vive las experiencias, su lugar en el mundo y el sentido del mismo. Algunas de estas preguntas surgieron poderosas e inquietantes en nuestra reunión de hoy. La visión que Rosina nos diera del país donde ella se ha entregado en vida, no importa su nombre, es el retrato de una parte del mundo que habitamos; es un retazo de realidad. Podría ofrecernos una visión pesimista y desesperanzadora porque no sabemos bien cómo poder transformar un inframundo en un mundo armónico. A tal pregunta mi respuesta fue qué no sabía cómo podríamos cambiar ese mundo, que tenemos pocas respuestas, que el ser humano es extremadamente complejo y estamos por descubrir nuestra verdadera naturaleza y capacidades potenciales. Pero precisamente es eso lo que nos trae a estas reuniones, a estos emprendimientos y al encuentro con la vida misma: descubrir lo que es nuestra verdadera naturaleza y ver más allá de lo aparente. Porque en el inframundo donde Rosina servía, también había un cielo, el que ella encarnaba con su presencia sagrada. Y Rosina y el néctar que ella extraía de cada uno de sus actos ha evocado en nosotros que quizás haya una respuesta: la del colibrí. Cuenta la leyenda o el cuento que ante un gigantesco incendio en la selva se hallaba el pequeño colibrí portando en su pico una gotita de agua, e iba y venía al río a por una gota, y otra gota, y otra gota, incansable, tratando de apagar el fuego, cuando el león advirtiendo el peligro le llamó necio al colibrí y le invitó a que huyera, pero ante la insistencia del león, el colibrí le contestó: sólo hago mi deber. Gota a gota, incansable al desaliento es la labor de los servidores consagrados que, no importa en las circunstancias que el karma les ha procurado, se afanan en hacer su dharma, se consagran a transfigurar la materia y traer a nuestros sentidos el espíritu que la habita. Les hice ver que la foto o el retrato, un momento particular de nuestra vida o de la de la humanidad, no ofrece nada más que lo que ofrece eso, una instantánea, que no es una película que pudiere ofrecernos su historia desde el principio hasta el final. Cada uno de nosotros, como el colibrí escribimos unas letras apenas de ese libro de la vida, y si apenas escribiéramos sólo cuatro letras, las del amor, seríamos héroes o heroínas como el colibrí o Rosina. Les he hablado de la intuición de un mundo inefable al que no podemos referirnos con palabras, pero que está presente en el alma del colibrí y en nuestros corazones, y que aún a pesar de nuestra aparente pequeñez y falta de madurez ya portamos en nuestro interior ese néctar y esa agua de vida, y que bien vale dejar a la Vida que ella nos hable y aliente, descansando en lo invisible, confiados, sabedores que nada permanece sino la Vida.
Viernes 13 de enero
Hoy nos ha visitado el cielo, o un ángel, lo que para mí es lo mismo. Rocío desde sus silencios invoca y las respuestas del cielo llegan a nosotros en formas variadas de presentes. En sus causales contactos conoció a Rosina. Sí, hoy nos ha visitado un ángel, a la que sus padres llamaron Rosa, pero a quien por su pequeña estatura y complexión de niña le cambiaron el nombre por Rosina, porque tan pequeña era que no alcanzaba a ser una Rosa. Pero la presencia de Rosina revela algo muy distinto, un ser que tiene la estatura del Cristo. Apenas la vi, y ahora que escribo estas líneas, tengo la convicción de conocerla de siempre. Ahora pesa 43 kilos, ha recuperado 12 kilos desde una terrible enfermedad contraída en el país africano donde realiza su labor evangelizadora como hermana misionera Mercedaria. Este néctar de los dioses que es Rosina vino a visitar y a endulzar la vida de nuestros hermanos internos. Ella es pura esencia de amor y compasión, pero también valor y arrojo innegables para enfrentar lo que haga falta, así se percibe, no sólo por su obra sino por su mera presencia porque, aunque no hable, sus silencios y sus ojos son puro fuego, balsámico y abrazador. Durante una hora y media estuvo explicando y compartiendo sus vivencias de más de treinta años de donación ininterrumpida a los desheredados de la tierra, a quienes viven sin agua y no conocen la electricidad, a quienes con suerte comen una vez al día y no saben lo que es una vivienda o trabajo. Un inframundo en el que la supervivencia es la única sinrazón, porque apenas no hay otras razones para vivir. Allí Rosina ha vivido hasta que su enfermedad derivó en un coma por nueve días, y cuando pensaban ya en la repatriación de su cadáver, abrió los ojos para asombro de todos. Ella había vivido durante estos días un encuentro con lo más inefable de sí misma. Como nada es casual algo me llevó a preguntarle y ella me reveló con la dulzura de sus ojos y la humildad de un corazón que no cabe en su pequeño cuerpo, haber vivido durante ese proceso una revelación, una comunión tan profunda con la vida que ya no desea nada, apenas su único deseo que mantenga sea el de volver a la tierra donde su alma se ha entregado por completo, hasta vaciarse tan enteramente de sí misma que se ha llenado de Cristo, de Dios y de bienaventuranza para todos los que ahora tenemos el regalo de su presencia, aunque sea por escasos instantes. Rocío y yo en nuestras aproximaciones a nuestros hermanos cosechamos abrazos, Rosina los habrá de cosechar del mismo Dios. Nos contaba cómo en las cárceles que ella frecuenta la más habitual de sus tareas era retirar los cadáveres de los presos. Seres humanos tratados como bestias, todavía hoy en día con grilletes, sin agua ni comida, que han de pagar por su estancia aun cuando tampoco dispongan de celdas, y a los que sin las ayudas de sus familias mueren sin más remedio. Rosina nos quiere hacer ver que ella nunca hizo nada, que sólo asumió la tarea que la Vida le fue presentando y que aprendió a amar a cada trago de la amargura y desesperanza que intercambiara con sus hermanos pobres, con los cristos invisibles, con los crucificados a quienes ofreciera el néctar de la dulzura del que su corazón es sagrado venero. Sí, hoy hemos visto a Dios en forma de pequeña gran mujer. Cuánta entrega y servicio, cuán estimable ejemplo del que aprender. Hoy somos todo agradecimiento, y sin excepción hubo un ruego de todos los hermanos presentes, por favor Rosina vuelve pronto, te necesitamos.
Viernes 6 de enero.
Hoy es un día de fiesta que, entre los cristianos, se conoce como la “Epifanía del Señor”. Se nos dice que etimológicamente significa “manifestación” y si lo referimos al Señor, estamos aludiendo a los momentos en que Jesús se manifiesta o revela al mundo. Por ser hoy viernes festivo, entre los hermanos habían hecho apuestas sobre si iríamos a la prisión a compartir con ellos. Y las apuestas, aunque no eran coincidentes, todas estaban revestidas de un anhelo muy sincero: todos estaban deseando vernos, abrazarnos y compartir un sencillo rato, al que hemos llamado taller. Como reyes magos Rocío y yo les hemos llevado tres regalos, unos pocos caramelos, un calendario con todos los santos del año y un corazón en madera. Hoy he sentido que con muy poco se puede endulzar un rato, que todos los días son santos y que en un pequeño corazón de madera palpita y late el amor de la Vida. Hoy he sentido que, en cierta manera, en nuestro taller todos estamos siendo carpinteros de nuestro destino, tallando con atención e intención la noble madera de nuestros cuerpos groseros para delinear primero y manifestar después el espíritu que la habita, noble y bello. Cuando aparecimos hubo quien se sintió vencedor en su apuesta, pero todos sin excepción compartimos la misma alegría, el don del regalo. Si esperamos pasivos a que Jesús, la verdad o el amor, se manifiesten y presenten ante nosotros nos estaremos perdiendo el verdadero mensaje de Jesús, su regalo porque Él, como avatar, siempre es presente en el cíclico tallar de la Vida. Si Él es palabra viva, no puede no estar presente vivificando cada instante, cada átomo, cada corazón. Sabemos que incluso lo manifiesto puede ser, y de hecho, es negado por nuestros sentidos, por ello no es de extrañar que si sólo nos relacionamos con lo más externo y superficial, con el dolor de las briznas de madera que la Vida cincela, no seamos capaces de ver la transparencia y gozo de su presencia, no es de extrañar que no vislumbremos ni intuyamos que en cada madero existe sagrada figura, piedad eterna que como madre nos recoge en sus brazos en cada morir de nuestros sentidos. La belleza siempre está y estará presente. En mis conversaciones interiores con el Alma acerca de lo que acontece, encuentro que Jesús no se entristece por nuestra escasa visión y destreza, no le entristece, aunque le duela, nuestro lento tallar, porque Él, como buen Maestro y carpintero del Alma, aún antes de tallarla ve la obra acabada. Jesús representa y es la manifestación de la Vida o la Vida en plenitud manifestada. Jesús es movimiento, oración universal que al microcosmos de nuestras pequeñas vidas se regala, en un renacer de avatares de Amor que dan continuidad a Jesús en un Presente sin tiempo.
Viernes 30 de diciembre.
El pasado viernes 23 no asistí al taller por estar de viaje, pero Rocío estuvo por los dos. Cuando uno no puede el otro puede por los dos. Estamos llegando a un grado de comunión entre nosotros y con nuestros hermanos que es un muy preciado regalo. En estas fechas se suelen hacer regalos para demostrar nuestro afecto y nuestra unión, y no nos importa que estos regalos suelan venir revestidos de materialidad porque los envolvemos con nuestro mejor aprecio. Si, más allá de la materialidad, podemos ver en todo cuanto nos circunda un alma que da sentido a lo que hacemos, al cómo vivimos. A pesar del desvarío del ser humano, y aunque las más de las veces no seamos capaces de percibirlo, el Alma controla la forma externa, incluso el desvarío, y es portadora de la luz y del amor que subyace a cuanto acontece. Si, como decíamos un corazón lúcido y una mente amorosa pueden afrontar el mundo y redimirlo de sí mismo. Hoy 30 de diciembre, cuando termina un año y los seres humanos hacemos balance todos nosotros nos sentimos inmensamente regalados por la Vida que quiso hacernos partícipes de esta experiencia sagrada que es conocer en profundidad nuestra condición, la condición de nuestra naturaleza humana, siempre acompañada de la sagrada revelación de la esencia divina de la que está conformada, en la que vive y de la que es parte inseparable. Aprendemos en nuestras cárceles personales la libertad interior que posibilita la expansión de la conciencia y el eterno abrazo de amor, de luz y de poder que comporta. Esta libertad es la Verdad misma. Vivir la verdad es ser libres y nosotros estamos aprendiendo a vivir la verdad de la Unidad de todo cuanto existe, estamos aprendiendo a vivir la fraternidad, estamos aprendiendo como infantes el Lenguaje del Corazón, estamos aprendiendo a leer como infantes las letras de sabiduría con que el Cosmos entero escribe sus mejores sinfonías y entre todas la más necesaria, la del Amor.
Viernes 16 de diciembre.
Se acerca la navidad. Los hermanos nos habían pedido si podíamos llevarles películas de temas navideños para poder proyectarlas en la sesión dominical de que disponen para visionado de películas. El sentimiento de tristeza y soledad es aun mayor en estas fechas. Pudimos acercarles algo de la navidad gracias a varias películas muy apropiadas para estos días. Las reflexiones de la semana anterior nos invitaron a ahondar sobre la necesidad de la confianza, de fortalecer en lo más posible la intuición de nuestra naturaleza divina, de toda la potencialidad que anida en nosotros y que tan desapercibida está ante nuestros sentidos poco desarrollados. Si la semana pasada hablamos de supervivencia y de la dificultad máxima de “ser nuestra mejor versión” y de los abismos que nos acechan aun cuando queramos vivir con presencia y consciencia, esta semana nos ha puesto a prueba a todos. Previamente a iniciar el taller pude observar un incidente entre dos internos, uno de los cuales suele asistir regularmente; un enfrentamiento que pareció no tendría mayor transcendencia. El taller comenzó recordando a Rocío y su presencia entre nosotros, y como a ella le gusta, lo iniciamos con unos minutos de silencio que, además, esperaba yo en lo más interno de mí mismo pudiera contribuir a sosegar y serenar el ambiente. Por espacio de una media hora hablamos de la posibilidad de utilizar mantrams para permanecer en la luz, en la consciencia de lo que vivimos en el día a día, para permanecer en la conciencia de unidad. En hoja impresa les escribí varios mantrams cuyo nexo es la afirmación de la naturaleza interna en sus aspectos de luz, amor y voluntad, y la reconexión con nuestro Ser y sus potencialidades. Durante el silencio y esta primera media hora el grado de atención y de serenidad llegó a ser sobresaliente, al menos así me lo parecía… sin embargo sin saberlo estábamos viviendo a un tiempo el cielo y el infierno, el infierno y el cielo, dos estados de conciencia curiosamente tan distantes pero también tan próximos. Y justo cuando nos referíamos a la necesidad imperiosa de intentar dar lo mejor de nosotros mismos, el abismo desató una tormenta y sus peores energías… Asistimos a un episodio de violencia inesperado que precisó de la intervención de todos. En primera persona pudimos ver cómo uno de nuestro hermano estaba tan descentrado de sí mismo que perdió toda conciencia de lógica y de realidad. La cooperación de todos permitió devolver al hermano la calma y como si de una montaña rusa se tratara nos vimos en un momento en lo más alto y en otro en lo más bajo. Un solo instante de amargura y de miedo descontrolado nos lleva al abismo y a una guerra que siempre dejará secuelas difíciles de curar. En cada uno conviven todas las posibilidades, la guerra y la paz. En cada uno y en todos. Cada uno es el reflejo del mundo, somos el mundo a escala, y cada uno necesitamos del otro el mayor aprecio y comprensión, del afecto y la inteligencia de los demás. Pude ver en los ojos del hermano el miedo, la angustia, la soledad y la ausencia de brújula, vi también el miedo, la angustia y la soledad del mundo y nada me era ajeno. Cuánto nos necesitamos de esta nuestra única brújula, la fraternidad, cuanto necesitamos esta fraternidad a la que le debemos toda nuestra energía, amor y luz, a la que le debemos toda nuestra mente y corazón. Que la personalidad no se desanime, que la personalidad se desnude de sus pobres ropajes y se vista sólo de Alma, porque lo que imposible para la personalidad no lo es para un corazón lúcido y una mente amorosa.
Viernes 9 de diciembre
Hoy nos hemos encontrado diez hermanos. Tenemos la sensación, y por qué no también decirlo, la certeza de que estamos haciendo nuestra particular sinapsis en el Corazón grupal. Nuestro particular latido es el latido del Corazón y cada encuentro fortalece la relación. Hoy hemos compartido reflexiones sobre la fortaleza. Rocío trajo un libro muy a propósito. Tan a propósito que como sabemos que nada es casual, el libro “Tenía que sobrevivir” de Roberto Canessa venía a ser el estímulo preciso que todos necesitamos. En este libro este médico y exjugador de rugby uruguayo narra la historia que vivió cuando el avión en el que viajaba el equipo sufrió un accidente cayendo en medio de la Cordillera de los Andes. Este es a buen seguro un libro diferente sobre aquella tragedia de los Andes. Nos ofrece su visión psicológica del percance y cómo este “accidente” le inspiró su vocación para salvar vidas. Hemos profundizado en los atributos que son parte de la esencia de todo ser viviente en la naturaleza: Voluntad o Energía, Amor-Sabiduría e Inteligencia. Nos hemos detenido en este primer aspecto de la fortaleza o poder del que disponemos en cantidades sin límites. La Vida nos va procurando a cada cual el “accidente” conveniente o necesario en la ruta hacia el despertar consciente a nuestra naturaleza divina. En ocasiones podrá ser una montaña nevada, en otras una pequeña colina, nos toparemos con barrancos en apariencia infranqueables, con una cuenca, quizás con una cuesta al final de la cual hallaremos acuíferos, arroyos, cascadas o lagos. El Río de la Vida nos transporta y aunque pueda discurrir a veces sereno y tranquilo otras lo hará en forma de peligrosos rápidos. Sin embargo, en cualquier parte del viaje, el agua estará en una u otra forma presente: El Agua de la Vida más abundante, que está presente como potencia impulsora y sanadora. Los hermanos nos han dado hoy testimonio de la dureza del “accidente” que la Vida les ha traído a su particular peregrinaje. La dureza del día a día aún vivido con presencia y consciencia se torna en abismos que quisieran tirar por tierra todo el camino recorrido. Agradecen estos encuentros y estos pequeños ratos como si fueran remansos, manantiales de paz, pero tan efímeros que la realidad del medio les sobrecoge tan pronto como retornan a ella. Les animamos a que no se desanimen. El alma ha de estar presente y todo nuestro afán deberá ser el de permanecer en el estado del alma, donde hay luz y por tanto perspectiva para intuir que nos espera otro paso en el que tendremos conciencia de ser llevados de la mano. Hoy nos vamos, como siempre entre abrazos abrazados, pero también con un sentir y honda pena por la frustración que sienten en la lucha por la supervivencia; y es que, nos relatan y nosotros comprendemos, no todos hemos percibido todavía la realidad de una unidad que subyace y entreteje cada particular “accidente” del sendero, una unidad que hace de cada parte del camino la trama de la misma Vida.
Viernes 2 de diciembre
Hemos comenzado un nuevo mes, una nueva oportunidad. La visión que tenemos de la vida y de lo que acontece varía enormemente en función de nuestro estado de conciencia, y éste, las más de las veces, está condicionado por las circunstancias que vivimos. Un hermano me decía antes de comenzar nuestro habitual encuentro. Mañana es sábado, y pasado es sábado y el siguiente es sábado… todos los días eran el mismo día. La meditación y el centramiento en lo esencial de cada uno puede llevarnos a liberarnos de las circunstancias y a comprender lo que vivimos, a sentir que lo único, inmutable y esencial en nuestras vidas no es susceptible de ser condicionado ni nuestra visión de ello limitada. El mirar más atenta y profundamente a la Vida nos permite liberarnos de lo que hasta ahora consideramos como circunstancias condicionantes, y a sentir que éstas tienen una función y un sentido. Hoy hablamos de que existen distintos estadios en nuestra manera de encarar la vida profesional, pero que es aplicable a cualquier faceta de nuestra realización. En un primer momento trabajamos para obtener un dinero y poder subsistir; después pasamos a hacer las cosas bien para obtener reconocimiento y un mejor salario; un estadio más avanzado o superior sería el siguiente en el que tomamos conciencia de que, además, el trabajo sirve para sentirnos bien o realizados; en un paso más podemos percibir que, además, hay un sentido de utilidad, de servicio a los demás, y que formamos parte de una interminable cadena de donaciones, del entramado en cómo el universo se despliega ofreciendo sus dones. Un último y más elevado estadio sería aquel en que tomamos conciencia profunda de que nosotros nunca hemos hecho nada, no somos el protagonista de ninguna acción y que ha sido la Vida quien en su Inteligencia se ha sido la única y auténtica protagonista. Este último estadio es pura contemplación en la acción, y no sólo es posible sino inevitable en el tiempo. Pero antes de poder llegar a este estado meditativo, hemos de comprender bien los procesos en los que estamos inmersos, sin juzgarlos, mirándolos en un afán de investigar y de sondear territorios de la conciencia que ahora presentimos, que luego sentiremos para, finalmente simplemente tener conciencia del Ser presente en todas las formas de existencia.
Viernes 25 de noviembre.
Hoy empezaremos por el final. Tras nuestro encuentro quedó en el aire, a modo de síntesis, la siguiente reflexión: “Menos mente, más Corazón”. Escribimos mente con minúsculas y Corazón con mayúsculas. Nuestro mundo mental cuando no está iluminado por la Luz del Corazón se convierte en un círculo vicioso de palabras, de ruidos, de condicionantes, de limitaciones. Esto no lo advierte la mente concreta, pues ella sólo responde a su propia naturaleza y finalidad. Es un instrumento, pero ella no lo sabe, ha de aprenderlo, pero mientras lo hace o no, ella se cree soberana, rey y dominadora de su mundo. El sufrimiento lo concibe como cosa ajena, pues es su capacidad de escapar de la culpa la misma que la de la supervivencia de quién no entiende que es eterna y que nada permanece sino la Vida. La expectación que se genera en nuestros encuentros llega a una atención serena, que es madre del silencio y que en el silencio es Vida. Tenemos que aprender a mirar esa expectación, esa serenidad, ese silencio, esa Vida, porque nada hay que no sea la misma y única Vida. Vida que es inefable, eterna, sin límites. Esta conciencia de Verdad, de Libertad cuando se vislumbra aunque sea mínimamente en un centro de reclusión adquiere una importancia extrema, porque es autogeneradora de todas nuestras potencias, de nuestra Energía, de nuestro Amor y de nuestra Inteligencia. Si por un instante nos damos cuenta de que nuestras personalidades han quedado diluidas en esta armonía del encuentro, no importa el contenido de las palabras, entonces la Vida se abre paso entre nuestra torturada mente, y la consuela, la ilumina, le otorga una dimensión nueva porque haciéndose niña encuentra su casa en lo divino, más allá de sus ruidos, condicionantes y limitaciones. Sí, hay que empezar siempre por el final que es el principio, porque no hay otro paso: Un solo Corazón y muchos latidos. Que nuestra percepción del latido da la Vida nos haga reposar en el abrazo del Corazón Uno, y con Él ser dueños de la bendición Universal que se goza en todas sus creaciones.
Viernes 18 de noviembre.
Al llegar hoy al centro los hermanos estaban disfrutando de una merienda que, una vez al año, les ofrece la pastoral penitenciaria. Tuve la oportunidad de compartir con ellos la merienda y de conocer a tres de sus voluntarios, todos ellos jubilados, que realizan allí distintas actividades, algunos con más de veinte años de experiencia. Son muchas las personas que donan parte de su tiempo y de sus vidas, y de las que todos podemos aprender mucho. Estas personas, sin duda, y desde su servicio constituyen sus pequeños núcleos de fraternidad. Veinte años de dedicación desinteresada son la muestra de que hay un alma a la que no le están vedados ningún espacio o lugar, y que son testimonio de una fraternidad que existe, que es real, aunque muchos estemos empezando a descubrirla y otros no la perciban o incluso la nieguen. También tuve la ocasión de compartir con un hermano que no suele participar del taller de meditación. Su testimonio de vida, relatado en apenas quince minutos me pareció que, en cierta forma, era el de la humanidad en su conjunto, el del ser humano que transita por territorios de luz y de sombras, de éxitos y fracasos. Relataba que, aun sin tener estudios, pudo hace carrera para auxiliar a su madre viuda y con muchos hijos y carente de recursos. Me contó como casi sin darse cuenta cayó en la adicción del alcohol y sufrió un auténtico infierno del que no sabía salir. Gracias a 5 años de terapia consiguió rehabilitarse y dedicarse al voluntariado en muchas actividades relacionadas con la ayuda a la superación de adicciones; pudo reconciliarse con su familia a la que no abrazaba hacía años. Fatalmente por causa que no comentó ni jamás preguntamos, había ingresado en prisión. Entre sus prácticas habituales estaban la de ser muy disciplinado y la de hacer mandalas, a través de los cuales comentaba, una vez terminados, le hablaban de su mundo emocional y de cómo superar sus dificultades. Había aprendido por si mismo cómo sólo desde el nivel mental era posible sanar los niveles emocionales. Le pedí que a modo de mandala escribiera su relato. Quizás lo haga. Entre tanto seguiremos haciendo silencio y escuchando a la Vida muy atentamente, a todas las voces que Ella nos regala.
Viernes 11 de noviembre.
Hoy ha sido un día memorable, inscrito ya en la memoria de lo eterno, sin tiempo. Hoy hemos aprendido todos juntos a ser algo más libres y agradecidos. Las palabras no bastarán para expresar la libertad sentida, pero en cada una de sus letras y entre el silencio que a cada una alumbra reside el Amor que las inspira. Un mismo Amor que a todos nos abraza, unifica, relaciona y se goza en el juego de la Vida. Uno de los hermanos salía hoy de la prisión, pero su libertad interior había sido ya anuncio durante su internamiento entre estos muros de su verdadera condición. El testimonio de sus hermanos ha sido un testimonio pleno de autenticidad y de un sentir profundo alumbrado desde mucho más allá de las lágrimas y de los abrazos. Estas lágrimas y abrazos han sido sólo la muestra o el modo en que resonaron nuestros corazones. Un sentir profundo que es amor incondicional. Esto es libertad. La que este hermano nos ha sabido enseñar durante su internamiento. La disponibilidad, la sonrisa, la apertura a la necesidad del compañero, su presencia serena y atenta en nuestros encuentros. El agradecimiento de sus propios compañeros ha sido el mejor de los posibles regalos, porque ha sido el reconocimiento de la visión lúcida de una esperanza que todo lo hace posible y realizable, aún entre muros no deseados. Nuestra conversión no es sólo posible sino una evidencia. Todo y mucho más ha sido lo compartido, el fruto de una experiencia que nos demuestra que somos más allá de lo aparente, de lo que nosotros y los demás podamos pensar de nosotros mismos y de los demás. Somos Amor y Luz para aquellos con quienes la Vida nos ha alineado. En nuestro viaje de la conciencia surfeamos las olas de la paradoja de la vida y arribamos a las playas donde la libertad y el amor no encuentran fronteras. En este espacio sin tiempo podemos darle sentido a un tiempo psicológico que no alcanzamos a aceptar. En este tiempo sin espacio hemos aprendido lo unidos que estamos, porque no hay muros que separen la conciencia del Ser que es Amor y Luz. Un Amor y una Luz que se expresan como Atención sagrada al pequeño instante que surge ante nosotros, como la ola que no hay que rechazar porque es la que nos aproxima al destino, a un Origen que se sabe también Camino, a un Camino que es el Destino Eterno sin tiempo. Hoy y mañana y a cada instante cuando evoquemos el rostro del hermano, su sonrisa y ojos azules, cuando evoquemos al hermano que ya no está entre muros, nos sabremos todos libres en la Conciencia que traspasa nuestras propias fronteras. Ahí donde todo es Libertad, ahí nos encontramos. La dicha quiso regalarnos también el instante cuando nuestro hermano se abrazaba a su familia en los aledaños donde la espera se disuelve en un abrazo inenarrable. Cinco seres se fundieron en este abrazo en el que ya no podíamos distinguir una figura de la otra porque sólo había el Alma Una de todos ellos, la ternura de una madre que nunca estuvo separada de su hijo, los corazones de su hijo y de su hija que siempre fueron sustento, la alegría incontenida de su hermano, que nos hizo también sentirnos a todos Hermanos Uno. Gracias Hermano.
Viernes 4 de noviembre.
En ocasiones nuestra presencia no es posible y transcurren dos semanas entre encuentro y encuentro. Se nos antoja que es mucho tiempo. Un voluntario, cuya actividad se prolongaba en el tiempo por más de treinta años visitando cárceles y atendiendo a sus internos, me confesó su creencia de que somos como pequeñas plantas, que han de ser atendidas y regadas, cuidadas y alimentadas cada día, al menos cada semana, en este caso. La presencia cuando participa de la naturalidad y sinceridad de lo interno escapa al tiempo. Esto en cierta forma nos consuela, porque crea lazos o más bien habría que decir que los saca a la luz, los alumbra. Nuestras separaciones son más fruto de una visión corta, miope, inexperta que fruto de la Realidad que Es. Todo acercamiento entre personas no es, en última instancia, sino el diálogo de la Vida consigo misma. Todos formamos parte de esa Vida Una y este es el descubrimiento a realizar. Realizado el descubrimiento se produce la Realización. En este acercamiento, hoy hemos hablado del silencio, porque un retiro de silencio había sido la causa de nuestra ausencia la semana anterior. Explicar lo que es el silencio, lo que el silencio es para cada uno de nosotros es tarea imposible, porque el silencio no es una idea, ni una creencia; es por el contrario una experiencia y, como tal, ha de ser experimentado. Todo acercamiento mediante el estudio encaminada a la comprensión de nuestra naturaleza, expande nuestra conciencia y nos acerca al silencio. Todo acercamiento mediante la oración contemplativa o la meditación, sin otra pretensión que la de abrirse al Ser que somos, nos sumerge en la profundidad de la Realidad que somos. La vida espiritual está llena de paradojas. La mente no comprende lo que en el Corazón es luz. Cuando la voz del Corazón se expresa lo hace como luz silente que no precisa de palabras ni de signos externos. Esta luz bien puede ser denominada como silencio, pero hay mucho más porque hay muchos grados de percepción de la luz y del silencio. No hay muchos silencios, pero sí muchos estados de conciencia desde donde se percibe o no el silencio. Entre nuestras primeras conclusiones cuando nos aproximamos a la vida espiritual es que nos sobra de todo, y que sólo en la ausencia de todo lo que es ruido, lo que es superfluo, se abren nuevos campos de cognición y percepción. Es entonces cuando descubrimos una nueva sintonía que es común a todo cuanto existe, porque es la propia comunión del universo consigo mismo. Hoy hemos hecho un silencio al comienzo y al final de nuestro encuentro. El grado de profundidad alcanzado no puedo explicarlo, tan sólo decir que han sobrado palabras finales que se tornaron en tantos abrazos como hermanos allí estuvimos compartiendo el regalo del Silencio.
Viernes 21 de octubre
Se cumplen nueve meses de nuestra presencia en el centro y de la actividad del taller de meditación. Quizás convendría preguntarse si tras este tiempo de gestación algo ha sido dado a luz. Quizás no sea tan importante la respuesta como el hecho de la sola presencia, como el hecho de permanecer disponibles y atentos a lo que esa Presencia mayor nos regale a todos, a ellos y a nosotros, a todos en definitiva porque la Presencia, a través de nuestra presencia, disuelve nuestras pequeñas identidades en la Identidad Una del Amor. A lo largo de este tiempo hemos visto como ciertas cosas van cambiando y otras son aparentemente las mismas. Rocío me dijo en cierta ocasión: El año tiene 365 días; en la cárcel los 365 días son iguales y el mismo. Hemos tenido la oportunidad de conocer a muchos hermanos, unos vienen al taller y dejan de venir por distintas circunstancias, algunos porque por fin terminan su reclusión. A lo largo del tiempo unos hermanos invitan a otros sin que por nuestra parte fuera necesaria ninguna invitación más. Hemos podido observar que cuando se encuentran mal dejan de asistir y cuando lo comentamos con ellos les hacemos ver que lo importante no es que puedan o no atender o entender sino el mero hecho de estar allí todos juntos unidos, sin más. No decimos nada nuevo, porque nada nuevo hay que decir que no esté en nuestros corazones, en el de cada uno de nosotros. Tratamos de compartir que el Corazón es ya el asiento de la verdad, de la belleza, de la bondad, y que es allí donde cada uno ha de centrarse y desde donde ha de mirar y encontrar o más bien redescubrir. Pocas son las ideas que hay que presentar, no importa sin con iguales o parecidas o distintas palabras, ejemplos, analogías, ejercicios, prácticas, pero lo que no ha de faltar nunca es el acercamiento, el amor que da testimonio de lo esencial: de la Vida Una que a todos nos anima y de la que formamos parte inseparable. Por eso trataremos de seguir intuyendo cualquier modo que nos lleve a la esencia, a nuestro común origen y que nos explique nuestro común peregrinar por cuantos caminos o senderos se presenten ante nuestros pies. Aquí, donde el tiempo parece que no pase nos parece esencial hacer ver que todo forma parte de la evolución. Que la evolución de la que todo participa es movimiento. Es gratificante ver cómo ciertas reflexiones nacidas de los más profundo de su necesidad están llenas de sabiduría. Todo pasa, todo pasa, todo pasa, nos dicen. Queremos que este pasar sea lo más consciente posible, lo más pleno, lo más sereno posible, y que esta serenidad partícipe de la luz nos enseñe a todos a crear mejores condiciones de vida. Vivir desde el Alma y como Almas es nuestro reto, el de “ellos” y el “nuestro”, sabiendo que sólo el amor nos libera. Seguiremos con nuestra presencia abiertos a la Presencia, al regalo de su Presente.
Viernes 14 de octubre
Hoy ha sido un día especial. En realidad, cada día es singular y único, pero poder percibirlo cuesta mucho, a veces resulta aparentemente imposible. Para amar hay que estar dispuesto a darlo todo. Pero darlo todo implica no quedarse nada para uno mismo. La lección siempre tiene ciertos aditamentos con que aderezar la receta: atención, disponibilidad y adaptabilidad. Quizás sean necesarias otras muchas cosas, pero si no hay atención no podremos percibir más allá de nuestros sentidos ordinarios, no podremos captar el espíritu de la Vida. Si no hay disponibilidad careceremos de la humildad para saber que no somos nosotros quienes hacemos, para entender que nuestras pequeñas formas son sólo un instrumento al servicio de la Vida mayor. Si no hay adaptabilidad no será posible la acción acorde a la necesidad del momento, la necesidad del hermano. Para amarlo todo no podemos tener nada. Esta gran paradoja es la que nos invita la Vida a que escudriñemos. Cuando creemos tener algo, ese algo es acaba configurándose como un mundo de espejismos al que nos agarramos para sentirnos seguros y, curiosamente, es esa falsa seguridad la que nos impide el movimiento continuo. Amar nos ha de llevar a comprender este movimiento de la oración universal que todo lo envuelve y ordena. El Dios, la Naturaleza, el Cosmos, el Universo, la Nada quien en su sagrada Ley todo lo contempla, todo lo realiza. Cuando descansamos en Dios, el esfuerzo deviene inútil, todo es pura armonía, todo responde a la naturaleza de su propio Ser y creación. Quisiéramos comprender la perfección de todo, pero sólo resulta accesible a través de la perfección de lo pequeño. Lo pequeño se muestra ante nosotros como la única realidad y presente que acontece y al que hay que prestarle verdadera atención. Atender se torna en Amar, y Amar es atender a Dios en lo pequeño. Lo pequeño no demanda el conocimiento de lo universal, tan sólo requiera la sabiduría de un corazón sencillo que se entrega a lo pequeño como lo único que existe, sabiendo que uno no es nada, que uno no ha de controlar ni cambiar nada. Hoy ha sido un día especial porque la Verdad se ha hecho presente tal como Ella quiso manifestarse y no como nuestra idea pudiera haber configurado las cosas. Ojalá que siempre podamos ver más allá de nuestros sentidos, que el silencio nos regale sus dádivas cuando el Universo así lo decida, y entre tanto bendigamos lo mucho en lo poco.
Viernes 30 de septiembre
Nos reunimos hoy con nueve hermanos. Dos asisten hoy por vez primera, y como si fuera el primer día iniciamos nuestra charla como si fuera el primer día de todos. Siempre estamos en el primer paso, o quizás sea en el único paso que nos capacita para el siguiente. No tenemos ninguna prisa; no buscamos ningún resultado. La Vida ya nos provee de cuanto necesitamos en nuestro momento presente. Nuestro momento presente es siempre el paso a dar, sabiendo que no se trata de llegar a ningún sitio, porque el Amor está en todo y Es todos los pasos de cualquier camino. El Amor es el camino, pero también el caminante y el acto de caminar. A la pregunta de sobre qué íbamos a conversar hoy surgió de la espontaneidad que habláramos de la experiencia que nos había llevado a estas reuniones. Inevitablemente había que partir desde el principio, pero siempre planteándolo todo desde el terreno de la hipótesis, sin querer dar nada por absoluto o por cierto. La hipótesis nos sugería que miráramos los pasos dados atrás en el tiempo; nos sugería que, para salir de lo recurrente y mecánico de nuestra vida, habría que suspender el juicio y la creencia, y aventurarnos a intuir que existen otros pasos que dar, otros territorios de la conciencia por explorar. Este impulso natural de ir más allá es el impulso del alma, de nuestra naturaleza superior que sabiéndose “Hijo pródigo” ansía por regresar junto al “Padre”. Esta verdad como la Verdad de que todo está ya en nuestro corazón nos invita a mirar en profundidad y trocar lo inconsciente en consciente. En este hacer consciente nuestro caminar, el propio impulso natural nos provee de la lucidez para ver el paso en el presente y el presente en el paso. La toma de conciencia nos dinamiza para un paso más y con ello para la expansión de la propia conciencia hasta nuevos límites y territorios donde el conflicto se torna en armonía, donde la belleza de lo particular nos muestra la Belleza de la Vida, donde lo pequeño contiene la Vida del Todo y donde el Todo se percibe ahora en lo pequeño. En nuestro viaje de la conciencia este mirar es esencial. Es la meditación misma, es la actitud meditativa la que se sintoniza con la Vida, y el libro de la Vida se hace inteligible a nuestros sorprendidos ojos. Lo que antes no se percibía ahora es claridad y luz, es sentido de vida. Todo adquiere nueva dimensión y la fortaleza para amando el vislumbre convertirlo en la luz de cada día. Así que hoy como ayer la Luz está presente y en nosotros se despierta la comprensión de que cada paso, ayer como hoy, es sagrado y bien merece ser andado el camino.
Viernes 23 de septiembre
La ocasión nos reúne con nueve internos y con el Cristo interno que nunca falta a nuestras reuniones. Por eso, quizás hoy hemos hablado sobre la doctrina del corazón. De manera muy fluida surgen las palabras y es porque la atención con que nos reunimos y nos esperan cada viernes hacen del momento algo muy singular. Un hermano había comentado que estaba leyendo un libro interesantísimo y que ya había varios compañeros a la cola esperando su lectura. Este libro no era otro que “La Teosofía en el Siglo XXI” de Carlos Pérez. Comentaba que había muchas cosas del libro que se parecían a muchas de las reflexiones que venimos compartiendo desde hace meses. Le hice ver que el libro, igual que otros de temática espiritual y de distintas tradiciones, se los habíamos llevado nosotros, y que la idea era que los compartieran en la medida que les pareciera oportuno. Motu propio han elegido a un coordinador de la biblioteca, que se encargará de organizar una sección de libros de espiritualidad, religiones, psicología etc. Cuando la apertura existe, la verdad, les explicaba, aparece en sus múltiples formas, esta vez como libros, pero lo más importante es que ellos comprendieran que la Verdad ya se asienta en el Corazón de cada uno de nosotros, y que como dijera el Buda y otros insignes maestros no creamos en algo porque otros lo crean, o porque se nos digan que ha sido inspirado por ángeles, o porque pertenezca a libros considerados sagrados, sino que lo creamos después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia. Reflexiono con ellos para que, al menos como hipótesis de trabajo, consideren si cualquier verdad que se les presente, no importa cómo ni a través de quién, encuentra en su corazón algún asentimiento, algún viso de certeza, aunque no sepamos explicarlo con nuestra mente. Les hacemos el planteamiento de que la Verdad ya es parte de nosotros como lo es la propia Vida. La Verdad nos habla de la Vida, y siendo nosotros parte inseparable de la Vida, la Verdad se revela a sí misma en un movimiento eterno que me gusta llamar la oración del universo. Hemos hablado de que tenemos ante nosotros un sagrado deber, que no es otro que el de tomar conciencia del presente que acontece a cada instante. Ello es y significa un gran acto de amor que se sustenta en un complejo equilibrio. Previamente habremos vivido las innumerables vicisitudes y experiencias de la vida siguiendo la línea de menor resistencia, viviendo en la inercia que el mundo que nos rodea proporciona. Pero esta inercia ha de traducirse, por el amor y la razón, en movimiento y el movimiento tornará, con el tiempo, en el sagrado equilibrio. Mientras tanto podemos amar intensamente el presente que acontece a cada instante. Esta frase la aceptan con esperanza y con luz en los ojos. Y mientras les observo me digo a mí mismo cuán difícil es esta tarea, no sólo para ellos sino para todos los que padecemos nuestros particulares tipos de prisiones.
Viernes 16 de septiembre:
Volvemos a reunirnos. La semana ha pasado volando, lo comentamos. La percepción del tiempo es singularmente relativa en función de dónde tengamos situados nuestro foco de conciencia y si el tipo de conciencia que está funcionando en nosotros es más periférica (la conciencia del deseo y de la mente) o más central (la conciencia del amor). Hemos repasado alguna de las citas (o voces del universo) que las tarjetas nos regalaron la semana pasada. Hemos podido observar que en todas las tarjetas está presente la Unidad de la Vida y se nos invita a un modo de mirar y vivir que es pura oración contemplativa.
“Hasta que el hombre no amplíe el círculo de su compasión a todas las cosas vivas no hallará la paz” – Albert Schweitezer.
“Si de verdad quiero hacer realidad la unidad de todas las cosas, tengo que vivir de tal modo que esté constantemente afirmando dicha unidad, con mi amabilidad hacia todos los seres, con compasión, con amor” J.Donald Walters.
“¡Ah, estos días de montaña, amplios, llenos de calma, ilimitados… Días a cuya luz todo aparece igualmente divino, como si se abrieran miles de ventanas para mostrarnos a Dios!. John Muir
Son sólo algunas de las citas u oraciones que el viento nos regala, un viento que podría más bien ser llamado el aliento de lo divino, que sopla donde quiere y que, si estamos receptivos a ello, puede ser comprendido como la misma fuente de la Vida de la que procede. Seguimos insistiendo en nuestra doble condición humana y divina. Seguimos haciendo ver que es posible vivir en los mundos de la personalidad donde todo es conflicto, dolor y búsqueda estéril de una felicidad que nos propia de ese mundo, o vivir en los mundos del alma, que son “centro, morada y reino de Dios”, en palabras de Miguel de Molinos. Este centrarnos en el alma es verdadera garantía de felicidad, de la tan ansiada libertad por todo los seres, cada uno preso de sus propias cadenas y prisiones. Es nuestra tarea la de liberarnos de nuestras fronteras y de todo cuanto confronta la paz de un yugo que es suave y ligero, no sólo porque es promesa de Cristo, sino porque como él es camino, verdad y vida.
Viernes 9 de septiembre:
Hoy la sesión nos trajo un regalo. Así lo anticipó Rocío y como si de niños chicos se tratara se iluminaron rostros y sonrisas que nos pedían que sin más dilación les explicáramos de qué se trataba. En realidad, el regalo es la Vida misma, pero antes de que podamos apreciarla en toda profundad debemos estar atentos a esos otros pequeños regalos del día a día, no tanto por su aparente gran o pequeña importancia sino por lo que de cierto significan. Hacía unas semanas que quien escribe había participado en la Escuela de Verano de la ST y tenido la oportunidad de aprender en sus talleres. En uno de ellos se nos regalaron unas pequeñas tarjetas, hechas por manos de ángeles, con preciosas frases de distintos autores que invitaban a mirar y comprender el regalo de la Vida, la unidad de la Vida y la belleza de sus manifestaciones. Así las pequeñas tarjetas de vivos colores y con preciosos motivos adornaban estas frases, verdaderos pensamientos semilla para la meditación. Habíamos fotocopiado e impreso a color 24 de estas tarjetas que repartimos entre los hermanos. La idea como siempre es la de facilitarles motivos para la reflexión profunda, para intentar ver un poco más allá de lo aparente. Aceptaron el regalo con una gran sonrisa y como siempre con mucho agradecimiento. Hoy también tuvimos la oportunidad de recibir a otro hermano recién ingresado. Son los participantes en el taller quienes cuando alguien nuevo aparece en sus vidas le toman de la mano y le atraen al taller. Uno de ellos afirmó con cierta pena que todos deberían asistir al taller. En esta ocasión hemos tomado razón de que tras de aquella figura humana llena de tristeza se albergaba todo un universo en plena expresión y aprendizaje. Se trata de una persona con grandes dotes de artista. Por eso las reflexionen hoy tomaron forma de marco en el que poder pintar entre todos la belleza, la verdad y la bondad que nuestros sentidos poseen y también merecen. Entre todos estamos dando pinceladas de distintos tonos y matices, y entre todos vamos comprendiendo que cada trazo es camino, y que no debemos quedarnos confinados en el sentir de un pequeño instante. Queremos enseñar y aprender juntos que es la suma de los pequeños instantes, cada uno un regalo de por sí, los que hacen unidos el verdadero Regalo de la Vida. Esta mirada en perspectiva, desde el Alma, permite avizorar una fuente donde los bienes inmortales son nuestros e imperecederos. Seguiremos trabajando poco a poco aprendiendo a ir a la Fuente de donde todo Amor surge, donde toda Energía nos nutre y donde la Luz predica la unidad de todas las pinceladas de la vida en una imagen limpia, sencilla y serena para los ojos del Alma.
Viernes 2 de septiembre:
El calor ha remitido y cuando nos encontramos con nuestros hermanos (hoy han asistido seis de ellos) esta pena adicional parece que ha desaparecido. De hecho, aunque un hermano nos ha obsequiado con una botella de agua fría, apenas hemos tenido necesidad de hacer uso de ella. Sin embargo, sí hemos podido degustar un agua más viva y abundante, a la que el Cristo se refería, cuando hemos vuelvo a reunirnos en su nombre porque, lo que hacemos, intuimos que es parte del mensaje de Amor que nos transmitió: “Que nos amáramos como Él nos amó”. Al menos en el intento nos movemos y actuamos. Hoy hemos hablado de la Ley del Corazón, del Lenguaje del Corazón, que no estando referido a términos sensibleros o poéticos sí están conectados con la enseñanza oculta de que todos formamos parte de la Vida Una y que Ésta se haya asentada en este centro, en este principio que llamamos Bhúdico o Crístico. Hemos recalcado la idea de que cuando nos centramos estamos haciendo residir nuestra conciencia en este principio crístico o dimensión humana. El Corazón hemos reflexionado nos permite la conexión interna y traer a la expresión el sagrado e inefable lenguaje de lo superior, aunque nuestra mente concreta no sepa dar mayor razón de ello y apenas siquiera explicarlo. Es precisamente el silencio, entendido como el silencio de nuestro instinto, de nuestras emociones y deseos, y de nuestras creencias – de nuestra mente-, lo que posibilita que el centro del Corazón se revele y se haga presente, como Centro de percepción de lo superior y Centro rector de nuestro sentir, pensar y actuar. Hemos hablado de que “el Amor es la ausencia del yo”, otra forma de entender que cuando hacemos silencio de nuestra personalidad se manifiesta el Alma, el Corazón, con su Voluntad, Amor e Inteligencia superiores. El ejercicio de centramiento, que no sólo ha de ser una técnica meditativa sino una actitud vital meditativa, nos hace estar en nuestro centro en contraposición con los estados propios del devenir de la personalidad que describen frases tales como “estoy descentrado”…, o “estaba fuera de sí”… Para seguir con nuestras dinámicas de trabajar a lo largo de toda la semana y poner en común los días de reunión, Rocío ha propuesto la siguiente frase: ¿Qué aprendo de mi en cada situación? Ello está conectado con esa sagrada y tradicional máxima: “Conócete a ti mismo y conocerás a Dios y al universo”, inscrita en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos. Ya Platón dio mayor difusión a esta frase de alto valor ético y reflexivo a través de sus diálogos, recordándonos la importancia de mirar hacia dentro antes de tomar cualquier decisión, antes de dar cualquier paso. Este mirar hacia dentro nos capacita para ser nosotros mismos, y eventual y en su momento para silenciando nuestros modos de ser, encarnar los valores inmortales del SER que, como belleza, verdad, bondad, justicia, libertad, residen en nuestro Corazón y que son al tiempo el legado de los dioses y el baluarte y fundamentos de nuestras humanas conquistas. Estamos aprendiendo a situarnos en una zona de la conciencia a la que llamamos el alma y mirar desde ella, a sentirnos uno, y quizás sea esta la razón del porqué nuestros hermanos nos insisten al término de cada reunión en darnos las gracias por nuestro compartir, pidiendo que por favor no dejemos de hacerlo. Hoy uno de ellos nos dijo: “Rezo para que tengáis la gracia y podáis seguir compartiéndola con nosotros”. Todavía no nos hemos hecho conscientes de que la Gracia es común a todos, y que cuando cualquiera damos algo de nosotros lo inevitable es la correspondencia con un “gracias”, que no es sino el reconocimiento más o menos consciente de que participamos de esa Gracia Una o la Vida Una.
Viernes 12 de agosto:
Sigue haciendo un calor sofocante. En un centro de esta naturaleza este calor es una pena añadida a otra pena. Para su infortunio una avería les ha privado de la única posibilidad de entretenimiento de que disponían en estas fechas y la piscina no funciona. Me comentan los hermanos que esta, la nuestra, es la única actividad con que cuentan en este mes de agosto, y que el resto han sido suspendidas hasta septiembre. A pesar de todo, hoy nos hemos reído y reído y reído. El ser humano es capaz de adaptarse y sacar lo mejor de sí para sobreponerse a las circunstancias. Las bromas hicieron acto de presencia y nos dio a todos un ataque de risa y no había manera de iniciar la sesión. Si a veces iniciamos con un silencio, hoy las risas fueron el modo de bendecir y compartir. Hoy por primera vez se ha pronunciado la palabra teosofía. Las explicaciones siempre son sencillas, porque no hay otra manera mejor que despistar a esa mente que todo lo analiza, y permitir que las certezas del corazón afloren en un sencillo acto de reconocimiento de lo que a todos nos es propio: la belleza, la verdad y la bondad. Las reflexiones que comparto desde una perspectiva teosófica nunca están aderezadas de nombres sánscritos, más bien de miradas abiertas que, como hipótesis, nos permiten que los silencios y el corazón de cada uno se pronuncie en un acto que es una comunión con la Vida. Este sentido de unidad siempre está presente, como siempre lo está el énfasis en que todos entendamos que cuanto vivimos tiene un sentido, y que con nuestras meditaciones vamos a entenderlo. La aceptación del vivir de cada uno cada día y cada instante es imposible si no se hace con perspectiva, con la que es patrimonio del alma. Vamos señalando como podemos afrontar cada acto como personalidades o bien como almas. La atención siempre aparece y nos recuerda que es la llave de la consciencia. Nos hemos despedido por dos semanas en las que estaremos ausentes, pero muy presentes, allá donde no hay ni tiempo ni espacio y ellos y nosotros somos siempre más libres. Nunca estarán solos, el Cristo camina silente entre ellos y nos invita a todos a seguir en cada vez más perfecta comunión de hermanos.
Viernes 5 de agosto:
No tenemos un guión. Esto pareciera ser una falta de previsión, pero quizás no lo sea. La sesión ha tenido lugar de forma espontánea con comentarios a una película muy conocida en cuyo final un personaje le pregunta al protagonista después de muy azarosas peripecias ¿Y ahora cómo vas a vivir? Y la respuesta fue “día a día”. Esta frase es algo que los internos me comentan que es algo que hay que asumir, que sólo se puede vivir el aquí y el ahora. Hemos reflexionado sobre esta frase y nos hemos preguntado ¿qué podría significar vivir el aquí y el ahora? Para mejor comprender este aquí y ahora, hay que preguntarse ¿quién es el que vive el aquí y el ahora?, y también qué es este aquí y qué es este ahora? En todo el proceso de nuestras meditaciones, hemos de ir tomando clara conciencia de que no hacemos otra cosa que intentar descubrir quién o Quien es el que vive, el que observa y finalmente qué dimensiones o profundidades son percibidas por el perceptor. Una de las aseveraciones a las que más fácilmente se llega cuando la vida nos detiene y nos hace conscientes de que no somos libres, de que en una u otra manera estamos prisioneros y condicionados, es que básica y fundamentalmente todo aquello en que pusimos nuestras esperanzas y expectativas es hoy y deja de ser mañana. Lo transitivo y contingente son atributos de lo aparente, de una vida cuya conciencia está asentada en la periferia de nuestros mundos. En la superficie todo muda, todo cambia, nada permanece. Y tampoco nuestra felicidad puede asentarse en la conquista de lo que, por definición, es inestable. Esta reflexión, cuando se asume y forma parte de nuestra visión, permite el ahondar, el profundizar y, en la línea del trabajo de meditación, de oración, de contemplación, descubrir que hay un Yo que trasciende el yo personal al que todos estamos habituados y con el que nos identificamos. El centramiento en nuestro Yo, nos permite tomar conciencia de que todo cuanto acontece responde a determinadas causas y leyes, y que desde la conciencia de Realidad del Yo todo adquiere una dimensión y comprensión renovadas. Se percibe y se sabe, más allá de todo razonamiento, que el Yo es algo permanente, inexpugnable, eterno, también indescriptible, pero no por ello no dejan de estar presentes sus atributos. Se siente la fortaleza, el amor, la inteligencia, la serenidad y la paz, y todo encaja en una certidumbre de que este Yo es algo incardinado en lo Eterno de lo que participa. En un momento dado se suscitó la pregunta ¿y cuál sería la recomendación para llegar a esta plenitud? Aunque las respuestas puedan ser variadas, nos atrevemos a sugerir que la clave está en la atención, en un mirar que permite, desde el silencio de todo cuanto conforma al yo personal, un descubrir que el Presente que acontece a cada instante es lo único que merece ser atendido con todas nuestras capacidades, con toda nuestra mente y con todo nuestro corazón. Esta atención al presente nos enlaza con el Presente, es decir con la Presencia de la Vida. Este Presente es el ahora. El ahora no es un tiempo psicológico. En este ahora no hay pasado ni memoria que nos lastre ni condiciones. No hay juicio. En este ahora no hay deseo ni temor. En este ahora no hay proyección al futuro, a un futuro al que escapamos huyendo de un presente al que no queremos atender porque queremos que sea de un tenor diferente. El aceptar el Presente es piedra angular del trabajo de transformación, del viaje de la conciencia del yo al YO eterno. En Dios, en la Naturaleza no hay un tiempo o un no tiempo, simplemente conviven múltiples estados de conciencia por lo que no hay que despreciar el tiempo lineal, sino que amarlo. Amarlo como si fuera en único tiempo porque nace y renace del no tiempo. Cada pequeña cosa es el fruto de un instante, que tiene su amparo en lo Eterno. Cada pequeña cosa es la puerta de entrada al universo Entero. Cada pequeña cosa es la puerta de entrada a lo Eterno. Quizás nuestra única tarea, como sugería la Madre Teresa, sea la de hacer las pequeñas cosas con todo el amor del que seamos capaces. Podremos vivir el día a día, de instante en instante en la medida de que tomemos conciencia de esta realidad mayor que nos trasciende, pero que también nos abraza y nutre. Esto no es un reto aunque somos libres de así encararlo; es más bien un mirar sencillo que conecta con la Vida y que se explica así misma en lo cotidiano, en lo sencillo y particular, pero también en lo complejo y universal. ¿Quizás no tengamos un guión, pero por qué no acercarnos a esa Realidad que nos ofrece como regalo el qué hacer y el que vivir cada día, simplemente con una reverente y amorosa e inteligente atención al día a día?
Viernes 15 de julio:
Hoy, si nos permitimos la metáfora, hemos vivido la experiencia de la “Almendra”, una experiencia de unidad a través de un texto de uno de los hermanos, cuyo título era “Todo por una almendra”. Se trataba del relato de una historia personal de amor que transcurría desde el enamoramiento a primera vista de dos adolescentes hasta el compartir veinticinco años de matrimonio y cuatro hijos. Como tantas historias terminó en ruptura matrimonial, pero no en ruptura. Nuestra capacidad de respuesta es total y los modos de responder también variados, desde la agresividad y el conflicto hasta el afecto y la armonía. En esta historia sus protagonistas eligieron un compartir en el tiempo y también a la postre una distancia, pero vivida desde el respeto y la libertad, por tanto, desde la comprensión y el amor. Hemos podido reflexionar cómo cada uno de nosotros es un universo completo, en el que conviven y coexisten infinitas experiencias de relación a través de las emociones y de las creencias y que, con la evolución, devienen en un Sentir y en un Saber. Nuestro viaje de la consciencia individual a la Conciencia Absoluta está jalonado de infinitos instantes que se ofrecen como la semilla del almendro, de una almendra que en sus entrañas lleva escrito el destino de un compartir que teñirá los campos de blanco manto, de una belleza incomparable salvo con la Belleza misma. Hemos reflexionado cómo cada día nos regala esa oportunidad en forma de semilla, también de libro sobre el que escribir páginas en blanco con infinitas letras, palabras y senderos. La novela de nuestra vida ha de ser concebida desde la inmensidad del tiempo, sabiendo que la circunstancia presente, por dura o compleja que resulte, es tan sólo una letra de nuestra particular historia interminable. Hemos reflexionado cómo este compartir de pequeños universos nos conforma en galaxias maravillosas. Y cada mundo es igual de sagrado, cada paraje también, cada oportunidad la misma Vida que se ofrece en infinitas semillas de potenciales creaciones. La clave bien podría estar en una mirada desalojada de toda pretensión y deseo, de una mirada que siendo apertura y aceptación del presente termina por conjugar un tiempo sin tiempo, una realidad que se hermana con lo Real. Hoy hemos querido volver a significar que en nosotros está toda la potencialidad y la capacidad de ver y de actuar siendo conscientes de que en nuestras manos está la pluma con que cantar las bellezas de Dios. Hoy hemos vivido una experiencia de sagrada comunión. Casi por no existir no existía ni el sofocante calor que en estas fechas nos confronta y nos exige otros modos de relación con la Naturaleza. También hemos podido hoy recoger sus testimonios de sufrimiento, de una condena sumada a otra condena, de unas condiciones de calor extremo que han de vivir irremisiblemente, de horas seguidas de horas y más horas en las que no hay consuelo posible ni remedio, salvo seguir padeciendo. Nos cabe la esperanza de que, aunque no conozcamos las respuestas, quizás podamos formular con miradas más profundas las preguntas que algún día casarán en una visión, a nuestros nuevos ojos, perfecta. Entre tanto, trataremos de buscar la perfección y sacralidad que esconde el momento en el que se nos ofrece la almendra que, como metáfora de Vida, que se regala a Sí misma para seguir viviendo, porque “nada permanece sino la Vida”, no importa en qué formas esta se goce y manifieste.
Viernes 1 de julio:
Hoy reiniciamos nuestro querido taller. Se nos regala la oportunidad de seguir siendo conscientes de estos encuentros tan enriquecedores para todos nosotros. Hemos vivido una sesión fantástica con seis hermanos. El nivel de atención es tan grande que se generan estados cercanos a la contemplación, donde uno pierde su conciencia de ser “yo fulanito de tal” y forma parte de una unidad donde la mente ya no está, donde el corazón rebosa de lucidez y de serenidad. Ya no importa tanto lo que se diga, sino que es el alma de cada uno, en perfecta sintonía con las de los demás, la que participa de una comunión, de un encuentro sin palabras cada vez más cercano, más próximo a la “Palabra”. Este compartir que nace de un silencio nos hace prójimos a cada uno, y ello nos recuerda las palabras de Cristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Hoy ha habido una participación de todos mucho más fluida, que es lo deseable. Cada uno no sólo ha preguntado, sino que también ha compartido reflexiones. También es de resaltar que hay alegría, que nos reímos y nos sentimos, por unos instantes, en un mundo que es un estado de conciencia de nuestra propia creación. Este sentir desde la alegría nos unifica más allá de la noción del tiempo lineal que nos ata y nos tiene a todos presos. En la cárcel pesa sobremanera que un día sea igual al siguiente, y al siguiente, y al siguiente… Una pregunta nos obligaba a tener que centrarnos en una cuestión vital: ¿Hay una segunda oportunidad? Nuestras respuestas pueden ser variadas, según quién pregunte y quién responda. Cuando nuestra personalidad con sus miedos y su memoria pregunta, la respuesta es muy parca, muy poco gratificante, llena de dudas y ninguna seguridad. Cuando nuestra alma contesta, todo se convierte en oportunidad. Hoy lo hemos querido enfatizar: Ahora, decíamos, aquí reunidos en este taller estamos gozando de una excelente oportunidad. Cuando termine el taller y vayamos a cenar, la Vida nos regala otra excelente oportunidad. Cuando nos acostemos, la Vida nos acoge en sus sueños y disfrutamos de otra magnífica oportunidad. Cada acto, cada instante, cada momento es una sagrada oportunidad de sentir la respiración de la Vida en nosotros, una Vida que es el aliento de la Naturaleza, que se perpetúa en un sinfín de modos y maneras, y que siempre permanece, no importa lo transitorio de las formas y de cada situación. El taller nos invita a comprender que no es que tengamos un alma, sino que somos un Alma en un cuerpo, y que este mirar y sentir con los ojos del alma, que este experimentar nuestra condición divina hace que el mundo y su percepción de él se transformen y podamos saber que al igual que aquí, en nuestro cotidiano vivir, existen vivencias que son un auténtico purgatorio o un infierno, también hay vivencias que nos hacen partícipes de un Cielo al que no hay que esperar. Podemos hacer que esta mejor versión de nosotros mismos se expresa aquí, entre nuestros prójimos, irradiando.
La luz, el amor y la fortaleza que están implícitas en el respirar de la Vida en nosotros. Cada respiración puede ser un simple acto físico del que no nos apercibamos o la conciencia de la Vida en nosotros, conciencia que nos unifica con la Vida y que en armonía con ella podemos sabernos Hijos de la Vida Una, partícipes del Regalo de la Existencia.
Viernes 24 de junio:
Hemos compartido con siete hermanos. Cuando hablamos de internos no es lo mismo que cuando hablamos de hermanos. Interno es la palabra de la que se sirve mi mente para nombrar clasificando y estableciendo determinada categoría. Nada hay de imperfecto en ello. Si hablamos de hermanos estoy permitiendo que mi mirada, mi conciencia, instalada en los ojos del alma vean otra realidad siempre presente pero oculta a los sentidos ordinarios. Ha habido momentos de una atención extraordinaria, quizás porque en el lenguaje del corazón, esto es en el lenguaje del alma se percibe la unidad y desaparece la forma, lo superfluo, se instala el silencio y el Silencio es el Señor del presente. La atención nos conecta y nos hace partícipes de una nueva visión. La síntesis del taller la hemos palpado hoy en la afirmación de que sólo hay una Vida. La Vida Una que se expresa multiplicándose, pero siempre como Voluntad, Amor e Inteligencia. Estos atributos son los del Alma y hemos de poder lograr vivirlos en cada vez mayor y más plena expresión. Cuando son vividos en mayúscula es el Alma la que se manifiesta. Cuando son experimentados en minúsculas es nuestra personalidad la que se manifiesta como voluntad, amor e inteligencia limitados, en un continuo ejercitarse para poder experimentar la posterior conexión con el Alma. La personalidad ha de arrodillarse humildemente ante el Alma, y convertirse en su instrumento, en su fiel servidor. Si a través de la sola y continuada práctica del centramiento (o de otras prácticas de silencio, oración o meditación) nos situáramos y reconociéramos como el testigo que observa lo que hace, lo que piensa, lo que siente, y si comprendiéramos que en esta traslación que hacemos de un plano anterior a otro plano posterior (a unos centímetros detrás de la columna vertebral) y sintiéramos los focos de Voluntad, de Amor y de Inteligencia, operaría en nosotros la transformación definitiva. El reconocimiento de este mundo profundo y elevado, de este plano de conciencia nos otorga la visión de nuevos reinos y posibilidades. Cada día hemos practicado este situarse detrás (contando hasta diez antes de reaccionar y permitiéndonos dar una respuesta con sentido, con amor y lúcida). Hemos reflexionado sobre la idea de que no hay un delante y un detrás, no hay un interior y un exterior, sino que son partes de una unidad dinámica y compleja, pero una unidad al fin.
A lo largo del taller hemos podido observar que los beneficios son muy variados y amplios. En algunos casos son de orden más psicológico lográndose sobre todo calma y paz, un bienestar muy apreciado por todos. En otros casos ha habido un beneficio más profundo, llegando a la reflexión y visión de otras realidades emocionales y mentales que son un bálsamo para el día a día, y para el vivirlos más atentamente, sin querer escapar de nuestra situación. También ha habido casos de estrechamiento y aproximación entre internos, suscitándose amistades y relaciones con un fundamento en lo espiritual; se reconocen ya no tanto como internos sino como compañeros de un viaje en el que la fraternidad tiene cabida. Esto va tomando cuerpo y se traduce también en un compartir entre ellos las reflexiones del taller a lo largo de la semana. Varios hermanos están escribiendo sus reflexiones en torno de todo lo que compartimos en el taller y nos las están haciendo llegar. Ojalá que entre todos podamos sacar provecho de este compartir. Todos hemos podido saborear (contemplar) instantes que se nos han revelado como muy sagrados. Todo un privilegio para todos y cada uno de nosotros.
Viernes 17 de junio:
De nuevo ha pasado una semana. Nos reencontramos para seguir aprendiendo, para seguir intentando profundizar y ver con los ojos internos, los del alma. La sesión ha sido hoy más participativa, cada uno ha compartido su visión de manera más espontánea. Es algo muy importante y que esperamos lograr en mayor grado.
Nuestra visión, la del momento particular es siempre limitada pero nuestra Visión, la de lo universal es siempre ilimitada. Hemos reflexionado sobre cómo cambiamos la perspectiva en función de donde percibimos, desde la visión de nuestra conciencia personal o desde la Visión de nuestra conciencia de Almas. Hemos ejemplificado nuestra visión más superficial, la de la personalidad, que estaría situada en un espacio imaginario delante, y nos permite ver lo limitado, mientras que nuestra Visión más profunda, la del Alma, estaría situada imaginariamente detrás, y nos permite ver en perspectiva. Pero ambas, la visión de delante y la de detrás están en nosotros, hay una unidad. Basta que con la atención nos situáramos en un plano más profundo para que en nosotros se produjera una respuesta y no una reacción. La personalidad reacciona automáticamente, el alma responde conscientemente. Siguiendo el hilo de las preguntas y respuestas que nos acercan a la conciencia del camino a la Casa del Padre, varios internos nos han leído sus reflexiones. Estaban cargadas de verdad, de sinceridad y de Alma, en una palabra. En ellas no había muros ni fronteras, había libertad completa, renovación interior. Creer en la reinserción es una forma de plantear una necesidad. Creer en el Alma es permitir que la Vida se exprese cada vez en mayores profundidades. Hoy hemos asistido a momentos de una gran verdad y sintonía con nuestras almas. Este trabajo de mirar en profundidad y con los ojos del Alma tiene todo el sentido del mundo, porque aprender a reconocer el camino espiritual requiere vivirlo en el paso cotidiano de cada día. Estamos en ello y muy agradecidos por poder hacer el camino juntos y unidos en el mismo propósito.
Viernes 10 de junio:
De nuevo otro encuentro. Las semanas pasan volando y entre tanto estamos animados a mirar lo que sucede entre medias. Hemos podido compartir diversas experiencias que son propuestas del taller, en particular pararnos a mirar, respirar, y no reaccionar. Un hermano nos ha compartido cómo a lo largo de la semana ha podido percatarse de sus emociones y cómo iban a dispararse. Sin embargo, ha adoptado la posición neutra del observador que silenciosamente contempla. Su relato ha sido un testimonio de que esta experiencia es posible. Desde su posición de observador se ha sentido en paz, sereno, capaz de ofrecer una respuesta a la situación completamente armónica y lejos de la reacción automática que prometía conflicto. Toda la sesión la hemos dedicada a examinar cómo tenemos la facultad de la atención y con ella podemos mirar sin juicios ni prejuicios, sin una memoria que nos condicione. La observación ha de abarcar distintos campos de conciencia en los que nos desenvolvemos, el instintivo, el emocional y el mental. La integración de estos tipos de conciencia que funcionan autónomamente unos de otros, nos ofrece un punto de equilibrio desde el que sintonizar con lo que llamamos espiritual, con los valores abstractos de la belleza, la verdad, la bondad, la libertad, la justicia. Este silencio de lo inferior, de nuestras reacciones instintivas frente a los estímulos exteriores, nos abre la puerta a una intuición donde la verdad es una realidad directa, sin razonamientos mentales que la sofoquen. El propósito es mirar desde el alma y ver la realidad de Dios en todo cuanto nos circunda. Resaltamos la gran oportunidad que nos ofrece este mirar detenidamente, que nos regala un acercamiento distinto a las personas y situaciones. Testimonio de ello ha sido un acto de corazón de uno de nuestros compañeros que se ha levantado y dirigido a otro hermano, le ha abrazado y se han reconciliado de sus distintas maneras de entender un problema. En el abrazo, desde el alma, desde el observador silencioso, pudieron encontrarse en un lugar común que había paz, serenidad y la oportunidad de relacionarse de manera armónica. Ha sido un testimonio muy valiente, espontáneo y sobrecogedor. Toda una experiencia a guardar en nuestros corazones. Ante la pregunta de la semana, decidimos alargarla una semana más, para darle más oportunidad.
Viernes 3 de junio:
Nuestro encuentro en el camino nos ha citado hoy con ocho peregrinos. La parábola del hijo pródigo, o la metáfora del camino son perfectas para nuestro mirar hacia dentro y hacia fuera, para percibir lo invisible, aunque presente en el camino. Hemos conversado sobre el Camino de Santiago. Rocío nos ha transmitido muchas de sus experiencias en su transitar por ese maravilloso sendero, abierto a todos y que también tres de los internos lo habían vivido. La mochila ha de ir bien ligera, ligera de todo aquello que llevamos por si…, por si algo sucede, por si…, en definitiva, ligera de todos los miedos que nos hacen ser tan previsores que nos desconectan de la confianza en la Vida. Ha de ir llena de hermanos, porque los hermanos no pesan en el corazón. Caminar a Santiago es caminar a la Casa del Padre, es caminar al Corazón. Compartir esas experiencias nos hace partícipes a todos de las infinitas posibilidades del viaje. Todas nos conducen a la Casa del Padre, a nuestra morada en su sagrado territorio El Camino de Santiago bien podría representar la voluntad del hijo de volver al Padre. Esta voluntad es compartida a nivel individual y colectivo y de ella participan los caminos, los senderos, las montañas y lo valles, también aquellas zonas que a nuestra vista no parecen hermosas. Hay una magia, que no es tal, que es la energía de Dios, que como Amor nos acerca a unos y otros. Hemos podido recibir los testimonios de algún hermano que ha plasmado en muy bellas notas lo que representa para él situarse en la posición del observador y desde allí, desde su alma nos ha explicado las certezas de una visión interior que se fortalece y agranda, que le permite una toma de conciencia profunda que es reconciliación y confianza en los pasos que hayan de presentarse. Algunos internos nos comentan cómo durante la semana descubren tesoros en el otro. Estamos tan cerrados a nuestra divinidad, a la posibilidad siquiera de considerarnos a nosotros y al otro como emanación divina que nos sorprende cuando alguien atestigua la belleza y la grandez del otro. En nuestro caminar la siguiente pregunta que nos invitamos a tener en mente durante la semana es: ¿Dónde está Dios en mi vida? Qué gran pregunta y qué gran reto, advertir que Dios no es ajeno a nada de cuanto sucede dentro y fuera de nosotros. Seguimos muy contentos del abrazo que significa cada jornada del taller y por ello nos sentimos privilegiados y agradecidos.
Viernes 27 de mayo:
Hoy fueron ocho hermanos los que nos han acompañado en nuestro taller. Continuamos en nuestra intención de aprender a mirar más allá de lo aparente, con los ojos del alma, para poder ver también en alma en los demás y en cuanto nos circunda. Tratamos de dar al taller una dimensión práctica, y en nuestra pregunta semanal nos hemos propuesto investigar la siguiente ¿Cuándo me doy cuenta del Observador que soy en las circunstancias de la vida diaria? Ha sido interesante escuchar las reflexiones sobre las preguntas propuestas para días pasados. Es interesante el ejercicio que hacen los asistentes al taller para volcar en papel las reflexiones, sus interiorizaciones sobre esta dimensión más profunda a la que nos queremos acercar valiéndonos de la parábola del Hijo pródigo. Cada uno da cuenta de su particular herramienta y hemos podido comprobar cómo la atención refuerza los valores internos para tomar conciencia profunda de nuestras realidades particulares y para relacionarnos de manera más completa y armónica con nuestros compañeros de viaje.
La idea de esta semana es observar, pararnos antes de actuar, antes de reaccionar, para poder elegir la mejor respuesta que cada situación nos plantee. Se trata de que podemos tomar conciencia de nosotros mismos y elegir y actuar sabiamente, no mecánicamente. El enfoque y la visión que vamos teniendo es la de que poco a poco se va advirtiendo cómo todo está íntimamente conectado y relacionado. Sólo hay Una Vida, que se expresa y manifiesta en infinitas vidas, todas dotadas de la misma esencia. Esta es la experiencia que nos proponemos investigar en el laboratorio de nuestra propia vida particular. Como reseña final, cabe indicar que el nivel de atención sigue siendo extraordinario.
Viernes 20 de mayo:
Proseguimos nuestra andadura, lentamente, sin prisas, aprendiendo a prestar atención al presente que acontece a cada instante. Cada instante es merecedor de lo mejor. Nuestra particular presencia en cualquier lugar está presidida por los hilos invisibles con que la Vida nos conecta. Aprender a ver este misterio con ojos sencillos, sin más razones que la del amor es paso necesario. Hoy fueron cuatro hermanos los que asistieron. Algunos ya no vienen, pero siguen estando presentes en cada uno de los que permanecemos. Otros están ocupados en el estudio y les animamos a que hagan de ello tarea principal. Los que estamos, siempre estamos acompañados por el Señor del Amor, que tiene un asiento reservado en nuestra habitación y en nuestros corazones. Hoy hemos mirado a esa Vida Una que todo lo preside y hemos tratado de mirar cómo esa Vida es pura evolución, cómo es extraordinariamente compleja y armónica a un tiempo, cómo está todo ordenado por Leyes cuya comprensión se nos escapa, pero que forman parte de nuestro propio ser y que en su despertar todo propicia la comprensión. Hemos mirado y puesto el énfasis en la necesidad de la comprensión, como única vía para poder trascender lo que nos despista en nuestro trayecto hacia la
Casa del Padre. Continuando con este hilo invisible que nos conecta y nos redirige hacia nuestra esencia, hemos propuesto una nueva frase, que será motivo de nuestras reflexiones y atenciones para esta semana. ¿Qué cosas nos acercan a la Casa del Padre? Esto complementa nuestra atención, por cuanto que hay cosas que nos despistan y alejan y otras que nos acercan. Sin embargo, la atención a todo ello, a cada tipo de manifestación es lo que nos dará la pauta y apertura a esa comprensión profunda que buscamos. La atención es llave maestra porque conecta con la intención Divina presente en nuestras menores intenciones, por inconscientes o conscientes que sean por grandes o pequeñas que parezcan a nuestras explicaciones. Mirar con los ojos del alma es prestar atención y vivir desde la atención, esto es unidos a la Vida y vivir la vida conscientemente.
Viernes13 de mayo.
Nos reunimos siete hermanos. La semana pasada no pudimos tener nuestra reunión y todos la hemos echado en falta. El grupo está muy cohesionado e interesado. Hoy ha venido un hermano nuevo al que le habían invitado los propios asistentes al taller. Esperan este momento como si fuera algo especial. Sin embargo, les insisto en que cada momento es especial, cada momento es sagrado.
Hoy hemos seguido con la línea de trabajo iniciada hace varias semanas. Hemos reflexionado sobre la pregunta que quedó en el aire para investigar y profundizar: ¿Qué cosas han hecho de mí lo que soy?
Hemos reflexionado sobre todo aquello que ha influido en nuestras vidas y que, aparentemente, hubiera determinado que seamos de un modo o manera en particular, que asociamos a un nombre y apellidos, los de cada uno. Cuando profundizamos en esta idea nos apercibimos de que cada uno se ha visto influenciado por particulares circunstancias, personas, familia, educación, cultura, religión, etc y que cada uno es o más bien se ha conformado de un modo, pero que lo que nos es común a todos es la conciencia de identidad que está detrás de cada modo. Esta conciencia, nuestra alma, puede tomar razón de la unidad, porque ella es unidad, puede hacerse presente en nuestra conciencia, porque ella es la Conciencia que hemos de permitir que se haga presente en nosotros, de manera que tomemos conciencia de que somos SER, no ningún modo de ser, y que en función del momento podemos adoptar la respuesta que el propio momento merezca.
La pregunta que hoy hemos dejado en nuestras mentes y corazones para reflexión durante esta semana es ¿qué cosas me despistan en el camino hacia la Casa del Padre?
Estamos retornando como hijos pródigos, y cada paso, aunque todavía no seamos conscientes de ello, es una Morada del Padre si sabemos mirarla desde Sus ojos, que son los nuestros porque ÉL se ha regalado y hecho vida en nosotros.
¿Qué cosas nos despistan?
¿Qué cosas me siguen haciendo pensar que yo soy yo y mis apellidos y no el alma que sustenta mi vida?
Hoy hemos hecho el silencio y el ejercicio de centramiento y ha sido muy gratificante. El resultado se traduce en abrazos al final de cada encuentro con el renovado compromiso y esperanza de un nuevo y más estrecho abrazo.
Viernes 29 de abril.
Hemos compartido con cuatro hermanos. Un caso de covid ha hecho que algunos no se sintieran confortables en la idea de estar en una sala pequeña. No importa, lo esencial es saber que todos estamos presentes en la misma intención, en el mismo caminar.
En el taller del viernes 22 , nos invitamos a reflexionar durante la semana sobre una pregunta ¿Cómo me siento en casa?. La idea es explorar el sentir en todas sus dimensiones y profundidades, sentir la casa u hogar donde vivimos o nos hemos criado, pero también tratar de intuir cómo es la Casa o Morada del Padre, en la que cada uno tenemos una estancia y a la que nos dirigimos. Hemos tenido la oportunidad de compartir reflexiones sobre este particular, constatando que la metáfora que empleamos es muy útil y que de una u otra forma estamos todos en la labor de observar nuestra morada, de limpiarla, embellecerla y dignificarla. Hay cosas que sobran y otras que faltan. El tránsito es el paso que cada día nos ofrece para atender esta invitación y cada vez mirar más con los ojos de la atención profunda, con los ojos del alma que perciben lo interno.
Para esta semana hemos propuesto investigar sobre otra pregunta. La pregunta de cada semana está ligada a la de la anterior y a la de la siguiente, formando parte de un hilo que si lo seguimos puede conducirnos a una mayor comprensión y profundidad de nuestras realidades. En esta semana investigaremos sobre esta idea ¿Qué cosas han hecho de mí lo que soy? Es decir, qué factores educativos, sociales, culturales, religiosos, de todo orden han influenciado o favorecido el que yo sea hoy en día lo que soy, con mis modos y maneras, con mi forma de sentir, de creer, de conducirme.
Vamos a investigar y a seguir mirando sin juicio ni prejuicio.
Hoy hemos compartido la idea de que los momentos de meditación, de oración, de recogimiento no han de ir acompañados de ninguna pretensión. Simplemente hay que gozar de ese «estar en casa», sabiendo que estamos recogidos en los brazos de la Vida que nos sustenta y cuida. Baste con sentir la paz, la serenidad… lo demás se nos dará por añadidura.
El taller sigue una dinámica que está siendo muy apreciada por los internos. Hoy nos han preguntado que hasta qué fecha dura y nos han insistido en que por favor sigamos con el taller.
Viernes 22 de abril:
«Sentirnos como en Casa». Tras una semana de ausencia retomamos nuestros encuentros. Ocho son los hermanos que hoy nos regalan su atención. Hemos realizado nuestro pequeño espacio de silencio para comenzar, tratando de comprender el porqué es tan importante el disponer nuestras mentes y corazones a un estado de quietud y abrirnos desde el mismo a un espacio sagrado. Hoy hemos comenzado con una práctica muy sencilla. Se propone una pregunta y se anota en nuestro cuaderno del taller. Durante la semana reflexionaremos sobre esta pregunta intentando profundizar y sentir. En el siguiente taller se compartirá sobre lo investigado durante estos días atrás. Así, la pregunta de esta semana, ha sido la siguiente. ¿Cómo me siento en casa? Hemos reflexionado sobre cómo nos sentimos cuando estamos en nuestra casa. La casa es un hogar, una morada donde nos sentimos seguros, a refugio de todo y de todos. Es un espacio privado, muy sagrado aunque nunca utilicemos esta palabra o se nos pueda pasar desapercibido. Pero nuestra mirada ha de conducirnos a otra morada. El evangelio de S. Juan nos dice que “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”. Nosotros como peregrinos, como hijos pródigos que experimentamos hemos de mirar con los ojos del corazón para encontrar esa otra Morada del Padre que está siempre presente, aunque no la percibamos. Hemos reflexionado y propuesto ideas sobre la posibilidad de sentirnos como en Casa, como en la Casa del Padre cuando hacemos recogimiento, oración, meditación, y también y esto es lo más relevante cuando estamos conviviendo y compartiendo nuestras vidas, no importa en qué circunstancias, si favorables o desfavorables. Se ha propuesto que cuando nos recojamos en oración o meditación simplemente nos abramos a Dios, al Padre y descansemos en Él, que sintamos la paz, la tranquilidad, la sanación, la libertad primera y última que preside nuestras vidas. Los momentos de centramiento o de oración han de
Ser sencillamente como un “sentirse en Casa”, han de proporcionarnos y por tanto debemos sentir, lo que se sentiría si estuviéramos verdaderamente en “Casa”, en la Casa del Padre. Este estado de conciencia nos permite vivir desde nuestra condición de hijos del Padre, por tanto de Hermanos, vivir y sentir que hay una Vida Una que todo lo preside y que cuando estamos en sintonía con ella todo se hace fluido, sencillo, armonioso. Hemos terminado con el ejercicio de centramiento, y nos hemos sentido todos como en Casa. Realmente estamos muy contentos de poder compartir y experimentar todos unidos las mejores posibilidades que el corazón nos tiene preparadas.
Viernes 8 de abril:
Encuentro con el espíritu de Maixabel. Diez hermanos nos han dado el privilegio hoy de acompañarles. Hemos participado de una experiencia que me atrevería a calificar de sobresaliente. Rocío nos ha regalado su vivencia en días pasados al compartir el encuentro que Maixabel Lasa mantuvo en el S1 con un grupo de autoridades y de internos. Tras la proyección de la película Maixabel de Iciar Bollaín, tuvo lugar un coloquio que sirvió para profundizar en lo que yo llamo la sagrada experiencia de la transformación interior completa. Rocío expuso admirablemente el hilo argumental de la película y nos acercó al alma de la misma y a la de sus protagonistas de carne y hueso. Hemos podido profundizar e investigar en todo el proceso de redención personal que es posible en el ser humano y en particular del protagonizado por estos valientes seres que se enfrentaron a sus fantasmas y aceptaron participar en el proceso de la justicia restaurativa. Somos deudores agradecidos de este ejemplo admirable para todos nosotros. El Dr. Carl Jung afirmó en una ocasión que el objetivo no es la perfección sino la plenitud. Nadie pretende ser perfecto, pero ante nuestros ojos aparece con todo su fulgor la prueba de un mundo mucho más pleno que permanece silente ante nuestros ojos del alma, invitándonos a traspasar el umbral de lo humano y allegarnos a ese otro reino también nuestro, el de una Justicia Verdadera y sin complejos. Esta plenitud es posible y surge del corazón y mente unificados que, silenciando todo juicio y prejuicio, y más allá de toda sentencia, dan paso a la renovada oportunidad. Nos preguntamos en voz alta ¿Quién podría resistir el Juicio de la Verdad? Sólo en la nueva oportunidad habrá posibilidad de redención, sencillamente porque la Vida nos provee de infinitas oportunidades. Craso error será negar lo que la Vida misma nos regala. No necesitamos ser perfectos, sino dar el máximo de nuestra capacidad, cada cual la suya. Las opiniones compartidas han sido de muy variado matiz y calado, pero todas ellas plenas de sentido. Los testimonios de algunos hermanos que sufrieron en sus carnes el miedo y el sufrimiento de este horror que hoy hemos evocado nos han puesto los pelos de punta. No podemos, por último, sino hacer nuestra la petición desesperada de un hermano que clamaba por su segunda oportunidad, y preguntaba porque a él nuestras leyes se la niegan. Hasta tanto pueda ser respondida esta pregunta, en nuestros corazones nosotros no se la negamos.
Viernes 1 de abril:
Nuevo encuentro con los hermanos. Nos hemos reunido con seis de ellos. Necesitamos mirar con los ojos del alma, lo que nos permitirá reconocer a Dios en todas las cosas, personas, situaciones. Este pensamiento nos lleva cada día a nuestro encuentro. Tenemos que aprender a escuchar a nuestros hermanos, a mirar desde el silencio para permitir que ellos crezcan mientras nosotros nos hacemos pequeños. Hoy hemos comenzado con el silencio habitual, hemos charlado y hemos realizado nuestra práctica meditativa. Se ha generado el espacio para un compartir cada vez más espontáneo y profundo. Debemos cuidarlo mucho y propiciar cuanto más sea posible la participación de todos. Al finalizar la reunión uno de los hermanos compartió varias reflexiones y su agradecimiento. Nos animó a proseguir porque, según nos confesaba, muchos de los hermanos están deseando la llegada del viernes para reencontrarnos en nuestro taller.
Viernes 25 de marzo:
Sexto encuentro con los hermanos internos. Creo que a partir de ahora dejaré de referirme a los hermanos como “internos”. Son estos apellidos los que nos confunden y separan. Nueve hermanos nos han acompañado, han venido a nosotros al tiempo que nosotros nos hemos acercado a ellos para transformarnos por unos minutos en una sola Presencia. Hoy se han unido tres hermanos por vez primera, acaban de ingresar en prisión. Nuevas caras, nuevas experiencias a compartir. Iniciamos con un silencio. Estamos incorporando este recogimiento como parte de nuestra práctica y
Todos la asumen y la hacen suya. Me permito sin que se den cuenta abrir los ojos para contemplarles, y ciertamente me allegan sentimientos de cercanía y de ternura, su grado de recogimiento es extraordinario. Cuando vienen nuevos hermanos por vez primera hacemos una breve semblanza de lo que pretenden ser nuestros encuentros, les damos una pincelada del propósito y les hacemos ver que el cuadro lo habremos de pintar entre todos, cada uno con su tono, con su especial color. La meditación, cualquier intento de mirar la verdad escondida, nos revela la falacia de la separación, siempre urdida en los mimbres de la memoria. Cuando silenciamos la memoria, los adjetivos y los juicios se diluyen en el propósito amoroso la Vida, revelador de la unidad, de la sacralidad del territorio que pisamos. Compartimos todos los mismos amores y desamores, los mismos deseos y anhelos. Hay muchas clases de muros, de fronteras, de barreras, de confinamientos, y lo extraordinario es que la Vida nos provee a todos nosotros de la oportunidad de elevarnos por encima de nuestras cárceles mentales, quizás las más difíciles de derribar por lo sutil de las cadenas que las conforman. Hemos dialogado sobre temas diversos, siempre conectados con nuestra humanidad, con lo que estamos viviendo tanto colectiva como individualmente. Hemos tratado de bucear y de invitarnos a buscar en nuestro interior razones para la esperanza. Hemos señalado la conciencia del alma como el arma que habrá de eliminar el resto de armas y propiciar que los deseos de los corazones se transformen en latidos convincentes, latidos de verdad que nos pongan a salvo de nuestras oscuridades como seres humanos. Un hermano ha puesto el broche final con una reflexión que era un sentir profundo, nos ha dicho “yo tengo confianza”; su confianza irradiaba confianza. Vienen a mi memoria las palabras “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”, creo que son al tiempo agradecimiento y reconocimiento, una oración que se eleva como súplica para ser latido de su bendito Corazón. Al final de la sesión han vuelto a producirse los agradecimientos y los abrazos. Rocío y yo nos sentimos privilegiados. Cuando un hermano te dice que “Dios te bendiga”, están presentes La Bendición, el hermano que se hace Dios bendiciendo, y nosotros receptáculos de la bendición; así es el regalo de Dios: participamos de Dios, del Hermano y de la Bendición misma. Sabemos que Cristo no falta nunca a nuestro taller, siempre hay una silla vacía para Él; confiamos en Él, Él nunca defrauda.
Viernes 18 de marzo: Quinta visita a los hermanos internos. Hoy han estado presentes ocho, seis de los cuales son asiduos. Alguno de los habituales no ha podido acudir por razones de estudio. Hoy nos acompañaba un hermano por vez primera; no ha dicho palabra en una hora y media de reunión, pero su silencio invitaba al acercamiento a la comprensión de cuánto podía acontecer en su interior. Ha seguido muy atentamente toda la sesión casi con reverencia. Hemos iniciado el taller con unos minutos de silencio, como forma de disponernos a mirar en profundidad, a permitir que la Vida nos hable y capacitarnos para estar atentos a ello y poder entender sus mensajes. Hemos compartido reflexiones y hemos dialogado. La participación se hace más fluida cada sesión. Las necesidades de los hermanos en forma de preguntas o inquietudes marcan el camino a seguir. Hoy el tiempo ha sido el tema central de nuestras reflexiones. La experiencia del tiempo, para quien no desea estar en un entorno y su salida del mismo está condicionada por el tiempo, ha de ser una de las más traumáticas y complicadas de asumir. Hemos considerado cómo el tiempo vuela o no pasa en función del agrado (atracción) o desagrado (repulsión) con que estamos inmersos en cada situación de vida. El planteamiento a considerar es valorar la hipótesis de si cuando vivimos muy atentos la percepción del tiempo varía; asimismo si cuando miramos la realidad desde el silencio de nuestra personalidad (silencio de nuestros modos de ser y comportarnos, silencio de nuestros hábitos, silencio de nuestros patrones de conducta, silencios de nuestros juicios y prejuicios) y miramos desde nuestra condición más elevada (desde la belleza, la verdad, la bondad, los valores superiores que todos llevamos dentro) las circunstancias adquieren otra dimensión que no se vive condicionada, ni dependiente de nada. La experiencia del alma nos libera, es decir el intento de vivir como almas, desde esa conciencia de lo más noble que tenemos y que nos une a todo cuanto existe en la vida. Esa es parte de la apuesta, del reto, de la propuesta de un mirar sin exigencias, sin juicios o valores previos. A cada instante, a cada momento le damos su mayor valor, desde la aceptación de lo que acontece en cada momento y desde la respuesta más lúcida, amorosa y plena de sentido que seamos capaces. Hoy terminamos con el ejercicio de centramiento. Como en días anteriores se respira un clima de atención y agradecimiento por parte de todos los presentes.
Viernes 11 de marzo: Cuarta reunión de hermanos. Hoy hemos compartido sesión con siete internos. Vengo observando a Rocío cómo se desenvuelve entre los internos, cómo los acoge y recoge en sí. Muchos años de amor y de servicio desinteresados constituyen para mí un ejemplo extraordinario y un estímulo para seguir aprendiendo. La he visto acercarse a ellos antes y después de cada sesión. Quizás miméticamente estoy haciendo lo mismo, y resulta que en unos minutos previos o posteriores a cada sesión tenemos la oportunidad espléndida de intercambiar con los hermanos confidencias y anhelos que resultan muy reveladores. Hay mucho sufrimiento, pero también muchas experiencias que revelan tesoros que a los sentidos ordinarios se escapan, no así al corazón.
Empezamos por un silencio. Creo que es muy positivo y el mejor medio de prepararnos para el encuentro, para bucear en nosotros. Ha habido mucha participación y muchas preguntas complejas y difíciles de responder se pusieron sobre la mesa. La guerra en Ucrania suscitó muchas preguntas que apuntan a cuestiones que, como el bien y el mal, forman parte de nuestro mundo y de cada uno de nosotros, sin que tengamos respuestas con las que poder congraciar sufrimiento con esperanzas de entender el porqué de nuestra condición y naturaleza. Uno de los hermanos con rotunda lucidez nos invitó a todos a volver a ir a lo esencial, al centramiento, a no dejarnos someter por la toxicidad que la repetición sobre las noticias de la guerra acarrea. Muchos comentaron que estas noticias les hacen sentirse impotentes para ayudar y que añaden una carga enorme de estrés y de ansiedad a sus vidas.
También hemos sido testigos de varios testimonios que, sin ser solicitados, surgen espontáneamente de los hermanos. Además del valor terapéutico que comportan, nos proporcionan muchas pistas para atender a los sucesos de nuestras vidas y poder entender en perspectiva. Buscamos aproximarnos a la perspectiva del alma, que de modo compasivo se acerca, mira, comprende y no juzga. Es de valor y así se está apreciando. Se ha sugerido la posibilidad de que los hermanos compartan sus experiencias y testimonios de vida por escrito. Muchos tienen tanto que ofrecer que nos sentimos llamados a hacerles esa petición. Estaremos expectantes.
Por último, es de resaltar el valor de algunos abrazos que al final de la sesión y de manera espontánea se producen. Hoy me conmovió uno en particular. Algunos abrazos perdurarán en mi mente de por vida, y aquí encontramos una riqueza extraordinaria que es una combinación de impulso lúcido y razón amorosa para seguir esta comunión que a todos nos enriquece.
Hemos empezado a llevar una hoja registro de los hermanos que acuden al taller para que desde la Fundación se pueda hacer valer ante el Centro a efectos de beneficios penitenciarios.
Viernes 4 de marzo: Tercera visita a los hermanos internos. Están presentes nueve de ellos, de los cuales siete ya asistieron anteriormente, y uno ha abandonado el módulo por acceder al tercer grado. Seguramente algunos dejarán de asistir, pero otros los reemplazarán. De momento parece que hay un núcleo muy sólido e interesado. La sesión se inició con un silencio; pretendíamos simplemente que hubiera un recogimiento previo que nos facilitara el abordar la reunión de manera más apta, distendida,
Preparando un espacio de acogida. Nos sorprendió que este silencio se extendió por más de quince minutos, sin que nadie pestañeara. Resultó muy sobrecogedor percibir tanta atención, tanto anhelo, tanta necesidad.
Seguidamente comenzamos con una charla, siempre con la finalidad de intentar lograr una perspectiva que nos permita ser observadores imparciales de cuanto vivimos, sin pretensiones de nada más que de tratar de ver, de mirar sin sentimientos de culpabilidad o de dolor que nos limiten. Se trata de ir ganando en profundidad para poder conectar con nuestros mejores atributos y valores.
Los minutos pasaron volando y nos dimos cuenta de que ya no quedaba tiempo para hacer el ejercicio de centramiento, de meditación. Sin embargo, en un último cambio de impresiones los internos nos mostraron su agradecimiento a nuestra presencia de manera muy sentida, muy real. Nos conmovió cuando uno de ellos nos dijo “por favor no dejéis de venir”. Esas palabras dan respuesta al valor de cada encuentro, de cada aproximación en un intento de que todos estemos más próximos unos a otros. Invocación y evocación se hacen uno, es un “pedid y se os dará” del que todos formamos misteriosamente parte, y del que la gracia nos ha proveído para que la unidad exista, más allá de cada uno de nosotros.
Viernes 25 de febrero: En esta segunda sesión también contamos con la presencia de diez internos, de los cuales ocho habían asistido a la primera sesión. En esta segunda reunión se ha iniciado ya una comunicación y diálogo más activos. Muchos de los internos se manifestaban y preguntaban, al tiempo que mostraban sus inquietudes. A diferencia de la primera sesión no llegamos a realizar el ejercicio de centramiento porque la charla estuvo muy animada y literalmente se nos pasó el tiempo volando.
La impresión es muy buena. Los internos han mostrado un interés y atención dignos de remarcar. Nos han acogido con los brazos abiertos y han estado en todo momento muy expectantes. Entre ellos varios nos han manifestado que conocen y practican meditación y oración.
La idea es seguir explicando la meditación y sin perder esta perspectiva o la finalidad implícita de la misma, que cada día nos ofrezca su particular necesidad. Se trata en última instancia de tener un acercamiento lo más estrecho y profundo posible para ofrecer espacios de tranquilidad, de reflexión, de paz y de búsqueda interior.
Viernes 18 de febrero: Esta primera sesión del taller contó con la presencia de diez internos. El clima de atención fue realmente sobresaliente. Básicamente consistió en una charla sobre el propósito de la meditación como instrumento de conocimiento de nosotros mismos, y que tiene efectos muy beneficiosos en todos los órdenes, desde el meramente físico al psicológico y eventualmente en el espiritual. Explicamos que se trata de una toma de conciencia, de un mirar en profundidad y perspectiva, para ver más allá de lo aparente y conectar con la naturaleza más profunda de nosotros mismos. Se plantea todo como una mera hipótesis de trabajo que nos permita a cada uno verificar la bondad de la meditación y hacer de la atención una herramienta importante para lograr ser la mejor versión de nosotros mismos en nuestro cotidiano actuar.
Tras la charla, realizamos un ejercicio de centramiento, como herramienta o técnica clave en la comprensión de nosotros mismos y del proceso de la toma de conciencia de nuestra identidad más profunda. El ejercicio tuvo unos efectos muy tranquilizadores y suscitó el agradecimiento de los internos.